Esa convocatoria de Hugo Chávez a revisar los espectros radioeléctricos es nuestra y es mundial, hoy más que nunca. «…la revisión de las concesiones a las plantas de televisión comerciales que participaron en el golpe de Estado de 2002, que comienzan Hicimos cosas más grandes que nosotros, dijo Fidel alguna vez.
Hay que ser muy grande para reconocerse tan pequeño.
Efímeros como chispas, no tenemos otra posteridad que nuestra obra.
Sólo quien intenta sobrepasarse da su verdadera talla [1] .

Luis Britto

Hacia una Corriente Mundial de la Comunicación Socialista

Esa convocatoria de Hugo Chávez a revisar los espectros radioeléctricos es nuestra y es mundial, hoy más que nunca. «…la revisión de las concesiones a las plantas de televisión comerciales que participaron en el golpe de Estado de 2002, que comienzan a vencerse en el 2007¨. Señalando que no pueden ser irresponsables las instancias gubernamentales por «seguir dándole concesiones a un pequeño grupo de personas para que usen el espacio radioeléctrico que es del Estado, es decir, del pueblo, para que lo usen contra nosotros mismos y en nuestras propias narices, como quinta columna». Agregando: «todos los días pasan mensajes dirigidos al odio, al irrespeto a las instituciones, a la duda de unos contra otros, a rumores. Es una guerra psicológica para dividir la nación, para debilitarla y destruirla» [2] .

La hora de las preguntas que sirvan para soñar… y movilizar:

¿Qué pasaría si mañana, organizados como trabajadores de la Comunicación, con un diagnostico correcto, un correlato de fuerzas idóneo y un programa Socialista de transición consensuado… recuperásemos todos los medios secuestrados por las oligarquías mass media…? ¿Qué seríamos capaces de ofrecer, y ofrecernos, en calidad y cantidad, distinto al discurso burgués? ¿Qué otra información y Comunicación podríamos producir, concientes de nuestras necesidades y fuerzas; con las herramientas de producción disponibles, sin caer, por ejemplo, en la trampa del aburrimiento, del didactismo, del doctrinarismo, del mesianismo o el paternalismo? ¿Qué información y Comunicación revolucionaria deberíamos (y podríamos) producir, capaz de aniquilar la alienación, capaz de seducir y movilizar con poderes creadores nuevos, capaz de convencer con argumentos poderosos y probados, capaz de enamorar con belleza convulsiva y poesía revolucionaria y fresca? ¿Qué clase de Revolución estética permanente, de los contenidos a las formas, seríamos capaces de impulsar para dar lugar a una experiencia inédita de Comunicación hacia el Socialismo? ¿Qué Revolución comunicacional podríamos impulsar para elevar el nivel del gusto, de la conciencia, del placer, de la educación, del entretenimiento… elevar el nivel del «emisor», del «medio», del «mensaje» y de los «códigos»…? Se aceptan ideas… y compromisos.

No hay papel más importante para los mass media revolucionarios que contribuir a fortalecer el ascenso del Socialismo, por todas partes. Apoyar la aniquilación de toda propiedad privada sobre las herramientas de producción y transformar las relaciones de producción capitalistas sustituyéndolas por relaciones de producción nuevas. Contribuir a la planificación necesaria de una Revolución cultural que transforme medios y modos de producción simbólica, que redefina temas y formas, que encuentre cauces y experiencias cuyo fin sea potenciar las capacidades intelectivas, afectivas y creativas. La tarea de la Comunicación hacia el Socialismo es contribuir a dar expresión consciente y organizada a todas las iniciativas, objetivas y subjetivas, de los trabajadores para transformar al mundo. Ganar toda la creatividad posible, aprender a hablar el mismo idioma de la Revolución y formarse además como cuadros con actividad de mass media y militancia infatigable por elevar la calidad de la conciencia, los sentimientos, los gustos y la creatividad misma. Contribuir a comunicar ciencia, arte y filosofía sin amos ni intermediarios, poner en común, un proyecto de Revolución Socialista mundial y permanente.

Digámoslo de una vez, no serán los mass media, incluso con las mejores intenciones, quienes hagan por sí mismos la Revolución Socialista. No será la ética ni la estética de unos cuantos, por genios que se crean… por «vanguardia» que se autoproclamen, quienes garantizarán el ascenso del Socialismo, incluso en la Comunicación. Serán los trabajadores organizados, armados con cuanta herramienta se ponga al alcance, quienes ascenderán con un programa, hecho por todos, hacia un proyecto social avanzado. Serán los trabajadores que, incluso, emplearán herramientas para la producción de información y Comunicación como armas fortalecedoras de la integridad subjetiva con principios, valores y emociones revolucionarias a toda prueba, con un programa de Revolución Socialista permanente para derrotar al capitalismo y construir el triunfo definitivo del Socialismo.

