El viernes 8 de febrero, el Ministro de Planificación y Finanzas Jorge Giordani y el presidente del Banco Central de Venezuela Nelson Merentes comparecieron para anunciar la devaluación de la tasa de cambio del Bolívar de 4,3 por dólar a 6,3.
Ante ésta decisión la Corriente Lucha de Clases del PSUV quiere manifestar:
1) Nuestra condena a la hipócrita reacción de la oligarquía y sus representantes políticos que han criticado la medida como un «paquetazo rojo». Los herederos del régimen puntofijista no tienen ninguna autoridad para hablar de paquetazos. Ellos fueron los que aplicaron numerosos ajustes neo-liberales capitalistas contra el pueblo trabajador desde el gobierno, incluyendo el infame paquetazo de Carlos Andrés Pérez que provocó el levantamiento popular del 27F de 1989. De haber ganado las elecciones del 7 de octubre, hubieran aplicado un paquete de medidas contra la clase trabajadora y el pueblo pobre incluyendo la destrucción de las misiones sociales, recortes generalizados contra la educación y la salud, ataques a las pensiones y salarios, y demás medidas. A ellos les decimos: !no volverán!
2) Al mismo tiempo tenemos que analizar de manera crítica las decisiones económicas del gobierno bolivariano sobre la base del siguiente criterio fundamental: ¿a qué clase social favorecen? ¿contribuyen a avanzar hacia el socialismo, objetivo declarado de la revolución bolivariana, o no?
3) La devaluación del bolívar es una medida que viene impuesta por la propia lógica del sistema capitalista y la dominación que sobre la economía ejercen los propietarios de los medios de producción y los capitalistas financieros. No se puede por lo tanto presentar como una medida socialista.
4) La introducción del control de cambio por parte del gobierno nacional en el año 2003 fue un intento de controlar la masiva fuga de capital, la huelga de inversiones y el saboteo generalizado de la producción por parte de la burguesía nacional y multinacional, particularmente durante el paro patronal y criminal sabotaje de la industria petrolera de diciembre 2002 – enero 2003.
5) Sin embargo, al igual que otras medidas aplicadas (control de precios, control de alquileres, etc), los intentos por regular los peores aspectos del sistema capitalista no solucionan el problema principal, ya que la burguesía siempre logra evadir los controles por medios legales, semi-legales y abiertamente ilícitos. En realidad lo único que consiguen es dislocar el funcionamiento «normal» del sistema capitalista, sin reemplazarlo por un plan racional y democrático de la economía en beneficio de la mayoría.
6) Al control cambiario, la burguesía responde con el mercado negro y la especulación con el dólar paralelo. Al control de precios, la burguesía responde con el acaparamiento y el desabastecimiento de los mercados. Si se controla el precio del arroz, la burguesía produce arroz saborizado. Si se entregan dólares CADIVI a los capitalistas para importar insumos para la producción, ellos los desvían al mercado negro con una jugosa ganancia y al mismo tiempo venden sus productos calculándolos al precio del dólar en el mercado negro.
7) La idea que la devaluación favorece al Estado porque así recibe más bolívares por cada dólar que ingresa por exportaciones petroleras es pan para hoy y hambre para mañana. Ante el sabotaje de la producción y la huelga de inversiones por parte de la burguesía, el estado se ha convertido en importador a gran escala de todo tipo de productos básicos y alimentarios que luego vende a precios subsidiados en Mercales y PDVAles. Lo que el estado gana con el aumento de bolívares por la venta de petróleo, lo pierde en las importaciones en dólares de productos básicos para satisfacer el mercado interno.
8) En realidad ha sido la burguesía nacional y multinacional que ha venido presionando a favor de una devaluación desde que el presidente Chávez anunció su nueva intervención quirúrgica en diciembre. De la misma manera que siguen presionando a favor de un alza de los precios regulados.
9) Al final, la devaluación, en un país extremadamente dependiente de las importaciones de productos de consumo e insumos para la industria y la agricultura, se traduce en precios más altos para los consumidores finales: es decir, inflación para las familias trabajadoras.
10) El sistema capitalista «funciona» sobre la base de garantizar el beneficio privado para los propietarios del capital y los medios de producción. No valen exhortaciones bienintencionadas a los empresarios para que inviertan en la producción o para que vendan a un «precio justo». Mientras exista el capitalismo, los capitalistas invertirán solamente si creen que pueden obtener un margen de beneficio aceptable, y si pueden obtener mayor ganancia especulando, así lo harán.
11) La única manera de romper con esta lógica perversa es justamente romper con las leyes que rigen la economía capitalista. Hay que expropiar a los Amos del Valle, las 100 familias y grupos monopólicos, nacionales y multinacionales, que controlan todavía los resortes básicos de la economía venezolana (bancos, empresas y cadenas de distribución) y que usan su control para sabotear la voluntad democrática de la mayoría. En palabras de Ezequiel Zamora «lo que debe secuestrarse son los bienes de los ricos, porque con ellos hacen a guerra al pueblo, hay que dejarlos en camisa». Estamos hablando de la expropiación de los grandes capitalistas, de ese 1% de la población, no de la propiedad individual, ni de los pequeños negocios del 99% de la población que no representan un factor fundamental en la economía y que viven asfixiados por la gran banca y los grandes monopolios.
12) Sólo de ésta manera se podrían planificar de manera democrática y bajo control obrero el enorme potencial productivo, los recursos humanos, técnicos y materiales que posee la economía venezolana, en beneficio de la inmensa mayoría de la población, garantizar las conquistas sociales de la revolución, extenderlas, ampliarlas y consolidarlas.
13) Los reformistas y burócratas nos dirán que esto no es posible. Unos argumentarán que tales medidas provocarían la resistencia de la burguesía y la agresión del imperialismo. ¿Acaso no nos agreden ya, acaso no mienten y manipulan los medios capitalistas, acaso el imperialismo no viene atacando la revolución desde el principio? Sólo hay dos maneras de impedir que la burguesía y el imperialismo nos ataquen: una, poniendo fin a la revolución y llegando a pactos ya acuerdos con el enemigo de clase. Dos, tomando de manera firme medidas socialistas que solidifiquen la revolución y armando el pueblo mediante milicias obreras y campesinas. Eso además generaría una oleada de apoyo y simpatía entre los trabajadores y los pueblos del mundo que sufren ahora mismo las consecuencias de la crisis capitalista en sus propias carnes.
14) Otros dirán que no es posible todavía, que el bajo nivel de conciencia de los trabajadores y el pueblo no lo permite. A ellos les decimos: ¿quién salvó la revolución el 13 de abril? ¿quién defendió el presidente durante la guarimba y el referéndum revocatorio? ¿Quién tomó las empresas e instalaciones de PDVSA durante el paro-sabotaje patronal? ¿Quién luchó por la renacionalización de SIDOR? La clase trabajadora y el pueblo revolucionario, en muchas ocasiones en contra y a pesar de la burocracia y los reformistas, han sido los que han defendido la revolución bolivariana en todos los momentos fundamentales.
Contra el acaparamiento y al especulación – expropiación de los medios de producción y cárcel para los culpables.
Ni pactos, ni conciliación – avanzar hacia el socialismo.
Nacionalización de los medios de producción bajo el control democrático de los trabajadores
Contra la anarquía del capitalismo – por un plan democrático de producción en beneficio de la mayoría.