A continuación reproducimos la entrevista realizada por Cristina Blonder de Tatuy Tv a Yenny Cortez, lidereza obrera de la fábrica textil «Heroínas de Aragua», la cual se encuentra bajo control y administración de las propias trabajadoras.
Fuente original:
Buscando experiencias organizativas de trabajadorxs en Venezuela, logramos el contacto con Yenny Cortez, ella trabaja en la empresa “Heroínas de Aragua”, la antigua “Gotcha”, empresa textil que fue nacionalizada y que este año cumplirá 12 años bajo control obrero.
Luego de iniciar el proceso de construcción socialista en 2005, de la mano del Comandante Chávez, hubo una oleada de nacionalizaciones que incentivaron diferentes fórmulas para implementar la propiedad social y la participación de la clase obrera en distintas fábricas en el país1, el proceso no ha sido sencillo ni uniforme, pero ha sido valioso como aporte histórico a la lucha por una sociedad más justa. Lamentablemente en la actualidad, esos avances significativos se ven eclipsados, ante un claro retroceso en la política de nacionalización y la gestión socializada de lo público, con una arremetida privatizadora en nuestro país, sin embargo, muchxs trabajadorxs como Yenny continúan en pie de lucha para sostener y fortalecer empresas que están al servicio de todo el pueblo venezolano, conozcamos pues la historia de unas mujeres venezolanas, quienes sin ningún conocimiento de manejos políticos, “sencillas” como dice Yenny, emprendieron un proceso que les liberó del despojo del que fueron objeto, por un empresario privado.
Las “Heroínas de Aragua” iniciaron la lucha por hacer valer sus derechos entre los años 2004 y 2007, su lucha se dio en un principio contra Wilson Balaguera, propietario y explotador que ha extraído su riqueza del sector textil y de la siembra de algodón en Caicara, Cabruta y Barinas. Ha recibido créditos del Estado venezolano y se presume se encuentra implicado en un caso de malversación de fondos en la Industria Venezolana Endógena de Textiles S.A (Invetex)2. Una de las realidades con las que deben lidiar lxs trabajadorxs en Venezuela, es con la complicidad de funcionarios públicos con lxs propietarios privados, siendo un mecanismo perverso de corruptela y fuga de la renta pública. A pesar de la magnitud del enemigo, Yenny junto a sus compañeras decidieron luchar: “Bueno, la primera etapa sin duda fue la más dura, primeramente organizarnos, en una empresa fantasma, no pertenecíamos a ninguna nómina, y allá había habido tres intentos de sindicato, y nosotras que éramos el cuarto, esa fue la etapa más difícil porque los trabajadorxs no confiaban en sindicato ya, sin embargo, el grupo de “Las Costureras” logramos primeramente organizarnos, recogimos las firmas y lograr que la notificación llegara a la empresa a través del Ministerio del Trabajo sin que se nos venciera la lista. Y bueno, la legalización del sindicato fue otra parte dura, dura, porque la empresa tenía cualquier cantidad de abogados, tenía trampas muy elaboradas y las trabajadoras en desconocimiento total. ”.
Pareciese un consenso general, que el modelo de gestión privada de una empresa es el más exitoso, sin embargo, se vela la realidad, obviando los manejos poco honestos, que le permiten al sector privado aprovecharse de los trabajadorxs. Ante la magnitud de las trampas, entre risas, nos cuenta Yenny: “nosotros no teníamos nada, nada en las manos, nosotros no teníamos recibo de pago, no teníamos una cuenta bancaria que dijera que empresa nos depositaba, ¡nosotros éramos una empresa fantasma! Las trampas estaban tan bien elaboradas que en un registro aparecía de presidente, el encargado de un almacén, un compañero nuestro, y de repente aparecía en un registro como presidente. Nosotros llegamos a conseguir más de 20 registros, con cualquier cantidad de nombres que tenía la empresa, todo eso aprendimos a buscarlo y solicitarlo, porque nos tocó demostrar la relación laboral… teníamos la ventaja que conformamos un sindicato profesional y con todos esos nombres que tenía la empresa el sindicato seguía valiendo”.
Una vez que comienzan con la lucha sindical, ¿cómo es que dan el salto a proponerse el control obrero de la empresa?