Ya que la clase trabajadora está llamada a ser la sepulturera del capitalismo es preciso profundizar toda lucha por la transformación Socialista de la Información y la Comunicación. ¿Cómo? A poco andar uno bien sabe cuánta falta hace formar cuadros de comunicólogos-comunicadores dispuestos a no perderse en diletancias o fantasmagorías, cuadros capaces de entender el universo de necesidades y urgencias materiales y espirituales que, en esta etapa, presenta la construcción del Socialismo. A poco andar uno sabe que en imprescindible abrir mil espacios de investigación con herramientas metodológicas revolucionarias y talleres habilitados para la experimentación programada. A poco andar uno sabe lo vital que es la planificación y qué lejos estamos de ejercer políticas de planificación y programación hacia una economía político-poética de los contenidos, los significados y la Comunicación Socialista. A poco andar, muy poco, uno nota la urgencia de sistemas dinámicos de evaluación y reto-alimentación. He aquí, sólo cuatro urgencias, no todas,… no es mal comienzo.

Asumir la responsabilidad:

Si no sabemos cómo deberá ser la Comunicación del Socialismo… comencemos por saber cómo no queremos que sea. Cómo no debe ser. Por ejemplo… a tres décadas de las batallas por el NOMIC, Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación, Informe Mac Bride [3] , no podemos seguir creyendo que los problemas de la Comunicación serán resueltos por representantes diplomáticos en asambleas o debates desligados de las movilizaciones sociales de base, o a espaldas de la clase trabajadora, no podemos creer que semejantes debates resuelvan por nosotros, lo que debe ser resuelto en frentes sociales diversos y simultáneos. «Hace diez años, toda la burguesía mundial, sus agentes en los gobiernos capitalistas y sus plumíferos en los periódicos burgueses, anunciaban como a un mesías la llegada de un «Nuevo Orden Mundial», que traería la paz, la prosperidad y la fraternidad universal, tras la caída del estalinismo. Hoy, diez años después, hemos podido presenciar en qué han quedado todos esos fuegos artificiales. Tan sólo en la última década del siglo que acaba de concluir (por no remontarnos más atrás en el tiempo) hemos sido testigos de la bárbara guerra imperialista en el Golfo Pérsico y del embargo criminal contra el pueblo iraquí, que ha cobrado la vida de un millón de niños; de la brutal devastación de Yugoslavia por el imperialismo; de la masacre de millones de personas desatada por las bandas de matones en Ruanda, Burundi, Congo, Liberia, Costa de Marfil, Angola, etc., armadas y financiadas por las diferentes multinacionales para controlar los recursos productivos de estos países africanos; de las masacres perpetradas por la burguesía indonesa en Timor oriental, y de la sangre y el horror con que la podrida camarilla gobernante en Rusia ha anegado al pueblo checheno y la burguesía sionista al pueblo palestino, por citar sólo algunas de las heroicidades que los imperialistas y sus agentes en todo el mundo han perpetrado contra millones de seres humanos, en aras de salvaguardar su civilización y su «Nuevo Orden Mundial¨ [4].

A tres décadas de esas batallas, que no son todas, para controlar la avidez de los monopolios mass media (el NOMIC) no hay, acaso, mejor homenaje que trazar un puente y un plan desde las mejores ideas de entonces y hacia un plan de lucha Socialista con un programa Socialista y objetivos Socialistas. Bajo el capitalismo será imposible ese «Nuevo Orden», ya se vio la rebatinga por acelerar la concentración de medios y espectros radioeléctricos en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información y ya hemos visto bien claro de qué serán capaces los poderes del capitalismo si la clase trabajadora se decide a expropiarles los «púlpitos» mass media para convertirlos, sin miedo alguno, en herramientas para la democracia Socialista de la expresión social.

El capitalismo no es sólo un sistema de producción de mercancías, es además un sistema que produce cultura, valores éticos, morales y estéticos ideados para consolidar, defender y reproducir las condiciones materiales de existencia burguesa, la propiedad privada de los medios de producción y la explotación de la fuerza de trabajo de la clase obrera. «El proceso de producción capitalista reproduce por sí mismo una separación entre el trabajador y sus condiciones de trabajo. Reproduce y eterniza, por ello, las condiciones que fuerzan al obrero a venderse para vivir, al tiempo que permite al capitalista comprarlo para enriquecerse (…) El trabajador, más que venderse a un capitalista individual, pertenece de lleno a toda la clase capitalista. Su servidumbre económica está mediatizada, al tiempo que disfrazada, por la periódica renovación de este acto de venta, por la ficción del contrato libre, por el cambio de sus patronos individuales y por las oscilaciones del precio del trabajo en el mercado. El proceso de producción capitalista considerado en su continuidad, o como reproducción, no produce solamente mercancía y plusvalía; produce y eterniza la relación social entre capitalista y asalariado» (Marx, El Capital).

