Al mediodía de ayer [Jueves 16 de junio, NdT] Jo Cox, una diputada del Partido Laborista, estaba parada fuera de una biblioteca local, como era de costumbre cada semana, para encontrarse con los residentes de su distrito electoral. Era simplemente un día normal en la pequeña ciudad de Birstall cerca de Leeds, en Yorkshire. No había nada que indicara los terribles acontecimientos que estaban a punto de suceder.
La diputada del parlamento fue atacada de repente por un hombre armado con una pistola y un cuchillo. Le disparó dos o tres veces y luego fue apuñalada repetidamente. Su agresor, que gritaba algo como «¡Gran Bretaña Primero!» Dejó a su víctima sangrando en el suelo. La policía dijo que la diputada había sufrido lesiones graves y fue declarada muerta a la 1:48 de la tarde. Era madre de dos niños.
Este brutal asesinato de una joven parlamentaria del Partido Laborista ha desatado una ola de conmoción y repulsión a lo largo y ancho de la sociedad británica. El asesinato de una diputada es una cosa muy rara en Gran Bretaña y ha sacudido a la clase política del país.
La acalorada campaña del referéndum sobre la permanencia en la UE de Gran Bretaña se ha detenido de manera abrupta. El Primer Ministro David Cameron canceló una aparición en un acto sobre la Permanencia de Gran Bretaña en la UE en Gibraltar, diciendo: «Es verdad que estamos suspendiendo la actividad de campaña en este referéndum y los pensamientos de todos deben estar con la familia de Jo y sus electores en este terrible momento.»
¿Había un motivo político para este crimen?
¿Tenía este asesinato un motivo político? Es demasiado pronto para dar una respuesta definitiva a esta pregunta. Algunas personas se apresuraron a restar importancia a esta posibilidad. Rachel Reeves, otra parlamentaria del PL no tardó en afirmar que no tenía nada que ver con el Referéndum de la UE. Pero a pesar de su tono confiado, esta afirmación parecer ser muy poco probable.
Tanto los que abogan por la Permanencia como los que quieren la Salida condenaron inmediatamente el asesinato y emitieron declaraciones donde aborrecían la violencia. No dudamos de la sinceridad de estas declaraciones. Sin embargo, se plantea la pregunta: ¿Qué papel jugó en esto la propaganda anti-inmigrante y xenófoba de la campaña del «Brexit» o de la salida de Gran Bretaña? Esta pregunta no desaparecerá fácilmente y tendrá que ser abordada.
Las negaciones precipitadas de un vínculo político se contradicen con los hechos conocidos del caso. Tanto el objetivo del asesino y la sincronización de sus acciones no son de seguro una coincidencia. Jo Cox, quien fue elegida al parlamento como diputada laborista por el distrito electoral de Batley y Spen el año pasado, igual que casi todos los parlamentarios laboristas, era una partidaria de la campaña para que el Reino Unido permanezca en la UE. Su marido Brendan y sus dos hijos pequeños participaron de forma muy activa en una flotilla propagandística de barcos pro-UE sobre el Támesis el día antes de los disparos.
A su agresor se le oyó gritar dos veces «¡Gran Bretaña Primero!» O «Pongamos a Gran Bretaña primero» mientras disparaba y apuñalaba a su víctima. Esto no puede ser un accidente.
¿Quién es Thomas Mair?
El sospechoso detenido por la policía en relación con el asesinato es un hombre desempleado de 52 años cuyo nombre es Thomas Mair. Vive en una comunidad local donde las viviendas son subsidiadas por el Estado y es descrito por los vecinos como un hombre tranquilo, agradable, con un gusto por la jardinería. En otras palabras, era visto como un don nadie. El sujeto también tiene un historial de enfermedad mental.
En 2010 Mair se ofreció como voluntario en el parque Oakwell Hall en Birstall después de haber sido paciente del Centro para adultos con enfermedades mentales Pathways Day, de Mirfield. Le dijo al examinador de Huddersfield en aquel momento: «Puedo decir sinceramente que me ha hecho más bien que toda la fisioterapia y la medicina que pueda haber en el mundo. Muchas personas que sufren de enfermedades mentales están socialmente aisladas y desconectadas de la sociedad, los sentimientos de inutilidad también son comunes, causados principalmente por el desempleo prolongado».
