En el año 2013 Lorenzo Mendoza acumulaba la «módica» suma de 4 mil millones de dólares según Forbes [Tres venezolanos entre los más ricos del mundo], mientras que en el 2016 su patrimonio se «disminuyó» a 1.500 millones de dólares [Lorenzo Mendoza & family]. La prensa internacional se ha encargado de decir que las Industrias Polar están perdiendo dinero producto del control de cambio en Venezuela, o incluso que lo ha utilizado para importar, ya que el estado no le vende dólares. Sin embargo sólo entre 2012 y 2013 el Estado le otorgó 3 mil 664 millones de dólares, y de 2014 al 2015, le entregó 2 mil 290 millones de dólares, es decir casi 6 mil millones de dólares en tan sólo 3 años.
¿Qué hizo con esto?
La pregunta del millón es ¿hacia dónde se ha ido esa enorme masa monetaria que ha estado amasando Lorenzo Mendoza todos estos años?
La respuesta es bastante clara y tan sólo basta con hacer una pequeña investigación en los medios de comunicación [Polar abre plantas en Colombia y EEUU y vende Harina PAN hasta en Amazon]. Industrias Polar invirtió todo esto en sus plantas en Colombia y EEUU. Es decir, este empresario recibió dólares subsidiados por el estado y en vez de usarlos para importar todo lo que debía, se los gastó en sus inversiones en el extranjero y no para las importaciones para las que les fueron otorgadas las divisas, a fin de culpar luego al gobierno Bolivariano de su incapacidad para importar, cuando en realidad nunca tuvo intenciones de hacerlo.
Es decir, este parásito del estado no invierte en Venezuela ni siquiera un dólar, e incluso pide prestado a un banco [Polar obtiene préstamo para activar producción de cerveza y malta] para comprar materias primas para producir Cerveza, sí, cerveza y no alimentos. Esto ocurrió luego de haber cerrado sus cuatro plantas de cervezas en Venezuela y haber declarado que no tenía cómo seguir produciendo. ¿Por qué este cambio repentino? Pues porque el gobierno bolivariano se encontraba en conversaciones con algunas empresas cerveceras internacionales que se veían interesadas en ocupar la cuota del mercado que la Polar estaba dejando abandonada. Esto hizo que Mendoza se viera obligado a retomar la producción por su cuenta y dejar de lado el chantaje de “si el estado no me da dólares no produzco”.
Pero lo que es más grave no es que retomara la producción para no perder el mercado que controla como un monopolio desde hace años, sino que ni un sólo dólar sacó de su bolsillo para invertirlo en Venezuela. En cambio, en Colombia y EEUU invirtió más de la mitad de sus riquezas y todo lo que pudo sacarle al gobierno Bolivariano.
Su patria es el capital
Las burguesías y en especial en la época imperialista del capitalismo, no tienen patria ni nacionalidad, ya que sus intereses no están con el país donde nacieron, sino que están donde están sus capitales. No se trata de que Lorenzo Mendoza tenga intereses particulares ajenos al resto de la burguesía, se trata de que él como cualquier otro empresario de Venezuela, si puede recibir dólares baratos del estado los compra, y si es más rentable invertirlos luego en otro país los invierte, y ya. Lorenzo Mendoza desde hace rato que dejó de invertir en Venezuela para invertir en otros países con los dólares baratos que le vende el estado Venezolano.
A la burguesía Venezolana [y acá hay que meter a la mal llamada boliburguesía, la burguesía que negocia directamente con el gobierno, no por compromiso patriota, sino por arrimarse al mejor postor], no le interesa lo que ocurra en el país, si la economía nacional va bien o si el pueblo trabajador vive en condiciones dignas, ya que ellos al igual que sus familias no viven acá. Aunque tengan propiedades, ellos viven en EEUU o Europa, su único interés es que puedan seguir obteniendo la tasa de ganancia que consideren que se merecen, sin importar si esta explotación sobre las masas populares destruye la economía del país, ya que en el caso de que ocurra, sencillamente se llevan sus capitales y lo invierten en otro país.
No hay tal cosa como una burguesía progresista, en realidad, la lógica del capitalista es enriquecerse a como dé lugar, y su única base moral está marcada por la tasa de ganancia, es decir, si la tasa de ganancia es suficiente, son capaces de tomar el riesgo de cometer actos de corrupción, legitimación de capitales, acaparamiento, sabotaje frontal a la economía, etc. Cualquier capitalista haría exactamente lo mismo que hace Lorenzo Mendoza, y en el fondo, es lo que la burguesía y la mal llamada boliburguesía han estado haciendo en nuestro país desde hace décadas, mientras que Mendoza es sólo la punta del iceberg.
El gobierno Bolivariano ha tenido más 16 años intentando buscar algún sector de la burguesía en el cual apoyarse para llevar a cabo el desarrollo de las fuerzas productivas, sin embargo no lo ha encontrado, ni lo hará, porque sencillamente no existe. No hay forma de desarrollar las industrias contando con la burguesía, especialmente con la venezolana, que desde su origen ha estado a los pies del imperialismo yankee y atada al rentismo petrolero.
No se puede contar con los capitalistas para resolver los males que el mismo capitalismo creó. El gobierno bolivariano no puede seguir subsidiando a sus verdugos, seguir haciéndolo es ser cómplice indirecto de los hambreadores del pueblo.
Socialización de los medios de producción sobre el Control Obrero
Ni un dólar más a la burguesía
Sólo el pueblo salva al pueblo