Reunámonos, organicémonos y movilicémonos:

Nuestro debate crucial es, además del debate por la terminación definitiva del régimen de propiedad privada de los mas media… un debate por la creatividad Socialista en materia de producción informativa y comunicacional. ¿Por ejemplo, qué ponemos en lugar de CNN? ¿Haremos telenovelas Socialistas? ¿Radionovelas? ¿Cómics?… ¿Imitamos los formatos burgueses… los aprovechamos y, a partir de ellos, estudiamos abiertamente la manera de mejorarlos y superarlos? ¿Inventamos formatos, otros muy distintos, «entretenimiento» nuevo, programas de entrevistas distintos, programas de concursos, mesas redondas diferentes… mejores? ¿Qué hacemos: encuestas, referéndum, elecciones… para definir temas, formas, coberturas, duración, extensión nuevos, todos convincentes y vencedores?

Discutamos exhaustivamente en contra de la herencia ideológica burguesa, lo aburrido, lo repetitivo, el «mal gusto», la mediocridad, los vicios y las taras de todo lo que producen los medios privados y públicos… pero discutámoslo de manera distinta, esta vez sin la influencia de los valores burgueses, es decir sin sus parámetros, lo que ellos dicen que es «aburrido», «vulgar», «mediocre»… discutamos cada tema en público, en asambleas, congresos, sobremesas… discutamos la Comunicación que queremos en un debate mundial y abierto, sin miedos y sin censuras, sin vigilancias y sin intérpretes. Discutamos la Comunicación como se discuten los bienes patrimoniales de los pueblos, es decir, sin propiedad privada y con un proyecto de producción justo y Socialista. Planificado. Esto no es una tarea para sectas ni para «burócratas». Ya nos fue muy mal con ellos.

Nuestro debate es contra los prejuicios de los «doctos» y los vicios del «empirocriticismo». Se trata de una lucha que debe poner bajo análisis y desnudar los gustos del patrón y nuestros gustos, ver bien las diferencias y consecuencias. Saber cuáles son y por qué son. Es preciso discutir la alienación, sus alcances, sus costos. Es preciso dirimir hasta dónde lo que los medios burgueses imponen se ha vuelto discurso único para quienes lo «consumen» y hasta dónde la alienación que padecemos no nos permite imaginar una Comunicación distinta… colectiva, nuestra. Una Comunicación que por ser nuestra no sea miserable, despreciable ni ignorable. Una Comunicación que siendo nuestra lo sea porque nos expresa y nos identifica, nos da identidad en plena lucha de clases y en plena transición hacia el Socialismo. Una Comunicación que por ser nuestra no nos sea extraña, que nos diga lo necesario, nos estimule y fortaleza, una Comunicación que nos saque de la pasividad y nos ponga en la actividad Socialista por excelencia que es comunicar entre iguales, Comunicación… poner en común.

Nuestro debate es contra todo enemigo de clase y su ideología alienante mass media y contra lo que de ella se nos ha inoculado… debate contra las maneras en que producen el discurso dominante, debate contra sus formas de comercio y distribución de mercancías mass media. Debate contra la propiedad privada de las herramientas en producción fabril y comunicacional. Debate contra todas esas actividades del engranaje ideológico capitalista. Eso debemos debatirlo y combatirlo mientras creamos las propuestas nuevas de verdad porque nuestro debate también es contra todo aquello que nos impida imaginar y producir una Revolución comunicante tan suficientemente profunda y ancha que no deje lugar a los remanentes o resabios asentados, hasta en los resquicios más in-imaginados, de la conciencia golpeada, incesantemente, por el capitalismo y sus discursos narcotizantes.

Pasar de la actitud de receptor, de pasividad, de consumidor, de victima; a la acción de transformador de la realidad objetiva y subjetiva… abandonar, crítica y concientemente, los atrasos y los vicios. Mirar inclementemente las manías y los defectos que hemos heredado y con los que justificamos y embellecemos nuestras indolencias y nuestras incongruencias. Mirar con ojos críticos pero optimistas y de transformación ese muladar de baratijas que nos han impuesto como prendas supremas y ser capaces de cambiar los gustos, mejorarlos, (o abandonarlos) a cambio de un ascenso sin límites de todas nuestras condiciones y cualidades individuales y colectivas. Nuestro debate es por superar el estado de miseria cultural en que nos tiene hundidos un sistema de barbarie interesado solamente en saquearnos y explotarnos como animales y peor.

Nuestro debate tiene sentido porque busca acordar en colectivo qué debe ser lo «nuevo», qué podemos dejar atrás, poco a poco, para garantizarnos, definitivamente, que todos pondremos lo mejor de nosotros porque sólo así podremos ascender juntos hacia una sociedad distinta con una red de relaciones humanas… de Comunicación, distinta. Además de transformar el régimen de propiedad de los medios y el modo de producción es preciso transformar las relaciones de producción. La tarea alienante de la Comunicación capitalista no es caprichosa: «mineros, obreros de fábrica, maestros y profesores, administrativos, jornaleros del campo, funcionarios, bancarios, informáticos, telefonistas, sanitarios (celadores, auxiliares de clínica, ATSs, etc.), obreros del transporte (autobuses, ferrocarriles, metro, etc.), comerciales, obreros de artes gráficas, obreros de la construcción (albañiles, peones, alicatadores, encofradores, gruístas, fontaneros, electricistas, etc.), empleados de comercio, de la hostelería, etc. Todos sin excepción entran dentro de la clase obrera, por la única y simple razón de que, careciendo de propiedad (entendiendo como tal la posesión de medios de producción) sólo pueden acceder a sus medios de vida (medios de consumo) trabajando a cambio de un salario… nunca antes en la historia, la clase de los trabajadores asalariados ha sido tan fuerte numérica y socialmente como hoy en día¨ [5].

