Tras años de arduas y acaloradas discusiones, reordenamientos tácticos y ajustes en el accionar político de las organizaciones, finalmente ha nacido la Alternativa Popular Revolucionaria, una alianza de partidos y movimientos de izquierda que se muestran decididos a marcar un decisivo deslinde de las políticas anti-populares del gobierno nacional y ofrecer un nuevo referente obrero, campesino y popular al país, por una salida revolucionaria a la crisis del capitalismo.
Esta iniciativa viene siendo promovida por el Partido Comunista de Venezuela (PCV), Patria Para Todos (PPT), Izquierda Unida (IU) y Lucha de Clases -sección venezolana de la Corriente Marxista Internacional, 4 de las 6 organizaciones que forman parte del Frente Popular Anti-fascista y Anti-imperialista (FPAA), pero que para impulsar esta nueva instancia han determinado trascenderlo. En principio, a esta coalición se han sumado la Red Nacional de Comuneras y Comuneros, el MB200, Somos Lina, Movimiento LGTI, MPA, COMPA y el PRT.
La Alternativa Popular Revolucionaria es el fruto de la presión de las bases sociales de la izquierda en general por orientar un desmarque de la política gubernamental, que ha destruido las conquistas de la Revolución Bolivariana de forma sistemática, ha traicionado las aspiraciones de los trabajadores y el pueblo, ha asfixiado de manera burocrática todas las instancias de participación popular, que combina el ajuste económico anti-obrero con innumerables concesiones a la burguesía tradicional, toda vez que favorece el surgimiento de la llamada «burguesía revolucionaria» mediante la corrupción desmedida.
Esto tuvo un impacto en las direcciones de los partidos PCV y PPT, donde la primera tolda decidió en el XVII Pleno de su Comité Central del 2 y 3 de julio, impulsar la conformación de una alianza alternativa, que trascienda lo electoral y levante un programa por una salida revolucionaria de la crisis; mientras la segunda, por decisión mayoritaria, orientó avanzar hacia la conformación de una coalición con el PCV y los movimientos sociales de cara a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.
Desde hace varios años y de manera consecuente, la Corriente Marxista Lucha de Clases ha venido agitando sobre la necesidad de construir una nueva alternativa orgánica de izquierda, dotada de un programa revolucionario y resuelta a disputar las masas a la dirección del PSUV, para reivindicar e impulsar las diversas luchas obreras y populares, reconstruir la esperanza en una mejor sociedad y acelerar la maduración de las condiciones subjetivas para que un verdadero gobierno de los trabajadores y el pueblo pueda ser posible. Nuestra línea política ha demostrado ser acertada al calor de los hechos, lo cual nos ha mantenido firmes en todos los espacios de lucha donde participamos, codo a codo con quienes se niegan a rendirse ante la desesperanza, la crisis estructural del capitalismo venezolano y la política de austeridad burguesa impulsada por quienes desde el gobierno han manchado el nombre del socialismo.
Si bien, esta iniciativa ha surgido en el marco de la coyuntura electoral parlamentaria, busca ir más allá de la misma. A pesar de las diferencias programáticas y de tradiciones de cada una de las organizaciones, hasta el momento la voluntad mayoritaria ha expresado el imperativo de que esta alianza atienda las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre como el primer tramo de una carrera de largo aliento, en la cual debemos acumular fuerzas referenciando el sentir de los trabajadores, campesinos, comuneros y todos los sectores del pueblo que luchan por su dignidad. Para varias de las organizaciones que hoy se agrupan en la Alternativa Popular Revolucionaria, se están dando pasos inéditos en el necesario deslinde de las políticas gubernamentales, pero asentar tal desmarque requiere de un evento electoral propicio para presentar un posicionamiento y una propuesta distinta ante el país.
Desde Lucha de Clases entendemos los riesgos implícitos en la situación, donde el lanzamiento de la coalición para un evento electoral llamará a oportunistas y carreristas de toda índole, quienes tratarán de hacerse de candidaturas al margen de la política que se viene construyendo en el espacio. Por lo antes expuesto, debemos emplazar a las organizaciones que conforman la alianza a dar un férrea batalla contra el oportunismo corrosivo, avanzando de manera más acelerada en la clarificación y definición de principios políticos y programáticos rectores de toda decisión organizativa y coyuntural (incluyendo las candidaturas). A diferencia de la práctica política acostumbrada -donde el oportunismo y el carrerismo pululan a sus anchas, para los marxistas las ideas, las tradiciones y el programa están en primer lugar, sirviendo como base fundamental sobre lo cual debe definirse toda decisión organizativa o práctica. No puede ser al revés. La práctica ha demostrado con suficiente elocuencia el fracaso de la política de la unidad sin principios o programa, el famoso «vente tu» y sus nefastas consecuencias entre la izquierda.
