La reciente huelga de los trabajadores de la Ford rusa marca un acontecimiento importante en el movimiento obrero rusa. Indican que hemos entrado en un nuevo período en las relaciones laborales de este país. Los trabajadores de la Ford en Rusia han construido un modelo de organización sindical que está despertando el interés en toda Rusia e internacionalmente.
Esta huelga duró casi cuatro semanas, en noviembre y diciembre del año pasado, fue la más larga y dura que han realizado los trabajadores de Ford hasta el momento. La reacción de la dirección fue atrincherarse y utilizar el aparato del estado. Llevaron a la policía y atacaron a los trabajadores, pero estos presentaron resistencia, demostraron una tremenda iniciativa, sacrificio y flexibilidad a la hora de intentar nuevas tácticas.
Aunque la huelga terminó de forma no concluyente, la amenaza de nuevas huelgas obligó a la dirección a llegar a un acuerdo, un 21 por ciento de aumento salarial para los nuevos trabajadores y un 16 por ciento para los más veteranos, además de otras cuestiones relacionadas con pensiones y jornada laboral.
El éxito de los trabajadores de la Ford es significativo porque llega después de un período muy largo y difícil para la clase obrera rusa. Después del colapso de la URSS y la restauración del capitalismo, la clase obrera retrocedió. Además de esta derrota y la ausencia de organización, había que añadir la desmoralización de los trabajadores.
Todo esto explica la ausencia de lucha por parte de los trabajadores durante un período de tiempo tan largo con el gobierno Putin. Sin embargo, lo que hemos visto en la huelga de Ford revela que existe un tremendo material explosivo acumulado en las profundidades de la clase obrera rusa. Esta circunstancia está preparando un nuevo movimiento que, inevitablemente, saldrá a la superficie en el futuro. El sindicato de Ford es el primer ejemplo de esta recuperación del movimiento obrero que está inspirando a amplias capas de la clase obrera.
Hay varias razones para que los trabajadores de Ford estén en la vanguardia del movimiento obrero rusa en este momento. Es una nueva fábrica que no ha heredado una burocracia sindical vinculada a la dirección. Por lo tanto, hay menos inercia de contener a los trabajadores. Al mismo tiempo, debido a la falta de tradición en Rusia, los trabajadores de Ford en occidente son un punto de referencia para los trabajadores de Ford en Rusia. El sindicato difundió la información sobre la huelga y las victorias legales cuando los trabajadores llevaron la empresa ante los tribunales y ganaron, como fue el caso de Roland Leo Grenier, que recibió una compensación de 2 millones de dólares debido a una enfermedad provocada por el amianto.
Este hecho demuestra que los trabajadores en occidente tienen los mismos problemas y la necesidad de luchar junto con sus hermanos y hermanas rusos. En un período en que el sindicato de Ford estaba aislado en Rusia, el vínculo con los trabajadores de occidente fortaleció su convicción de que sus reivindicaciones y métodos eran correctos.
El modelo Ford Focus se monte en la fábrica y es el coche extranjero más popular de Rusia, con 97.000 vendidos el año pasado, este hecho también es un factor importante. Los grandes beneficios conseguidos por los empresarios no son un secreto y los trabajadores sabían que su petición de una mayor parte de los beneficios estaba justificada. Con la llegada de otros fabricantes de automóvil a la zona, como Toyota, cuya nueva fábrica la inauguró Putin el mes pasado, los trabajadores tenían menos miedo de perder sus empleos, además el desempleo en Vsevolzhsk es casi inexistente. La alta productividad, para los niveles rusos, también significa que la dirección era reticente a despedir a trabajadores ya que después costaría tiempo volver a formar a nuevos trabajadores. Esto significa que los 2.000 trabajadores de la fábrica Ford saben que tienen el poder de detener la cinta transportadora.
Los primeros éxitos del sindicato
Sin embargo, estas condiciones potencialmente favorables sólo se pudieran llevar a la práctica gracias a la iniciativa de los propios trabajadores. Una capa de trabajadores abnegados, encabezados por el dirigente sindical Alexey Etmanov, se dedicaron a la tarea de construir el sindicato, y este proceso fortaleció y organizó este potencial elemental de lucha.
