Hemos visto las caídas más profundas en las bolsas de todo el mundo desde hace casi una década. Miles de millones de dólares se han evaporado de los precios de las acciones. Como hemos pronosticado, existe el temor entre las autoridades financieras de que el pánico pueda desencadenar una recesión a gran escala.
Hemos visto las caídas más profundas en las bolsas de todo el mundo desde hace casi una década. Miles de millones de dólares se han evaporado de los precios de las acciones. Como hemos pronosticado, existe el temor entre las autoridades financieras de que el pánico pueda desencadenar una recesión a gran escala.
El martes 22 de enero, Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal USA, convocó una reunión de emergencia sólo ocho días antes de la reunión regular de esta entidad. En ella se aprobó una reducción de tipos sin precedentes, un 0,75 por ciento, la mayor en 25 años. Normalmente la Fed hace ajustes en la economía con reducciones del 0,25 por ciento. ¡Es una señal de pánico!
Bernanke se comporta como un jugador que ha perdido su fortuna en las mesas de juego, desesperado apuesta su abrigo de pieles intentando así recuperar su dinero. Resulta irónico porque Bernanke consiguió toda su reputación como crítico académico de su predecesor Greenspan. Este último era consciente de que la mayor parte del boom que ha experimentado EEUU desde 2001 era espuma, basado en la burbuja inmobiliaria. Hablaba de "exuberancia irracional", pero al mismo tiempo alimentaba la burbuja manteniendo los tipos de interés por debajo de la tasa de inflación. Ahora Bernanke ha decidido unirse a esa fiesta.
No es una sorpresa que las acciones cayeran ante estas noticias. Pero no todo se termina aquí. Como Satanás en El paraíso perdido, el capitalismo "ha caído en el pozo profundo de la perdición". A diferencia de Satán, la caída no será tan directa. El sistema llegará a un punto muerto y tendrá recuperaciones parciales, incluso aunque la dirección general sea descendente. En realidad, el rebote posterior al anuncio de la Fed es una muestra de la histeria de los mercados y de la debilidad subyacente de la economía real.
En el artículo que publicamos ayer de Michael Roberts se subrayaban las causas del pánico:
•· Los bancos ya han anunciado pérdidas de 120.000 millones de dólares debido a las deudas malas. Esa cifra podría ascender a los 500.000 millones de dólares. Las deudas malas son deudas de dudoso cobro, así que son pérdidas.
•· Los beneficios están cayendo.
•· Los precios inmobiliarios siguen bajando y lo harán aún más.
Ninguna de las debilidades fundamentales ha cambiado con el anuncio de la Fed. Resulta irónico que el pánico comenzara cuando Bush anunció un paquete de rescata para intentar hacer frente a la amenaza de recesión, los "mercados" se dieron cuenta entonces de que había un problema. Bush propuso una reducción de impuestos de casi 150.000 millones de dólares para estimular la economía. Eso significa el 1 por ciento del PIB norteamericano. Los mercados reaccionarios, por que pensaban que no era suficiente, con pánico.
Después Bernanke salió al rescate. Redujo los tipos de interés hasta el 3,5 por ciento. Ahora la inflación en EEUU es de aproximadamente un 4 por ciento, casi la misma que en Gran Bretaña. En realidad ¡están pagando por prestar dinero! Eso debería estimular la economía y mantener la fiesta, en el caso de que funcione.
El problema con el dinero fácil es que probablemente incremente las presiones inflacionarias en EEUU. La idea de Bernanke es que los estadounidenses seguirán pidiendo prestado como si no existiera el mañana. Así es probable que suban los precios, también hay problemas con el dólar porque si caen los tipos de interés entonces pueden huir algunas inversiones extranjeras en dólares. Si el dólar colapsa, los precios de las importaciones subirán y los niveles de vida en EEUU se reducirán aún más.
El Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra son más cautos. En algunas ocasiones hagan lo que hagan las autoridades estará equivocado. Existen límites sobre hasta donde se puede manipular un sistema no planificado.
Independientemente de lo que ocurra en los mercados durante los próximos días, el capitalismo tiene una gran capacidad de hacer que cada vez más personas vivan en la miseria.