Esto nos lleva a definir los límites de la alianza, que no puede permitirse ceder ante las fracasadas ideas reformistas o de centro, cuya bancarrota está a la vista de todos en Venezuela y el mundo. El reformismo nos trajo hasta el precipicio histórico en el que nos encontramos ahora, y por esta razón, no podemos tener ninguna contemplación con quienes intentarán cabalgar sobre las aspiraciones del pueblo trabajador, del esfuerzo revolucionario por defender los intereses de las mayorías pobres y oprimidas y asesinar la esperanza del renacer de la izquierda. Entendemos muy bien que los lapsos impuestos por el CNE para la inscripción de candidaturas -del 10 al 19 de agosto- exige celeridad en este asunto. Pero, si de verdad aspiramos construir una referencia que va a ir más allá de lo meramente electoral, la definición política y programática es urgente y necesaria, entendiendo que sobre los ejes que clarifiquemos tendremos que basar toda decisión unitaria.
En base a lo referido, Lucha de Clases propone al debate la consideración de los ejes: anti-imperialismo consecuente y lucha por el socialismo, como los principiospolíticos esenciales de la alianza. También, de cara al debate programático, planteamos sean asumidos los siguientes puntos:
1) Salario igual a la canasta básica.
2) Contra los despidos: inamovilidad laboral efectiva.
3) Salud y seguridad laboral.
4) Contra la especulación y el acaparamiento: control obrero y popular de la producción, distribución y comercialización de los bienes de primera necesidad.
5) Servicios públicos de calidad.
6) Salud y educación públicas, gratuitas y de calidad.
7) Respeto a la soberanía obrera y popular: ¡No más cercenamiento a los derechos sindicales y la organización de comunas y consejos comunales!
8) Respeto a los derechos fundamentales del pueblo: ¡No a la judicialización y criminalización de las luchas obreras, campesinas y populares!
9) Libertad a todos los trabajadores, campesinos y luchadores populares presos por luchar.
Consideramos que el alcance de todas estos puntos solo se puede lograr desmontando el Estado burgués y avanzando hacia una economía planificada socialista, en el marco de un Plan Económico de Emergencia Revolucionario:
10) Por una democracia directa: auto-organización obrera, campesina, comunera y popular.
11) Nacionalización -sin compensación- de los monopolios industriales, bajo control obrero.
12) Nacionalización -sin compensación- de todos los latifundios bajo control campesino.
13) Nacionalización -sin compensación- de la banca y las aseguradoras.
14) Creación de una Central Única de Importaciones.
15) Contra las privatizaciones: renacionalización de la economía.
Para Lucha de Clases todo candidato debe estar sujeto a una política conjunta, a un programa y a un compromiso de cumplimiento y no a su libre albedrío, o en otras palabras, al pragmatismo, la ideología burguesa y el oportunismo. Las candidaturas deben ser el resultado de una construcción política revolucionaria, que no puede asumir los curules como el fin de todo el esfuerzo. Todo candidato debe asumirse como un vehículo de difusión de las ideas y el programa definido, así como un portavoz de las diversas luchas sociales. Asimismo, de ser electos, estos compañeros deben buscar combinar la agitación revolucionaria en el parlamento, con la movilización de las masas fuera de este, entendiendo que su misión es develar las contradicciones y la inutilidad de este espacio para dar solución a los problemas del pueblo, empujando a la auto-organización obrera y popular, con el fin de que emerja un nuevo poder capaz de suplantar al Estado burgués, una vez maduren las condiciones para ello.
Entendiendo que las mieles corruptoras del Estado burgués se basan en prebendas y en la adquisición de condiciones de vida que alejan a los dirigentes de las clases que representan, proponemos que todo candidato asuma el compromiso de solo recibir un salario que le permita vivir dignamente, destinando el excedente a los distintos movimientos de lucha obrera, campesina y popular, de llegar a ser electo. Con un compromiso de este tipo, la Alternativa Popular Revolucionaria se podría proyectar como una alianza que exhibe con hechos y no con palabras su voluntad de luchar para evitar todas las desviaciones materiales e ideológicas del oportunismo, que tanto han asqueado a las masas de la política.
Lucha de Clases, como una de las organizaciones parteras de esta iniciativa, saluda el nacimiento de la Alternativa Popular Revolucionaria. A partir de ahora, el camino que debemos transitar estará lleno de retos, amenazas y riesgos, los cuales solo podremos combatir apelando a la convicción revolucionaria de que estamos en el lugar correcto de la historia.
Desde nuestra parte, el poder de las ideas revolucionarias que defendemos y nuestra voluntad de mantener nuestros pies en el barro de la lucha, nos confiere la responsabilidad de dar la batalla por lo que consideramos debe ser esta alianza. Ante cada debate y circunstancia, expondremos nuestra posición de manera compañera pero firme, empujando adelante al movimiento con todo nuestro modesto esfuerzo. Obviamente, no nos disolveremos en este frente de lucha, como seguramente ninguna organización lo hará, pero bajo la política de «marchar separados y golpear juntos» Lucha de Clases se esforzará en mostrarse como parte del sector más consecuente de cara a defender los ideales revolucionarios en esta alianza.