Empezaron con los trabajadores de la Federación Independiente de Sindicatos Rusos (FNPR), la continuación del viejo aparato sindical soviético, que organizaba la seguridad social, la sanidad y las vacaciones de los trabajadores pero no era una dirección militante. A través de esta organización, Etmanov visitó a los trabajadores de la Ford de Brasil donde él aprendió cómo organizaban los dirigentes sindicales allí el sindicato.
A su regreso de Brasil, Etmanov empezó una campaña intensa de afiliación dejando al FNPR sin prácticamente apoyo. El sindicato se basó sólo en sus propios recursos, lo que preparó el camino para que a finales de 2005 hubiera una seria de huelgas de brazos caídos, que en Rusia se conocen como «huelgas italianas», además de una serie de paros de advertencia de una hora de duración. La dirección, impotente, tuvo que aceptar un aumento salarial del 14 por ciento.
Febrero de 2007 marcó una nueva etapa en la historia de la fábrica, cuando los trabajadores hicieron huelga por el convenio y para conseguir más aumentos salariales. Era la primera vez que los trabajadores detenían la cinta transportadora. También bloquearon el equipamiento de soldadura con cadenas y tomaron el control del taller. Para los trabajadores, que hasta ese momento no tenían experiencia de una acción independiente por parte de sindicatos militantes, el que tan rápidamente tomaran el control de la fábrica y detuvieran la cinta transportadora, demuestra lo rápido que aprenden los trabajadores cuando están organizados. Más de 70 trabajadores se unieron al sindicato en ese momento y demostraba el apoyo que tenía el sindicato, sobre todo cuando éste demostraba que defendía sus intereses.
La huelga de febrero fue vista como una victoria porque por primera vez la empresa se vio obligada a firmar un acuerdo colectivo salarial, aunque la subida no era significativa en términos reales porque la inflación oficial era del 12 por ciento. Para los trabajadores, sobre todo los que tienen ingresos más bajos y que gastan una parte importante de su salario en comida, transporte, etc., la cifra real de inflación es mucho más alta. En la reciente huelga exigían un aumento del 30 por ciento y la dirección sólo ofrecía un 11 por ciento. En sí misma, esta concesión podría sonar muy alta para los trabajadores en occidente, pero está por debajo de la inflación rusa. Esta oferta en realidad significaba una caída de los salarios reales en un momento en que los beneficios alcanzaban niveles récord.
Al luchar por salarios más altos en Rusia, los trabajadores de Ford, de facto, también defienden los intereses de sus hermanos en otros países. Demuestra las mentiras de la dirección en occidente cuando culpa del cierre de las fábricas a los trabajadores y a las concesiones que éstos ganaron en el pasado. El problema no son los altos salarios en occidente sino la podredumbre del capitalismo, y la ausencia de la defensa militante de los empleos por parte de las direcciones sindicales. Este es un mensaje importante para los activistas sindicales en occidente.
La unidad del movimiento obrero internacional en lugar de ser dividida por la Ford al extender sus operaciones en Rusia lo que ha conseguido es fortalecerla. En realidad, la huelga en Rusia fue seguida en enero por una huelga en la Ford de Genk, en Bélgica, y en una fábrica local de suministros. Los trabajadores existen un euro por hora más de aumento salarial. Existe la posibilidad de que los trabajadores de la Ford vayan simultáneamente a la huelga en Europa en el futuro debido al tremendo descontento que se ha acumulado en los talleres de todas las plantas de Ford.
