La actual coyuntura nacional marcada esencialmente por los rasgos de una crisis sin antecedentes, un cerco financiero imperialista, la usura de la burguesía contra el pueblo, el avance electoral de la socialdemocracia, el callejón sin salida del reformismo de izquierda y la asfixia burocrática de estos últimos sobre las masas trabajadoras, sitúan al movimiento popular venezolano y a la izquierda revolucionaria, si aspiran a sobrevivir, en la obligación de reconstruirse por medio de un amplio debate nacional bajo los métodos más democráticos de participación entre todos los factores. La candidatura de Eduardo Samán a la alcaldía de Caracas y el fermento provocado entre las expresiones de vanguardia, puede ser una oportunidad de gran valor estratégico, sólo si logra nuclear a la mayor cantidad de fuerzas e individuos que advierten con preocupación y agudeza la degeneración creciente en el seno de la Revolución Bolivariana. Esto podría posibilitar en el proceso mismo las condiciones adecuadas para construir una dirección Colectiva, un programa más a la izquierda y una organización con métodos capaces de enfrentar sin vacilación a todos los elementos perniciosos representados en la burocracia reformista del PSUV, hoy en el gobierno y en franca situación de bancarrota histórica.
Ese hecho, tan inconcebible para la mente de un sectario puritano o para un ferviente fanático, es muy evidente para los estrategas de la nomenclatura burocrática. Advirtiendo el enorme peligro de tener a un elemento ajeno a sus intereses rigiendo los asuntos de la ciudad Capital, quien, además, es un hombre de principios firmes y apegados al Marxismo revolucionario, no han demorado en lo más mínimo para hacer andar la maquinaria del Estado con el pretexto de anular e invisibilisar su candidatura, sin embargo, este proceder no debe ni sorprendernos ni mucho menos amilanarnos.
La maquinaria inquisidora ha ejercido presión sobre el MEP (Movimiento Electoral del Pueblo) para que retirara el apoyo concedido a la candidatura de Samán, finalmente dicha presión terminó ejerciendo efecto sobre la organización partidaria, declinando el día sábado 11 de noviembre . Lo propio hicieron los Tupamaros con la candidatura del compañero “Cabeza de Mango”, razón por la cual deseo manifestar mi más profunda solidaridad con el camarada. Lamentablemente, Estas organizaciones Partidistas han claudicado y demostrado en los hechos su falta de perspectiva y utilidad como herramientas al servicio de la gran mayoría, principio primario de un partido revolucionario. Por otro lado, en una vergonzosa maniobra para confundir al electorado, el CNE ha impedido que el Nombre del Camarada Samán aparezca en las tarjetas de el PCV y PPT, dejando en las tarjetas electorales los nombres de Adelaida Zerpa y Rafael Uzcategui. Esta maniobra, contumaz y cobarde, de no revertirse, afectará la moral de un amplio sector del chavismo y de las fuerzas revolucionarias, logrando, lo que hasta la fecha ha sido muy difícil para la oposición de derecha: Mal poner al CNE. Ante ello exhortamos a las autoridades del poder electoral desistir de cualquier intento en mantener algún tipo de ventajismo contra el compañero Samán, tomándose medidas concretas para que se midan todas las expresiones en igualdad de condiciones.
Cabe recordarnos a todos los factores que siguen al proceso bolivariano, que en Caracas no existe un candidato de derecha fuerte que pueda traducirse en una amenaza directa al poder de la revolución en la ciudad capital y por lo tanto, como bien lo afirmaba Samán en la FILVEN, su candidatura motivaría la participación del electorado caraqueño y rompería con la estrategia abstencionista de la derecha.
