El domingo, como informábamos ayer, la huelga general convocada por los trabajadores del textil de Mahalla fue bloqueada por una dura intervención militar y policial. Aunque la huelga no se pudo realizar, sí hubo grandes protestas en las calles y enfrentamientos violentos con la policía. En lugar de intimidar a los trabajadores la severa intervención policial ha aumentado su determinación a luchar.
El domingo, como informábamos ayer, la huelga general convocada por los trabajadores del textil de Mahalla fue bloqueada por una dura intervención militar y policial. Aunque la huelga no se pudo realizar, sí hubo grandes protestas en las calles y enfrentamientos violentos con la policía. En lugar de intimidar a los trabajadores la severa intervención policial ha aumentado su determinación a luchar.
En este momento continúan las protestas en Egipto. Las últimas noticias es que los trabajadores del textil que participaron en las protestas todavía están bajo arresto policial. Fueron interrogados por la Oficina del Fiscal de Tanta y según noticias no confirmadas fueron sometidos a duros golpes. También se ha confirmado que cuatro manifestantes fueron asesinados por la policía.
Ayer Mahalla estaba ocupada por la policía. La dura intervención policial ha obligado a los trabajadores de la fábrica de Mahalla a regresar al trabajo, pero no significa que todo haya vuelto a la normalidad. Las escenas en los barrios circundantes recuerdan a los territorios palestinos, con fuerte presencia de vehículos militares. Mientras esto ocurre, las familias de los trabajadores detenidos se han reunido a las puertas de las comisarías exigiendo saber que ha ocurrido con sus familiares y para llevar comida, etc.,
Según el Observatorio de los Sindicatos y Trabajadores Egipcios: «42.000 trabajadores participaron en huelgas, ocupaciones o en manifestaciones durante el mes pasado, mientras que otros 54.000 amenazaron con hacer lo mismo. El mes también presenció 22 ocupaciones, 13 manifestaciones y 10 huelgas». Esto demuestra que Mahalla no es un caso aislado, sino que se trata simplemente de la punta del iceberg. El descontento hierve por todo el país. El profundo sentimiento de odio al régimen se vio de modo gráfico cuando la gente expresó su furia pataleando grandes fotografías de Mubarak. En este pequeño detalle vemos el futuro del régimen, que no puede ser muy largo.
En la página web 3arabawy, se citaba a un activista socialista de Mahalla que informaba de lo ocurrido el 7 de abril (ayer):
«Aproximadamente a las cuatro de la tarde comenzó una manifestación de 2.000 personas en la calle El-Bahr en Mahalla. Los manifestantes gritaban contra el gobierno, contra los aumentos de precios y la brutalidad policial… Las tropas tomaron medidas duras contra la manifestación, pero apenas consiguieron dispersar a los manifestantes. En cambio, en el curso de una hora, la protesta [fuera de la comisaría de policía de Mahalla] había aumentado a entre 40.000 y 50.000 personas… En ese momento en Mahalla eran las siete de la tarde. No había una manifestación sino varias. La mayoría de las consignas de los manifestantes iban dirigidas contra el gobierno y pedían la liberación de los detenidos ayer [domingo]… La policía reanudó su represión y ahora se están produciendo detenciones».
El ambiente de los trabajadores es evidente en el vídeo, donde se puede ver que frente a la policía armada no hay miedo. Los trabajadores egipcios han comenzado a moverse y cualquiera de las medidas que tome el gobierno no puede detenerlos. No sólo el pan es muy caro, también escasean los alimentos. El gobierno ha ordenado a las panaderías militares que suministren pan a los centros comerciales, se trata de una medida desesperada para aliviar el problema.
Los marxistas siempre hemos explicado que cuando un sistema socioeconómico ya no es capaz de desarrollar las fuerzas productivas, entonces sus días están contados. ¡El sistema en Egipto ya ni siquiera puede proporcionar pan!
[La información se basa en informes publicados en 3arabawy]
Para más fotografías ver la galería de Per Bjorklund y las fotos de Omar Said.