El desarrollo de la última huelga
Después de la huelga de febrero, el sindicato publicó docenas de panfletos para pedir el apoyo a la huelga, conectaba con el ambiente de los trabajadores dispuestos a emprender una lucha industria y enumerando toda la lista de quejas contra la dirección de la empresa. Las reivindicaciones de los trabajadores se votaron en asambleas abiertas al conjunto de los trabajadores de la empresa. Se celebraron distintas asambleas y el sindicato además podía convocar huelgas separadas por distintos sectores con reivindicaciones separadas. Si la dirección hubiera ido a los tribunales y éstos hubieran obligado a los trabajadores a parar la huelga, el sindicato podía convocar inmediatamente otra nueva huelga. En este caso sólo ocurrió una vez, el 7 de noviembre. El sindicato recurrió la orden del tribunal y eso significaba que podían seguir la huelga hasta que llegara la respuesta a la apelación y terminar así la huelga de 24 horas que habían convocado ese día.
Como la dirección de la empresa no aceptaba la subida salarial finalmente los trabajadores comenzaron una huelga total el 20 de noviembre. La huelga comenzó en el segundo turno, la dirección redujo el número de pases para entrar a la fábrica, era un intento inútil de evitar que los trabajadores tomaran el control del taller ya que algunos sindicalistas entraron con sus pases habituales. Tan pronto como fueron a la huelga, la iniciativa había pasado a manos de los trabajadores. Cuando los trabajadores del segundo turno abandonaron la fábrica se celebró una asamblea masiva. Los trabajadores en huelga de los dos turnos bloquearon la entrada de las oficinas administrativas, como hacían cada mañana durante 15 minutos. La actitud dubitativa del personal de administración los primeros días de huelga al cruzar la línea de piquetes demostraba que tampoco ellos se oponían a la huelga. Los vigilantes de seguridad de la empresa estaban despistados. La dirección de la empresa fue incapaz de conseguir los suficientes esquiroles para abrir la fábrica a la mañana siguiente. Por la noche, para garantizar que el sindicato controlaba lo que ocurriría al día siguiente, grupos de trabajadores entraron en la fábrica a través de agujeros en la vaya. Algunos de ellos se quedaron dentro vigilando durante la primera semana con el apoyo de las mujeres que les llevaban comida.
Las noticias de la huelga, la primera huelga total en la historia del sindicato, se extendió como una bola de huelga. Llegaban mensajes de solidaridad de toda Rusia e incluso de América Latina. Los trabajadores de Alemania hicieron acciones de solidaridad para evitar que la empresa importara remesas extras para cubrir la demanda. Cuando la policía anunció que iban a detener a los trabajadores por hacer un piquete ilegal, los trabajadores, con pancartas en la mano dijeron: «Una huelga no es extremismo» y «es nuestro derecho», respondieron con firmeza que estaban en huelga, que no estaban de piquetes y la policía tuvo que irse. El ambiente de los trabajadores era de confianza, tanto en su propia fuerza como en la perspectiva de doblegar a la empresa.
La respuesta de la dirección de la empresa
Sin embargo, en esta ocasión la dirección no cedió. Para evitar tener que pagar dos tercios de los salarios a los trabajadores que habían declarado que no participarían en la huelga, como se supone que marca la ley, la dirección anunció el viernes 23 de noviembre que cerraba la producción durante el fin de semana. El sindicato respondió desconvocando la huelga y comenzando otra nueva huelga donde sólo oficialmente participaban 300 trabajadores. El sindicato calculaba que con sólo 300 trabajadores sería suficiente para detener la línea de producción. De este modo, 500 trabajadores oficialmente abandonaron la huelga dispuestos a regresar al trabajo si la dirección de la empresa lo ordenaba.
El dirigente sindical Etmanov llamó a estos trabajadores troyanos porque se introducían en la fábrica donde anunciaban lo que ocurría con la huelga. A juzgar por los comentarios de los activistas de Ford en Internet, esta fue una manera efectiva de acabar con los planes de iniciar la producción. Era la primera vez que los trabajadores de Ford utilizaban esta táctica de cobrar salario durante la huelga y fue uno de los factores claves que explican porque duró tanto el fondo de huelga del sindicato y la propia huelga.