De igual manera la mano oscura de la censura ha hecho su trabajo en los medios de comunicación públicos y privados, en cuyos medios pretenden condenar a nuestro camarada a un ostracismo electoral; una vez más los medios de comunicación se condenan ante la historia. Todos estos hechos deben llamar poderosamente la atención de cada conciencia revolucionaria y de izquierda, simpatice o no con el camarada Eduardo Samán, debido a que son medidas burocráticas tendientes a la eliminación de cualquier vestigio democrático y de crítica en el movimiento bolivariano. De seguir extendiéndose esta política, tarde o temprano, despojará indefinidamente al proceso de todo carácter revolucionario, fortaleciéndose las fuerzas de la contrarrevolución interna. Ante dichas y recurrentes imposiciones, nosotros debemos llamar a la más profunda democracia interna y unidad entre auténticos revolucionarios.
Es incontrovertible, sin el mínimo temor a equivocarme en la siguiente afirmación, que Eduardo Samán es un cuadro comprobado en los hechos concretos, sujeto durante toda su vida militante al servicio de la clase trabajadora venezolana. Su lucha persistente contra las grandes industrias farmacéuticas, por el control obrero en las fábricas nacionalizadas por Chávez, su gestión en el ministerio de comercio e Indepabis, no solo demostraron cualidades de un hombre eficiente y sumamente honesto, sino de un sujeto con claridad y calidad revolucionaria. Por lo tanto, su candidatura en este complejo período no puede ser más oportuna si se considera como una oportunidad para revitalizar el fermento entre las bases del proceso e iniciar una ofensiva radical contra nuestros enemigos de clase. Su figura, por su prestigio, principios y trayectoria significa un elemento positivo de resistencia de aquellas conquistas ideológicas, políticas y económicas alcanzadas por el movimiento bolivariano durante el período antecedente. Dichas conquistas ante la presión de clases ajenas dentro de nuestras propias filas acompañadas en un contexto de profunda crisis, se ven constreñidas, amenazadas y en franco retroceso, sino desaparecidas.
Camaradas, la unidad es un principio imposible de imponer arbitrariamente sin generar afectación (sólo la mentalidad estrecha de un burócrata cínico o de un fanático fatuo es capaz de reflexionar de esa manera). La unidad es una condición generada por la apreciación más objetiva de la situación histórica, se debe construir por medio de métodos revolucionarios y bajo el disfrute de la autoridad moral entre todas las partes. La gran debilidad del chavismo crítico y de la izquierda revolucionaria en el presente momento es la falta de unidad entorno a unas ideas, un programa y unos métodos capaces de ganar a la mayoría del pueblo trabajador.
Caracas y el país entero necesita de hombres negados a arrodillarse ante los dictados de las grandes industrias y multinacionales. Necesitamos camaradas con el valor y la humildad necesaria para gobernar sin prejuicios con el pueblo. Llevando a cabo políticas públicas, ya no paliativos, que ayuden a la gran mayoría de los trabajadores a salir de la miseria imperante por medio de una trasformación de raíz de sus condiciones de vida, es decir, tomando sin complejos medidas radicales y profilácticas.
Hacer de nuestra ciudad un modelo civilizatorio del presente siglo es fundamental. Pero no sobre bases capitalistas reproductoras de todas las lacras y barbarie inherente a la naturaleza de ese sistema. Se trata esta vez de una ciudad auténticamente socialista donde todos los servicios sociales y los bienes producidos por la clase trabajadora estén al alcance de todas y todos, lo que desplegará con toda seguridad y hasta el infinito todas las potencialidades y genialidades inherentes de cada caraqueña y caraqueño. Nada de esto será posible sin el concurso de todo el país, estrechamente conectado con la necesidad histórica de desarrollar las fuerzas productivas.
Samán es un militante con los pies sobre la tierra y con la determinación necesaria para comprender que una ciudad, una República y un mundo así es posible, pero el camarada no se limita a plantearlo como una mera posibilidad; lo afirma como una necesidad.
La necesidad a veces se expresa en accidentes. Solo aquellos capaces de agudizar los sentidos y ver lo sustancial de este periodo serán capaces de actuar correctamente en cada escenario, si eso se encuentra acompañado de la construcción de los elementos subjetivos indispensables (Ideas, programa, organización, métodos, tradiciones.), no hay razones para dudarlo: ¡Se podrá tomar el cielo por asalto!