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En la Revolución Bolivariana, el pueblo trabajador ha logrado de forma indiscutible enormes reivindicaciones sociales, económicas y políticas, que IMG 20170711 WA0096colocaron a nuestro país a la vanguardia de todo el continente latinoamericano en materia de conquistas sociales en las primeras dos décadas de este siglo.

En materia educativa, estos logros son especialmente notables. La democratización en el acceso a la educación universitaria, la erradicación del analfabetismo, la creación de nuevas universidades, la recuperación del sistema estatal de becas, entre otros, constituyen enormes avances educativos, en comparación a la realidad mayoritaria del llamado “tercer mundo”, en el que el yugo capitalista e imperialista mantiene la educación de dichos países bajo niveles de atraso y precariedad realmente espantosos.

Estas conquistas, por lo tanto, las defendemos de forma consecuente frente a las pretensiones de la burguesía y sus representantes políticos de retomar el control del gobierno, basándose en la mas burda crítica demagógica de la situación económica actual, en parte por ella provocada, para aplicar un paquete de austeridad salvaje, que implicaría enormes recortes fiscales al sistema educativo, y en particular a las universidades, con lo cual cientos de miles de jóvenes de todo el país quedarían rápidamente privados del derecho a la educación superior, por no hablar de otros derechos fundamentales. 

Ahora bien, junto a tan notables avances, existen también importantes falencias. Tareas de primer orden están aún sin realizar. La transformación estructural de la universidad en líneas socialistas, la superación revolucionaria del viejo claustro universitario burgués, no ha sido concretada aún. Al igual que el desmantelamiento del estado burgués, la abolición de la vieja alma mater burguesa, y la construcción de la nueva universidad proletaria, para, por y del pueblo trabajador, sigue estando pendiente.

La universidad que tenemos no es aquella que soñamos, y por ello estamos en el deber de transformarla, de llevar hasta las últimas consecuencias la reforma de córdoba, para democratizarla y abrirla al pueblo. Las luchas de los jóvenes siempre han sido por conquistar las utopías, por realizar los sueños de un mundo mejor. Hoy, quienes amamos la universidad, quienes queremos librarla del anacronismo y ponerla a la vanguardia de estos tiempos tenemos esa oportunidad, pero para lograrlo hay que, con la mano en el corazón, reconocer sus falencias, los vicios que la corrompen y no la dejan desarrollarse.

El principal problema de la universidad venezolana es su dependencia, terreno fértil para que se desarrollen en su seno diversos mecanismos de apropiación de la renta, lo que mezclado a un mal uso de los recursos desmejora la calidad educativa y necesariamente mantiene un sistema de castas antidemocrático para sostenerse.

Esta dependencia, no es más que una expresión de la dependencia de las metrópolis imperialistas, que como país semicolonial, que aún somos, sufre nuestro país. En la división internacional del trabajo, impuesta bajo el desarrollo del capitalismo en su fase imperialista durante el siglo XX, los países semicoloniales jugamos el simple papel de exportadores de materias primas y vendedores de mano de obra barata para que el capital transnacional se enriquezca con el sudor de nuestros pueblos y nuestros recursos naturales.

En ése marco económico, nuestras universidades han sido establecidas como meros centros de preparación técnica, sin ningún tipo de conexión con las necesidades reales de desarrollo nacional independiente. Nuestra universidad está diseñada para funcionar en perfecta concordancia con el sistema de división internacional del trabajo, en el cual nuestro país, y todo el mundo semicolonial, formamos los eslabones más débiles. Producimos técnicos y científicos a bajo costo, para que vendan su fuerza de trabajo al capital transnacional, o, para que hagan uso de su conocimiento de forma improductiva.
En una palabra, nuestras universidades están hechas a la medida de la dominación económica imperialista. Graduamos ingenieros eléctricos, electrónicos y físicos puros, mientras que el país no puede fabricar ni un cable, un condensador o un transistor. Graduamos agrónomos y biólogos especialistas en genética vegetal, pero las semillas para la producción de papa las importamos en su gran mayoría de Alemania, y graduamos farmaceutas y químicos pero la producción de medicinas en nuestro país está prácticamente bajo el control de los monopolios farmacéuticos transnacionales. Es por ello que afirmamos, que sólo la transformación revolucionaria de la vieja universidad, y de la sociedad burguesa en su conjunto, pueden abrir camino hacia la superación del dominio colonial sobre nuestro país.

Por otro lado, hay quienes señalan que el problema de la dependencia es típico de las universidades tradicionales, de aquellas que han consolidado “autonomías” frente al Estado, sin embargo, podemos ver que estas distorsiones se hacen también presentes en las universidades con rango experimental y en los institutos. El problema entonces no es sólo la autonomía sino los privilegios que ostentan quienes ejercen el gobierno universitario. La universidad sigue teniendo una estructura burguesa, al igual que el resto del aparato de estado, y por lo tanto, jerárquica, burocrática y antidemocrática, lo que constituye a su vez un caldo idóneo para la corrupción.