De tal modo que la imagen que emerge es la de un solitario con problemas mentales. Estos hechos de alguna manera proporcionan una base psicológica general de sus acciones. Pero de ningún modo agotan la cuestión de su motivación específica en este caso. De acuerdo con el rotativo The Independent, Thomas Mair tenía vínculos desde hace rato con un grupo de extrema derecha, con sede en Londres. Fue nombrado como «uno de los primeros suscriptores y seguidores del ‘SA Patriot'», una publicación digital del Springbok Club, una organización que ha defendido el régimen de la supremacía blanca del apartheid en Sudáfrica.
Este grupo se describe en su página web como defensores del capitalismo de libre mercado, del patriotismo y contra la discriminación política. Y ha estado haciendo campaña desde hace muchos años para que Gran Bretaña abandone la Unión Europea. El artículo principal de junio del 2016 delSpringboks Cyber Newsletter, que estaba dedicado a Gran Bretaña y al referéndum, comienza de este modo:
«El jueves, 23 de junio del año 2016 todos los votantes británicos tendrán la oportunidad de votar sobre el futuro de su país. Pueden votar ya sea por permanecer atrapados en la artificial y retrograda Unión Europea, o por recuperar su independencia soberana…»
El artículo concluye con la siguiente declaración:
«Pero no sólo debemos concentrarnos en los aspectos negativos de la permanencia en la UE. Nuestra campaña debe ser principalmente positiva y optimista por un futuro fuera de la UE. El lema del Foro Patriótico (un paraguas que agrupa organizaciones patrióticas de la cual el Springbok Club es parte) es: “Fuera de Europa y dentro del mundo. Hay un futuro dorado esperando a Gran Bretaña allá fuera, una vez que el país vuelva a su visión tradicional de mirar hacia el mar abierto y a sus hermanos y hermanas étnicas de los territorios autónomos (Commonwealth) en todo el mundo. ¡Los días futuros nos inspirarán!»
Hay, de hecho, otra organización de extrema derecha llamada “Gran Bretaña Primero”, una escisión del BNP (Partido Nacional Británico) fundada hace cinco años, que ha cultivado deliberadamente una imagen paramilitar con campos de entrenamiento para los miembros y se compromete a tomar «acción directa» contra la «guerra santa islámica». Ha hecho un llamamiento a ex soldados para que se les unan – con imágenes de armas de fuego y cráneos en su página web y con el lema «Club de caza del Isis». El sitio está saturado de historias negativas anti-inmigrantes contra los musulmanes.
Este grupo ha negado cualquier relación con el asesinato, el cual ellos «absolutamente no tolerarían». Y el hecho de que Mair gritara «Gran Bretaña Primero», mientras apuñalaba y disparaba a su víctima puede ser una coincidencia. El alcance de los vínculos de Mair con el Springbok Club no se conoce. Ni siquiera sabemos si leyó este editorial.
Además de esto, el Southern Poverty Law Centre de los EE.UU. ha señalado que Thomas Mair era un comprador ávido de la literatura neonazi del grupo Alianza Nacional de EE.UU. (https://www.splcenter.org/hatewatch/2016/06/16/alleged-killer-british-mp-was-longtime-supporter-neo-nazi-national-alliance). Ellos han proporcionado recibos mostrando que Mair era suscriptor de «Vanguardia Nacional» y que también había comprado libros y folletos por más de US$ 600. Algunos de estos recibos datan de 1999 y 2003. Entre la literatura que le compró a este grupo neonazi están los manuales sobre la fabricación de armas y bombas. Esto es relevante ya que un testigo dijo a Sky News que Mair portaba un arma que parecía que era «de la Primera Guerra Mundial o artesanal».
Bien podría ser posible que sus vínculos con éste o cualquier otro grupo de derecha, fuesen poco profundos. Pero eso también es a menudo el caso de las personas que salen y asesinan a otras personas porque son «inspiradas» por alguna propaganda yihadista en Internet. Estas mentes desequilibradas pueden ser empujadas fácilmente al borde de la violencia por mensajes extremistas. En cualquier caso, parece muy claro que el veneno chovinista reaccionario tuvo un efecto en su mente ya perturbada.
La pregunta que debe hacerse es: ¿hasta qué punto estuvo su acción influenciada por el estado de ánimo general de xenofobia anti-inmigrante que ha llegado a ser la característica dominante de la campaña del referéndum, y de hecho también de la política británica en general, en los últimos meses y años?