No repetir el discurso del patrón:

Hagamos, por ejemplo, con los mass media recuperados, una guerra, no moralista, contra la ignorancia, esté donde esté… guerra también contra la alcoholización demencial a que los comerciantes de bebidas embriagantes, quieren someter a los pueblos. Luchemos contra todos los estragos ideológicos de las religiones que enseñan a poner la otra mejilla con resignación y arrepentimiento. Luchemos contra los atractivos de la corrupción y la discriminación. No aceptemos el humor discriminatorio, machista ni racista… no aceptemos la lógica mercantil ni en la música, ni en la literatura, ni en la pintura… ni en la cama. Ni en los besos, ni en el trabajo, ni en la amistad… No aceptemos información basura ni baratijas amarillistas inventadas para espantarnos el sueño e inyectarnos debilidad y zozobra galopante. No aceptemos la degradación pornográfica, se camufle como se camufle. No dejemos que sean los locutores ni los publicitas, ni los periodistas burgueses, quienes interpreten los fenómenos históricos.

El atraso cultural, enorme, del proletariado en materia de conocimientos económicos, políticos, sociales, geográficos, artísticos… es un referente nada despreciable para dirimir qué hacer a la hora de pensar la Comunicación a favor de una clase tremendamente des-vertebrada que necesita, como al aire, su organización, unidad y movilización. Ese atraso pesa brutalmente a pesar de que la clase trabajadora está en contacto con los avances tecnológicos de la radio, la TV… los ordenadores… donde ella misma contribuye contradictoriamente para su alineación.

El «Estado obrero» será un medio seguro por excelencia para enfrentar peligros que amenazan a la Revolución Socialista pero no se trata de convertir al Estado en principio y fin de la Comunicación Socialista, se trata responsabilizar al Estado Obrero, en transición, de impulsar con los mass media hacia una profundización política general en materia de praxis revolucionaria permanente. Una Revolución «cultural» desde abajo. Ninguna determinación «instrumental» ante los mass media puede divorciarse de las potencialidades en materia de creatividad artística, científica, política… por el contrario deberá ser tarea suya hacerla extensiva a las masas.

No puede soslayarse el papel de los trabajadores de los mass media en la construcción de la Comunicación Socialista y su poder revolucionario. Estos trabajadores son al mismo tiempo un punto de llegada y un punto de partida. En la actuación de los trabajadores de la Comunicación se cifra también una expectativa para el desarrollo de la conciencia más crítica del proceso de liberación total de los mass media hacia su «Revolución Permanente», que será considerada como su obra más brillante en lo esencial, por toda su fuerza, que mostrará posibilidades de producción nuevas. Eso también es urgente.

Sin embargo nada en la contribución revolucionaria de los trabajadores de la Comunicación a la construcción del Socialismo implica salvación definitiva de contradicciones porque su propia lucha como productores y destinatarios aparece cargada con «peligros profesionales», tentaciones sectarias o burocráticas, paternalistas o mesiánicas a las que habrá de contraponerse siempre la idea de que la Revolución debe ir más allá, hacia la Revolución permanente. Tales contradicciones desafían muy didácticamente los galimatías que deberán sortear los trabajadores de la Comunicación si cayera mañana la tarea urgente de comenzar a producir la Comunicación del Socialismo. La conciencia Socialista no puede ser inoculada «desde afuera» a la clase trabajadora. Los trabajadores, construyen su ser Socialista bajo leyes propias.

Cambiar el domino relativamente eficiente de los equipos y los formatos de la Comunicación burguesa para apurar el parto de una Comunicación radicalmente opuesta como una revuelta de los signos y los significados, encabezada por trabajadores concientes de las luchas Socialistas, es ya un desafío de tal manera urgente que es preciso ponerse al día para que la «Revolución» se acelere en la medida en que seamos capaces de ayudar a desarrollar creativamente los paradigmas semióticos Socialistas en el imaginario colectivo contra todos los amos y con lucidez histórica. Para que la Revolución esta vez sí sea televisada, radiodifundida, fotografiada…

Superar toda crisis de dirección y de dirigentes:

