La revolución bolivariana ha despertado a las masas a la vida política. Los trabajadores han demostrado una y otra vez un alto nivel de conciencia, expresada a través de organizaciones de clase como los sindicatos y consejos de trabajadores. Las huelgas con ocupaciones de fábrica plantean en el fondo quién gobierna en la fábrica: el patrón o los trabajadores. Los casos de Vivex, Mitsubishi y Toyota no han sido la excepción. Los trabajadores han demostrado un alto nivel de organización y les han disputado el poder a los patronos.
Mientras Vivex y Mitsubishi estaban ocupadas, los trabajadores de Toyota se organizaron el pasado seis de marzo, para ocupar la planta. Esta lucha no quedó aislada, ya que los trabajadores conectaron con el conjunto del movimiento (sindicatos, consejos comunales y militantes del PSUV). En esta huelga vimos hasta al gobernador de Sucre, Enrique Maestre, solidarizándose con los trabajadores de Toyota.
Sin embargo, los patronos no se quedarán de brazos cruzados ante la organización de los trabajadores. Un claro ejemplo lo tenemos en el caso del camarada Argenis Vázquez, asesinado a manos de sicarios mientras salía de su casa para reunirse con gerentes de la empresa. Este hecho demuestra cómo los patronos se organizan contra los trabajadores para acabar con sus derechos democráticos.
Los trabajadores del sector automotriz debemos organizarnos en nuestros sindicatos, conformar los consejos de fábrica y destacamentos de combate obrero en cada una de las plantas ensambladoras y autopartistas. Es el comité de fábrica el embrión político del nuevo estado proletario. Los trabajadores conocemos mejor que nadie el funcionamiento de la empresa, las maquinarias, las plantas, los almacenes y el inventario. Constituir los comités de fábrica es necesario para tomar el poder y el control político en las empresas.
En el seno de la revolución conviven dos concepciones, dos puntos de vista. Uno propone que es necesaria la burguesía para desarrollar la industria nacional mientras tengamos la permanente entrada de dinero producto de los precios del barril de petróleo. A su vez, estamos los marxistas reunidos en la corriente marxista del PSUV, quienes abogamos por la nacionalización de la banca, de la industria, de la tierra y de todo el sector automotriz.
Tal como lo explica León Trotsky en el programa de transición: … lo decisivo del comité es que se convierte en el estado mayor militante de todos aquellos sectores de la clase que los sindicatos tradicionalmente no han logrado movilizar. Será precisamente de estos sectores más explotados de donde emergerán los batallones más entregados a la causa revolucionaria.
El aparato de estado
Los trabajadores y las masas en general hemos estado a la altura de la revolución. Una y otra vez (en cada elección y movilización) nos hemos organizado para derrotar a la contrarrevolución. Sin embargo, como hemos dicho, la revolución no sólo debe acabar con la propiedad privada de los medios de producción, sino también con el caduco y corrompido aparato de estado burgués.
Mientras existan funcionarios que representen al aparato de estado burgués será imposible la revolución socialista. Tal como lo vimos en la lucha de los trabajadores de Mitsubishi, funcionarios policiales, juezas y demás elementos del aparato del Estado defendieron los intereses de los patronos y dejaron de lado los derechos democráticos de los trabajadores.
En este momento nos preguntamos ¿Qué hacer? Los trabajadores debemos desmontar el aparato de estado vigente y crear uno a imagen y semejanza de la clase obrera: un estado de los trabajadores. Esto solo se puede hacer bajo estas premisas:
1. Elección democrática y revocatoria de todos los cargos.
2. Ningún funcionario podrá ganar más que lo que gana un obrero cualificado.
3. Ni ejercito ni policía permanente, sino el pueblo en armas.
4. Rotación permanente de los cargos. Que cualquier cocinero pueda ser primer ministro.
La única alternativa para que los trabajadores podamos tener un sistema de salud, educativo y de vivienda, donde las artes, las ciencias, la soberanía alimentaria, el deporte y la cultura se puedan expandir libremente, es desarrollando las fuerzas productivas, y para implementar un plan nacional de desarrollo de la industria es necesario acabar con la propiedad privada de los medios de producción y de la tierra.
El socialismo solo lo puede construir la clase obrera en el poder. La actual burocracia del aparato estatal no representa los intereses de los trabajadores, basta ver todas las contrataciones colectivas y reclamos engavetados en las inspectorías del trabajo de cada estado.
La democracia obrera se tiene que construir en cada fábrica, en cada puesto de trabajo, conformando los comités de fábrica y el control obrero de la producción.
¡Nacionalización de todo el sector automotriz! ¡Fuera las empresas multinacionales asesinas!
Mientras los patronos se llenan la boca diciendo que el estado no les suministras suficientes divisas, los trabajadores sabemos que es totalmente falso y que lo que buscan en realidad es hacer grandes negocios a costa de nuestro sudor. Sabemos que el “Plan Venezuela Móvil” es una gran estafa para toda la población.
En la actualidad los sindicatos son imprescindibles, pero no sólo para la lucha por nuestras reivindicaciones inmediatas. Necesitamos un sindicato de nuevo tipo que forme políticamente a los trabajadores para la toma del poder. El sindicato nos ayuda a organizarnos, a prepararnos.
Los trabajadores debemos pedir la nacionalización de todo el sector automotriz bajo control obrero. Los patronos han demostrado que no son capaces de desarrollar nuevos puestos de trabajo ni nuevas empresas. La propiedad privada de los medios de producción es el principal obstáculo para el desarrollo pleno de nuevas industrias y nuevos puestos de trabajo.
En la situación actual los patronos se organizan para dar más duros y fuertes golpes a los trabajadores. Los trabajadores del sector automotriz debemos organizarnos en nuestros sindicatos, conformar los consejos de fábrica y destacamentos de combate obrero en cada una de las plantas ensambladoras y autopartistas.
Solo la organización de la clase obrera podrá acabar con los asesinatos de los trabajadores. La burguesía ha demostrado ser incapaz de desarrollar la industria. Desde la Corriente Marxista Revolucionaria llamamos a los trabajadores no sólo a los del sector automotriz, sino de todos los sectores: cementeros, siderúrgicos, petroleros, fabriles, manufactureros, químicos y en trabajadores en general, a organizarse y a unirse a nuestras filas.
¡UNETE A NUESTRAS FILAS PARA COMBATIR A LA BURGUESÍA!
¡DEFIENDE LAS IDEAS DEL MARXISMO!