La esperanza de la gasolina Iraní no arropa a los ciudadanos del interior del país que necesitan abastecerse de combustible, ya que la magia sólo alcanza a la región capital. Por ejemplo en el occidente del país las estaciones de servicio subsidiadas no son abastecidas diariamente, no trabajan en el horario establecido y limitan la cantidad de litros que el usuario puede adquirir, haciendo así que el desastre en que se ha convertido la distribución de combustible en el interior del país aumente, y la agonía del pueblo trabajador siga creciendo.
Hasta cuatro días de colas continuas para poder colocar gasolina «subsidiada» reportan los ciudadanos de El Vigía, Edo. Mérida; pueblo que vio nacer al vicepresidente de economía y presidente de PDVSA Tareck El Aissami -otrora militante del movimiento estudiantil revolucionario, y hoy parte de la casta burocrática que dirige el aparato de Estado burgués en beneficio de los intereses de un sector de la burguesía nacional-.
Además de las larguísimas y extenuantes jornadas de espera, se les limita a los usuarios a adquirir un máximo de 40 litros de combustible por vehículo. Esto contradice la orden emanada por el propio presidente de la estatal petrolera, quien el pasado 31 de mayo declaraba que las estaciones de servicio estarían funcionando a partir de las 6 am y hasta las 7 pm, así como también, que los usuarios podrían abastecerse de hasta 120 litros de gasolina subsidiada al mes.
Sumado a eso, de las siete estaciones de servicio que existen en la localidad, cuatro fueron asignadas para la distribución de gasolina premium ó internacional y sólo se dejaron tres para el suministro de gasolina subsidiada.
Gasolina «subsidiada«
En consecuencia, el precio del litro de gasolina «subsidiada» termina siendo, en los hechos, el más costoso del mundo. Esto resulta muy claro si lo analizamos desde la perspectiva de la teoría del valor trabajo, es decir, desde la teoría marxista del valor.
Una persona debe invertir en promedio más de 48 horas en cola para surtir combustible, lo que significa que invierte unas 48 horas de tiempo de trabajo –o mejor dicho, desperdicia- en una actividad absolutamente improductiva, cuando más bien podría invertirlo en una actividad que le generase algún tipo de remuneración, y a la vez contribuyese a incrementar el producto del trabajo social de todo el país.
En efecto, colocar gasolina en la zona occidental y oriental del país se ha convertido en un verdadero proceso de semi esclavitud, a la vez que en un terrible despilfarro de fuerza de trabajo, y por lo tanto, en la práctica termina convirtiéndose en una actividad mucho más costosa, que el ahorro que ello realmente pueda representar para las familias trabajadoras del país.
Por otro lado debemos añadir que hoy, 13 de Junio, el salario en Venezuela en relación a la tasa de cambio oficial ronda aproximadamente $1,98. Con con esa misma cantidad de dinero un venezolano puede optar a colocar 80 litros de gasolina en una estación de servicio subsidiada, o colocar 3,97 litros de gasolina en una estación premium ó internacional, evidenciando que en realidad este último aumento de la gasolina, incluyendo el precio de la gasolina subsidiada, no viene sino a formar parte de las medidas de ajuste capitalista del gobierno que, antecedidas por la voraz hiperinflación de 2018, han terminado de pulverizar el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras del país.
Adicionalmente El Aissami, en su alocución del 31 de mayo, aseveró que «esto no es un punto de llegada, es el punto de partida hacia un nuevo comienzo para la liberación definitiva de PDVSA». Pues bien, aparte del espíritu neoliberal que envuelve a las palabras del ministro –porque no se refiere a liberar a la estatal petrolera de las rémoras del imperialismo o de los capitalistas criollos, sino «liberarla» a través de un ajuste burgués-, el pueblo de Venezuela también necesita ser liberado de las interminables colas a las que debe someterse para abastecerse no sólo de gasolina, sino también de agua, gas, obtener efectivo, entre otros, así como de la degradante condición de semi esclavitud que representa tratar de vivir con menos de 2$ al mes.
La gestión petrolera como causa de la situación actual
Lamentablemente, durante los últimos años de gestión en la industria petrolera, Venezuela ha pasado de ser uno de los principales productores de petróleo, con la refinería más grande del mundo y una filial de suministro al detal de gasolina líder en la costa este de los Estados Unidos, que contaba con 14000 estaciones de servicio (CITGO); a un país importador de petróleo, con sus propiedades confiscadas por el imperialismo yankee; pero increíblemente, con alianzas estratégicas con transnacionales como Chevron y otras, que gozan de excepciones tributarias.
La gestión burocrática sobre la industria, el modelo reformista de economía mixta, el sabotaje capitalista y por último las sanciones norteamericanas, han terminado por asfixiar y destruir nuestra industria nacional de hidrocarburos, como unas tenazas constriñen la cáscara de una nuez hasta quebrarla totalmente.
Construir una alternativa del pueblo trabajador
Mientras el pueblo trabajador percibe un mísero salario, y es sometido a múltiples penurias para poder surtir gasolina, el sector privado sigue recibiendo incentivos, como poder cobrar en dólares, no pagar impuestos y libertades para importar gasolina y otros productos.
Para acabar con estas terribles contradicciones, urge construir una alternativa revolucionaria que permita a la clase trabajadora disputar y tomar el poder, la única clase capaz que cuenta con la creatividad, compromiso y tenacidad suficientes para sacarnos del atolladero en el que nos sumergió el reformismo claudicante en su bancarrota.
Así cómo los trabajadores petroleros demostraron sus poderes creadores durante y después del paro sabotaje petrolero, sacando adelante nuestra principal industria nacional, así lo volverían hacer una vez más hoy por hoy, pero, para ello, resulta imprescindible que los trabajadores tomemos nuestros destinos en nuestras propias manos.
¡Construyamos juntos una alternativa revolucionaria!