Prepararse para una praxis de la planificación simbólica Socialista con ayuda de los mass media. «Las grandes empresas multinacionales y los modernos medios de transporte y de Comunicación unifican las fuerzas productivas y relacionan a los seres humanos de una manera nunca vista antes en la historia y permiten, por primera vez, planificar de manera armónica y democrática los recursos productivos en interés de toda la humanidad, y no de un puñado de parásitos y privilegiados, como ha ocurrido hasta ahora…Es verdad que en una época normal de la sociedad capitalista no están todas estas ideas presentes en la conciencia de la mayoría de la clase obrera. Para ello hace falta experiencia, una situación revolucionaria que rompa la rutina y la inercia de la sociedad, y un partido marxista con influencia entre las masas que ayude al conjunto de los trabajadores a sacar las últimas conclusiones de dichas experiencias revolucionarias. La enorme contribución de Marx y Engels a la causa de la clase obrera no fue haber inventado una panacea social para acabar con la injusticia en este mundo, sino haber comprendido y sacado a la luz los intereses inconscientes que revelaba la lucha de la clase obrera contra la explotación capitalista, para hacer así consciente a la clase obrera de los objetivos históricos que se derivaban de esta lucha, los cuales sólo pueden concluir con la transformación total de las relaciones de producción capitalistas y su sustitución por unas nuevas relaciones de producción en el marco de una sociedad Socialista…¨ [6]

Hasta hoy la anarquía, el despilfarro, la corrupción y la burocracia han asfixiado la fuerza comunicativa de las masas hasta llegar, en no pocos casos, a detenerla completamente. Hemos visto cómo el capitalismo, con su despilfarro, nos ha llevado a un estado de miseria y barbarie a pesar incluso de sus avances tecnológicos sorprendentes. Para transformar esa situación sin esperar soluciones milagrosas es preciso un esfuerzo de planificación que comience a plantearse los problemas que, según las etapas, el Socialismo irá enfrentando en su ascenso. El desarrollo de la planificación es requisito para la construcción del Socialismo, expresa la necesidad de entender e impulsar el crecimiento de las fuerzas productivas en general y, en lo particular, su relación dialéctica con las fuerzas productivas en Comunicación. No hay planificación ni intervención consciente sin un diagnóstico correcto, un método y programa correctos capaces de conocer el correlato de fuerzas con que se cuenta para luchar y triunfar. Critica y auto-critica dialécticas.

Es necesario formar, también, una organización revolucionaria, una Corriente Mundial de la Comunicación hacia el Socialismo, capaz de unir fuerzas, capaz de multiplicar y reforzar los cuadros de comunicólogos según un plan de expansión y crecimiento consensuado desde abajo que necesitamos activar de una manera práctica, trazar inmediatamente un plan concreto para emprender la construcción Socialista desde todas partes ayudándonos con los mass media que sepamos ganar y usar. Si no nos educamos como productores de Comunicación Socialista de poco servirá expropiar los medios de la burguesía. Pero es al mismo tiempo necesario educarse en la praxis de las organizaciones políticas para aprovecharnos de los mass media y educarnos todos en los sentidos más amplios. Y sólo con una tarea de planificación dinámica, sobre la marcha, podremos las masas trabajadoras avanzar hacia una Revolución cultural impulsada por organizaciones políticas poderosas dispuestas a educar y educarse para el Socialismo, con éxito.

Una Corriente Mundial de la Comunicación hacia el Socialismo, en esta etapa, debe contribuir a fortalecer el poder social y sus fuerzas productivas basándose en la planeación de la economía política de los signos revolucionarios como factor enormemente creativo en oposición al modo capitalista que se basa en la anarquía, el individualismo y la usurpación de las riquezas colectivas. Un proyecto de Comunicación Socialista necesita planificación y dirección conscientes. Esto no puede hacerlo un puñado de burócratas estén donde estén… requiere la participación de las masas en la gestión de las herramientas de producción y de las relaciones de producción y sólo un régimen Socialista con democracia obrera verdadera será capaz de potenciar y desarrollar el talento y la iniciativa creadora la sociedad. Y podemos contribuir a impulsar la Comunicación del Socialismo conociendo lo que ya han hecho otros antes, conociendo en qué se avanzó y trabajando al lado de quienes la impulsan ahora. «…los éxitos de la economía planificada se demostraron no en las páginas de El Capital, sino en un terreno industrial que abarcaba una sexta parte de la superficie de la tierra; no en el lenguaje de la dialéctica, sino en el del acero, el cemento y la electricidad…» L. Trotsky

En unas pocas décadas, gracias a la planificación será posible transformar una economía atrasada y dependiente en una potencia poderosa con base industrial, alto nivel cultural y científico Socialistas. En eso los mass media planificados también, con su desarrollo y su riqueza narrativa, deben ser herramienta decisiva. Por ejemplo: desterrar esa enfermedad capitalista de las «crisis cíclicas» y la explotación de la clase obrera que nos impide observar la producción completa, eludir el lastre de la crisis de sobreproducción que implica gastos degenerados… borrar los costos ocasionados por los vicios de capitalismo que desangran toda capacidad industrial instalada por mantener parásitos de todo tipo. Eso es un ahorro fenomenal y ese ahorro planificado deberá impulsar la participación democrática de las masas en la elaboración y ejecución del plan económico gestionado adecuadamente. «Una economía planificada necesita la democracia, tanto como el cuerpo humano el oxígeno». Sin control obrero, sin sindicatos libres, sin libertad de expresión…, la corrupción, el despilfarro, la ineficacia y el nepotismo reinan sin control.

