La lucha de clases se radicaliza cada día más en Venezuela. La implacable guerra económica que viene llevando adelante la burguesía, exige que la juventud obrera de vanguardia, dé un paso al frente y asuma un rol protagónico en la organización del conjunto de la clase obrera para impulsarla hacia adelante, hacia la radicalización de la revolución y la toma del poder.

Por ello, ell próximo jueves 24 de Septiembre se realizará el precongreso de la juventud trabajadora de la administración pública, como actividad preparatoria para la realización de un congreso nacional de la juventud trabajadora, con objeto de aperturar un gran debate democrático entre las y los jovenes trabajadores, en aras de construir desde las bases, un programa de lucha, ante la situación de guerra económica, la necesidad de transformar el aparato de estado burgués, el desafío de construir un modelo productivo socialista, y la necesidad concreta de luchar por nuestras reivindicaciones y derechos dentro de los centros de trabajo de la administración pública.

Lugar: Incret de El Paraíso, Caracas.

Hora: 8:30 a.m. hasta las 4:30 p.m.

La actividad se desarrollará durante todo el día, la logística para la hora del almuerzo está garantizada. El debate será aperturado con la lectura del manifiesto que ha sido elaborado como insumo para la discuión, luego se instalarán las mesas de trabajo, y los voceros elegidos por cada mesa, darán lectura a las propuestas surgidas del debate, para el desarrollo de plenaria. Finalmente, se realizarán ponencias de compañeros dirigentes de la CBST.

Las discusiones estarán orientadas en tres temas fundamentales:

1.- La situación laboral de la juventud trabajadora en la administración pública y la lucha por nuestras reivindicaciones, derechos fundamentales y conquistas.

2.- La necesidad de transformar el aparato de Estado burgués y la construcción de un estado de los trabajadores y trabajadoras.

3.- El reimpulso a la actividad productiva en el país y la construcción del modelo de producción socialista.

Luego estaremos publicando la agenda de la actividad en detalle y las preguntas generadoras para el debate que se desarrollará en las mesas de trabajo.

Asiste!!!

Convocan:

    

A continuación, publicamos el documento que servirá como insumo de debate para la discusión:

Coyuntura nacional – Introducción

La Revolución Bolivariana ha llegado hoy a una encrucijada definitiva.

Por un lado, la burguesía parásita arremete ferozmente contra el pueblo trabajador, a través de una implacable guerra económica de desabastecimiento y alza constante de los productos de la canasta básica, mediante las cuales golpea de manera sistemática las condiciones de vida del pueblo trabajador, para así lograr desmoralizar y desmovilizar a la base social y política de la revolución, todo ello con el objetivo de derrotar a la revolución en las próximas elecciones parlamentarias o en un posible referéndum revocatorio contra el compañero presidente Nicolás Maduro.

En ése sentido, desde la juventud trabajadora del sector público, vanguardia de la Revolución Bolivariana, manifestamos nuestro respaldo total y absoluto al compañero presidente, ante esta arremetida permanente de la burguesía parásita, orquestada y dirigida en última instancia, por el propio imperialismo yanqui.

No queremos que quepa duda sobre nuestra posición irrenunciable en defensa de la Revolución Bolivariana, como proceso de ascenso del pueblo trabajador en el cual, como nunca antes en el siglo XX, la clase obrera y los sectores empobrecidos de nuestra sociedad, han conquistado enormes reivindicaciones históricas en materia social, económica y política, y que además, son reivindicaciones que han fortalecido la capacidad de combate de la clase trabajadora, para la derrota y abolición definitiva del capitalismo en nuestro país, y la construcción de una sociedad de verdaderos iguales, sin explotadores ni explotados.

Ahora bien, por otro lado, también debemos reconocer que la guerra económica no es la única amenaza que hoy atenta peligrosamente contra la revolución.

El aparato de estado burgués, ése aparato represivo, antidemocrático, corrupto, burocrático e ineficiente que nuestra revolución heredó de la 4ta República constituye también una grave amenaza contra la revolución.

El estado burgués, debido a la naturaleza de las relaciones sociales que lo estructuran, no sirve a los intereses de la revolución socialista, muy al contrario, se opone radicalmente a los intereses y objetivos de esta. Es por ello que podemos observar claramente, cómo hoy dentro del estado se continúan vejando y atropellando los derechos y conquistas de la clase trabajadora, cómo muchos directores, gerentes y demás cargos directivos en las instituciones del estado y ministerios, llevan a cabo una política sistemática de violación de los derechos fundamentales de la clase obrera y lo que es más grave aún, cómo la mayoría de estos cargos de dirección, sólo sirven para degenerar, burocratizar y corromper a los cuadros políticos que ocupan tales instancias, para que entonces, estos espacios se conviertan en meras esferas capitalistas de poder político, que son utilizadas para beneficiar a una minoría privilegiada en detrimento de la mayoría trabajadora, que es la columna política y social que sostiene y da fortaleza a esta revolución.

