Publicamos a continuación la segunda parte de la charla que Alan Woods dio este pasado verano en Barcelona: «La situación internacional y perspectivas». Si la primera estuvo centrada en la situación económica y las perspectivas económicas, en este

Introducción

La sangría en Iraq la semana pasada dio un nuevo giro con el ataque brutal a una de las minorías más pequeñas de Iraq, en él murieron al menos 400 personas y cientos resultaros heridas en zonas pobladas principalmente por seguidores de la religión Yazidi, en la lejana región noroccidental de Sinjar. Cuatro explosiones coordinadas constituyeron el ataque más mortífero de toda la guerra.

Los Yazidis, la mayoría de los cuales son kurdos, practican una religión pre-islámica. Veneran a un ángel que muchos musulmanes asocian con Satán, algunas veces son acusados de ser fieles del demonio. Como parte de su celebérrima campaña de arabización, Sadán Hussein echó a los Yazidis de su tierra ancestral, los apiñó en «ciudades» nuevas que inicialmente se parecían más a los campos de concentración, uno de ellos fue el objetivo de este último atentado suicida.

La locura del sectarismo religioso y la carnicería étnica se ha extendido al Kurdistán, que, como ya dijimos en artículos anteriores, está mucho peor que cualquiera de las otras zonas. Los insurgentes desplazados por la «cirugía» norteamericana del centro de Iraq, se han trasladado: al Kurdistán. Otro atentado suicida en la ciudad de Emerli, al norte del país, asesinó a 150 personas.

Las tensiones étnicas se han profundizado con al próximo referéndum sobre la disputada provincia de Kirkuk y las zonas vecinas. Los arabes suníes y otros, están nerviosos con esta votación porque podrían terminar con esta región uniéndose al Kurdistán autónomo.

Nuri al-Maliki, primer ministro de Iraq, lucha por mantener el gobierno de unidad nacional en respuesta a la presión norteamericana. Pero durante los últimos cuatro meses se han separado tres grandes bloques: los chiíes radicales vinculados con Muqtada al-Sadr; el grupo secular de Iyad Allawi, la Lista Iraquí, y antiguo primer ministro chií; y la principal coalición suní, el Frente de Consenso Iraquí. En otras palabras, la «cirugía» ha fracasado y la coalición colapsa ante nuestros ojos.

[Londres, 21/8/2007]

La situación internacional y perspectivas (II Parte)

Lo más importante a destacar es la gran interdependencia de todo a escala mundial. Por eso siempre debemos empezar con una discusión de Perspectivas Mundiales. Es imposible comprender las perspectivas de México, España, Brasil, Venezuela, etc., sin comprender el contexto más amplio.

Los marxistas no somos deterministas económicos sino materialistas dialécticos. El ciclo económico es importante, pero no agota la cuestión de la conciencia de clase o las perspectivas revolucionarias, ya que también es una cuestión política. Por ejemplo, los efectos de la inestabilidad en Oriente Medio, las invasiones de Afganistán e Iraq, han tenido un gran impacto político en Italia o España. También en EEUU hay una crisis política seria debido a Iraq. Al otro lado del mundo, en Pakistán, el país está totalmente desestabilizado debido a los acontecimientos en Afganistán.

Nosotros no discutimos para propósitos académicos. Nuestro objetivo es analizar la crisis general del capitalismo para intervenir. Y para intervenir necesitamos fuerzas. Debemos construir esas fuerzas. En el pasado a menudo éramos simples espectadores. Por ejemplo, durante el período de Allende en Chile, nosotros teníamos un análisis absolutamente correcto pero sólo éramos observadores, no participantes activos en los acontecimientos. Hoy en Pakistán somos una fuerza, en Venezuela una fuerza creciente que tiene puntos importantes de apoyo. En México tenemos un grupo destacado que está interviniendo eficazmente en el movimiento de masas. Esto afecta a toda la naturaleza de nuestra discusión.

Afganistán

El imperialismo norteamericano se comporta como un elefante en una cacharrería. Afganistán es un caos absoluto y como resultado, Pakistán se encuentra en una crisis importante que se ha reflejado en algunos artículos de nuestra web. Estuvo la crisis de los abogados, después la crisis de la Mezquita Roja, etc., Es evidente que Musharraf pende de un hilo y preparan el regreso de Bhutto a Pakistán. En este país hay acontecimientos importantes en el orden del día y nuestros compañeros están en una posición buena para aprovecharse de ellos.

