Como un zombi que regresa de entre los muertos, Nigel Farage está de vuelta para acosar al establishment británico. A las pocas semanas de su formación, su nuevo Partido del Brexit encabeza los sondeos de opinión para las elecciones europeas del 23 de mayo, sobre todo a costa del apoyo a los Conservadores.

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Esto es tanto un síntoma como una causa adicional de la profunda crisis que envuelve a los tories. Lo que estamos presenciando es la escisión en desarrollo del Partido Tory, y los esquemas de la futura realineación de la derecha británica.

Traición

El brusco ascenso del Partido del Brexit es producto de la incapacidad a largo plazo de la clase dominante para hacer avanzar a la sociedad. El ala del gran capital de la clase dominante ha perdido el control sobre el Partido Tory, que se ha consumido completamente por la cuestión del Brexit.

Con Theresa May incapaz de obtener su acuerdo de salida de la UE a través del parlamento, y con el Brexit pospuesto repetidamente, millones de votantes favorables a abandonar la UE (los «Leavers») se sienten traicionados por el establishment de Westminster.

Estos acontecimientos recientes sólo han incrementado la amargura que se ha acumulado durante décadas. Este estado de ánimo se reflejó en las anteriores elecciones europeas de 2014, en las que el UKIP (el anterior partido de Nigel Farage) quedó en primer lugar.

Sin embargo, desde el referéndum del Brexit en 2016, muchos miembros del UKIP regresaron a los Tories, creyendo que llevarían a cabo el Brexit.

La grupa de UKIP se movió dramáticamente hacia la extrema derecha, bajo el liderazgo de Gerard Batten. Tras una serie de crisis partidarias, Batten nombró a Tommy Robinson, fundador de la EDL (Liga Inglesa de Defensa), como «asesor», en un intento por reconstruir una base a partir de sus partidarios de matones. Este fue un paso demasiado lejos para la mayoría de los principales miembros de UKIP (incluido Farage), quienes abandonaron el partido para convertirse en independientes.

Con la marca UKIP ahora tóxica y los Tories en crisis, Farage ha aprovechado la oportunidad para lanzar el Partido del Brexit. Sin manifiesto, su única política es «luchar para salvar el Brexit» y «volver a poner un Brexit sin acuerdo sobre la mesa».

El partido se esfuerza por presentarse con un disfraz anti-establishment. Su material de campaña ataca tanto a los parlamentarios tories como laboristas, que están «humillando» a Gran Bretaña a través de su «traición» al Brexit. Farage promete «poner los principios de Confianza, Honestidad e Integridad en el corazón de nuestra democracia», y arreglar el sistema político «roto».

«New-KIP»

Es esta retórica anti-establishment la que ha catapultado al partido al primer lugar de las encuestas. A diferencia de Change UK, una escisión derechista del Partido Laborista pro-UE, que ha fracasado como resultado de la defensa del status quo del establishment, el atractivo del Partido del Brexit es precisamente que promete agitar las cosas.

En realidad, sin embargo, el partido no es más que un UKIP pre-referéndum renovado. Debajo de su chapa anti-establishment se encuentra un abigarrado surtido de ex tories, banqueros y especuladores de propiedad.

Su alineación incluye 14 ex diputados del UKIP, entre ellos Farage (ex negociante de la City, el área financiera de Londres), lo mismo que David Coburn, y Jonathan Bullock (ex director de relaciones públicas y especulador inmobiliario). Su presidente, el multimillonario Richard Tice, tiene una larga carrera en la especulación inmobiliaria, y actualmente es el CEO (Director Gerente) de los parásitos de bienes raíces de Quidnet Capital. Ben «Hago tratos para ganarme la vida» Habib, el principal candidato del partido para la región de Londres, es un «administrador de fondos de propiedad», y un antiguo «donante importante» de los conservadores. ¡Todos hombres del pueblo, como se puede ver!

Los que se alinean para «restaurar la confianza en la política» incluyen a Ann Widdecombe, una ex ministra tory, que es tristemente célebre por oponerse a la legalización del aborto y a la derogación de la «Sección 28» (que prohibió a las escuelas enseñar la «aceptabilidad de la homosexualidad») , y por ser partidaria de mantener las leyes de blasfemia.

Ya, dos de las principales figuras del partido se han visto obligadas a dar un paso atrás, después de haberse descubierto que han hecho tuits islamófobos o antisemitas. En resumen, la máscara «anti-establishment» del Partido del Brexit ha comenzado a caerse rápidamente.

Escisión

El lanzamiento del Partido del Brexit ha dejado al descubierto la intensa crisis dentro de los Tories sobre el asunto del Brexit. Un cuestionario a los miembros del Partido Conservador en el sitio web Conservative Home encontró que el 62 por ciento planeaba votar por el Partido del Brexit en las elecciones europeas. Peor aún, ¡solo el 23 por ciento de los miembros tories dijeron que votarían por su propio partido!

El panorama no es mejor entre los concejales conservadores, el 40 por ciento de los cuales dijo que votaría por el Partido del Brexit. Incluso parlamentarios tories han indicado que podrían votar por los candidatos del Partido del Brexit. Por lo tanto, los Conservadores van encaminados a una derrota electoral histórica.

La victoria del Partido del Brexit en las elecciones europeas podría ser la humillación final de Theresa May. Aumentaría la presión para que ella renunciara o fuera forzada a hacerlo. En estas condiciones, es probable que su reemplazante se desplace hacia la derecha, en un intento por recuperar el apoyo de Farage.

A su vez, los ‘moderados’ dentro de los tories probablemente se escindirían. En cualquier caso, el Parlamento quedaría paralizado. No hay mayoría parlamentaria para un Brexit sin acuerdo. Una elección general parece cada vez más probable.

¿Qué deben hacer los laboristas?

Corbyn ha intentado correctamente cortar la división entre los partidarios de irse y de abandonar la UE, con una apelación de clase, planteando las cosas entre «la mayoría y la minoría». Sin embargo, los blairistas, el ala derecha, del Partido Laborista siguen gritando por un segundo referéndum, en apoyo de la UE, es decir, en apoyo del status quo. Esta defensa del establishment simplemente llevará a un grupo de votantes laboristas a las manos de Farage.

En lugar de eso, el Partido Laborista debe posicionarse firmemente como el verdadero partido anti-establishment. Hacerlo significa pelear en las elecciones con un audaz programa socialista, haciendo un llamamiento por unos Estados Unidos Socialistas de Europa, en lugar del podrido club de patrones de la UE.