«Poner a Gran Bretaña en primer lugar»
A medida que la campaña del referéndum se ha prolongado, con las encuestas de opinión mostrando un margen muy estrecho entre los «pro-permanencia» y los «pro-salida», el tono de las declaraciones se ha puesto mucho más agudo, los ataques personales se hacen más virulentos. En un intento de responder al argumento de que el «Brexit» (salida británica de la UE) sería un desastre económico, el otro bando ha intensificado la propaganda anti-inmigración. El estado de ánimo se vuelve más feo y venenoso día a día.
La derecha UKIP está haciendo sonar el tambor anti-inmigrante con mayor fuerza que todos. Su líder Nigel Farage dio a conocer con orgullo un enorme cartel con una imagen de una larga cola de inmigrantes, dando a entender que Gran Bretaña está a punto de ser invadida por extranjeros. Y aunque el cartel fue criticado por los líderes principales del Brexit, todos ellos han avanzado rápidamente en dirección a las políticas anti-inmigrantes y xenófobas de Farage.
Por supuesto, no hay nada nuevo sobre el conocido mensaje racista que promueven los de UKIP. Pero hay algo nuevo sobre la forma adquirida por este veneno, que fue considerada hasta ahora como inaceptable por los partidos políticos tradicionales, que ahora se ha convertido en aceptable.
Las tensiones en la sociedad que ahora han estallado a la luz pública son el resultado de años de agitación xenófoba por la dirección de los Conservadores (Tories), incluyendo a Cameron y Osborne, que han tratado constantemente de vender el mito racista de que los inmigrantes son los culpables de los efectos de su política de austeridad. El ala derecha del PL también tiene que cargar con la culpa por consentir esta retórica anti-inmigrante. Al respecto, muchos políticos de derecha en el sector pro-permanencia también son responsables de esta atmósfera venenosa que ha llegado a envolver a la sociedad británica.
En un intento de distraer a los trabajadores de las verdaderas causas del desempleo y de la crisis de la vivienda, sectores de la clase dominante han terminado creando un monstruo de Frankenstein de racismo y xenofobia que ahora está fuera de su control. Los políticos de la derecha y la prensa conservadora se horrorizan ahora en respuesta al asesinato de Jo Cox y al comportamiento de Nigel Farage, pero son ellos los que han producido el suelo fértil en el que criaturas como el UKIP, Gran Bretaña Primero, y fascistas como Mair están prosperando.
A este respecto, el asesinato de Jo Cox es la otra cara de la moneda de los asesinatos de miembros de la comunidad gay en Orlando, Florida, el pasado fin de semana. Los medios de comunicación culpan al Islam y a los inmigrantes de todos los males de la sociedad, y esto a su vez enciende la llama de paramilitares fascistas y de extrema derecha que lo ven como su deber el llevar a cabo la «justicia». Las víctimas, mientras tanto, son las comunidades obreras y aquéllos que están en el movimiento obrero que luchan por una justicia real.
Cuando Farage fue entrevistado recientemente en el Canal Cuatro de noticias, se le preguntó qué pensaba del hecho de que parlamentarios conservadores como Michael Gove y Boris Johnson, quienes previamente le miraban con desprecio, estuvieran ahora repitiendo su mensaje contra la inmigración palabra por palabra, sonrió de oreja a oreja y respondió que ello lo hacía muy feliz. No hay duda de que así fue.
Michael Gove y Boris Johnson no son racistas por convicción. Son oportunistas políticos que ávidamente se aferran a cualquier mensaje, racista o no, que ayude a su campaña. Nigel Farage les ha obligado en gran medida a este respecto. Hay incluso rumores de que, si Boris Johnson se convierte en líder del Partido Conservador, estaría dispuesto a ofrecer al señor Farage una posición en su gobierno. Cuando esto se le planteó a Farage sonrió aún más, mientras afirmaba que no sabía nada de ninguna propuesta – lo que no significa que no exista.
El giro hacia la derecha en las cúpulas tiene efectos aún más graves en las bases. El mensaje que se repite constantemente es que si Gran Bretaña saliera de la UE todos nuestros problemas se resolverían: habría abundancia de casas y puestos de trabajo y el Sistema Nacional de Salud florecería – si tan sólo no hubiera inmigrantes.
Naturalmente, este mensaje se expresa en la más sutil de las costumbres. Incluso Farage dice que es «pro-Europa, pero anti-UE» (él tiene una esposa alemana). Pero este mensaje, cuando se filtra hacia abajo en las profundidades de la sociedad, pierde toda pretensión de sutileza. En los bares y paradas de autobuses, en las calles llenas de basura de las grandes ciudades y barrios pobres con un alto desempleo, el mensaje es fuerte y claro: «¡Salid de Europa! ¡Echad a los inmigrantes!»