“Bueno a nosotras nos mandaron para otro taller, en La Morita (dentro del Estado Aragua), las mujeres de allí nos aceptaron, nos acogieron, pero ellos (los dueños de la empresa) no nos querían aceptar y nos decían que no había pedido, entonces nosotras tomamos el taller, eso fue en 2004. Luego de eso llegamos a un acuerdo con la empresa y trabajamos por dos años, pero nos comienzan a despedir en 2006, a despedir a las trabajadoras, y nosotras retomamos la toma en marzo de 2007, despedimos al encargado, al abogado y todo y nos quedamos en la empresa. Hubo un tiempo que fueron de luchas paralelas: por un lado, la providencia administrativa (emanada del Ministerio del Trabajo, que comprobara la relación laboral) y por otro, tuvimos la visita de los camaradas de la fábrica de válvulas de los Teques, INVEVAL, empieza como se dice nuestro aprendizaje ideológico, nuestra formación ideológica, donde ellxs nos explican que es una lucha de clases, obviamente nosotrxs éramos la clase explotada, que una de las reivindicaciones era que los medios de producción estuvieran bajo el control de la clase obrera y no creas que eso fue un entendimiento tan fácil, no, eso fue como dice una, patada y mordisco, golpe y todo, porque muchas de las costureras no estaban de acuerdo con nacionalización. Eso también fue parte de las etapas, la lucha entre nosotras, nosotras éramos un sindicato, de los trabajadores, pero tuvimos lucha con el patrón, el abogado, tuvimos lucha con los ministerios, tuvimos luchas con lxs compañerxs de trabajo, tuvimos lucha con las comunidades y tuvimos luchas entre nosotras mismas.”
¿Cómo era la relación entre ustedes? ¿Cuáles eran las diferencias?
“Nosotrxs éramos muy unidxs, había parejas entrelazadas, era el mismo transporte, el mismo todo, cuando nosotros logramos el sindicato nos pusieron una pared en el medio, literalmente una pared, claro ellxs (lxs trabajadorxs de otras áreas) nos apoyaban, pero ninguno, ninguno, nos quiso apoyar en el sentido de las firmas, nos dejaron solas.
Éramos 110 costureras, de las cuales quedamos 80 trabajadoras, porque las otras no quisieron… entre nosotras es como muy difícil el aceptar que una de nosotras, dos o tres de nosotras, igual, costurera, sencilla, mujer, ama de casa, de repente llegue a ser líder, que de repente el trabajador que tu menos piensas llegue a ser dirigente, a veces no aceptan, “bueno pero por qué tenemos que hacer lo que ella quiere”, esa rivalidad entre nosotras mismas, porque somos costureras, porque necesitamos un patrón, viene cualquiera de afuera y nos dice cualquier cosa y lo aceptamos, pero viene un compañero de trabajo, “no y que, ese es un loco igual que yo…” hay muchas que le ponen fe pero hay otros que no, eso sucede en todas las luchas. ¡Eso fue lo más difícil!”
¿Cómo pudieron superar esas diferencias?
“No lo hemos superado, simplemente se iban, aunque tuvimos mucha gente que nos apoyó, que nos ayudó, y fuimos aprendiendo en el camino, con la perseverancia en nuestro fin, nosotros pudimos batallar con esa cantidad de abogados, que obviamente lograron que cualquier cantidad de trabajadoras se desprendieran, haciendo concesiones con abogados de la empresa y debilitando la lucha, porque éramos 120, 90,30, en la medida que… claro era una lucha muy difícil porque nosotros no teníamos nada… entonces esto justificaba el hecho de que las trabajadoras dudaran mucho y a la hora que los abogados le ofrecieran un trato o una transacción ellxs lo aceptaban. Aparecieron cualquier cantidad de abogados, resteados, que dan la vida por un patrón, sin entender que están defendiendo a una clase a la cual ellos no pertenecen, los abogados hacen su trabajo a capa y espada, para defender a su cliente, para ellos simplemente, nos decían: “para nosotros ustedes son un caso más”, porque nosotros apelábamos a la conciencia, al corazón, les rogábamos, les suplicábamos, pero no, era eso… un caso más.”
Con todos esos obstáculos ¿cómo es que 30 “costureras” dieron entonces el salto a la nacionalización?