La guerra en Afganistán continúa y las bajas occidentales se acumulan. El plan de EEUU de basarse en la fuerza aérea en Afganistán para evitar más bajas norteamericanas ha fracasado. En su lugar, los bombardeos han provocado muchas bajas civiles afganas y los grupos de ayuda calculan que las fuerzas extranjeras y afganas asesinaron a 230 civiles durante los primeros seis meses de 2007. Desde el inicio de 2006, se cree que han muerto unas 6.000 personas, unos 1.500 eran civiles.

La mayoría de las muertes son provocadas por la Operación Libertad Duradera de EEUU (OLD), que está separada de la misión estabilizadora de la OTAN, conocida como Fuerza Internacional de Ayuda y Seguridad (FIAS). Es la versión del Pentágono del arte de ganar amigos e influir en la población.

Las tropas encabezadas por los británicos combaten sobre el terreno en la provincia de Helmand, avanzan a lo largo el valle Sangin con la esperanza de reabrir el camino hacia la presa de Kajaki, y así permitir la reconstrucción de su planta hidroeléctrica. Pero ya han tenido demasiadas bajas en una guerra que no pueden ganar.

Los talibán evitaron las batallas frontales y ahora recurren a más atentados suicidas y bombas en las carreteras. Estas tácticas «asimétricas» (guerrilleras) son muy efectivas y las utilizan incluso en Kabul. El 17 de junio, un atentado suicida mató a 22 instructores de la academia de policía y 13 viandantes. Un atentado similar casi acaba con Dick Cheney.

El antiguo comandante de la FIAS es el general británico David Richards y dijo que había avisado a sus colegas en Londres de que la OTAN está haciendo «el mejor de los malos trabajos», que estaban escasos de tropas y tenían que compensar esta escasez con armamento pesado, lo que significa más bajas civiles.

Sin embargo, no pueden enviar más soldados. Si algo puede ocurrir, es que los aliados comiencen a abandonar. Algunos como Gran Bretaña, Dinamarca y Polonia están aumentando sus fuerzas. Pero otro no están dispuestos a perder más vidas. Los alemanes están presentes pero sus tropas están en el norte (donde apenas hay lucha) y tienen prohibido salir de los cuarteles por la noche. La misión afgana no es popular en Alemania y también casi acaba con el gobierno italiano el pasado mes de febrero. Holanda también es un socio inestable y en debe decidir si amplia su operación en Uruzgan después de 2008. Sarkozy ha dicho que también le gustaría abandonar la FIAS aunque no de manera inminente.

Los talibán, en contraste, tienen mucho dinero, hombres y armas, financiados por la cosecha de amapola afgana. La economía del opio y la insurgencia se refuerzan mutuamente, las drogas financian a los talibán, mientras que la lucha estimula el cultivo de amapola, produciendo más opio (y por tanto heroína y otras drogas ilegales) que el resto de Afganistán conjuntamente.

El negocio de las drogas es muy rentable, genera unos beneficios anuales de 320.000 millones de dólares. El comercio de opio alcanza un valor de 3.100 millones de dólares (menos de una cuarta parte este dinero es lo que ganan los cultivadores), el equivalente aproximado a un tercio del total de la economía afgana. El comercio de opio alcanza un valor en las calles de 60.000 millones de dólares, se consume en todos los países y está fuera de control. Afganistán el año pasado produjo el equivalente a 6.100 toneladas de opio, aproximadamente el 92 por ciento del total mundial. Al menos ante los talibán ejercían algún control pero ahora no existe ninguno. En esta época los comandantes talibán y los traficantes de droga son uno y lo mismo.

Algunos de los más grandes barones de la droga son miembros reputados de los gobiernos nacional y provincial, incluso figuras cercanas a Hamid Karzai. The Economist (28/6/2007) publicaba: «Toda la cadena del gobierno que se suponía debía imponer la ley, desde el ministerio de interior a los policías corrientes, han sido subvertidos. Los policías mal pagados son sobornados para facilitar así el comercio, algunos pagan a sus superiores para conseguir empleos particularmente ‘lucrativos» como el control fronterizo».