Quienes insisten en desacreditar la democracia aluden a la autonomía universitaria con frecuencia, ya que siendo ellos quienes gobiernan y manejan los recursos públicos, e interpretando la autonomía como divorcio de la sociedad a la que en realidad se deben, convierten a la universidad en su parcela personal.

En otro orden de ideas, la polarización del país alienta la aparición de liderazgos oportunistas dentro del sector estudiantil. El movimiento estudiantil de la derecha, ante las necesidades de la universidad demuestra su hipocresía, movilizando al estudiantado hacia protestas que únicamente satisfacen las ansias de poder de la MUD y negando las luchas reivindicativas, demostrando ceguera ante los problemas de los estudiantes más humildes. Su oportunismo consiste en usar los cargos de representación estudiantil únicamente para obtener prebendas dentro de sus partidos y luego abandonar cualquier reclamo.

Asimismo, quienes por el contrario se plantean como alternativa “revolucionaria”, se encuentran subordinados a los intereses de la burocracia reformista que no quiere demoler el viejo estado burgués, ni tampoco, en consecuencia, transformar revolucionariamente la universidad, por lo que, subordinados al poder constituido, sus prácticas se hacen cada vez más clientelares, y, abandonando las luchas estructurales, terminan constituyendo un freno para las verdaderas luchas y para el desarrollo de las expresiones genuinas del sector estudiantil. En su práctica cotidiana reflejan la ausencia de un programa verdaderamente revolucionario y de izquierda socialista.

PROPUESTA PARA UNA CONSTITUYENTE UNIVERSITARIA

La propuesta que hoy presento recoge años de lucha estudiantil contra el oportunismo y el clientelismo, contra la demagogia de pseudolíderes hechos a leanderimagen y semejanza de la burocracia o de la derecha hipócrita. Son años de lucha dentro de la academia por un modelo distinto, por la Universidad Obrera, Popular y Democrática, por la Universidad del Pueblo Trabajador.

El análisis precedente permite evidenciar los nudos críticos de la universidad, por lo que basamos esta propuesta en tres elementos fundamentales: Defensa de la Autonomía, Lucha por la Democracia Universitaria y Transparencia Radical, elementos que únicamente en conjunto pueden abrir el camino para la realización de una universidad pertinente y de excelencia:

1. AUTONOMÍA UNIVERSITARIA:

La autonomía universitaria es el principio y jerarquía que otorga a la universidad la competencia para dirigir la acción del gobierno universitario. Esta institución a su vez es garante de la universalidad, sustento del debate crítico de todas las corrientes de pensamiento.

Consideramos que quienes maliciosamente achacan a la autonomía los males de la universidad, tienen como verdadero objetivo la universalidad, buscan convertir a la universidad en una iglesia, modelo escolástico en el que un grupo de elegidos poseen la verdad absoluta. Por otro lado, una mala interpretación de la autonomía como un “Estado dentro del Estado”, en la que una casta privilegiada gobierna, busca convertir a la universidad en parcelas o feudos personales.

Esta concepción de Universidad-Iglesia (sin Universalidad) o de Universidad-Feudo (presa de su propio gobierno), sólo es superable por medio de la participación de toda la comunidad de forma democrática.

Por ello proponemos que toda universidad, más allá de su carácter, pueda darse su propio gobierno y elegir a sus autoridades. No se le puede tener miedo a la autonomía siempre y cuando esta se entienda en los términos antes expuestos.

2. DEMOCRACIA UNIVERSITARIA:

Al igual que en el Estado Burgués, del cual la universidad forma parte, la falta de democracia real constituye un problema central y principal. Esta falta de democracia se expresa a través de la existencia de élites del conocimiento y castas administrativas que una vez en el gobierno universitario (por elección o por designación), ejercen dicho gobierno en función de sus intereses y no los de la comunidad por ello:

• Exigimos el reconocimiento de Profesores, Estudiantes y Trabajadores Administrativos y Obreros dentro de la Comunidad Universitaria.
• Igualdad gremial, basta de la dictadura académica y de privilegios de un gremio sobre los demás.
• Exigimos se incluya la figura del referéndum consultivo para la toma de decisiones importantes cuando estas afecten directamente a la comunidad.
• Participación de todos los gremios en la planificación y ejecución de los recursos a través de los concejos estudiantiles y concejos de trabajadores.
• Atención a las comunidades, a través de un concejo en el que participen las organizaciones de base del poder popular, la universidad venezolana se debe al pueblo organizado.
• Revocabilidad de todos los cargos abiertos a elección en cualquier momento de la gestión, que ningún burócrata universitario sienta que tiene sus privilegios asegurados.

3. TRANSPARENCIA RADICAL:

En materia de gobierno, la transparencia radical implica la apertura de todos los libros de cuentas. Todo lo público debe estar abierto al pueblo, que se acaben los guisos con los fondos de los venezolanos.

