En el marco del centenario de la Revolución Rusa, que cambió el curso de la historia de la lucha de clases en el mundo, abordaremos la tarea de estudiar ¿Qué paso el 27, 28, de febrero y el 1, 2 y 3 de marzo de 1989 en Venezuela? Un acontecimiento que derrumbó las teorías del bienestar y prosperidad del capitalismo, que habían sido levantadas por académicos, medios de comunicación y políticos, para tratar de sostener el orden capitalista decadente. El avance implacable, aunque desordenado, del movimiento de masas durante esos días, fracturó el viejo estado burgués parasitario venezolano e incluso dejó a la nación sin gobierno por espacio de dos días; ante tales hechos, la teoría del fin de la historia, quedaría como una frase del pasado.
El imperialismo y las burguesías latinoamericanas palidecían y se estremecían de terror ante la fuerza arrolladora que acababa con otro mito, el de la estabilidad de la democracia venezolana.
La agonía del pacto de Punto Fijo
La Revolución Rusa de Febrero de 1917 tiene muchas similitudes con la Revolución Venezolana de Febrero de 1989. Lo único que le faltó fue una dirección y un partido revolucionarios, y el empuje y la voluntad que después de haber logrado en la práctica la huelga general desde el 27 de febrero por el ascenso de las masas, que desbordaron a la policía (ente odiado por la totalidad del país, por su actuación en las barriadas venezolanas), lamentablemente no logró el impulso necesario para conformar asambleas obreras y barriales, que discutieran las acciones siguientes para llevar la lucha adelante, tal y como sí ocurrió en las fábricas y barrios en Rusia con la conformación de los Soviets, que lograron dislocar y acabar con el viejo orden monárquico (Zarismo) y de las clases poseedoras de Rusia.
Como hemos dicho, la insurrección o revolución de febrero en Venezuela, dejaría agrietado y debilitado al viejo estado burgués venezolano, sostén de una sociedad dividida en clases, con una pobreza general y extrema que venía agudizándose desde el primer gobierno adeco (Rómulo Betancourt), que sólo satisfacía las demandas de las minorías ricas para quienes gobernaban, agrupadas en las cámaras empresariales (Fedecamaras, Venamcham, Conindustria, etc.), y unas migajas arrancadas durante las jornadas de 1958, después de la caída del dictador Pérez Jiménez, que permitió a la clase media y a un sector del movimiento obrero vivir con tranquilidad durante un cierto período, pero como diría Lenin: “El capitalismo es horror sin fin”.
Ahora bien, sobre la base de la experiencia de toda la historia capitalista, el marxismo nos ha enseñado que las reformas y conquistas que las clases poseedoras permiten durante los tiempos de auge económico, luego deben arrancarlo doblemente durante los períodos de crisis, y eso es lo que vería el país durante las décadas de los 70 y 80.
Antecedentes del 27 de febrero
Desde su primer gobierno de Carlos Andrés Pérez fue un instrumento de la burguesía, personaje que antes había sido uno de los ministros del Interior del gobierno adeco más sanguinario y asesino, que reprimió brutalmente las protestas, manifestaciones y luchas de los obreros, de la juventud estudiosa y de los barrios populares aplicando el lema de “disparen primero y averigüen después”.
Su primer gobierno disfrutó de unos altos precios del petróleo, que le permitió tener un rico presupuesto nacional. En este primer gobierno surgen los nuevos ricos llamados popularmente “los doce apóstoles”, entre ellos la familia Cisneros, que se apropiarán de riquezas provenientes del estado mediante leyes, favores o corrupción, a la que de manera continua estará acostumbrada a vivir la burguesía parasitaria del país desde la llegada de las transnacionales petroleras al país.
La derrota de Acción Democrática, llevará a Luis Herrera Campins (COPEI) al poder, ello será producto de los primeros recortes presupuestarios y de un proceso inflacionario hasta el momento desconocido, que impactará el nivel de vida adquirido por sectores de las masas con la llegada de Pérez al poder (1974). Ya desde finales del gobierno CAP I, se produjo un ascenso de las luchas, con pobladas por el grave deterioro de servicios en las barriadas, antes de la derrota electoral la prensa registra pobladas en los barrios de la Guaira reclamando agua, en Guarenas por transporte y las luchas universitarias por problemas presupuestarios.
Los gobiernos de fachada democrática, en el fondo defienden los intereses de las multinacionales y de su servidor, la burguesía parasitaria nacional. Llegan al poder no para resolver los problemas de las grandes mayorías, sino para garantizar el poder de las clases dominantes; el nuevo gobierno de Luis Herrera tendrá por lo tanto como propósito, llevar adelante los planes económicos de la burguesía, lo que seguirá degradando horrorosamente el nivel de vida de la población.
