El pasado jueves 08 de noviembre, la clase obrera vivió una jornada de movilización en la capital, con el fin de organizar la siguiente etapa de luchas en defensa del salario y demás beneficios contractuales. 4 actividades simultaneas, demostraron que la presión acumulada está buscando causes orgánicos y que la lucha va en escalada. Como señalamos en nuestra editorial del 27 de octubre: “El ajuste nominal de salario decretado en agosto pasado ha quedado pulverizado por la hiperinflación en pocas semanas, mientras que las garantías y beneficios contenidos en la totalidad de convenios colectivos suscritos anteriormente, han sido eliminados de golpe por vía decreto ejecutivo, con la publicación en septiembre de los nuevos tabuladores para la administración pública…”. Esto, ha avivado nuevamente las luchas por un salario digno, que emprenden trabajadores de múltiples sectores, con cada vez más altos niveles de protesta y organización. En el presente artículo, presentaremos las conclusiones de los principales encuentros del día y las diferentes actividades que se tienen previstas en defensa de los derechos de los trabajadores a futuro. También, evaluaremos las diferentes tácticas a emplear en la lucha por conquistar la dirección de las organizaciones.
La burocracia desconectada de las demandas de los trabajadores
La primera actividad que vamos a reseñar, es la marcha a Fedecámaras convocada por la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST) abiertamente pro-gobierno. La misma, contrasta con el resto de las actividades del día, ya que lejos de ser una jornada participativa para escuchar a los trabajadores, terminó siendo otro acto efectista, convocado para denunciar la “mafia empresarial parásita de Fedecámaras, hambreadores, especuladores, acaparadores y golpistas”, cerrando con la consigna: “Defendamos el Salario, defendamos el Plan de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad”, discurso que a su vez, intenta colocar toda la responsabilidad de la crisis sobre el sector empresarial, que obviamente tiene juega un papel desestabilizador, pero con el cual el gobierno se ha sentado para “acordar precios”. Todo para que luego sus voceros y los de la central vengan con el discurso de que éstos “engañaron al gobierno”.
Pero… ¿Y por el achatamiento de la escala salarial sufrida por los trabajadores del sector público quien será responsable? Pues, según declaraciones del ex ministro del trabajo y ahora presidente de la Comisión de Trabajadores de las ANC, Francisco Torrealba, quien señaló que los trabajadores que están reclamando reivindicaciones son quienes no han buscado a la CBST, con la que se han acordado tablas salariales, la culpa es de los trabajadores y trabajadoras que no se han acercado a la CBST, y no a la política salarial implementada por el gobierno y que ha sido recibida de brazos abiertos por la burguesía.
Lo anterior, lo señaló sin tomar en consideración que esas tablas “acordadas” han sido ampliamente rechazadas por haber sido aprobadas de espaldas a los trabajadores, lo que evidencia la total desconexión con las bases obreras y expone el carácter corporativo de la Central Bolivariana.
De esta manera, la Central Bolivariana sigue hundiéndose en su desprestigio. El manejo burocrático de su dirección, adaptada a servir de apéndice corporativo del Estado burgués, se enfrenta a una situación de crisis en la que lejos de ejercer un papel de guía en las luchas de los trabajadores, se erige como un gran muro de contención a las mismas. Limitándose actualmente a ser un simple mecanismo estatal para frenar el avance de la clase obrera.
Conferencias y encuentros de otras organizaciones de izquierda
Por su parte, otras organizaciones clasistas también realizaron convocatorias: el “Encuentro Nacional de la Clase Obrera”, convocado por la Unidad Popular Revolucionaria Antiimperialista (UPRA), y el “Encuentro Nacional Sindical Clasista”, convocado por el Frente Nacional de Lucha de la Clase Trabajadora (FNLCT). Cada uno de los eventos contó con la participación de alrededor de 100 personas. En ambos encuentros, los trabajadores expresaron su descontento con las políticas económicas en general, y salariales en particular del gobierno; identificando las causas de la crisis “en la corrupción del Estado y en las empresas públicas”, pero también, en la política de conciliación con la burguesía nacional y transnacional. Las conclusiones de ambos eventos reflejaron este carácter de clase y socialista.