Iraq

En Iraq, a pesar de la presencia de más de 160.000 soldados, los estadounidenses han perdido la guerra. Esta situación ha provocado una crisis del régimen. La clase dominante ha perdido la confianza en Bush. Como ocurrió con Nixon, fue fácil ponerle en el cargo, pero es mucho más difícil echarle. El Grupo de Estudios Iraquíes, encabezado por James Baker, un representante de confianza de la clase dominante, dio un consejo sobre la perspectiva de la burguesía norteamericana: «Hemos perdido, vayámonos tan rápidamente como sea posible, lleguemos a un acuerdo con Siria e Irán, dejemos que ellos arreglen el caos». En su lugar, George Bush envió más tropas y amenaza a Irán.

Su consigna es: «Un último empujón y ganaremos». Es como los generales en la Primera Guerra Mundial, que siempre ordenaban a sus soldados lanzarse al ataque por última vez. Ahora en su lugar está la «oleada». Han enviado 21.000 soldados más, en Bagdad hay un total de 31.000 soldados y a nivel nacional 155.000, el nivel más elevado desde 2005. Funcionarios veteranos norteamericanos dicen que un tercio de Bagdad ahora tiene cierto grado de «normalidad», un tercio, sobre todo aquellos distritos donde existe una división sectaria, son aún muy violentos; y otro tercio, sigue inestable.

En teoría, una vez hayan asegurado Bagdad se irán, esperan emprender los llamados «cinturones» a las afueras de la capital, en particular cerca de las principales ciudades suníes, y hacia el sur: Mahmudiya, Latifiya y Yasufiya. Pero no han resuelto nada. Empujadas fuera de Bagdad, las guerrillas se han desplazado a otras zonas. Unos 2,2 millones de iraquíes, de una población total de 27 millones, han huido del país, además, la ONU calcula que hay otros 2 millones que están desplazados dentro del territorio iraquí.

Los estadounidenses, teóricamente, han puesto su fe en la policía y el ejército iraquí, para que lo más pronto posible se encargue de la situación. De los 188.000 policías formados por los norteamericanos, unos 32.000 ya no están, han muerto entre 8 y 10.000, heridos un número similar, desertado más de 5.000 además de otras razones. Dicen que los 137.000 que quedan son mejores y menos sectarios, pero son igualmente inútiles frente a los insurgentes.

El gobierno de unidad nacional no es tal cosa. Es un grupo de fracciones cada una preparada para coger su parte del botín. Incluso el general norteamericano Petraeus ha avisado de que «las operaciones de contrainsurgencia pueden durar entre nueve y diez años». Es una locura absoluta, no tienen nueve o diez años. La opinión pública en EEUU ahora está mayoritariamente en contra de la guerra, incluso los republicanos ya han tenido suficiente.

Cualquier cosa que hagan los norteamericanos será un error. Si siguen supondrá más bajas y no resolverá nada. Pero si abandonan será aún peor. Hay una guerra civil sectaria y sangrienta en Iraq. El gobierno y los norteamericanos no pueden resolver el problema, los estadounidenses reclaman que los iraquíes formen un gobierno nacional con base amplia, política, Estado, etc., Pero no pueden hacerlo, el imperialismo USA es el responsable de esta pesadilla. Avivaron las llamas del enfrentamiento sectario cuando se basaron en los kurdos y chiíes contra Sadán Hussein, quién se había basado en los suníes. Ahora la situación está fuera de control.

El general Petraeus admite, con franqueza, que la «oleada» será inútil a menos que el margen de respiro que intentan crear sus tropas sea utilizado por el gobierno encabezado por los chiíes para abarcar a un sector más amplio de suníes. «Nuestras tropas están dándole [al gobierno iraquí] tiempo para conseguir la reconciliación (…) Francamente, estamos desencantados con los avances conseguidos». Los maestros del general Petraeus en Washington saben que si el títere Maliki no puede hacerlo mejor, la «oleada» norteamericana y el intento de evitar más pérdidas norteamericanas está condenado a fracasar.

