Las mujeres polacas llevaron a cabo magníficas manifestaciones y huelgas en todo el país el pasado lunes 3 de octubre. Es una lucha contra un proyecto de ley que prohibiría el aborto en todas las circunstancias, incluso en casos de violación, incesto o peligro para la vida de la madre. Incluso en este país, donde la Iglesia Católica es tan poderosa, y donde el partido de derecha “Ley y Justicia” llegó al poder hace apenas un año, el espíritu de lucha que ha surgido es vivo y explosivo.
Recortar los derechos democráticos
El proyecto de ley ha sido presentado tras una petición iniciada por un grupo anti-aborto y respaldado por la poderosa Iglesia Católica de Polonia, que reunió 450.000 firmas. La propuesta consiste en endurecer la ley del aborto en un país donde ya es extremadamente difícil interrumpir un embarazo. El Parlamento polaco aprobó el proyecto de ley en su primera lectura, al tiempo que rechazaba al mismo tiempo una contra-propuesta de liberalizar el derecho al aborto.
Aunque no es una proposición de ley patrocinada por el gobierno, y de hecho el gobierno ha tenido que distanciarse públicamente y oponerse a la ley debido al surgimiento de esta oposición decidida , en realidad muchos en el gobierno del partido “Ley y Justicia” apoyan la proposición.
Esto a pesar del dato que sólo el 14% de los polacos están a favor de endurecer la prohibición del aborto. Por otra parte, el 25% quiere un mayor acceso al aborto, con un 42% diciendo que no debería haber un cambio en la ley actual. Esta oposición pública es aun más importante ya que supone una derrota en toda regla de la enorme campaña de propaganda de la Iglesia y del Estado contra el derecho de las mujeres a elegir qué hacer con su propio cuerpo, un derecho democrático fundamental.
Reacción envalentonada
Desde la elección del partido Ley y Justicia el año pasado, las fuerzas sociales reaccionarias en el país se han envalentonado, lo que ha llevado a esta petición contra el aborto. Esto se muestra en la lucha que se ha abierto en el último año entre la Iglesia Católica de Polonia y el Vaticano.
Hace aproximadamente un año el Papa Francisco anunció que se le permitiría a los sacerdotes perdonar el pecado del aborto. Esto es parte del proyecto cínico del Vaticano de maquillar de nuevo la imagen de la Iglesia como una institución tierna y acogedora, tras el descubrimiento de una serie de escándalos financieros y pedófilos.
Este movimiento enfureció a los elementos conservadores más extremistas de la Iglesia, los cuales son manada en Polonia. El episcopado polaco respondió en abril de este año por medio de un llamamiento leído en todas las iglesias que exigían derechos legales para todos los fetos desde el momento de la concepción. La petición y la proposición de ley son el resultado directo de este llamamiento.
Sin embargo, como explicamos en su momento, la victoria electoral de Ley y Justicia el año pasado no fue el producto de un giro a la derecha en las opiniones sociales y políticas del pueblo polaco. Fue el resultado de la búsqueda de una alternativa a los ocho años del gobierno liberal Plataforma que ha aumentado drásticamente la desigualdad. La ausencia de una alternativa de izquierda llevó a Ley y Justicia al poder.
Esto explica el fenómeno aparentemente contradictorio de que Ley y Justicia está por delante en las encuestas, mientras que es al mismo tiempo el blanco de protestas masivas y huelgas. Cuando la gente votó por Ley y Justicia, estaban votando en contra de la clase dominante que había dominado su vida durante años – pero no estaban votando a favor de los ataques contra las mujeres y otras políticas sociales reaccionarias que estos políticos de derecha promueven.
La ley anti-aborto, particularmente cruda y brutal, es el punto de ebullición de años de frustraciones acumuladas, y acrecentó el profundo malestar social a nuevos niveles. En este contexto y en ausencia de un fuerte partido de la clase obrera, la llamada a la acción de una organización relativamente oscura despertó ese aparente volcán dormido entre las masas. De hecho, la «huelga de las mujeres» contó con el apoyo activo y pasivo de gran parte de la clase obrera e incluso más allá. Si la llamada a la acción hubiese sido hecha por una organización obrera fuerte para secundar la lucha, a todos los trabajadores y no sólo a las mujeres, las protestas probablemente podrían haber sido aún más grandes. Las capas más inteligentes de la clase dominante están muy preocupadas por tal desarrollo.
El Poder de las protestas
El gobierno no ha podido ignorar la situación ante el nivel de las protestas. Se estima que 100.000 personas inundaron las calles en ciudades de todo el país, vestidas de negro para representar la muerte de los derechos de la mujer y las posibles futuras mujeres muertas, víctimas de esta prohibición.
Las tiendas y restaurantes cerraron durante el día en solidaridad con la huelga y para permitir a sus empleadas participar en la huelga, mientras que las mujeres que fueron a trabajar lo hicieron vestidos de cabeza a los pies en negro. Mientras esto ocurría, un arzobispo en Lodz alimentó las protestas por la acusación pública de las protestas como una manifestación de una «civilización de la muerte», mientras que el ministro de Asuntos Exteriores las describió como «marginales» y una «burla».
El primer ministro se vio obligado primero de todo a distanciarse de los comentarios realizados por el ministro de Asuntos Exteriores y de la proposición en su conjunto, y más tarde a declarar que el gobierno se opondría a la ley en el Parlamento. Sin embargo, se dará libertad de voto sobre el tema a los parlamentarios, y con una mayoría de Ley y Justicia es posible que la ley todavía pueda entrar en vigor.
¿Qué camino seguir?
Todo esto ocurre cuando el gobierno de Ley y Justicia intensifica las tensiones con la Unión Europea sobre cuestiones como el estado de derecho, la Constitución polaca y la migración, entre otras. El Parlamento Europeo ha aprovechado la oportunidad de criticar severamente a Ley y Justicia mediante la celebración de un debate sin sentido sobre la ley anti-aborto propuesta (un tema sobre el cual no puede hacer absolutamente nada), con el único propósito de irritar al gobierno polaco.
Hasta cierto grado, la influencia de Ley y Justicia está prosperando gracias a su conflicto con la UE, ya que se presenta como una lucha para recuperar el control del país para la gente común, de una manera que recuerda a la campaña del Brexit en Gran Bretaña. La intervención del Parlamento Europeo en este debate probablemente tendrá, en el mejor de los casos ningún efecto, y en el peor, el efecto de reforzar el apoyo al partido Ley y la Justicia.
De hecho, como podemos comprobar, son los métodos de lucha de masas los únicos que pueden garantizar los derechos democráticos básicos y la victoria sobre los derechistas y conservadores. La acción de masas, la lucha colectiva y las huelgas son el camino a seguir, pero lo que aún falta son organizaciones de la clase trabajadora para coordinarlas y difundirlas a las capas más amplias posibles.
Las leyes reaccionarias contra el aborto no sólo son un ataque de la clase dominante. a las mujeres, sino también a los intereses de todos los trabajadores y la juventud. Los giros hacia políticas sociales reaccionarias en Polonia son, en última instancia, el producto de la búsqueda de una salida al callejón sin salida del capitalismo a escala mundial. Ley y Justicia está en el poder ahora, pero no será por mucho tiempo, ya que no puede resolver ninguno de los problemas fundamentales. Será a través de la lucha de masas contra la derecha y contra el capitalismo, y con un partido basado en tales métodos, cuando se encontrará un camino real fuera del callejón sin salida del capitalismo.