Ha llegado el momento de barrer a los enemigos de la revolución tanto a lo interno como a lo externo, para acabar con la escasez y con los aumentos diarios de precios (alimentos, medicina, repuestos y de otros bienes necesarios en la vida diaria), que convierten al salario en sal y agua, arruinando a la mayoría del pueblo trabajador.
El sabotaje económico empresarial y el ataque al salario de los trabajadores, es sostenido desde el diálogo que la dirigencia bolivariana promueve con estos sectores, que son y serán por siempre los enemigos jurados de la Revolución Bolivariana.
Los empresarios, en esta santa alianza con la burocracia reformista, se apoyan en las actuales políticas de conciliación de clase del gobierno, y en las concesiones que éste le otorga, para asaltar las divisas provenientes de la renta petrolera. Tal política sólo ha contribuido a agudizar la crisis económica que vive el país, permitiendo además que una minoría –la burguesía tradicional y sectores de la dirigencia bolivariana- se enriquezca a costa del empobrecimiento atroz de las grandes mayorías.
El movimiento obrero sale a luchar
Semanas atrás, los trabajadores de la empresa La Lucha, ubicada en el Estado Carabobo, se pusieron a la vanguardia de las luchas obreras en la región, iniciando una huelga en defensa de su contrato colectivo, ante la cual, la burocracia reformista respondió desde la Zodi y las inspectorías del trabajo en complicidad con los cuerpos de seguridad del Estado, que están demostrando trabajar en función del los empresarios explotadores.
En el Estado Lara los trabajadores de las empresa lácteos Los Andes también tomaron las calles para protestar contra la política que vienen realizando los burócratas que dirigen estas empresas, quienes compran la materia prima en el extranjero (Brasil y Argentina) con lo cual encarecen el producto en el mercado nacional y se llenan con la comisiones corruptas obtenidas de dichas compras. Ambas luchas de los trabajadores abren un compás para la aparición del proletariado en acción defendiendo sus conquistas frente a su enemigo de clase -la burguesía parásita- y también, ante quien desde el propio bando bolivariano, colabora con la burguesía -la burocracia reformista-. No obstante, la lucha de los trabajadores hizo retroceder a sus enemigos de clase por la presión que mantuvieron contra las viejas instituciones burguesas (GNB, PNB, SEBIN), adornadas con el nombre de bolivarianas, liberando finalmente a los dirigentes sindicales detenidos y viéndose obligados a respetar las conquistas contractuales de los trabajadores de la empresa La Lucha. Consideramos que estas iniciativas han contribuido a reactivar las luchas del movimiento obrero en Carabobo y en otros estados del país.
Empresarios y burócratas en santa alianza contra el movimiento obrero
Por otro lado, esta disposición de lucha del movimiento de los trabajadores se ha iniciado en contra de la política cómplice y alcahuete de la burocracia sindical bolivariana, que sólo está pendiente de hacer su circo para adornar y disfrazar las políticas contra los trabajadores, favoreciendo al final los intereses de los empresarios especuladores. Esta alianza con la oligarquía ha iniciado una política de frenar todas las iniciativas del movimiento revolucionario, que durante años, si bien con avances y retrocesos, ha buscado –muchas veces de forma inconsciente- barrer con el poder económico de la burguesía, para así poder cumplir con el deseo de conquistar el socialismo y lograr una sociedad más igualitaria.
Después de la victoria de Lácteos Los Andes y La Lucha, los trabajadores han seguido movilizándose. Obreros de Corpoelec y Enatub PDVSA realizaron asambleas solicitando la discusión de sus respectivos contratos colectivos, así como planteando propuestas concretas para incentivar la producción y mejorar las condiciones de trabajo. En Corpoelec, luego de la asamblea de los trabajadores en las oficinas, la burocracia militar que dirige la empresa violentó la contratación colectiva y tomó medidas contra los dirigentes sindicales que habían retomado la sede sindical. Acto seguido les levantaron en las inspectoría del trabajo una calificación de despido por orden de los burócratas militares, que según denunciaron los trabajadores en dicha asamblea, han llevado a la compañía eléctrica casi a su colapso –lo que además fue denunciado por el dirigente sindical Elio Palacios, y tomado como pretexto para una campaña de descrédito en su contra a fin de justificar su detención arbitraria por parte del SEBIN-.