Allí donde la burguesía ve sólo relaciones entre las cosas, hay que hacer visibles las relaciones entre las personas, entre las clases sociales, relaciones económicas de producción. Eso deben hacerlo visible los mass media Socialistas. Y es que la transformación de las relaciones de producción es decisiva, de ellas se derivan los contenidos de todos los fenómenos sociales y ese debe ser un objeto de estudio privilegiado en quien pretenda planificar y programar contenidos y formas en los mass media. Hacer visibles las leyes internas del origen, desarrollo y desaparición del capitalismo, científicamente, hacer claro su carácter históricamente transitorio… pero más que eso hacer visible la emergencia portentosa del Socialismo, su papel como sepulturero del capitalismo y creador de la sociedad refrescantemente nueva. Las relaciones de producción des-alienadas.

La importancia del Socialismo científico:

A la tarea de planificar los contenidos y las formas en los mass media compete un compromiso apasionado por la investigación científica multilateral de las relaciones de producción, por el significado Socialista de la Comunicación y por su relación dialéctica con el trabajo des-alienado. Poner al descubierto la ley económica que rige la producción simbólica de una sociedad en movimiento revolucionario hacia su emancipación definitiva. Poner en evidencia científica la inevitabilidad de la sustitución revolucionaria del capitalismo por el Socialismo.

Planificar la Comunicación implica investigar apasionadamente las leyes de la transición del capitalismo al Socialismo, los caminos y métodos para establecer el modo comunista de producción; las leyes objetivas del Socialismo que avanzan dialécticamente, las leyes de formación y desarrollo del sistema mundial del Socialismo. Una tarea de planificación en Comunicación con los mass media debe ser un arma en la lucha, una guía para la acción. Tal planificación de la producción simbólica debe desenmascarar la esencia del capitalismo, sostener una lucha contra todo sectarismo y burocratismo. Desarrollar un «control» democrático desde las bases, una «planificación» desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores y no de los explotadores y eso es inconcebible sin control obrero, sin la vigilancia y el trabajo de los obreros atentos a todo indicio de traición. Ya hemos visto demasiadas.

Habrá que formar comités de planificación para la Comunicación Socialista como una forma del control obrero que puede pasar a ser un Instituto de la economía simbólica planificada. Hay que prepararse para dirigir la producción comunicativa del Socialismo. Organizarse en comités de Comunicación desde ramas productivas muy diversas y asumir con independencia semántica, sintáctica y pragmática, libre forma, democrática, con contenido de clase. Abrir lugar a la ciencia para la planeación y la programación que desarrollarán, incluso, proyectos de calidad para elevar la calidad de la Comunicación. En esa forma, el control obrero pasará a ser motor de Revolución permanente en la economía simbólica planificada. Logro magistral del Socialismo. No menospreciemos la tarea de formarnos de la mejor manera posible.

Tal Comunicación planificada está determinada por todos los aspectos de la producción y la distribución, la interdependencia de las diferentes tecnologías y de los diversos medios de Comunicación, del costo de la labor de investigación y desarrollo, y de la aptitud de los comités para consolidar la planificación económica de los signos. La tarea de la ciencia y de la técnica en la planificación económico-política de la semiótica Socialista como Instituto interdisciplinario para la programación de contenidos, es contribuir a construir el gran relato permanente y complejo del ascenso de la humanidad emancipada al fin de los peores lastres impuestos por el capitalismo.

La lucha que debe llevarse por un trabajo científico en materia de planificación comunicativa es en sí misma un proyecto creativo muy complejo con conocimientos basados en una comprensión profunda de los intereses y a las necesidades de la sociedad que construye el Socialismo. Nuestro proceso de conciencia sobre la importancia de la planificación en Comunicación comienza en el puesto de trabajo. El proceso de formación de la conciencia de clase que avanza para tomar la dirección del mundo y de sus herramientas de Comunicación en el marco de la estructura económica de la sociedad capitalista y en transición al Socialismo, depende de la organización y de la movilización para producir grandes transformaciones. La experiencia histórica en materia de planeación de las herramientas de Comunicación ayudada por la calidad de la dirección de las organizaciones obreras son factores que pueden determinar la velocidad con que avance la toma de conciencia. La planeación es también una lucha contra la alienación personal y colectiva.