Sólo el miércoles 28 de noviembre la dirección de la empresa fue capaz de juntar un turno formado por esquiroles, personal de administración y trabajadores sin contrato o en período de pruebas que no podían ir a la huelga. Con el uso de los rompehuelgas, escoltados por la policía, la huelga se volvió más dura y enérgica. Un vehículo policial atropelló a un trabajador que fue llevado al hospital, mientras la policía se preparaba para reprimir a los trabajadores y utilizaron policías de paisano para provocar un conflicto. Los policías que simpatizaban con los trabajadores confirmaron estos rumores y el sindicato decidió no convocar ningún acto público durante esos días. Sin embargo, sí se celebraron piquetes de solidaridad en otras ciudades rusas. En Leningrado (San Petersburgo) el Comité de Acción de Solidaridad organizó concentraciones en la puerta de Ford. En ese momento los trabajadores de Ford comprobaron la autoridad que tenían ante el resto de la sociedad. La huelga coincidió con las elecciones parlamentarias y aunque el principal Partido Comunista, el PCFR, no hizo ninguna campaña estatal de apoyo a los trabajadores, la dirección del partido sí apoyó la huelga con toda una serie de resoluciones. Después de la huelga, Etmanov publicó una carta abierta en la página web del sindicato agradeciendo a las organizaciones su solidaridad y apoyo económico. La lista era impresionante, incluía al PCFR y al RPRK (un PC más pequeño), y a sindicatos de Rusia y del extranjero. La Corriente Marxista Internacional, que participó en la campaña, también fue mencionada.
Las etapas finales de la huelga
La huelga se mantenía sólida y el ambiente de los trabajadores aún era de confianza. Pero la dirección decidió atrincherarse a pesar de las masivas pérdidas que estaba teniendo. En lugar de llegar a un acuerdo, la dirección desesperadamente intentó poner en funcionamiento de la línea de montaje con un segundo turno que empezara al final de la huelga. La comisión de estos turnos en sí misma demuestra que tenían poco valor en cuestión de montaje de coches. Los trabajadores de oficinal y los recién contratados fueron utilizados sin saber lo que supuestamente estaban haciendo. Sólo había una pequeña minoría de esquiroles acérrimos. Desgraciadamente, de tener una actitud derrotista y cínica hacia el sindicato, terminaron apoyando activamente a la dirección de la empresa.
Poner en funcionamiento la línea de montaje fue sólo un gesto propagandístico que permitió a la dirección decir que tenía todo bajo control y que los trabajadores no tenían el poder de paralizar la empresa como pretendían. Pero el inicio del segundo turno fue acompañado con una caída global de la producción, no obstante, el segundo turno debilitó la situación económica del sindicato porque suponía una pérdida de dinero para los huelguistas. A pesar de esto, la situación de la dirección era aún más débil. Después de tres semanas no era capaz de encontrar más de 500 trabajadores dispuestos a colaborar. La situación del sindicato en cambio era fuerte. Algunos de los esquiroles se acercaron al sindicato para quejarse de la actitud de la dirección porque pagaban distintos salarios por el mismo trabajo, dependía del turno que hicieran.
Es significativo que incluso hacia el final de la huelga, cuando era obvio que el fondo de huelga estaba próximo a agotarse y los trabajadores tenían que regresar al trabajo, la militancia audaz y sólida del sindicato permaneció firme. En una entrevista: La huelga de la Ford: cómo fue (en ruso), un militante sindical explicaba cómo los trabajadores caminaban abiertamente por la fábrica y hablaban tranquilamente a los trabajadores durante la cuarta semana de huelga, cuando los dos turnos estaban en funcionamiento. EL objetivo era ver lo que estaba ocurriendo dentro y cómo la policía reaccionaba ante ellos. Una vez más, la mayoría de la policía dejó que un grupo de trabajadores con gorras rojas del sindicato, entraran y explicaran qué tipo de acuerdo pretendía imponer la empresa. Inesperadamente, les permitieron acceder. Entre los guardias de seguridad cundió el pánico. 30-40 trabajadores entraron sin impedimentos. La dirección de la empresa quedó conmocionada. No sabían que hacer ni lo que estaba ocurriendo. Theo Streit, el director de la planta, tropezó con ellos por casualidad y se quedó alucinado. Este hecho demuestra la cobardía y el temor de la dirección ante los trabajadores. Los empresarios se ocultan detrás de las leyes y tribunales burgueses que son los que luchan las batallas por ellos, como gamberros que corren a decirle al profesor que les quieren pegar. Cuando llegó la policía a detener a los trabajadores, que ya habían abandonado la fábrica, se negaron a involucrarse y culparon de todo a la dirección.
