La característica esencial de la política boliviana de los últimos 20 años ha sido la absoluta hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS) en el escenario nacional. Esta surgió de los años revolucionarios de las guerras del agua y del gas, en el contexto de un proceso revolucionario en toda la región latinoamericana. A consecuencia de la ausencia de un partido revolucionario con un programa que pudiera dirigir hacia el derrocamiento del capitalismo en el país, cosa que hubiera sido posible en ese momento, después de varios años de convulsiones sociales, el MAS surgió como vehículo para las aspiraciones de las masas: soberanía sobre los recursos naturales, expulsión del imperialismo y la reforma agraria para sacar al país del subdesarrollo.