En el encuentro promovido por la UPRA, se desarrolló un interesante debate sobre las tácticas de lucha en este escenario, donde se expuso al frente popular o el frente único como tácticas desarrolladas al calor de la Lucha de Clases en la historia, y culmino señalando como programa: socializar toda la actividad bancaria, el transporte y la industria, bajo control obrero; además de una política de cero dólares para la burguesía y la defensa de la inamovilidad laboral amenazada por Fedecámaras. Al respecto, debemos señalar que cualquier política de frente “popular”, que intente involucrar a sectores empresariales “patriotas” ha demostrado su fracaso en la historia, por lo que la única alternativa es construir una alternativa genuinamente obrera.
Por su parte, el “Encuentro Nacional Sindical Clasista”, convocado por el Frente Nacional de Lucha de la Clase Trabajadora (FNLCT) contó con una serie de reportes sectoriales, presentados por dirigentes sindicales de los gremios de alimentos, eléctricos, cementeros, salud, sector privado y sector público, culminado con la participación de los delegados regionales y participantes en general donde se fueron planteando propuestas para culminar aprobando un cronograma de manifestaciones a nivel regional y nacional por las reivindicaciones más demandadas por los asistentes como lo fueron el salario digno y la inamovilidad laboral.
Sin embargo, si bien en ambos encuentros se pudo evidenciar una línea política y programática acertada, en cuanto a la táctica empleada para hacer valer sus peticiones, siguen estando en los márgenes de la institucionalidad estatal. Así, la culminación del acto convocado por UPRA fue la entrega de una carta a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), mientras el FNLCT, entre las actividades más próximas, contempla un piquete frente a la ANC el día jueves 15 de noviembre, una “toma” del ministerio del trabajo (sin fecha) y una carta abierta tanto al presidente de la República como al presidente de la ANC “exigiendo sea revertida la política salarial antiobrera”. Como vemos, la respuesta, aunque en términos socialistas, se plantea aún por la vía del acuerdo institucional, acuerdos que como hemos podido constatar el gobierno no tiene la intención (ni la posibilidad) de cumplir, generando ilusiones a la clase trabajadora en el gobierno.
Nace la Intersectorial de Trabajadores de Venezuela
Otra de las actividades de la jornada fue el lanzamiento, en el Aula Magna de la UCV, de la Intersectorial de Trabajadores de Venezuela, al que asistieron alrededor de 800 personas. A diferencia de las convocatorias anteriores, la línea política de la Intersectorial es bastante difusa e imprecisa. A diferencia de las actividades anteriores, aquí las consignas y llamamientos se concentran fundamentalmente en la lucha reivindicativa defensiva: contra los despidos, por el respeto a las contrataciones colectivas, a la constitución y por salarios dignos.
El acto en la UCV fue la culminación de varias semanas de reuniones y de tres mesas de trabajo realizadas el día 7 de noviembre, en las cuales se elaboró el programa y cronograma de lucha que fue leído y aprobado en la asamblea el día 8. Además, es también el resultado de la conjunción de diversas luchas contra los despidos y por mejoras salariales: como la de las enfermeras, los trabajadores eléctricos, de la Cancillería, los trabajadores universitarios y del Metro de Caracas. Por otro lado, un sector de la base de la Intersectorial, en contraste con la de las demás convocatorias, es de abierta oposición al gobierno, llegando incluso al rechazo de las posiciones y discursos socialistas (a los que lamentablemente se identifica con la gestión actual). Esto, viene facilitando que sectores oportunistas de derecha, como es el caso de Pablo Zambrano (militante de Primero Justicia), se cuelen en esta instancia, tratando de usar de forma hipócrita la lucha de los trabajadores (en su mayoría del sector público) para llevar adelante sus agendas contrarrevolucionarias. Sin embargo, las organizaciones de izquierda presentes, en constantes reuniones, han enfrentado estas posiciones señalando la hipocresía de los dirigentes derechistas que hasta hace poco protestaban en contra del aumento a 30$ (hoy equivalente a menos de 7$).
Igualmente, la izquierda dentro de la Intersectorial ha venido combatiendo la posibilidad de cualquier alianza con sectores empresariales, los cuales están aplicando las mismas medidas de desmejora salarial y precarización laboral, contra las que hoy se levantan los trabajadores. Lo que se ve expresado en un fragmento del comunicado leído y aprobado en el evento: “…en esta carestía que golpea a los trabajadores se dan la mano patronos públicos y privados. Estos últimos, en muchos casos, solo están pagando el salario mínimo”.
