Una diligencia impostergable me obligó hoy subir al centro de la ciudad de Mérida, desde la ciudad de El Vigía. En la terminal de autobuses antes de las 6:00am ya habían cargado dos autobuses con un sobreprecio que superaba los 4500 Bs por pasajero. Cuando normalmente cuesta 1700. Sobre esa hora, quedamos varados 4 personas que al cabo de 10 minutos ya sumábamos unos 20, un chófer se animó a cargar su unidad cobrándonos Bs. 3500 y hacía expresión de que se lo debíamos agradecer por su generosidad. De repente, llegó un bus-cama Yutong, de los Buses de Transporte puestos por el Gobierno Bolivariano de Venezuela al servicio del pueblo, proveniente de Caracas, alguien se les acercó y afirmaron poder llevarnos hasta la terminal de Ejido por Bs. 1500, inmediatamente lo abordamos, una unidad cómoda y lujosa, muy bien cuidada, con baño, aire acondicionado y servicio de refrigerador en óptimas condiciones. El comentario de la mayoría de los pasajeros era la necesidad de poder llegar a su destino y lo incómodo que sería lidiar con el “plantón” pautado a partir de las 6:00 am. Sin problema llegamos al destino en poco más de una hora.

Una vez en Ejido, se empezaba a observar los “pacíficos” concentrarse en las esquinas, quienes teníamos necesidad de subir a Mérida, nos dispusimos a caminar el trayecto que normalmente en vehículo particular se recorre en una hora; durante la caminata se veían a los muy dispuestos manifestantes atravesárseles a los carros y motos con amenazas de lanzarles piedras, les hacían devolverse, algunos osados les lanzaron el carro encima pudiéndose abrir paso, pues a esa hora de la mañana, no eran muchos los manifestantes concentrados. Cuando llevábamos media hora de recorrido aproximadamente, empezaron a aparecer policías y guardias uniformados que se apostaban cerca de los manifestantes con sus escudos y cascos protectores. En las aceras de las avenidas, por ambos sentidos podíamos contar por cada 100mts unas 50 personas a pie, buses urbanos ofrecían recorridos de trayectos cortos por un precio de Bs. 250 por persona (monto que supera lo permitido en condiciones regulares). A 3 horas de caminata finalmente pude estar en la oficina pública a la que me dirigía (Zona Educativa) allí el personal expresaba que los “locos” cada vez lo están más y que “sí que se equivocan si creen que con eso van a tumbar a Maduro”. Lo problemático de la protesta es que los vándalos se aprovechan de hacer sus fechorías, como por ejemplo atracos a mano armada al transeúnte y saqueos al comerciante que abre sus puertas, acabose de las obras públicas, especialmente si sirven al pueblo y al más necesitado. Opiniones con las que estoy totalmente de acuerdo.

Lo curioso de mi estadía hoy en esa ciudad fue toparme de frente con lo que ya se conoce de las gráficas, los manifestantes no son del populacho, ¡¡nooo!! Al contrario, mujeres emperifolladas, que al pasarles por un lado dejan sentir su channel Nro. 5 mínimo, maquillaje bien elaborado, tintes de cabello relucientes, hasta pulcros, en conclusión, con sus melenas como recién salidas del salón de belleza, indumentarias que, aunque son de jean y franela, dejan ver que es ropa costosa, al igual que el calzado de marca. Los hombres, por su parte, igualmente bien presentados, fornidos, con su corte de cabello de estilista, reloj de marca, entre otros signos y señales que no muestran sufrimiento y represión del rregimenn. Las señoronas, de copete, que parecen primeras actrices de novela, de contextura “rellenita”, armadas con su piedrita dándole al poste o su olla “Renaware”. No bastándoles, los “reprimidos”, se hacían acompañar en algunos puntos de tranca con niños y niñas, algunos amarrando la bandera nacional al cuello, otros con sus bicicletas o patines para pasar el rato.

Habiendo terminado mi diligencia, me dispuse a bajar en moto hasta San Juan de Lagunillas, alrededor de las 2:00pm, durante el trayecto desde el centro de la ciudad pasamos por lugares cercanos a las concentraciones donde los “pacíficos” ya no lo eran tanto, lanzaban piedras a los policías y guardias, amedrentaban al transeúnte, ya no se veían a las mujeres y viejitas emperifolladas, tampoco a los niños y niñas, aquellos, que pasada la hora del medio día protagonizaban la protesta, eran jóvenes encapuchados, en  su mayoría masculinos que no superaban de los 20 a 30 años. Se observaban humaradas obscuras salir de distintos puntos de la ciudad. Atravesamos un grupo de manifestantes en “Pan de Azúcar” llegando a Ejido; la cuota para dejar pasar la moto era proveerles de un tanto de gasolina, mientras extraían el combustible del tanque uno de ellos comentaba con los otros: “Chamo esos cauchos no agarran rápido candela” “Tenemos que buscar ser más drásticos a ver si aquellos bajan a darnos los perdigonazos” “Todo lo que hemos hecho y nada que bajan”.  El moto taxista cobró por su servicio la suma de Bs. 12000, debo confesar que no los poseía, le obsequié unos lentes de sol que noté que no traía y Bs. 5000 en efectivo. Era todo lo que me acompañaba ya, quedándome muy poco dinero para asegurarme llegar a casa. Todavía me faltaba mucho por recorrer.

Luego de tomar dos jeeps, uno hasta la entrada de Chiguará y otro hasta el peaje de El Vigía, llegué a las 4:40pm. Tomé como aprendizaje que el venezolano sigue siendo persistente. Pero no el disociado, sino aquellos que como yo bandearon muchas vicisitudes para que la meta del día se les cumpliera, que muy a pesar de las amenazas algunos locales comerciales no dejaron de trabajar, como aquellos donde necesité sacar fotocopias y servicio de internet y lo hice, degustar un sabroso almuerzo consistente de sopa, jugo y seco, pagando con TDC, así como farmacias, cafeterías, fruterías, quioscos, vendedores ambulantes de chucherías, bodegas y abastos abiertos y con buena clientela que observé a mi paso. Así, pude comprobar que lo que la clase de la élite no le perdona al proyecto revolucionario es que se le estén brindando tantos beneficios y oportunidades al desposeído, con los hermosos proyectos de las Grandes Misiones, con los innumerables goces de dotación en educación, ciencia, salud y tecnología, por nombrar muy poco. Pues todo eso representa el empoderamiento de un bienestar del populacho que para nada les conviene…

Los trabajadores y trabajadoras tenemos todas las de ganar, unamos esfuerzos de una vez, por todas y para siempre, garanticemos la perpetuidad de este proyecto. Necesitamos dirigentes íntegros y honestos, verdaderos revolucionarios que estén dispuestos a trabajar honradamente.