Una nueva etapa en la evolución del sindicato
En respuesta a la gran resistencia de la dirección, los trabajadores discutieron dos opciones. Una era desarrollar intensivamente la huelga, basándose sólo en sus propias fuerzas en la fábrica. Concretamente, significaba ocupar la fábrica. Pero la mayoría de los trabajadores creían que, en esas condiciones, este movimiento sería contraproducente. Los trabajadores podían ocupar la fábrica pero después se quedarían aislados. Por lo tanto, eligieron la segunda opción, que era una retirada en orden para extender el movimiento y prepararse para las futuras batallas. Después de casi semanas el fondo del sindicato estaba agotado y en una votación secreta el viernes 14 de diciembre los trabajadores regresaron al trabajo, después de 25 días de lucha.
Al final de la huelga, la dirección prometió no tomar represalias contra los activistas. Pero en un acto de desesperación, el director de la fábrica despidió a Etmanov. El despido de un dirigente sindical elegido por los trabajadores sólo puede ocurrir con la aprobación del sindicato y Etmanov, pero no lo aceptaron. Así que la empresa amenazó con llevar el caso a los tribunales. Irónicamente, en la carta que recibió Etmanov publicada en la web del sindicato, las acusaciones son «multas disciplinarias en forma de despido» de A. Etmanov (y su segundo V. Lesikov) por que han hecho «declaraciones a la prensa sobre la baja calidad de los automóviles fabricados en esta empresa» durante la huelga. Con esto, según la empresa, Etmanov había roto su contrato en el que aceptaba no socavar la reputación de la empresa. De este modo vemos cómo bajo el capitalismo son reprimidos por decir la verdad y los capitalistas son recompensados con más beneficios por mentir al público.
Para la empresa las promesas están para romperlas y los acuerdos son sólo pedazos de papel para romperlos a la primera oportunidad. Por otro lado, para los trabajadores el contenido de cualquier acuerdo es su implantación, ahí reside la fuerza y organización del sindicato. La dirección de la empresa finalmente aceptó un aumento salarial y comenzar un plan de pensiones de la empresa ante la amenaza de nuevas huelgas. La dirección claramente comprendió que la prolongación de la huelga fortalecería aún más al sindicato. Un veredicto del tribunal contra los sindicalistas habría fortalecido al sindicato no lo contrario. Una campaña de solidaridad en defensa de Etmanov y sus compañeros habría sido un catalizador capaz de aglutinar a los trabajadores que ahora no están activos en el movimiento sindical. La audacia del sindicato en Ford se ha convertido en un ejemplo para otros trabajadores que son despedidos o represaliados en el trabajo. Los métodos de la empresa no funcionan cuando los trabajadores están organizados. Podían despedir a Etmanov pero otros sindicalistas le sustituirían.
Para evitar que los trabajadores fueran de nuevo a la huelga, la empresa finalmente aceptó un aumento salarial del 21% para los nuevos trabajadores y un 16% para aquellos trabajadores que llevaban años en la empresa y cobraban salarios más altos. La empresa aceptó pagar las contribuciones empresariales al fondo de pensiones, reducir los turnos de noche, proporcionar comida gratis y otras concesiones.
Todo esto lo que demuestra es que la empresa podía haber hecho estas concesiones hace meses. El salario medio ahora supera los 1.000 dólares mensuales. De ser unas reivindicaciones desorbitadas, ahora la empresa las presenta como de interés para la empresa a largo plazo, como si los trabajadores nunca hubieran ido a la huelga y la dirección actuase por propia voluntad. Es una confirmación de la necesidad que tienen los trabajadores de organizarse y actuar colectivamente para defender sus intereses.