Esta situación, que constituye una poderosa traba para la revolución, exige que los trabajadores y trabajadoras revolucionarios, y en particular la juventud trabajadora, nos coloquemos al frente de la revolución y radicalicemos la lucha por la abolición definitiva del estado burgués y la construcción de un estado de los trabajadores y trabajadoras, de un estado comunal. Si no desmantelamos cuanto antes el aparato de estado burgués, la revolución corre un grave peligro de ser derrotada.

Para que nosotros, como juventud trabajadora, podamos avanzar en la toma del poder, debemos partir en primer lugar, por reconocer nuestra fuerza, nuestra capacidad creativa, y más importante aún, el papel que estamos llamados a jugar en la construcción del socialismo.

La clase trabajadora, es la que día a día mueve a nuestro país y mueve al mundo. Sin la clase trabajadora no funcionaría el metro, ni los transportes, ni podríamos tener luz eléctrica en nuestros centros de trabajo y hogares, ni tampoco podríamos acceder a los alimentos que diariamente requerimos para subsistir.

Asimismo, como la clase trabajadora es la base y motor de la sociedad, los trabajadores y trabajadoras del sector público, somos a su vez, el motor que permite el funcionamiento cotidiano del estado venezolano.

Por lo tanto, el movimiento obrero revolucionario, con la juventud obrera a la vanguardia, debe comprender su papel histórico en el desmantelamiento del estado burgués, y la construcción de un nuevo estado obrero, un estado comunal.

El carácter burgués del aparato de estado

El estado burgués, está construido sobre la base de las mismas relaciones sociales que imperan dentro del capitalismo. En una fábrica o empresa capitalista, todo el poder para la toma de decisiones está en manos de los cargos de dirección, y sobre todo, las grandes decisiones económicas y de gerencia, están en manos de los accionistas de la empresa, o sea, de sus propietarios burgueses, mientras que por el contrario, los trabajadores no tienen ningún poder de decisión dentro de la gerencia y administración de la empresa, su función es la de simplemente seguir las órdenes del patrono.

Dentro del estado burgués ocurre lo mismo. De un lado los directores, gerentes y demás cargos de dirección, controlan totalmente el poder para la toma de decisiones, y por el otro, los trabajadores son simples subordinados, que no tienen mayor poder de decisión sobre las principales cuestiones gerenciales y administrativas en sus centros de trabajo.

Asimismo, la mayoría de los cargos directivos, sólo por el hecho de ser “jefes”, tienen toda una serie de privilegios y beneficios adicionales, como altos salarios, primas, bonos y disposición de vehículos oficiales para su transporte personal, entre otros más que podrían señalarse, que entonces les permiten tener condiciones materiales de vida muy superiores a las de las y los trabajadores de base.

Esto a la larga, termina por desclasar a estos compañeros y compañeras en cargos de dirección, y les convierte en meros patronos, que ven y tratan al trabajador como simples subordinados, que le deben respeto y lealtad a su patrono, y que además por supuesto, deben cumplir las solicitudes y órdenes de éstos.  

Por otro lado, dentro del estado, la base de los trabajadores no tiene ningún derecho a decidir sobre la administración y uso del presupuesto público, esto, recae únicamente sobre los cargos de dirección, y, el hecho de que la administración de las instituciones y ministerios recaiga sólo sobre un pequeño puñado de personas, constituye un poderoso caldo de cultivo para la corrupción. Esto es de hecho, la causa fundamental de que en la revolución, padezcamos tan terrible flagelo.

Pues bien, precisamente esa naturaleza burguesa de las relaciones que componen el estado, es la causa fundamental de todos los problemas que afrontamos los trabajadores y trabajadores de la administración pública.

Ante ello, la juventud trabajadora al servicio público, plantea una serie de propuestas frente a esta realidad a fin de transformar el estado, ya que a pesar de vivir en revolución, aún persisten fuertes vicios de la vieja sociedad que no termina de morir y que evita que nazca lo nuevo.

La situación actual de la clase trabajadora dentro del sector público

La mayoría de la juventud trabajadora al servicio público aún vive condiciones de trabajo que distan de las conquistas de la clase trabajadora establecidas en la LOPCYMAT, ya que en muchas instalaciones existe hacinamiento, baños en malas condiciones, acoso laboral, falta de equipos de protección personal y dotación de uniformes, que ocasionan desmotivación, frustración, accidentes de trabajo y enfermedades ocupacionales, a pesar del inmenso esfuerzo que se ha hecho en la revolución para mejorar dichas condiciones.