Hay una gran cantidad de pruebas anecdóticas de un aumento de la agresión verbal contra los inmigrantes. El borracho en un autobús da voz a todas sus frustraciones y rabia al insultar a un extranjero, envalentonado por el hecho de que sólo está diciendo en lenguaje claro lo que los políticos le han dicho que es bueno que diga: “¡Pongamos a Gran Bretaña en primer lugar!»
Es una suerte que en la mayoría de los casos esta xenofobia no va más allá del abuso verbal. Pero cuando su veneno progresa en las mentes desequilibradas, el resultado puede ser mortal. Es difícil resistirse a la conclusión de que la muerte de Jo Cox fue el resultado de tal combinación tóxica.
Veneno xenófobo
La pregunta sobre la futura relación de Gran Bretaña con la UE ha polarizado a la nación antes del referéndum del 23 de junio, con pasiones desbordadas en ambos lados. Las encuestas sugieren que la campaña por la «Salida» ha ganado apoyo en los últimos días. Y lo ha hecho únicamente por haber puesto sobre la mesa la carta anti-inmigrante.
La campaña del referéndum está así impulsando la política británica hacia una fractura completa. Las divisiones en el Partido Conservador entre Cameron y la facción pro-UE, por un lado, y los partidarios de la derecha del «Brexit», por el otro, no se curarán fácilmente. Boris Johnson, uno de los principales líderes de la campaña por la «Salida», se prepara a sí mismo como el próximo líder del Partido Conservador si el Brexit ganara el referendo.
Johnson ha dicho que el asesinato fue «absolutamente horrible». Y así fue. Pero fue sólo la punta de un iceberg muy grande y feo. Esta demagogia de la derecha de los líderes del Brexit – precedida por años de xenofobia y racismo por sectores de la clase dominante – está provocando fuerzas que serán difícilmente controladas. Está jugando con los peores instintos de la gente: el miedo a los extranjeros, la xenofobia que se convierte en racismo y que en ocasiones se expresa abiertamente.
Esto plantea un grave peligro para el movimiento obrero. Es divisionista y reaccionario. Y se juega en las manos de los peores enemigos de la clase obrera. Incluso el más ciego de los ciegos puede ver que la campaña por el Brexit representa al ala más reaccionaria del «Little Englander» o «Pequeño Inglés» de la clase dominante británica, los partidarios del libre mercado de Thatcher, que ahora son indistinguibles de los xenófobos de UKIP. No hay un átomo de contenido progresista, ya sea en la campaña del Brexit o de la Permanencia en la UE. Ambas representan los intereses de las dos alas de la clase dominante y del Partido Conservador. Ninguna tiene nada en común con la clase trabajadora. No tenemos nada que ver con ninguna. De hecho, los líderes de la campaña por la Permanencia están adaptando su mensaje anti-inmigración al de los Brexits, diciendo que «incluso si permanecemos en la UE tendremos que limitar la libre circulación de las personas».
El asesinato de Jo Cox es una advertencia para el movimiento obrero. Es también una advertencia a los de izquierda que apoyan la campaña del Brexit en la errónea creencia de que tiene algún tipo de contenido progresista. Sin duda, esta postura es sincera. Pero el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. ¿No ven que la campaña del Brexit está provocando la xenofobia más venenosa? ¿No pueden entender a dónde conduce todo esto? Y ¿Cómo pueden defender una campaña contra el racismo mientras continúan participando en una campaña que está fomentando precisamente el racismo?
¡Es hora de pensar de nuevo! El movimiento obrero debe ponerse de pie y luchar contra el flagelo del racismo y de la xenofobia que ha sido propagado por la derecha para dividir a la clase obrera y distraer la atención de la austeridad y los ataques que se están llevando a cabo contra los trabajadores y la juventud. Pero también debe desmarcarse de la campaña por la Permanencia, que dice que permanecer dentro de la UE es la mejor opción, porque de alguna manera ello «defiende los derechos de los trabajadores».
Es hora de poner por delante con valentía una respuesta socialista a los asuntos de la vivienda, el empleo y los servicios públicos. Eso significa que el movimiento obrero debe oponerse tanto a la UE capitalista, la UE de los banqueros y capitalistas monopolistas, como a la idea de la «soberanía británica sobre una base capitalista». Sólo una verdadera posición internacionalista socialista puede hacer desaparecer el veneno de la xenofobia de las heridas de la sociedad.