Al mismo tiempo en Enatub PDVSA, la burocracia dirigente ha venido desmejorado las condiciones de vida y laborales. Los trabajadores reclaman la reapertura del comedor, que el transporte vuelva a funcionar porque deben caminar largos trayectos para retornar a sus casas y una revisión y adecuación del salario que permita resolver su situación de veloz empobrecimiento ante la escalada inflacionaria. A los trabajadores les depositaron el salario a los trabajadores el día sábado a las 5 de la tarde, lo que les llevó a paralizar la planta el lunes siguiente lunes.
A pesar de que una y otra vez los trabajadores y el pueblo en su conjunto han derrotado a sus enemigos de clase en el terreno político de las elecciones, incluyendo las pasadas regionales y municipales, mostrando su fino instinto de clase, y su disposición firme de avanzar hacia la abolición del poder económico de los capitalistas, la dirección del proceso bolivariano prefiere los diálogos con éstos para una supuesta “paz”, que lo es sólo de palabra, o de la que gozan sólo los burgueses y burócratas, porque para el pueblo llano cualquier posibilidad de “paz” es diariamente demolida por los aumentos bestiales en los precios de los alimentos, medicinas y transporte, generando malestar, angustia y rápido empobrecimiento del pueblo trabajador, y que por lo tanto, muy al contrario de la paz burguesa que pregonan los voceros oficiales, viene padeciendo durante los últimos años una situación de profunda zozobra y sufrimiento, obviamente agravada por la irresponsable y cómplice actitud del gobierno, que no ataca ni enfrenta la oleada de especulación y sabotaje de los capitalistas, y con la cual ahora más bien colabora.
¿A dónde van estos conflictos?
En cada una de sus expresiones el movimiento obrero se moviliza tratando de dotarse en el fragor de la lucha, de una dirección clasista que le permita luchar por la defensa de sus intereses. A pesar de que las luchas actuales son apenas parciales y de pequeña escala, expresan una cierta determinación para lograr la victoria, como ha venido ocurriendo en las actuales luchas contra las inspectorías del trabajo, la Zodi, la burocracia militar y los empresarios que tienen un sagrada alianza para entregar las conquistas de los trabajadores a los empresarios e iniciar una luna de miel mediante la precarización laboral, para que la burguesía parasitaria se siga enriqueciendo sobre la base de la pobreza de la clase obrera, la juventud, los enfermos, la tercera edad y los sectores más pobres del país.
El movimiento obrero requiere urgentemente de una dirección clasista. Aunque se lanza a las calles sin una dirección realmente consciente, su instinto de clase la lleva a enfrentar a su enemigo -la burguesía-, por lo que va a aprender en la lucha que debe organizarse, que debe dotarse de un programa de independencia de clase para poder hacerle frente a los patrones nacionales e internacionales y a la burocracia reformista que dirige las empresas del Estado, que responde a sus luchas encarcelando a sus dirigentes con la ayuda de los cuerpos de seguridad del Estado, favoreciendo los intereses y políticas de los empresarios.
En Carabobo hay un intento de realizar una conferencia de trabajadores y trabajadoras de la región con el objetivo de dotarse de un programa de lucha revolucionario para enfrentar a sus enemigos de clase. Llegar hasta esta conferencia no será fácil, los conciliadores y reformistas dentro del movimiento obrero carabobeño y nacional están tratando de frenarla. En dicha conferencia deben concretarse políticas contra los despidos que violan la inamovilidad laboral, cuyos expedientes reposan en las inspectorías del trabajo, institución que le hace el favor a empresarios y burócratas por igual, la necesidad de un plan de lucha para la defensa del salario, del empleo, para poner la producción en manos de la clase obrera y para ponerla al servicio de las grandes mayorías del país frente al empresariado parásito que sigue recibiendo jugosos recursos que los dejan en sus cuentas y otra fracción la llevan al mercado negro para así seguir con su política especulativa que llevan a la miseria al pueblo trabajador.
¡Por la escala móvil de salarios contra la especulación!
¡Por la estabilidad laboral frente a la precarización!
¡Las fábricas para la clase obrera!
¡Nacionalización de la banca, los latifundios y monopolios bajo control obrero! ¡Construyamos una dirección clasista del movimiento obrero, para acabar con el capitalismo parasitario!
¡Viva el socialismo! ¡Realicemos el legado del comandante Chávez!