Se reconfortan con le hecho de que hasta hace poco Kurdistán estaba relativamente tranquilo. «El norte está bien» decían, pero ahora la mayor carnicería y violencia se producirá en el norte. Kurdistán es una mezcla étnica, la cuestión nacional no se puede resolver bajo el capitalismo, ya sea en Iraq o en cualquier otra parte. Ahora está el enfrentamiento entre suníes, chiíes, kurdos, turkmenos y otros grupos, por esa razón, Turquía mira amenazante a Iraq. Ankara nunca aceptará un Kurdistán independiente en sus fronteras, el PKK ha reiniciado la guerra de guerrillas dentro de Turquía y tiene base dentro del Iraq kurdo. El ejército turco se dispone a aplastarlos, ya tiene fuerzas en la frontera y sólo busca la excusa para iniciar la invasión.

Los imperialistas no van a la guerra para divertirse, sino para saquear y conseguir mercados. No están consiguiendo dinero de Iraq, les está costando una cantidad colosal, al menos dos mil millones de dólares semanales y miles de muertos y heridos. Iraq tiene las terceras reservas mundiales de petróleo, pero no las pueden utilizar mientras el crudo permanezca en su mayor parte bajo el suelo. La infraestructura petrolera está en condiciones lamentables después de 17 años de guerra y sanciones. La producción sigue por debajo del nivel previo a la guerra (deprimida) de 2,5 millones de barriles diarios.

Además, la guerra ha tenido consecuencias imprevistas. Al destruir el ejército iraquí, eliminaron la única fuerza en la región que podría contrarrestar a Irán, que es una potencia regional. También hay un gran potencial revolucionario en Irán. Admedineyad recurre al antiimperialismo como una manera de desviar la atención de las masas. Los iraníes sin duda están interviniendo en Iraq y la correlación de fuerzas en la región se ha alterado. Toda la zona se ha desestabilizado. La monarquía saudí pende de un hilo y los saudíes, y los demás estados del Golfo, temen el creciente poder de Irán y los chiíes. En cuanto al resultado, los norteamericanos apoyan en secreto la formación de un frente anti-chií en la región.

Israel y Palestina

En el centro de la crisis de Oriente Medio está Israel y la cuestión palestina. La crisis en Gaza es una guerra civil entre Hamás y la OLP dirigida por Abbas. La retirada israelí de Gaza fue un movimiento táctico con la intención de fortalecer su control de Cisjordania. Vemos el cinismo de los imperialistas (no sólo norteamericanos sino también de la UE) cuando inmediatamente cortaron los fondos al gobierno de Hamás que, hay que decirlo, fue elegido democráticamente.

Tan pronto como ocurrió el enfrentamiento entre Abbas y Hamás, reanudaron el envío de fondos a Cisjordania y a su títere Abu Mazen. Quieren utilizar una parte para dividir a los palestinos y así garantizar la continuación del dominio israelí. El hecho de que hayan elegido a Tony Blair como emisario para Oriente Medio, en sí mismo es un reconocimiento de que los estadounidenses no tienen ningún interés en resolver el problema.

Sobre esta base no es posible ninguna solución al problema palestino. La única solución posible es dividir Israel en líneas de clase: romper el feudo del sionismo reaccionario. Pero esta solución exige una posición de clase. Es difícil defender esta postura en las circunstancias dadas, pero los acontecimientos nos proporcionarán oportunidades para que las masas se den cuenta de la inutilidad de los viejos métodos. Mientras tanto, es necesario explicar pacientemente nuestras ideas a los elementos más avanzados, en el futuro nuestras ideas encontrarán un eco de masas.

América Latina

En la revolución mundial como conjunto, América Latina sigue en primera línea. Es la respuesta final a todos los reformistas, cobardes que han capitulado ante el imperialismo. En el pasado, los marines habrían intervenido, hoy es imposible, política ni siquiera físicamente. Están empantanados en Iraq, no se trata de decir no atacaremos, están atacando, pero no pueden invadir abiertamente y deben recurrir a métodos indirectos, presión diplomática, intrigas, sobre todo dentro de Venezuela y en el movimiento bolivariano.

Los imperialistas entienden lo que nosotros comprendemos: hay un proceso revolucionario en Venezuela, las masas quieren cambiar la sociedad. En otra época, todos los socialistas eran «comunistas» en lo que concernía a Washington, pero ahora el imperialismo norteamericano necesita tratar con los «socialistas» buenos como Lula y Kirchner para aislar a Chávez. Están intentando que se una Morales. Ese es el significado del viaje de Bush a América Latina y el intento de firmar acuerdos bilaterales comerciales con Brasil y otros países de la región.

