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77178d1e6b044f568023c5243ab9c933Si bien hay que tener en consideración las agresiones y sabotajes del imperialismo norteamericano a nuestra economía al momento de evaluar la crisis, también es necesario señalar la responsabilidad que tiene el gobierno en el agravamiento de la misma.

El hecho de no haber completado las tareas de una revolución socialista, dejando en manos de la burguesía los medios de producción y conservando el viejo Estado burgués, ha permitido que, con la caída de los precios del petróleo, el modelo reformista basado en la distribución de la renta petrolera entre en crisis terminal.

La crisis, que afecta principalmente a los trabajadores y sus familias no ha hecho sino agravarse, lo que ha provocado manifestaciones y conatos de saqueos en el país. La juventud también ha sido duramente golpeada, la deserción escolar y universitaria acaba con la democratización de la educación que se planteara como un logro de la Revolución; el aumento de la violencia, la prostitución y la desnutrición son lacras del pasado que se hacen de nuevo presentes.

La dirección burocrática, con el fin de mantener sus privilegios, y desconfiando del pueblo, ha preferido ir a una mesa de negociación con los representantes del imperialismo y la burguesía nacional en República Dominicana. Desde la Corriente Marxista “Lucha de Clases”, rechazamos unas negociaciones que se hacen a espaldas del pueblo y en las que además se ofrecen las conquistas de la clase trabajadora para imponer un programa neoliberal, volviendo así a los tradicionales pactos de élites que caracterizaron al período puntofijista.

Este “Pacto de Santo Domingo” como se le ha venido llamando, va más allá de un diálogo político. Lo que se está negociando son los derechos de los trabajadores y la soberanía nacional. La ley de inversión extranjera, por un lado, y la bonificación del salario por otro, son medidas neoliberales que en nada benefician al país, por el contrario, son una ofrenda que la burocracia otorga al imperialismo y a la burguesía, enviando una señal de rendición y procurando mantenerse en el poder a toda costa.

Los revolucionarios venezolanos, tenemos el deber de rechazar esta Ley de Inversión Extranjera que no es más que la entrega de nuestra soberanía nacional, una ley aprobada en una Asamblea Nacional Constituyente hecha a imagen y semejanza de la dirección entreguista y que está de espaldas al pueblo. Esta ley, subordina al Estado venezolano ante tribunales extranjeros, a la vez que abre las puertas para una fuga abierta de capital a través de remesas. En vez de ir hacia la abolición de los tratados contra la doble tributación, lo que se hace es dar infinidad de posibilidades para el saqueo de nuestros recursos.

Por otro lado, el gobierno ataca el ingreso de los trabajadores por medio de la bonificación del mismo. A la fecha, el 70% del ingreso percibido, se realiza en la modalidad de bono alimenticio, lo que incide negativamente en el calculo de prestaciones, vacaciones y utilidades, para lo cual se toma en cuenta únicamente el salario. Esto favorece además la política de despidos colectivos adelantada por la administración pública y seguida por la burguesía, ya que la liquidación se hace “económica”.

Esta bonificación del ingreso, junto a la situación de hiperinflación, ha destruido el salario de la clase trabajadora. La respuesta del ejecutivo está constituida por medidas clientelares que han logrado superar por mucho al clientelismo adeco. En vez de atender los problemas estructurales de la economía, se emplean mecanismos perversos de control social como son la entrega de bonos, cuyo fin es ganar clientes políticos pero que repercuten negativamente en la economía ya que inyectan liquidez no basada en trabajo productivo, contribuyendo a la esclada inflacionaria.

Estas medidas, desvalorizan el trabajo humano e inciden de forma negativa en la conciencia de la clase trabajadora, que observa como su ingreso, ganado con esfuerzo, no alcanza y debe ser completado con dádivas del gobierno. En vez de promover el trabajo como fuerza transformadora de la sociedad, los psicólogos sociales del gobierno buscan sujetar a los trabajadores por medio de beneficios que luego sirvan de amenazas a la hora de expresar descontento.

Ante este escenario, quienes luchamos por el socialismo en Venezuela, debemos organizarnos en la defensa de la clase trabajadora y de su ingreso, como única garantía de su independencia del Estado burgués. En esta etapa, debemos acompañar las luchas de los trabajadores, educando a las masas y poniendo en evidencia a la dirección conciliadora del gobierno.

Debemos además tener en cuenta, que una explosión social no se convierte en una situación revolucionaria por sí misma, si no es acompañada por una dirección revolucionaria que la conduzca hacia la toma del poder. Cada día, aumenta la presión de las masas, aumentan las contradicciones, es nuestra tarea que se dé un salto cualitativo para que la energía de las masas no se disipe y que por el contrario sirva para construir una nueva sociedad.

¡Contra la Bonificación del Ingreso!

¡Salario Digno al Pueblo!

¡Basta de Diplomacia Secreta! ¡Basta de Pactos!
¡Que el Pueblo sepa todo!