Soy parte de los millones de venezolanos y venezolanas que despertamos a la vida política gracias al Comandante Chávez, era un niño cuando se escuchó el memorable: “Por ahora” que inició una conexión imborrable entre un pueblo y un líder resuelto a asumir su responsabilidad, poniendo en juego su vida por las ideas que hasta sus últimos días defendió.
Después de la contundente victoria del Presidente Chávez en 1998 y al calor del año Constituyente de 1999, debatíamos en el liceo ideas para la nueva Carta Magna, estudiábamos la historia de las constituyentes en el mundo, nos preparábamos para ser parte de la transformación de la transformación del país.
Cuando la resistencia contra el golpe de abril de 2002, la identidad y la conexión entre nuestras esperanzas como pueblo trabajador y la vida del Presidente Chávez se entrelazaron de manera indestructible, al bajar del helicóptero Chávez, rescatado producto de una gesta popular heroica, ya no por comida como en el ‘89, sino por ideales políticos, por la dignidad popular. Así avanzaba el curso de la historia, de la revolución, tomar nuestro destino en nuestras propias manos con un liderazgo que respondía a nuestras demandas y movilizaciones, ¡había llegado el momento de la ofensiva obrera y popular!
Avanzaba la lucha por el poder en las fábricas abandonadas por la burguesía durante el paro sabotaje, en nuestros barrios por servicios públicos de calidad, los campesinos por tierras, los estudiantes por acceso a la educación pública y gratuita, y así con organización y movilización la clase trabajadora, campesina y los sectores populares, avanzábamos y Chávez con nosotros en un proceso dialéctico. Pero también iba surgiendo una burocracia reformista que no confiaba en el pueblo y, agazapada, saboteaba cuanto podía.
Al igual que miles de jóvenes me incorporé al Frente Francisco de Miranda (FFM), aquel que Chávez tanto nombraba, recorrí muchísimos barrios de Petare, cambiando bombillos viejos por bombillos ahorradores, pero lo más importante aún, generando espacios de discusión y debate. Estos mismos debates generaron mi rápida separación de esta organización, porque mientras los/as luchadores/as sociales de base pateábamos calle duro, pasando hambre muchas veces, pero con alegría y disposición por la convicción, los “jefes” andaban en carros cómodos y/o asumiendo cargos burocráticos muy bien remunerados y con prebendas. Así me aleje del FFM, aunque aún respeto a muchos de esos incansables luchadores de base que, por convicción, hacen un trabajo heroico en nuestros barrios, con las uñas y con amor.
Luego me incorporé al INPSASEL, institución responsable de velar por la salud y seguridad laboral, promoviendo la participación de la clase obrera mediante la elección de los delegados/as de prevención (DDP). Esta institución vivía un proceso vibrante de construcción colectiva del Programa Nacional de Formación para DDP, que fue muy atacado por la burguesía y por la burocracia.
Allí intentamos como militantes de base del PSUV, crear las patrullas laborales del partido, pero tras un breve impulso inicial, empezó a molestar a algunos directores, ya que no les gustaba la idea de ceder tiempo a “sus trabajadores/as” para formarse.
Las contradicciones se agudizaron y la lucha dentro de la institución también, ya que irónicamente el INPSASEL contaba con pésimas condiciones de salud y seguridad, había hacinamiento, oficinas con mala ventilación, acoso e inestabilidad laboral. Allí conocí la Juventud Obrera Católica (JOC), donde revisábamos la realidad que vivíamos, confrontando dicha realidad con nuestros derechos y aspiraciones como jóvenes de la clase trabajadora, para luego actuar, junto a otros y transformar nuestras condiciones.
Con el método de la JOC (VER-JUZGAR-ACTUAR) logramos llevar la lucha a un nuevo nivel, obteniendo mejoras concretas inmediatas y ganando confianza en nuestras propias fuerzas, hasta lograr conquistar estabilidad laboral por medio de un concurso público, con condiciones más justas para todas y todos.
Esa lucha a lo interno de la institución fue una escuela obrera fundamental, para poder promover la organización, como facilitador en salud y seguridad en otras entidades de trabajo, públicas o privadas. Había instituciones del Estado donde muchos jefes saboteaban las elecciones de los delegados de prevención y teníamos que ir a supervisar, una de las que más recuerdo fue el propio Ministerio del Trabajo, Cuanta contradicción, el ente rector en materia laboral obstaculizaba la elección de los delegados/as de prevención. También estuvimos en el Ministerio de Vivienda y Hábitat.
