Va tras la utopía, sin aparente razón
movido por el sentimiento, que llaman amor
un amor no propio sino hacia los demás.
Anda y desanda sobre sus pasos
sintiendo en carne propia, de otros su dolor
la impotencia el sufrimiento
de ser sometidos, dominados esclavizados
por la mente, por la fuerza, por el hambre
en esta lucha de clases, que plantea el capital
y en la que busca
resultar vencedor.
Con la lógica marxista como guía
va de frente día tras día
sin el temor a morir
y dispuesto a aprender cosas nuevas
que trasmitir
liberando el pensamiento, la mente, el estomago y la acción
de hombres y mujeres inconscientes del engaño
de quienes pretenden borrar de ellos
todo rastro de humanidad.