Quiere la historia mostrarnos la dialéctica de la vida misma, a punta de duros golpes. El pasado 4 de febrero se cumplían 29 años desde el momento en que el teniente coronel Hugo Chávez, supo representar aquel faro de luz para los pobres y la clase trabajadora de Venezuela. Y fue también el pasado 4 de febrero, cuando se realizaban las audiencias a nuestros camaradas trabajadores privados de libertad, Rodney Álvarez, Aryenis Torrealba y Alfredo Chirinos. Dos casos totalmente diferentes, pero que no podemos decir son casos aislados.
En el caso de Rodney Álvarez, este compañero ya cumple 9 años privado de libertad y aún no ha recibido sentencia. Un proceso que a todas luces ha sido viciado. El juicio ha sido suspendido en varias oportunidades, los jueces han sido cambiados y no hay una sola prueba consistente que lo incrimine en los hechos de los que se le acusa.
En el caso de Aryenis Torrealba y Alfredo Chirinos, el próximo 28 de febrero cumplirían un año privados de libertad. En el primer momento fueron acusados de corrupción, fuga de información, terrorismo y asociación para delinquir, estos últimos delitos fueron sobreseídos en la audiencia preliminar.
Los camaradas fueron sometidos a tortura, con la intención de que ellos mismos confesaran haber llevado a cabo hechos delictivos que nunca cometieron. A pesar de que no existen pruebas que demuestren que alguno de ellos sea culpable de fuga de información, de corrupción o de cualquier otro delito, en la madrugada del 5 de febrero fueron condenados a 5 años de prisión.
Sin embargo, el pasado 10 de febrero, a través del comité por la libertad de Aryenis y Alfredo se recibió la grata noticia del otorgamiento del beneficio procesal de casa por cárcel a dichos compañeros. Pero, a pesar de ello aún seguirán cumpliendo condena por delitos que no cometieron.
Se pueden mencionar muchos otros casos de compañeros que están privados de libertad injustamente, sólo por protestar o defender de forma consecuente los derechos de nuestra clase. Por ejemplo Darío Salcedo, dirigente sindical de INSOPESCA, que fue privado de libertad por denunciar el aumento del CLAP obrero por encima del salario mínimo, compañero que ahora mismo también tiene arresto domiciliario. En la misma situación se encuentra Tania Rodríguez, ex trabajadora de la estatal Ferrominera del Orinoco.
De igual forma, debemos tomar en cuenta a las compañeras y compañeros del movimiento campesino. En total se contabilizan 35 campesinos privados de libertad, 75 que se encuentran siendo judicializados y 370 campesinos que han sido víctimas de sicariato, crímenes por los que aún no hay justicia, ni responsables presos.
En este momento –y desde hace tiempo atrás-, los presos políticos los está colocando la izquierda revolucionaria y la clase trabajadora: Rodney, Aryenis, Alfredo, Tania, las decenas de trabajadores del campo judicializados por exigir su derecho a la tierra, así como dirigentes sindicales y luchadores sociales que hoy habitan las cárceles de Venezuela.
El gobierno busca dar muestras de haber iniciado una batalla contra la corrupción, deteniendo, enjuiciando y encarcelando a políticos corruptos como el caso de Jacob Grey, con miras a dar una imagen de justicia ante el país. Pero en los hechos seguimos siendo los trabajadores y trabajadoras en lucha, quienes en sufrimos con mayor fuerza las consecuencias de todas las formas de represión estatal.
Más allá de la imagen que desea dar el gobierno ante su base social de apoyo, de estar aplicando justicia, el gobierno mantiene una abierta conciliación con la burguesía tradicional, que implica necesariamente mayor represión contra la izquierda y los trabajadores. Hace pocos meses liberó a políticos opositores que incluso estuvieron inmersos en el intento de magnicidio contra Maduro. Juan Guaidó, de quien no se cansan de hablar, y de señalarle como criminal, sigue libre haciendo daño al país, y ahora, para colmo, Maduró le invitó a participar en los próximos comicios regionales.
Ahora bien, a pesar de la situación política tan adversa para el movimiento obrero y popular, es tarea inmediata de todos los revolucionarios no dejarnos linchar moralmente. No es tiempo de recular, es tiempo de organización y de lucha.
Desde Lucha de Clases nos solidarizamos con todos los trabajadores que hoy se encuentran privados de libertad, como es el caso de Rodney, Alfredo, Aryenis, Darío y Tania. Cinco trabajadores injustamente detenidos, de entre muchos más que están aún tras las rejas. Igualmente, nos solidarizamos con sus familias, que desde la libertad también han sido condenadas al calvario que representa la privativa de libertad de un ser querido.
Hoy, exigimos su libertad y la de todos los trabajadores y trabajadoras presos por luchar.
¡Basta de retardo procesal! ¡Liberen a Rodney Álvarez!
¡Libertad definitiva para Aryenis y Alfredo!
¡Basta de judicialización y persecución contra los campesinos!
¡La línea justa es luchar hasta vencer!