La tarea organizadora de la planeación en Comunicación Socialista exige, por ejemplo: 1) diagnóstico dialéctico democratizado, 2) consultas y consensos sobre los medios de Comunicación. 3) Marco organizacional del trabajo de planeación en espacios bajo contacto directo con las luchas. 4) Análisis del correlato de fuerzas, quiénes somos, cuántos y con qué contamos. 5) Valoración del contexto político, conceptual y tecnológico. 6) Análisis de prioridades en las necesidades en Comunicación, determinación de la calidad y la cantidad. 7) Integración multidisciplinaría de fuentes diversas. 8) Experimentación, evaluación y retroalimentación dialécticas. Y eso no es todo.

No aprenderemos a desplegar una lucha política con la planificación simbólica Socialista mientras no nos formemos y ayudemos a formar a los dirigentes de esta lucha que serán necesariamente los obreros y los intelectuales, entre otros, más probadamente decididos a impulsar avances; formarse con un método científico, crítico y sistemático sobre todos los aspectos de la vida y todas las tentativas de lucha. Hacer que todos los medios de Comunicación Socialistas adopten un programa democrático de base para la planificación simbólica, contenidos y formas, el Socialismo Científico, como una resolución para el combate cultural del movimiento obrero, requiere que la inmensa mayoría de las organizaciones esté dispuesta a formarse, capacitarse, especializarse dialécticamente, disciplinadamente. ¿No vivimos acaso un momento de esta índole ahora cuando los monopolios mass media criminalizan a mansalva toda organización proletaria que lucha contra el capitalismo? ¿No es acaso una necesidad, planear maneras y acciones para revertir semejante bestialidad impresa en demonizar las mejores iniciativas humanas basadas en conquistar su emancipación definitiva?

La planificación requiere unificación, homogeneidad científica de cuadros armados con elementos metodológicos y programáticos que le den homogeneidad relativa al avance de las tareas, y tal homogeneidad no implica uniformidad, pero implica fuerza aglutinante producto de organizaciones obreras fuertes en una cadena compuesta de un sinfín de eslabones. Todo el «arte» de planear la Comunicación Socialista estriba en encontrar y aferrarse a lo que garantice no sólo la mejor propaganda Socialista colectiva; no sólo una herramienta de agitación colectiva, sino también un organizador colectivo. Planeación para organizarse en torno a una labores concretas. La planificación simbólica de la Comunicación Socialista debe priorizar la tarea de organizar a los trabajadores y hacer visibles los mejores triunfos. «Hoy día son muy raras las relaciones entre las ciudades en cuanto a los asuntos revolucionarios, en todo caso son una excepción; entonces, estas relaciones se convertirían en regla, y, naturalmente, no sólo asegurarían la difusión del periódico, sino también (lo que revista mayor importancia) el intercambio de experiencia, informaciones, fuerzas y recursos. La labor de organización alcanzaría en el acto una amplitud mucho mayor, y el éxito de una localidad alentaría constantemente a seguir perfeccionándose, a aprovechar la experiencia ya adquirida por un camarada que actúa en otro confín del país. El trabajo local sería mucho más rico y variado que ahora; las denuncias de los manejos políticos y económicos que se recogiesen por toda Rusia servirían para la nutrición intelectual de los obreros de todas las profesiones y de todos los grados de desarrollo, suministrarían datos y darían motivos para charlas y lecturas sobre los problemas más distintos, planteados, además, por las alusiones de la prensa legal, por lo que se dice en sociedad y por los «tímidos» comunicados del gobierno.» Lenin.

Planificar no significa momificar:

Panificación no significa avasallamiento de la espontaneidad, no significa determinación milimétrica aburrida de cada paso ni conducción excesiva e invasiva de las ideas y de las acciones. De ser así nadie pintaría, nadie haría música, escultura, arquitectura. Nadie sería científico o filósofo revolucionarios. La Planificación no anula el sentido del humor ni el sentido del amor. La Planificación no significa rigidización, no implica acartonamiento ni implica supresión de la libertad creadora. Quien intente reducir la planificación Socialista a cualquiera de esas definiciones reduccionistas o esquemáticas tiene mala voluntad o tiene una incapacidad supina de imaginar la libertad en plena marcha de la conciencia y la pasión des-alienadas.

Planificar la Comunicación implica formarse para actuar sobre un terreno de dirección consciente hacia estadios del desarrollo humano aun desconocidos. Necesitamos lo mejor de nosotros, lo más libre y lo más Socialista. Necesitamos nuestra sonrisa más inédita, nuestro amor más nuevo, nuestra fraternidad más ignota. Se requiere gracia, simpatía, frescura y disciplina, juntas, fusionadas y creativas. Se requiere lucidez racional y pasión desbordada, se requiere conciencia crítica e intuición poética. Todo atento, cotidiano, preciso y en enriquecimiento permanente. No es fácil ser un militante de la planificación comunicacional Socialista… no es imposible. Tenemos muchos ejemplos avanzados.