El “viernes negro (1983)”
Fue el acto más claro de las políticas económicas de Luis Herrera después de permitir la fuga de capitales y corrupción que iniciaban sus ministros de finanzas y planificación, que eran candidatos postulados por los empresarios y que cobraron el financiamiento de la campaña electoral. El “viernes negro” (anunciado un viernes de carnaval), fue la primera devaluación de la moneda en muchos años y, aunado a ello, las restrictivas políticas económicas de hambre de Luis Herrera, terminarán por acentuar el ascenso de la lucha de clases en el país. Importantes movilizaciones obreras por aumentos salariales en Caracas y en las principales ciudades obreras del país, combinadas con paros regionales que le impusieron al estrenado gobierno de Luis Herrera una Ley General de Sueldos y Salarios, el cual fue posteriormente a los archivos del olvido, cuando el discurso de crisis y del sacrificio que debían asumir los trabajadores, la juventud y el pueblo, y que tuvo el apoyo de los partidos de Izquierda (PCV, MAS, MIR) y la CTV (controlada por AD), permitieron que la patronal y el gobierno despidieran trabajadores, liberaran los precios, congelaran los sueldos y al mismo tiempo las bandas armadas adecas de la CTV, intervinieran y desmantelaran las direcciones sindicales no disciplinadas a la CTV. Así se acentuaba el desmantelamiento de los niveles de vida de la mayor parte de los trabajadores del país.
Finalizando el período de Luis Herrera, éste enfrentará una huelga de los trabajadores de la educación, debido a su política de despedir dirigentes sindicales del gremio y no cancelarle los días no trabajados, en medio de este panorama de gobernar para los ricos, las mayorías colocarán nuevamente a AD en el poder con Jaime Lusinchi en la presidencia.
La única posibilidad que tienen las masas es luchar contra el capitalismo
El retorno de AD al poder con Jaime Lusinchi significó la profundización de los recortes sociales que van a tocar al sector salud y educación; los hospitales palidecerán por el abandono presupuestario y con ello la asistencia médica al pueblo pobre y de los trabajadores decaerá terriblemente. Asimismo se abonó el terreno para la deserción escolar cuando muchas escuelas cerraban por falta de mantenimiento a las infraestructuras o de dotación para su funcionamiento, mientras se seguía enriqueciendo a los empresarios con la política del subsidio a la ganancia por la vía de créditos y dólares preferenciales. Esta es la política de salvación nacional, a la que se le sumará la cancelación de la deuda externa destinando el 50 % del presupuesto nacional, y posteriormente exigiendo más sacrificios al pueblo, utilizaron las reservas Internacionales hasta dejarlas en dos mil millones de dólares, que fueron consideradas por los entes financieros Internacionales (BDI, FM, BD, ETC) como insuficientes.
En medio de esta realidad las movilizaciones obreras, estudiantiles y de las barriadas, se hacían sentir pero de manera aislada. En 1985 se organiza la primera huelga nacional convocada por los profesores universitarios por demandas salariales y en 1987 la huelga de los trabajadores de Pre-Escolar, Primaria y Secundaria, en la que se movilizarán 230.000 docentes, iniciando los enfrentamientos contra los peones del gobierno adeco de Lusinchi.
Esta huelga duro 17 días y logro las reivindicaciones económicas más importantes, pero en respuesta a esta lucha, que se van a seguir acentuando en otros sectores del movimiento obrero, la represión asesina del gobierno se acentuará en las barriadas de todo el país.
El gobierno adeco de Lusinchi pasará a manos de Carlos Andrés Pérez, quien llega al poder por segunda vez, con la ilusión entre las masas trabajadoras, de ver nacer a una nueva Venezuela, “como lo había señalado durante su campaña electoral”.
La lucha es el camino
Sin un partido genuinamente revolucionario, basado en las ideas y métodos del marxismo, con la tradición en el movimiento de la clase obrera venezolana, ésta había estado organizada en la CTV, organización sindical que se fortaleció con la alianza obrero patronal firmada por los empresarios, el PCV y AD en julio de 1958; que tenía como objetivo paralizar las luchas obreras en el desarrollo de los acontecimientos de ese año y lograr la paz, estabilidad y democracia, que según el discurso oficial del estado burgués, los trabajadores, el pueblo y los empresarios necesitaban para impulsar el desarrollo de la nación.
Posteriormente durante los gobiernos de Betancourt y Leoni fueron asesinados dirigentes revolucionarios y fueron reprimidas manifestaciones obreras con el objetivo de fortalecer a la CTV, hasta que el PCV y el MIR abandonan las luchas de masas y se van a la guerrilla, dejándole el camino fácil a la burocracia sindical adeca de la CTV para que encadene al movimiento obrero detrás de esta central sindical. En ausencia de organizaciones revolucionarias alternativas de la clase, la CTV ocuparía el espacio dejado por las organizaciones de Izquierda que se incorporaban a la montaña.