En la universidad, implementar esto pasa por que todas las cuentas sean públicamente auditables y en línea por cualquier persona. Esto, animaría a jóvenes, investigadores y trabajadores a organizarse en concejos de contraloría. Sin embargo, esta propuesta choca tanto con los intereses de la burocracia reformista, como con los de la derecha, quienes en definitiva gozan de los privilegios de la confidencialidad.

NACIMIENTO DE UNA NUEVA UNIVERSIDAD Y DE UNA NUEVA SOCIEDAD

La democratización universitaria debe ser apenas el comienzo de una revolución del conocimiento, de una revolución política y cultural para Venezuela, en aras de abrir camino hacia el socialismo. Actualmente, la universidad cumple su función social como reproductora de los valores del sistema capitalista, constructora de opinión y sustento del sentido común de las clases dominantes, perpetuadora de la Hegemonía del Capital sobre nuestras vidas.

Esta propuesta abre las puertas para una trasformación estructural del modelo universitario. Hoy, la lucha estudiantil rebasa el hecho reivindicativo. Nos proponemos una nueva universidad en la que la universalidad y el cogobierno no sean derechos garantizados sólo en el papel sino derechos efectivos, derechos que garanticen a la comunidad, a través de instituciones y de la organización del poder popular, la verdadera toma de decisiones de forma democrática, participativa y protagónica.

La garantía real de la gratuidad de la educación, la unificación del sistema educativo, la nacionalización de las universidades y privadas y la prohibición de que la educación sea una mercancía, una nueva ley de universidades que contemple el nacimiento de Universidades en manos del Poder Popular y las Comunas, la lucha contra las diversas formas de dominación, contra la dependencia tecnológica y el rentismo intelectual. Todo esto es parte del arsenal de esta propuesta revolucionaria que esperamos sea enriquecida durante los debates y asambleas por venir en esta campaña, en la que tenemos mucho por ganar pero también que perder si el poder constituido en defensa de sus privilegios logra imponerse sobre nosotros, el poder popular.

Por último, debemos señalar que la transformación revolucionaria de la sociedad, por sí sola, no será suficiente para lograr romper con los lazos de dependencia económicos, impuestos por el yugo imperialista, ni tampoco, para transformar la sociedad burguesa en su conjunto y construir el socialismo.
La guerra económica que ha azotado ferozmente al país durante los últimos 4 años, es una consecuencia directa e inmediata de no haber llevado a cabo las tareas históricas de la revolución socialista mucho antes. Mientras las palancas económicas del país continúen en manos de la burguesía, el sabotaje económico continuará profundizándose cada vez más.

En ése sentido, es indiscutible que la aguda situación económica que vive el país hoy, ha golpeado duramente las condiciones de vida de las masas trabajadoras y sectores empobrecidos de la sociedad, y en particular, de la masa estudiantil. Muchos jóvenes universitarios, padres de familia o no, han abandonado las aulas de clases en aras de buscar medios de sustento para sus familias, quedando éstos, por la vía de los hechos, privados del derecho a la educación universitaria. Con este ejemplo, queremos evidenciar la necesidad urgente de una profunda transformación revolucionaria de nuestra sociedad, para acabar con todo yugo y explotación capitalista, que constriñe y destruye en la práctica los derechos de las masas trabajadoras.
La aún fuerte dependencia de nuestro país con el imperialismo, está en la propia raíz del régimen capitalista que todavía domina nuestra sociedad, y que está basado en dos pilares fundamentales. Por un lado, la propiedad privada de los medios de producción y las palancas económicas del país, y por el otro, el aparato de estado burgués.

A fin de poder iniciar una ruptura profunda, revolucionaria y radical con el yugo imperialista, y de romper con el sabotaje económico que la burguesía lleva adelante de manera implacable, se hace urgente que los medios de producción y las palancas económicas fundamentales del país sean nacionalizadas bajo control obrero y popular. La banca y todo el sector financiero, las empresas transnacionales de todo tipo, el comercio exterior, los monopolios industriales y las extensiones de tierra aún en manos de latifundistas, deben ser arrancadas de las manos de la burguesía y deben pasar a servir a toda la sociedad por igual, administradas por un estado obrero, construido sobre la base de las Comunas revolucionarias, los Consejos de Trabajadores, Campesinos y Estudiantes, y las Milicias obreras y populares, en el cual todos los cargos estatales sean elegibles y revocables en cualquier momento, rotativos en la medida de las posibilidades técnicas y políticas, y en el que ningún funcionario estatal devengue un salario superior al de un trabajador calificado, erradicando así de raíz los salarios y privilegios tradicionales de la burocracia estatal. Sólo de esta forma, junto a la transformación revolucionaria de la Universidad, podremos realmente abrir camino hacia el socialismo en nuestro país y el continente americano.

Por todo esto hoy salimos a luchar, a dar la cara por la universidad, con pocos recursos pero con muchas ganas de conquistar los corazones de la juventud revolucionaria. Esta es la causa de la Universidad Obrera, Popular y Democrática. Únete a esta lucha, cambiemos el mundo, transformemos la universidad, construyamos el socialismo.