Otra realidad que persiste en la actualidad es la de la inestabilidad laboral, ya que a pesar de que el Comandante Chávez haya establecido en la nueva LOTTT la eliminación de la tercerización en un período máximo de 3 años (que ya se cumplió en mayo de este año), la mayoría de nosotros, sobre todo las y los jóvenes trabajadores, aún nos encontramos con contratos a tiempo determinado, o somos despedidos injustificadamente, lo que nos mantiene en la permanente zozobra de si vamos a continuar en el mismo trabajo cada mes de diciembre, y además evita que nos proyectemos a largo plazo en las instituciones, con el compromiso y la irreverencia que nos caracteriza.

Además, se fortalece la división de la clase trabajadora, existiendo una legislación diferente para la administración pública y entre los diferentes poderes públicos, con diferencias abismales a nivel salarial y de estabilidad entre unos y otros. De la misma forma, encontramos contradicciones en la administración de las políticas salariales, donde los entes rectores en esta materia, utilizan la discrecionalidad para la aplicación de la norma, negando contradictoriamente la realidad de la guerra económica que ataca directamente los salarios de la clase trabajadora.

La capacidad creadora de los trabajadores, es transformada en capital político de los elementos  desclasados de la dirección del aparato de Estado y gobierno, pretendiendo invisibilizar el rol protagónico de la clase y personalizando el proceso revolucionario, lo que en la mayoría de los casos genera una profunda desmoralización y desmovilización entre la masa trabajadora.

Estos, son algunos de los problemas que hoy marcan la situación de los trabajadores y trabajadoras de la administración pública, y que sólo podrán ser superados transformando el aparato de estado burgués y construyendo un estado comunal, basado en los consejos de trabajadores y trabajadoras, en los consejos campesinos, en los sindicatos, en los consejos comunales y por supuesto, en las comunas.

La transformación del estado burgués

Consideramos, que la iniciativa llevada adelante por el compañero Maduro, de crear los “Consejos Presidenciales de Gobierno Popular”, es un paso adelante en la dirección correcta, en el sentido de que debe ser la clase trabajadora y el pueblo organizados, los que colectiva y democráticamente definan las políticas sociales y económicas que determinen el rumbo de la revolución, sobre todo, en el marco de la feroz guerra económica y la lucha contra el burocratismo y la corrupción que hoy vivimos.

Sin embargo en la práctica, el resultado ha sido lamentablemente, que las relaciones sociales imperantes en el estado burgués, no han permitido que estos espacios de decisión colectiva puedan desarrollar su accionar, sino que por el contrario, han quedado subordinados al poder de la burocracia del estado.

Por lo tanto, creemos que los consejos son un medio para ir generando las condiciones de participación y organización de la clase trabajadora, incluso dentro del estado, y por ello rescatamos la propuesta de aprobar una ley de consejos de trabajadores/as, que establezca el derecho a elegir voceros/as para participar en el control y la gestión de las instituciones y empresas de propiedad estatal, así como también, en las empresas capitalistas privadas.

Mediante los consejos de trabajadores/as podremos ir erradicando los vicios del viejo estado, el nepotismo, la flexibilización laboral y la explotación, e ir construyendo nuevos valores de solidaridad, la conciencia de clase trabajadora, la corresponsabilidad mediante la participación democrática y protagónica en la toma de decisiones, para satisfacer las necesidades de la sociedad y prepararnos para socializar los medios de producción que aún están en manos de la burguesía.

Basados en la extraordinaria experiencia de la Comuna de París, consideramos que para acabar con los flagelos del burocratismo y de la corrupción, es necesario que la clase trabajadora a través de todas sus instancias de poder, los sindicatos, consejos de trabajadores y delegados de prevención, asuma el control público de los presupuestos de las instituciones. La administración y las finanzas de cada institución y ministerio del país deben estar bajo el control público, democrático y colectivo de las asambleas de trabajadores y trabajadoras, he ahí la única manera de poder erradicar realmente la corrupción dentro del estado.

Asimismo, consideramos que los cargos de dirección dentro de las instituciones, deben comenzar a ser elegidos por la base de los trabajadores y trabajadores, y deben estar sometidos a la posibilidad de revocatoria por decisión democrática de la asamblea. Igualmente, los salarios de los directores, gerentes e incluso de los ministros, no deben ser superiores a los de un trabajador calificado, de esa manera, evitamos que se burocraticen los cuadros políticos que asumen cargos de dirección dentro de las instituciones del estado.

