Los trabajadores se mueven hacia el control obrero
Paolo Rocca, el propietario de Techint, la multinacional argentina que compró SIDOR a un precio con descuento hace diez años, reacción escribiendo una carta de pánico al presidente Chávez. En un tono de mendicidad, dijo que estaba dispuesto a satisfacer las reivindicaciones de los trabajadores y pidió al gobierno que reconsiderara su decisión. Sin embargo, la carta no decía nada de uno de los principales temas que bloqueaban las negociaciones: el final de la subcontratación de trabajo, una de las principales reivindicaciones de los trabajadores. La empresa también contactó con el gobierno argentino de Cristina Kirchner pidiendo apoyo para la defensa de sus intereses. La poderosa Unión de la Industria Argentina UIA (la patronal) también se expresó su oposición a la nacionalización, avisando de «consecuencias nefastas». Pero Chávez, en un programa nacional de radio y televisión, confirmó la decisión de nacionalizar la cuarta acería más grande de América Latina.
Al mismo tiempo, los trabajadores anunciaron que se estaban produciendo extrañas maniobras en la planta de Bolívar. A última hora del jueves 10 de abril, el Sistema de Producción Automática (SAP) dejó de funcionar. Básicamente es el centro electrónico de la empresa que controla la adquisición de componentes, distribuye las órdenes, etc., Los trabajadores dijeron que la dirección les había dicho que se trataba de una operación rutinaria de «mantenimiento». No obstante, como explican los trabajadores en una entrevista en la televisión estatal (http://www.aporrea.org/trabajadores/n112272.html), este tipo de operaciones nunca duran más de media hoy y siempre se anuncian con anticipación. En esta ocasión, los trabajadores fueron incapaces de acceder al sistema durante más de 13 horas. Las operaciones normales se reanudaron sólo después de que un grupo de trabajadores fueran al edificio de recursos humanos y amenazaran a los administradores.
Los trabajadores sospechan que la empresa estaba transfiriendo documentos e información confidencial a Argentina, posiblemente incluso saboteando el funcionamiento normal de la empresa. «Ellos quieren hacer lo que hicieron en PDVSA durante el cierre patronal, cuando los administradores sabotearon el centro electrónico de la empresa», dijo uno de los trabajadores, «pero no se lo vamos a permitir».
Con un instinto de clase claro y revolucionario, los trabajadores pidieron al gobierno que enviara inmediatamente una comisión a la empresa para comenzar el proceso de entrega de la dirección y que, mientras, ellos defenderían el equipamiento, los materiales, la información técnica y administrativa necesaria para el funcionamiento normal de la empresa. En otras palabras, los trabajadores comenzaron la implantación del control obrero, ellos ahora sienten que las instalaciones pertenecen a los trabajadores, al pueblo venezolano.
Además, los trabajadores también paralizaron el envío de pedidos durante unas horas, porque no veían clara la situación. Sólo cuando recibieron la confirmación del gobierno de que comenzaran a dejar salir los camiones cargados, e incluso entonces, sólo dejaron salir aquellos que debían suministrar la demanda nacional, impidiendo así la salida de un envío hacia EEUU.
El jueves ocurrió otro incidente cuando los trabajadores descubrieron un equipo de televisión que pretendía pasar por un equipo de la cadena pública de televisión VTV. No lo eran. Los trabajadores se enfrentaron a ellos y les quitaron las cintas. Sospechan que formaban parte de una provocación donde un grupo de gamberros a sueldo iban a ser utilizados para destruir propiedad de la empresa, y que estas imágenes serían grabadas y después emitidas para acusar a los trabajadores de gamberrismo. No funcionó.
Como explicamos ayer, la decisión del gobierno de nacionalizar la planta ha tenido un efecto inmediato en el conjunto de la clase obrera venezolana. Han llegado mensajes de solidaridad de grupos de trabajadores de todo el país, incluida una declaración por el grupo «Control Obrero» de la cercana CVG_Venalum, la fábrica de aluminio propiedad del estado.
Una de las principales cuestiones ahora será el destino de los trabajadores que trabajan en las industrias auxiliares, 9.000 de ellos, que exigen su incorporación a la fuerza laboral. Daniel Rodríguez, secretario de SUTISS, pidió la nacionalización de estas empresas: «El presidente debe investigar el caso de Matessi, Tacsa y las demás, estamos dispuestos a ocuparlas, tomarlas, para que también sean nacionalizadas».
Como en el caso de PDVSA cuando el cierre patronal de 2002, están presentes todas las condiciones para el desarrollo del control obrero en SIDOR. El sindicato debería celebrar inmediatamente una asamblea para elegir al comité de fábrica con delegados elegidos de cada taller, horno y departamento de la empresa, este comité debería estar a cargo de la vigilancia y supervisión de todas las operaciones de la empresa, vigilar a los administradores e ingenieros. Este comité debería incluir a trabajadores de las empresas subcontratadas en un único organismo, como primer paso hacia un único SIDOR unido.
Los trabajadores han conseguido ahora una victoria, pero en los próximos días y semanas, se enfrentarán a diferentes enemigos. Por un lado a la empresa multinacional, que de muchas maneras distintas presionará al gobierno, intentará sacar información sensible, desbaratar las operaciones, etc., Pero en el otro lado están los sectores reformistas y burocráticos del gobierno y el aparato del estado, que harán todo lo que está en su poder para diluir el contenido de esta victoria y arrebatar el poder y el control a los trabajadores.
Ya se está hablando de incluir a capital nacional en la empresa y claramente hay sectores del gobierno ha están en contra del control obrero en las industrias estratégicas. Hay poderosos intereses que ya tuvieron como consecuencia el revés de la experiencia del control obrero en ALCASA.
Los trabajadores deben estar vigilantes y utilizar esta victoria como un trampolín hacia el control y gestión obrero, y la incorporación de SIDOR en un plan democrático de la economía.
Los trabajadores se mueven hacia el control obrero