Los analistas burgueses calculan que la empresa perdió 100 millones de dólares durante la huelga, aunque la cifra puede ser mayor. En un período en que el mercado para los coches extranjeros ha aumentado un 61 por ciento y Ford esperaba aumentar sus ingresos de 2.000 a 3.000 millones de dólares, la venta de Ford Focus cayó en más de 20.000. Aunque la empresa no puede permitirse un sindicato fuerte, tampoco puede permitirse perder millones de dólares durante las huelgas. Los trabajadores lo saben y esa es la fuente de su fuerza y unidad para el futuro.
El potencial tremendo de la clase obrera en Rusia
La huelga de Ford demuestra el tremendo potencial que tienen los trabajadores para organizarse cuando hay una dirección en la que confían los trabajadores. La fuerza de los capitalistas depende de la ausencia de organización de la clase obrera. Esta atomización explica por qué los trabajadores de Ford, estibadores, trabajadores postales y otros sindicatos de San Petersburgo han ido a la huelga independientemente de la FNPR. Pero la cuestión es la siguiente: si estos trabajadores pueden iniciar huelga ofensivas sin un sindicato fuerte que les respalde, imaginad lo que sería posible si detrás de ellos estuviera una confederación sindical fuerte.
Esa es la tarea que tienen ante sí los sindicalistas organizados. Etmanov y los dirigentes sindicales ya han creado un sindicato del automóvil. En las fábricas y empresas nuevas propiedad de las multinacionales occidentales, donde el FNPR no es capaz de reproducir su estructura, continuará en el futuro inmediato el surgimiento de nuevos sindicatos.
Sin embargo, la mayoría de los trabajadores aún lo hacen en las viejas industrias. Para que el movimiento huelguístico en San Petersburgo se generalice debe extenderse a estas antiguas empresas soviéticas. Cuando los trabajadores de estas empresas se pongan en movimiento no será cuestión de organizar un nuevo sindicato sino de transformar el que ya existe. En lugar de proporcionar una estructura alternativa a los trabajadores del FNPR, los trabajadores de Ford servirán de ejemplo de cómo deben organizar su propio sindicato. Si uno o dos sindicatos locales estuvieran en activo, como ha ocurrido en el pasado con grupos de los trabajadores petroleros de Siberia, la dirección del FNPR rápidamente sería echada a un lado. Pero la perspectiva no es un goteo continuo de activismo sindical, sino de un crecimiento explosivo y repentino. La dirección sindical no será capaz de mantener bajo su control la situación cuando los trabajadores se mueven a gran escala.
El Nuevo movimiento huelguístico ha encontrado su primera expresión fuera del FNPR, la principal confederación sindical del país, debido a la podredumbre y burocratismo de su dirección. Pero la dirección no puede detener lo inevitable, solo puede retrasarlo. Tarde o temprano, esta furia estallará dentro del propio FNPR. Lo que ahora es viejo, porque las bases están pasivas, se convertirá en algo nuevo. Eso puede ocurrir más pronto que tarde. Lo que podría contribuir a prolongar este proceso es la debilidad de la dirección y organización de los trabajadores. Pero cualquier acontecimiento inesperado podría actuar como catalizador que impulse hacia delante todo el proceso. Cuanto más se prolongue, más explosivo será el movimiento cuando estalle.
Los trabajadores son personas prácticas, les gusta tener un plan concreto de lo que hace y cómo ponerlo en práctica. Por eso los trabajadores primero se centran en lo que pueden hacer en sus propios centros de trabajo. Pero cuando el movimiento crece, el centro gira desde los centros de trabajo aislados a la clase obrera en su conjunto. En lugar de mirar al movimiento sindical a la luz de la huelga de Ford, cada vez será más necesario mirar la lucha de Ford en el contexto de crecimiento amplio del movimiento sindical.