Otra experiencia interesante fue la primera elección de delegados/as de prevención en la planta de transferencia de desechos sólidos en Las Mayas. Cuando era privada, el dueño era un español racista que ofendía a los trabajadores/as, y estos se empoderaron tanto durante el proceso de formación para la elección de delegados/as de prevención, que amenazaban con paralizar la recolección de basura en la Capital por sus justas e innumerables reivindicaciones, y por ello el por aquél entonces, el Alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez habló con la Ministra del Trabajo para mandar a parar esa organización y elección, y ésta a su vez habló con el Presidente del INPSASEL, hasta que la orden llegó al facilitador B1, de ir impedir esas elecciones, les dije: “A mí me pagan para promover y supervisar elecciones, no para tumbarlas, yo no lo haré, vayan ustedes” pero los trabajadores ya habían comprendido la magnitud de sus fuerzas, nadie los pudo parar por aquellos días.
Conocer la JOC y acompañar tantas experiencias obreras concretas marcaron para siempre mi identidad de clase. Por ello asumí la militancia a tiempo completo en la organización y me traslado a Maracaibo, donde promovíamos la organización de jóvenes trabajadores del mercado las pulgas, sobre todo carretilleros, jóvenes estudiantes de la escuela técnica Capitán Anselmo Belloso, y en varias comunidades como Hato Cardón, Manzanillo, Los Haticos, entre otras. En todas partes militantes de base nos apoyaban, junto a ellos en Hato Cardón recibimos la trágica noticia de la partida física del Presidente Chávez aquel 5 de marzo del 2013.
El compromiso de todos/as se redobló, fuimos de los que asumimos aquella frase: “tú también eres Chávez joven venezolano”, y seguimos empujando la organización obrera y popular. Posteriormente fuimos a Ciudad Guayana, la ciudad con las fábricas más grandes del país, con un movimiento obrero con una larga historia de lucha, pero con unas direcciones sindicales de todo tipo, desde las más clasistas hasta las más subordinadas a los intereses patronales.
Ciudad Guayana además tiene un movimiento popular, una mística, una organización con mucha identidad. Vivir en San Félix, compartir sus luchas fue una oportunidad maravillosa, y luchar codo a codo junto a varios camaradas contra las guarimbas en 2014, allá en Puerto Ordaz, derribando barricadas después de una marcha obrera, fue una acción importante, para romper el secuestro al que estaba sometida la ciudad por un puñado de escuálidos que derrotamos en las calles.
Guarda un lugar importante en mis recuerdos San José de Cacahual, una comunidad amorosa, organizada y combativa, de la misma manera los jóvenes trabajadores/as de una cadena nacional de tiendas de ropa, con presencia en Puerto Ordaz, que lucharon por su derecho a la organización sindical y que la burocracia del Ministerio del Trabajo saboteó, primero con excusas leguleyas, y luego permitiendo cerrar la tienda y despedir a decenas de jóvenes trabajadores/as.
Culminado mi compromiso a tiempo completo con la JOC, regreso a Caracas e inicio la búsqueda de un nuevo espacio orgánico desde donde apoyar a la revolución bolivariana y el movimiento obrero. Así me incorporé a la llamada por aquellos años “Corriente Marxista del PSUV”, (sección venezolana de la corriente Marxista Internacional) que conocí un tiempo atrás y que me cautivó por la experiencia de control obrero en la antigua Gotcha, actualmente Heroínas de Aragua, donde un grupo de mujeres ocuparon la fábrica, la pusieron a producir bajo control obrero y lograron su expropiación. Ellas demuestran día a día que el control obrero funciona, cuando las trabajadoras/es realmente participan en la toma de decisiones y la gestión directa de las fábricas, y no bajo control burocrático de juntas administradoras impuestas por la dirigencia gubernamental, ellas son un referente, no sólo regional, sino nacional e internacional.
Desde la Corriente Marxista del PSUV apoyamos a algunos compañeros de base en las elecciones internas del partido para las parlamentarias del 2015, pero la maquinaria y las imposiciones de la dirección impidieron que auténticos chavistas de base lograrán alguna postulación, el caso de Petare fue patético, impusieron a William Ojeda, campeón olímpico en Salto de Talanquera.
La democracia interna en el partido desapareció, reinó la cooptación, el nepotismo, la descalificación, la censura al debate, y cada vez más la dirección imponía de espalda a las bases su voluntad, ya para este momento advertíamos el viraje a la derecha de la dirección del Gobierno y del PSUV, denunciabamos por ejemplo, como el gobierno priorizó el pago de la deuda externa, con la ilusión de que las calificadoras de riesgo mejorarian la puntuación del país, sometiendo al país a una reducción de la inversión pública en alimentos, medicinas, infraestructura! Recuerdo horrorizado cuando el Presidente anunció con orgullo haber pagado puntualmente más de 70000 millones de dólares, mientras viviamos la escasez, las colas, hiperinflación, recuerdo aquel año 2016 que deciamos resistiendo la crisis que el mango, las auyamas y las sardinas salvaron la República.
Pero no sólo priorizaron el pago de la deuda externa, sino que iniciaron una política de “déficit fiscal cero” que en palabras simples es reducir el gasto público, por ello comenzó una política salarial regresiva que afectó principalmente al sector público, donde pasamos de tener uno de los mejores salarios de latinoamerica a tener un salario que apenas ronda un dolar mensual.