Por la unidad de la izquierda y la construcción de una dirección revolucionaria
Un hecho que constatamos, y que no podemos dejar de comentar en este artículo, fue la presencia de trabajadores de las mismas organizaciones obreras en los diferentes eventos. Los mismos, señalaban que este periplo lo hacían evaluando cual de todas las alternativas era la más representativa de sus luchas. Lo que vemos, es una lucha por ganar la dirección de la clase trabajadora que se ha puesto en movimiento.
En este escenario, los sectores revolucionarios consecuentes debemos agruparnos para tomar parte en la disputa, abogando por la necesaria independencia de clase. La realidad exige depurar viejas costumbres sectarias para no debilitar al sector revolucionario, en un marco donde los reformistas y oportunistas de derecha tienen la ventaja (recursos y acceso a medios de comunicación de masas). Es necesario vincular las demandas más acuciantes de los trabajadores, con las tareas históricas de transformación socialista de la sociedad, Entendiendo que la conquista de mejores condiciones de vida solo podrá alcanzarse y sostenerse mediante la organización proletaria para la toma de las palancas fundamentales de la economía (industrias, bancos, latifundios y comercio exterior) y para la demolición del aparato estatal burgués.
Enfáticamente debemos repetir que la crisis que vive el país no deriva del socialismo, el cual nunca fue instaurado. La crisis que atravesamos es expresión extrema de la crisis orgánica del capitalismo a nivel mundial, sumada al fracaso de un modelo de regulaciones impotente para construir el socialismo, pero que asfixió el mercado interno. Debemos combatir sin cuartel los intentos de constreñir el movimiento a la mera movilización reivindicativa y al espontaneísmo. Claramente, esta política estrecha es útil para encubrir las intenciones de oportunistas y reformistas, sometiendo a los trabajadores al papel de furgón de cola de intereses de clases ajenas.
Ni la burguesía, ni la burocracia están en posición de solucionar los problemas que enfrentan la clase obrera y popular. Nuestro llamado a la multiplicidad de organizaciones de izquierda es a combinar esfuerzos para el posicionamiento de un auténtico programa revolucionario, conjugando la firmeza en los principios con la flexibilidad táctica. Solo bajo estas premisas, la izquierda revolucionaria tendrá oportunidad de atraer a las amplias masas de trabajadores.
La firmeza de principios y la defensa del programa revolucionario ciertamente son necesarias para la preservación de los intereses de la clase obrera y para fijar el horizonte estratégico de la lucha. Sin embargo, si estos elementos no se combinan con tácticas flexibles para ganar a las masas, entonces el sector revolucionario permanecerá aislado. El momento que vive el país amerita, por parte del sector revolucionario, salir del inmovilismo para hablar no sólo con aquellos trabajadores que están de acuerdo con nosotros, sino para ganar a aquellos que no lo están, sobre la base de la práctica cotidiana, luchando codo a codo por sus reivindicaciones, pero señalando las contradicciones del sistema capitalista y del Estado burgués. Por ello, se hace necesaria la conformación de un frente único, para golpear a las tendencias de derecha, por un lado, y burocráticas-corporativas por otro; unificando la lucha de los trabajadores con miras a la construcción de un gobierno obrero.
Cronograma de movilizaciones
La meta de casi todos los encuentros fue la de aprobar un cronograma de lucha que sirva para seguir sumando y organizando a los trabajadores. A continuación, presentamos las principales actividades. 12/11 Manifestación frente el Metro de Caracas. (Intersectorial) 13/11 Concentración en el Ministerio de Educación Universitaria (Intersectorial) 15/11 Piquete en la Asamblea Nacional Constituyente (FNLCT) 22/11 Marcha a Fedecámaras (UPRA) 26-30/11 Asamblea y Marcha Nacional en Caracas (Intersectorial) Fines de Nov. Toma del Ministerio del Trabajo (FNLCT) 3-7/11 Toma del Ministerio del Trabajo (Intersectorial) Publicación de Carta al presidente de la República y de la ANC (FNLCT-PCV) Entre otras.
¡Rechacemos el oportunismo de la Derecha! ¡Por salarios dignos y el control obrero de la industria! ¡Construyamos una alternativa revolucionaria!