Las revoluciones no respetan fronteras y el fermento revolucionario se extiende a países como Ecuador, Bolivia, etc., Por eso intentan aislar a Venezuela, el imperialismo norteamericano no puede tolerar la revolución venezolana. Pero como ocurrió en Cuba, el imperialismo estadounidense puede empujar a Chávez más allá de los límites del capitalismo. Si esto ocurre, sus efectos se dejarán sentir a través del continente y más allá.

Eso explica la campaña histérica por el caso de RCTV. Los imperialistas quieren mantener la presión sobre Chávez para detener la revolución. Se basan en el ala de derechas de la dirección bolivariana y la burocracia contrarrevolucionaria. Pero los trabajadores y campesinos presionan desde abajo. El resultado de esta lucha determinará el destino de la revolución, en uno u otro sentido.

Los marxistas se deben basar en los cimientos, como siempre explicó Ted Grant, no es este o aquél carácter accidental. No hay esquemas que expliquen todo. Debemos partir del mundo tal como es, y la lucha de clases y el movimiento obrero tal como son. Siempre abordamos las cosas de modo dialéctico. Las vemos como son, como eran y haremos todo lo que podamos para ver cómo se desarrollarán. La lucha de clases tiene un ritmo determinado, los momentos de calma en la lucha de clases son inevitables. No podemos ser empíricos, además, no siempre es positivo tener a las masas constantemente en acción.

Existen muchas analogías entre la lucha de clases y la guerra. Las guerras no consisten en batallas constantes. Cualquier soldado que ha estado en acción te dirá que las batallas son la excepción y entre batallas hay largos períodos de inactividad. Estos períodos deben ser utilizados para limpiar las armas, cavar trincheras, entrenar nuevos reclutas, en pocas palabras, prepararse para la siguiente batalla, que tarde o temprano llegará. Debemos pensar como buenos soldados, utilizar las pauses de la lucha de clases para construir nuestras fuerzas y perfeccionar nuestra organización.

Los trabajadores no siempre están dispuestos para la lucha, es cierto. Pero veamos el caso de Bolivia, donde la clase obrera ha protagonizado dos huelgas generales y dos insurrecciones, derrocado dos gobiernos en el espacio de dieciocho meses. Yo me pregunto: ¿qué más se le puede pedir a la clase obrera? Si no ha tomado el poder no es debido a la baja conciencia de las masas (como dice Heinz Dietrich) sino a la ausencia de dirección.

En todos los países la situación puede cambiar rápidamente. Debemos estar preparados para que no nos pille por sorpresa. Algo que parece tan trivial puede provocar un movimiento que nos sorprenda. En determinadas condiciones, elementos antes atrasados se pueden convertir en los más militantes, como ya sabemos por la dialéctica y la historia. En Rusia, en 1905, los trabajadores hicieron una manifestación pacífica para pedirle al zar (el Pequeño Padre) que hiciera reformas. Al frente de la misma iba un cura, el padre Gapón. Los marxistas eran una pequeña minoría y totalmente aislados de la clase obrera. Después llegó la masacre del 9 de enero y la conciencia de las masas se transformó en el espacio de 24 horas.

¿Cuál es la lección de Venezuela? ¿Cómo se puede explicar el rápido ascenso de Chávez? No se puede explicar por poderes mágicos. El proceso de descontento ya estaba presente entre las masas, pero no existía un vehículo a través del cual poder expresarlo. Cuando las masas encontraron un medio de expresión, salieron a las calles en un movimiento imparable que duró casi diez años. Es realmente asombroso que el movimiento haya durado tanto. Las elecciones de diciembre de 2006 demostraron que el 63 por ciento apoyaba a Chávez, después de nueve años de proceso. Esto demuestra el alto nivel de conciencia revolucionaria.

La conciencia de clase no sólo se mide a través de las huelgas. Si los trabajadores prueban el frente industrial, intentarán encontrar una salida en el frente político, y viceversa, etc., Pero sólo lo harán a través de sus organizaciones tradicionales de masas, porque las masas no comprenden a los pequeños grupos, incluso aunque tengan ideas correctas, que no es el caso de las sectas.