La entrada de millones de trabajadores en el FNPR no resolverá por sí solo todos los problemas de los trabajadores. La espontaneidad no es la solución a la burocracia de la FNPR. Hay que prepararse por adelantado a la entrada de millones de trabajadores del FNPR en la lucha de clases si queremos aprovechar esa situación. Debemos orientarnos con esa perspectiva en el futuro, los acontecimientos cambiarán rápidamente y no pueden pillarnos desprevenidos.
La necesidad de un programa y un partido
Por supuesto, el despertar del movimiento huelguístico aún está en sus primeras etapas, no debemos exagerar las cosas. Es necesario un sentido de la proporción si queremos comprender el significado del movimiento en el futuro. Las circunstancias temporales que conformaron el movimiento en su primera etapa quedarán en segundo plano cuando el conjunto de la clase obrera entre en la lucha. La experiencia e intereses comunes de los trabajadores saldrán a la superficie. EL carácter político del movimiento obrero dejará su sello sobre la sociedad rusa. Frente a este movimiento, las empresas y el Estado intentarán recurrir a los tribunales para defender sus intereses, como hicieron en Ford. Los partidos de la Duma también se verán afectados por las contradicciones de clase en la sociedad. En particular, esto se aplica al PCFR, que a pesar de la resistencia de su ala de derechas a acercarse al movimiento sindical, la presión desde abajo será la que les haga apoyar a los trabajadores en la lucha.
Muchos trabajadores correctamente recelan de los dirigentes del PCFR, que están más interesados en sus propias carreras que en la lucha de los trabajadores. Pero ahora el partido está experimentando las mismas condiciones de creciente lucha de clases y organización que los sindicatos. En realidad, las consignas abstractas del pasado de la dirección del partido y el dominio de la nostalgia de la URSS, estaban vinculadas a la pasividad de la clase obrera (tanto como causa y efecto). En lugar de basarse en la lucha de clases y mirar hacia adelante, el partido miraba hacia atrás. La ausencia de dirección del PCFR fue un factor en el retraso del movimiento. Pero, en un proceso que afectará también al FNPR, ahora también se ha iniciado un movimiento independiente del partido, el propio partido está impregnado del deseo de emular la lucha de los trabajadores. Eso explica porque los trabajadores de Ford tienen tanta autoridad. Probablemente son más populares que muchos dirigentes comunistas. EN esta situación, los trabajadores de Ford podrían y deberían entrar en el PC y utilizarlos como una herramienta de su propia lucha. Podrían establecer la fracción sindical del partido y utilizarlo como plataforma para llegar a los trabajadores que están en el FNPR. Los trabajadores deben estar unidos, si están en distintos sindicatos por lo menos deberían estar en el mismo partido. E igual que la mayoría de los trabajadores girarán hacia la organización sindical existente, a pesar de su dirección, también volverán en determinado momento al PCFR. Y si nos organizamos ahora, podemos construir conscientemente una verdadera tendencia bolchevique en la base del partido. Esa sería nuestra tarea para preparar un nuevo Octubre en el futuro.
La actividad de la vanguardia refleja el deseo de todos los trabajadores de conseguir más de las altas tasas de crecimiento. Pero esa lucha no saciará el apetito de los trabajadores de conseguir mejores condiciones. Incluso cuando la elite habla de reformas se puede ver lo reticentes que son a aumentar los salarios. Al mismo tiempo, la industria rusa sufre la competencia y está amenazada de despidos de masas, incluso en un período de alto crecimiento. En lugar de cimentar un nuevo período de reformas, como vimos en occidente después de 1945, Rusia entrará en el mismo período de fermento y profundización de la lucha de clases en el que ahora está entrando el resto del mundo. Pero los trabajadores estarán más confiados y mejor organizados para estas futuras batallas gracias al realineamiento que se está produciendo en los sindicatos y en el PC.
La lucha por las reformas hoy, prepara el camino para que la clase obrera entre en acción. Una vez que la clase obrera rusa recupere su confianza y se mueva de una manera decisiva, regresará a sus tradiciones gloriosas. Exigirán la nacionalización de la industria y la gestión de la economía bajo control obrero para el beneficio de la sociedad y no para el de un puñado de millonarios.