Planificar la Comunicación implica ser sensibles al tiempo, a la historia, a la materia… implica ser sensibles al trabajo humano y a su liberación necesaria y urgente, implica escuchar el ritmo de las luchas, saborear sus néctares mejores, sus amarguras y sus dulces. Implica encuestar con disciplina diaria, sondear las opiniones y los imaginarios, saber los avances, saber los frenos, qué nos impulsa, qué nos frena… implica consensuar necesidades, impulsar experimentos, inaugurar lenguajes. Nada fácil… nada imposible.

Planificar científicamente implica disponerse a resolver nuestras crisis de dirección. Resolver los vicios con que hemos entendido y emprendido la dirección en otros tiempos fallidos. Implica impulsar el desarrollo y ser capaces de no temerle, implica ver la crítica y la autocrítica como una herramienta necesaria y urgente, implica pues ser un revolucionario que se decide a construir el futuro. Nada nuevo… nada viejo.

Y semejante tarea no es tarea de individualidades geniales ni de sectas. No es tarea de burócratas no es tarea de iluminados. Repitámoslo mil veces… esta tarea de la planeación Socialista de la Comunicación, que ha de desarrollarse por aproximaciones sucesivas, es una responsabilidad colectiva que exige capacidad de organización de equipos multi, inter y trans disciplinarios y asunción inexcusable de responsabilidades revolucionarias. No hay lugar para engaños ni para timoratos. Se aceptan candidatos.

A estas horas, dicho con generalidades, la planeación suele hacerse de maneras injustas y limitadas. Suele delegarse en una persona o en pocas, la tarea de rastrear, como se pueda, algo para poner a la vista del «consumidor». Lo hacen los mass media capitalistas y lo hacen también los medios «públicos». Caminan derecho a la anarquía de formas y contenidos y a una idea de «variedad» que esconde el producto de una ensalada caótica. Algunos mass media burgueses invierten en «planeación» lo que conviene a un plan de mercado y sólo a eso. Algunos mass media públicos, a veces, «programan» atados a la urgencia de hacer sobrevivir sus aparatos burocráticos. «Planifican» para la anarquía de intereses que terminan siendo siempre los intereses del mercado. Todos quedamos fuera de sus planes, nuestro espacio es la pasividad consumidora como masas narcotizadas que asienten a todo lo que las aliena. Basta de eso.

Los programadores suelen operar huérfanos de método abandonados a su suerte, o sus contactos. Suelen poner lo que encuentran o lo que negocian con quienes mejor pagan. Suelen programar bajo las leyes de una competencia desleal y bajo las leyes de la carencia. Se pone lo que se encuentra, casi sin remedio. Algunos logran en casos muy «ventajosos» planear por temporadas… primavera, verano, invierno… siguen los criterios de los ciclos trimestrales para «asegurarse» de tener «variedad» de «entretenimiento» bajo la dictadura del rating. Es preciso acabar con eso, bajo una lógica Socialista este modelo es lo menos creativo.

Y si realmente lográsemos formar Una Corriente Mundial de la Comunicación hacia el Socialismo que asumiera la responsabilidad de formarse como una herramienta para la planificación simbólica, tendríamos, en un futuro no lejano, muchos medios operando como fuelle enorme de fragua que avivase cada chispa de la creatividad, del arte, de la mejor espontaneidad emotiva y fraterna, la conciencia de la lucha de clases vuelta creación que organiza la indignación y le da cauce superador convirtiéndola en un gran incendio lúdico, poético, fértil, fecundo y magnífico de donde nacerá el hombre nuevo, la historia nueva, la Revolución Permanente… ¡En esto es en lo que hay que soñar! Mientras se lucha. Y viceversa.

Notas

[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=35949

[2] 14 de junio de 2006: http://www.gobiernoenlinea.ve/noticias-view/ver_detalles.pag?idNoticia=53057

[3] El Director General de la UNESCO, el senegalés Amadou-Mahtar M’Bow, cumplió aquel mandato al establecer a fines de 1977 la Comisión Internacional para el Estudio de los Problemas de la Comunicación, cuya presidencia encomendó al irlandés Sean MacBride, Premio Nobel y Premio Lenin de la paz. Ella fue integrada por 15 personalidades sobresalientes en diversos campos profesionales, representativas de diversas tendencias y provenientes de todas las regiones mayores del mundo, incluyendo Latinoamérica que aportó el concurso del periodista colombiano Gabriel García Márquez y el del economista chileno Juan Somavía. Trabajó en ocho períodos de sesiones a lo largo de algo más de dos años apoyada por un secretariado especial, sustentada por numerosos documentos, incluyendo los aportados ex-profeso por expertos de varios países, y apuntalada por mesas redondas sobre determinados temas específicos. «Misión Imposible» llamaron algunos a la de MacBride quien, sin embargo, hizo la hazaña de forjar consenso entre los miembros de la comisión que pasó a ser conocida por su nombre.

[4] Ted Grant: www.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=1006

[5] Ted Grant: http://www.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=998

[6] Ted Grant: http://www.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=998 pág. 42. Fundación Federico Engels. http://www.engels.org/