“…los abogados sabían cuando las cosas iban bien y cuando las cosas iban mal, los trabajadores no, entonces en el último momento cuando íbamos a lograr la sentencia firme, ya se había ido mucha gente, quedábamos apenas 30, sin embargo, nosotras retomamos la huelga, la toma y decidimos: “nosotras no nos vamos a quedar estancadas aquí, nosotras vamos a organizarnos”, con la ayuda de los camaradas de la Corriente Marxista ellos nos asesoraron, cómo elegir un comité, que responsabilidad debe tener cada unx, para llevar mejor las riendas de la empresa, comité de mantenimiento, administración, producción y socio-político, tratando siempre que todas las trabajadoras estén dentro de un comité. Empezamos a trabajar y después no nos querían declarar como utilidad pública, hasta que el estado no decrete utilidad pública tenemos al patrón como dueño y señor de la empresa, esa declaración viene de una lucha constante a través del Ministerio de la Mujer, junto a María León, estuvimos seis años con una alcaldesa, pero más nunca le interesó la lucha de las mujeres, claro cada alcalde que llegaba a nuestro municipio, con el control obrero le daba temor. María León vino a la empresa, se avocó y se comprometió, y desde ese momento junto al Síndico Municipal, se abocó a la lucha… ¡ay! Y un día 22 de septiembre que estábamos de aniversario, nos dieron ese regalo, entonces tenemos decreto de utilidad pública y expropiación en gaceta municipal desde diciembre de 2015.”
En este contexto de crisis nacional, ¿cómo mantienen activa la empresa? ¿Cuáles obstáculos les toca enfrentar?
“Heroínas de Aragua es pequeña, y hay mucho capitalista, mientras nosotras compramos cuatro o cinco rollos de tela, ellos compran cuatro o cinco conteiner de tela… hay mucho mercado en el Estado pero tienes que competir con capitalistas que tienen como comprar el contrato y como comprar la calidad, el Estado pone entre los requisitos Registro Nacional de Contratistas, y eso es dinero, es costos, para nosotros lo que nos gustaría, es contar con un contrato directo del Estado, no tiene que ser PDVSA o cualquiera empresa grande, sino con un contrato, el Estado tienen cualquier cantidad de organizaciones, eso nos permitiría a nosotros producir y sacar mercancía para la reinversión, sería maravilloso.
Aun a pesar que hay muchos talleres que han decaído, sin embargo, nosotras no quedamos sin trabajo. Hace tres años somos parte del Frente Textil, la empresa es centro de acopio del Frente y hemos participado en la confección de uniformes del CLAP textil, eso nos ha ayudado, el Ministerio de las Comunas paga económico, pero es nuestro tributo, muchas personas que están participando en el plan textil lo ven como “que voy a sacar de allí”, pero depende del análisis que tú le veas al trabajo, porque es barato, pero esos precios están contribuyendo a abaratar costos a las amas de casa en la adquisición de los uniformes, estas contribuyendo a no acaparamiento, a que los capitalistas no se aprovechen de ese gasto escolar que los padres tienen que adquirir esos uniformes y aunque muchos no lo perciben estamos dado un grano de arena para la planificación económica de nuestra comunidad.”
En la actualidad hay una campaña en Venezuela que busca justificar privatizaciones, que sataniza lo público, que sataniza al control obrero ¿Qué le dices al pueblo trabajador que no confía en control obrero?
“Se ha satanizado al control obrero, pero en Venezuela no hay control obrero, en nuestro caso nos permitieron organizarnos como comité de fábrica y nuestra empresa es pequeña, pero en muchos otros casos, nos han impuesto una sustitución de patrono, a través de juntas interventoras, realmente no se le ha dejado nada a los trabajadorxs, se ve como el gobernador, y equipos presidenciales llegan a imponer, pero ninguno pregunta cómo estamos organizados, que proyectos vamos a emprender para avanzar en la empresa, primeramente la dirección estadal debe apostar a los trabajadorxs, ellos saben cuál botón hay que presionar allí… siempre digo, una trasnacional por más grande que sea, por inmensa que sea, desde el gerente es un trabajador más, se lo digo a la gente de Smurfit, ustedes están capacitados para esto, porque ustedes no conocen al dueño de esta empresa y la empresa nunca se ha detenido. La empresa muchas veces no conoce quién es el patrón, cuántos socios tiene… porque las gestionan ellos mismos (lxs trabajadorxs), a veces el patrón viene cada año a ver cómo va su negocio… un gerente o un encargado por más título que tenga, también es un trabajadxr, si el trabajara para su gente, para su comunidad, fuese diferente. Solamente nuestras manos, solamente bajo control, solamente cuando nosotros logremos tener los medios de producción podremos avanzar hacia nuestra liberación y hasta la liberación no solo de los trabajadorxs, sino de todo el pueblo, que es trabajador. Es la única manera de tener una economía planificada, es la única manera de tener puestos dignos. A través de la propiedad privada seremos explotados, siempre habrá una persona o un grupo que está pendiente de extraer ganancia a costa de nuestra explotación. Se sataniza al control obrero porque no les conviene, la única manera de sacar a un país adelante es tener los medios de producción en manos de lxs trabajadorxs.”