En medio de este panorama, en ningún momento favorable para los trabajadores, la juventud y el pueblo pobre, se inicia un gobierno que para su juramentación asistirá toda la dirigencia socialdemócrata de Europa, Fidel Castro, Daniel Ortega y otros presidentes de América Latina, ninguno de los visitantes dejaron de elogiar y augurarle un futuro de grandes soluciones y Pérez eufórico; fustigó los apetitos del FMI, y de las políticas de los gobiernos que le habían antecedido, aunque anunció tiempos difíciles y sacrificios para el país, “sacrificios” que desde diciembre estaban exigiendo los empresarios, sabiendo lo que significaban las libertades económicas y habiendo sido los grandes financistas de su campaña. Como consecuencia de esta gracia que asumían los empresarios, se dispararon los precios de los productos y otros desaparecieron del mercado, C.A.P, asumía el gobierno del pacto de Punto Fijo en un estado de putrefacción y degradación máxima, incapaz de tener una repuesta que no fueran las recetas de hambre del FMI.
El paquete económico
Luego de la despedida de los mandatarios, los discursos de CAP en su juramentación van a quedar en el vacío; sobre todo los que tienen que ver con los beneficios sociales; entre lo que decía que el salario mínimo se había deteriorado en más del 25 % y el promedio real para ese momento era del 40 %, la fiesta de anuncios para los trabajadores se la habían llevado los visitantes, cuando anunció que el endeudamiento debía hacerse por 20.600 millones de dólares. Estos anuncios configuraban el drama, se acababa la fiesta, el alza de los precios y el desabastecimiento se aceleró en espera de los anuncios, las estanterías de los supermercados las habían vaciado sus propietarios, los precios de lo que se consigue empobrece el salario; indignación en las calles, las fábricas, barrios. Ello llevó a la CTV a anunciar paros para defender el nivel de vida de los trabajadores y del pueblo, a esto el gobierno de CAP responderá que las medidas serán graduales y que serán consultadas con el Comité Ejecutivo de AD y con la Dirección Nacional de COPEI, la CTV Y Fedecamaras.
Muchos comerciante en ese momento, así como ocurre en la actualidad con la guerra económica, se hicieron de grandes cantidades de alimentos, que almacenaban para venderlos después de los anuncios, así tendrían excelentes precios que dejarían jugosas ganancias.
El anuncio del paquete económico se realizará el 16 de febrero. CAP asumirá el compromiso con el FMI, el mismo que había denunciado como martirizador y hambreador de los pueblos y anuncia: la liberación de los precios, de las tasas de interés, privatización de las empresas del Estado, aumentos de los servicios (Luz, Agua, teléfono, etc.), la gasolina y en lo que respecta a los beneficios sociales, sólo un 30 % de aumento salarial, limitado únicamente a los empleados públicos, mientras que la CTV y Fedecamaras debían ponerse de acuerdo a través de una concertación para definir el aumento salarial respectivo al resto de los trabajadores.
Movilizaciones de los trabajadores
La CTV y Fedecamaras empiezan a retardar el aumento salarial, la burguesía y la burocracia sindical que responde a sus intereses, no tienen interés en llegar a ningún acuerdo, a fin de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, y menos cuando éstos son firmados en el marco de una política de hacer recaer la crisis sobre los hombros de los trabajadores.
Los sectores del movimiento obrero empiezan a movilizarse para enfrentar el martirizador y hambreador programa económico del FMI, como receta salvadora del gobierno de Carlos Andrés Pérez, para llevar a cabo el supuesto programa de salvación nacional.
Los trabajadores de la educación van a un paro de 48 horas por reivindicaciones saláriales, el paro de los trabajadores tribunalicios se extenderá durante cinco días, exigiendo la cancelación de las deudas contractuales, los médicos reclaman aumento, en las fábricas se vive la misma insatisfacción, el salario no alcanza, la policía reclama mejoras salariales, la situación es conflictiva, el deterioro del nivel de vida es diario frente a los nuevos precios que aparecen en los comercios, abastos y supermercados luego de la liberación de precios.
El gobierno a través de la CTV convoca a sus dirigentes regionales para venderles el paquete, el cual será rechazado pero al final aceptado, se preparan para defender las políticas de hambre del FMI, las movilizaciones de los trabajadores y la indignación en las calles reflejan lo que señaló Trotsky en la Historia de la Revolución Rusa: “Las masas no van a la revolución con un programa preconcebido de la sociedad nueva, sino con un sentimiento claro de no poder seguir soportando la sociedad vieja” se avecina una nueva tormenta social, el poder adquisitivo se hundió, tanto en el campo como en la ciudad, se extendía la pobreza y se acentuaba la miseria.
La clase media empezaba a romper con sus partidos (AD- COPEI) por el deterioro de sus condiciones de vida.
El gobierno de Pérez y AD en medio de esta crisis se convierte inmediatamente en un gobierno senil, no tiene ningún elemento de estabilidad, puede ser derribado o herido de muerte, y los trabajadores tendrán la necesidad de hacerlo, pero sin tener un plan o programa revolucionario claro. El enfrentamiento que está por llegar va a sacudir el orden capitalista mundial que festeja el fin de la historia. Las masas oprimidas en Venezuela, los trabajadores chocan a diario en discusiones con los dirigentes de sus partidos y organizaciones sindicales, comprometidas en la defensa de la propiedad privada. El volcán está a punto de hacer erupción.