La dirección del Gobierno y del PSUV luego nos prometió Recuperación y Prosperidad Económica, pero esas promesas parece que fueron para una minoría privilegiada, mientras que nosotros, empleados públicos, trabajadores/as en general y sectores populares lo que vivimos son las consecuencias de un ajuste económico empeorado por las sanciones gringas, a las cuáles tampoco se les enfrentó con contundencia y más bien siempre se intentó conciliar, aún recuerdo la cadena donde el Presidente Maduro dijo que: “a Trump lo tienen engañado” por favor ese loco nos odia y nunca lo ha ocultado!
Fue por todas estas razones que en el Frente Popular Antiimperialista y Antifascista (FPAA), planteamos la necesidad de construir una alternativa revolucionaria, y presentarla al conjunto de la izquierda y los trabajadores/as en 2018, en el marco de las elecciones presidenciales, y a pesar de que la mayoría coincidiamos en el análisis de la realidad que viviamos, no logramos un acuerdo en aquel momento, pero continuamos participando en ese espacio y defendiendo nuestras ideas.
Así llegamos al 2020, con un deterioro brutal en las condiciones de vida que habíamos conquistado junto a Chávez, con un salario pulverizado, con las tierras y empresas expropiadas en proceso de devolución a sus antiguos dueños, las cuales fueron destruidas por juntas administradoras ineficientes y corruptas, preparando el terreno para justificar el zarpazo actual, su reprivatización, con trabajadores/as revolucionarios presos por denunciar casos de corrupción como Alfredo Chirinos y Aryenis Torrealba de PDVSA.
Pero también llegamos al 2020 con un conjunto de partidos y organizaciones sociales dispuestas a dar un paso al frente y crear la Alternativa Popular Revolucionaria, de la que somos activos promotores.
Después de tres años y medio, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) ni siquiera presentará una propuesta de Constitución al pueblo, cuanta diferencia con la Constituyente del 99, la actual ANC lo que hizo fue legislar a favor de los empresarios y multinacionales y abonar el terreno para la dolarización de facto que vivimos hoy día, y esa misma gente nos pide que votemos otra vez por ellos, y dicen que “ahora si van a legislar por el pueblo trabajador”.
Esta Constituyente no hizo nada contra Guaidó y la Asamblea Nacional saliente, a pesar de tener pruebas de sus implicaciones en el intento de magnicidio del Presidente Maduro, de la autoproclamación del gobierno imaginario, del Cucutazo, del intento de golpe del 30 de abril del 2019, de la incursión de mercenarios por Macuto, pues a cada conspiración le sucedía un perdón y una mesa de negociación, mientras que cualquier trabajador que reclama su derecho es acosado, despedido e inclusive criminalizado y encarcelado.
Frente a tantas contradicciones nuestro llamado es a seguir promoviendo la formación, la organización y la movilización obrera y popular, con independencia de clase, y a votar por los candidatos/as de la Alternativa Popular Revolucionaria, en la tarjeta del Partido Comunista de Venezuela (PCV) este 6 de diciembre, por el rescate del proceso revolucionario y el reagrupe de las fuerzas populares de izquierda, en defensa de nuestras conquistas e intereses de clase, porque somos como tú, somos los chavistas anónimos que no nos rendimos y estamos resueltos a ser libres y luchar contra el imperialismo yankee y contra el mundo entero, si el mundo entero se atreve a ofender esta patria soberana, pero también contra la corrupción, el burocratismo, el reformismo y los oportunistas que claudican y pactan con la burguesía.
Toda mi vida he defendido la revolución bolivariana, desde Hato Cardón hasta Pretoria en Sudáfrica donde representamos a Venezuela en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes del 2010, desde San José de Cacahual hasta Ginebra en Suiza el 2018, donde denunciamos la agresión imperialista en un Foro de “Manos Fuera de Venezuela”, campaña fundada por iniciativa de Alan Woods y la Corriente Marxista Internacional (CMI); en Brasil, Ghana, Italia, Colombia, donde hemos participado en encuentros internacionales de formación política, siendo ejemplo del internacionalismo proletario y dando muestras de nuestro profundo compromiso con la revolución mundial.
Nosotros no somos traidores del legado revolucionario del Comandante Chávez, somos militantes comprometidos con la revolución en Venezuela, Latinoamérica y el mundo, por ello nuestra invitación es a que milites con nosotros, únete a Lucha de Clases, la sección venezolana de la Corriente Marxista Internacional. Y este 6 de diciembre vota por nuestros cuadros en la tarjeta del Partido Comunista de Venezuela, ¡Contamos con tú apoyo!
*Miembro del Comité Central de Lucha de Clases y candidato a diputado en la lista nacional por la Alternativa Popular Revolucionaria en la tarjeta del PCV.