En el período turbulento que se avecina, en terminado momento, veremos grandes crisis en todas las organizaciones tradicionales de masas. Tomemos el ejemplo de Gran Bretaña, alguien se puede imaginar una dirección más podrida que la del Partido Laborista. Durante los últimos diez años, todas las sectas han estado ocupadas creando todo tipo de bloques y alianzas electorales para hacer frente al Partido Laborista, pero no han llegado a ninguna parte.

México es un buen ejemplo de la forma en que se mueven las masas. Ya hemos dicho muchas veces que no hay un solo país estable en América Latina desde Tierra del Fuego hasta Alaska. No hace mucho México parecía estable. Pero nuestras perspectivas fueron totalmente confirmadas por los acontecimientos del año pasado. Las sectas no comprenden nada. Nos acusaron de apoyar a un partido burgués. El PRD puede ser considerado un partido burgués, desde el punto de vista de su dirección y política, pero las masas no lo entienden así, como vimos el año pasado.

Millones salieron a las calles para protestar contra el fraude electoral y apoyar a López Obrador. ¿Eran todos burgueses? Supongo que no hay tantos burgueses en el mundo. ¡No! Eran gente corriente: trabajadores y campesinos. Nuestros compañeros lucharon junto a las masas, mientras que al mismo tiempo explicaban nuestro programa y política, intentando llevar hacia delante el movimiento. ¡Eso era lo único correcto!

Esto provocó una crisis en la dirección. López Obrador era como el aprendiz de brujo, incapaz de controlar las fuerzas que había conjurado. Debemos entender cómo se mueve la clase obrera, a través de sus organizaciones tradicionales de masas, no a través de minúsculas sectas. Pero las masas no siempre pueden estar levantando barricadas, como imaginan los ultraizquierdistas. Si no ven un cambio, el movimiento durante un tiempo decae, es normal.

Sobre la superficie, parece que Calderón ha ganado, pero no ha acabado todavía. El gobierno de Calderón es débil y está dividido. Es un gobierno en crisis. La clase dominante mexicana es demasiado débil para aplastar el movimiento de masas en este momento, pero la clase obrera es incapaz de acabar la tarea, debido a la dirección. Es un resultado en tablas. Pero este equilibrio inestable no durará demasiado. La revolución mexicana ha comenzado. Calderón está intentando reforzar el Estado, utiliza la guerra contra la droga como una excusa para la represión. López Obrador podría ganar las próximas elecciones. Las masas pasarán por la escuela del reformismo y aprenderán de su experiencia. Mientras tanto, como buenos soldados, ¡debemos preparar nuestras fuerzas!

En todas partes el proceso se ha prolongado. Esto no ocurría en el pasado, cuando una situación pre-revolucionaria rápidamente desembocaría en una revolución o en una contrarrevolución. Ahora en Venezuela el ritmo de la revolución es lento, lleva ya diez años. ¿Por qué? Por que la correlación de fuerzas de clase es muy favorable. Los trabajadores pueden fácilmente tomar el poder pero carecen de dirección. Chávez es honesto y valiente pero no es un marxista y tiene tendencia a vacilar. En cuanto a los dirigentes oficiales del movimiento obrero (UNT), han jugado un papel muy negativo y pernicioso.

Como en México y en otras partes, la burguesía no es lo suficiente fuerte para aplastar el movimiento revolucionario, pero a los trabajadores les impide tomar el poder la dirección. Esta situación explica la naturaleza prolongada del proceso. Pero, tarde o temprano, debe decidirse en un sentido o en otro. Los imperialistas comprenden lo mismo que nosotros. Saben que la actual correlación de fuerzas inestable no se puede mantener y se preparan.

Hay sabotaje en la economía venezolana. Hay escaseces serias y la inflación es del 19 por ciento. Las masas son leales a la revolución pero no aceptarán eternamente esta situación. Tarde o temprano, se debe decidir. Chávez ha dado pasos adelante importantes pero aún vacila en cuestiones fundamentales como el ejército. El resultado todavía no está claro.

Es una discusión muy importante, hay que seguir la revolución a través de todas sus etapas, debemos tener todos los datos y cifras, debemos participar activamente en todos los debates y jugar un papel dirigente en el establecimiento del nuevo partido socialista, el PSUV. La clave de la revolución es la construcción de una poderosa organización revolucionaria de cuadros en el menor tiempo posible.