Sólo dando este imprescindible salto histórico, podremos desmantelar el dañino aparato de estado burgués, y dar paso a que nazca lo nuevo, que debe nacer más temprano que tarde.

El impulso de un nuevo modelo productivo

Armados de un nuevo estado, basado en las comunas, consejos y sindicatos, podremos entonces dar la batalla para derrotar definitivamente a la burguesía que ha venido emprendiendo una feroz guerra económica contra la revolución y el pueblo trabajador.

Utilizando a los consejos de trabajadores y a los sindicatos clasistas, como instrumentos para implementar el control obrero dentro de las empresas, podemos y debemos como clase trabajadora, comenzar a controlar los procesos productivos y administrativos. De esa manera podremos luchar por ejemplo, contra el sabotaje de la producción o el acaparamiento de alimentos dentro de las empresas privadas, pero también dentro de las empresas del estado que producen alimentos.

La única manera de poder derrotar el sabotaje de la producción y el acaparamiento a nivel de las fábricas, es que las organizaciones clasistas de los trabajadores y trabajadoras, comiencen a controlar en sus asambleas cuánto se produce en sus fábricas, cuánta materia prima se adquiere para la producción, a dónde se destina el producto y en qué cantidades. La clase trabajadora debe controlar todo la cadena de producción y distribución de los bienes.

Asimismo, se hace necesario e imprescindible conformar comités populares y obreros para el control del abastecimiento en cada establecimiento comercial, a fin de fiscalizar colectivamente el abastecimiento de productos regulados y su venta al público a los precios fijados en la ley.

Una nueva ofensiva económica, de control popular de precios, como la que emprendió audaz y valientemente el presidente Maduro en Noviembre de 2013, pero no bajo el control único de la Sundee, sino con participación activa y protagónica del movimiento obrero, del Partido Socialista Unido de Venezuela y de las comunidades, debe llevarse nuevamente a cabo.

Por otro lado, debe abrirse un gran debate sobre la necesidad de nacionalizar la banca y el comercio exterior. No podemos seguir entregando nuestras divisas, que son propiedad de la nación, que son propiedad de todo el pueblo, a un puñado de burgueses parásitos para que se enriquezcan con la renta petrolera.

El estado, bajo control de los trabajadores y el pueblo, debe ser quien importe los bienes que el país necesita, y quien venda a las empresas en el país, los insumos, materias primas y demás productos importados a dólar 6,30, de esa manera evitamos el desvío de dólares otorgados a los empresarios con fines de importación, hacia el mercado paralelo, como de hecho ocurre todos los días.

También debe elaborarse, con participación activa del movimiento obrero, un plan de recuperación de la producción en todas las empresas nacionalizadas, ocupadas y recuperadas, donde el control obrero juegue un papel protagónico.

De la misma forma, debe realizarse un censo de todas las empresas privadas cerradas, abandonadas, infrautilizadas o que han parado su producción, para su nacionalización y reactivación con la participación activa de los trabajadores y trabajadoras.                                                                                                            

Sabemos que la cuestión de la nacionalización abre un polémico debate incluso dentro de nuestras filas, debido a todo el conjunto de empresas nacionalizadas por el estado, en las que los niveles de producción han venido cayendo progresivamente. En esta cuestión, debemos explicar que en la mayoría de los casos, la caída de la producción dentro de las empresas se debe a la burocracia del estado burgués que ha asumido la dirección de las mismas, gestionándolas de formas totalmente capitalistas, explotando a los trabajadores de la misma manera que lo hace un burgués cualquiera, coartando y frenando el potencial creativo de la clase, y convirtiéndose entonces en peores patrones ante los trabajadores y trabajadoras, que los propios capitalistas privados.                                                                                                                                                                                  

Es hora de que demos un salto cualitativo hacia el socialismo camaradas, las condiciones extremas de la situación actual lo ameritan urgentemente. Si la clase trabajadora no se coloca al frente de la revolución y desarrolla un programa revolucionario de medidas radicales, podríamos perder la revolución el mediano plazo.

La guerra económica es la mejor campaña que ha tenido la burguesía en estos quince años, la misma está generando cada día más descontento entre las masas trabajadoras e incluso dentro de nuestras propias filas, lo que podrías desmovilizar a la militancia revolucionaria ante las próximas elecciones.                            

En nosotros, la juventud trabajadora, está el deber de jugar el papel histórico de vanguardia en esta revolución, de nosotros depende empujar esta revolución hacia adelante, hacia el socialismo, erradicando los viejos vicios burgueses de la 4ta república, y derrotar definitivamente a la burguesía.

¡Es la hora de organizarnos y luchar camaradas!

Asiste!!!