El 1 de abril se publicó un decreto que planteaba liquidar las distintas Fundaciones que rigen los principales museos venezolanos y unificar estos bajo una Fundación única. Esta medida que algunos sectores veían como positiva no planteaba sin embargo En el proceso revolucionario Bolivariano que se está desarrollando en Venezuela, la visión desde las diversas formas de organización laboral es una de las más interesantes. Estamos siendo testigos de acciones concretas que intentan lograr verdaderos espacios de cogestión en el ámbito del sector privado. Interesante es también plantearse que esto ocurra o esté ocurriendo dentro de la estructura de gobierno.
El pasado 11 de abril fue publicado el decreto Nº 3.585 en la Gaceta Oficial Nº 38.163 (http://www.tsj.gov.ve/gaceta/Abril/110405/110405-38163-02.html) y con él se pretendía liquidar a las ocho fundaciones museísticas en una suerte de “borrón y cuenta nueva” creando luego una Fundación Nacional de Museos que agruparía los bienes y patrimonio de las anteriores.
La intencionalidad del decreto, repetida una y otra vez por su principal promotor, el Ministro de la Cultura Francisco Sesto; no iba más allá de la realización de una reestructuración cultural limpia que permitiera sanear problemas administrativos y alcanzar una homologación laboral como objetivo principal. Lamentablemente nada de esto estaba sustentado. El decreto no contemplaba en ninguno de sus artículos la homologación, ni siquiera la estabilidad laboral. Sólo delegaba en una élite de ocho personas la responsabilidad de ejecutar la liquidación, especificaba el mecanismo de traslado de los bienes y patrimonio y en cuanto a los trabajadores: "Retirar progresivamente a los empleados u obreros que no fueren necesarios para el cabal cumplimiento de las actividades".
La situación de crisis fue inminente, se estaban violando los derechos laborales de todos los trabajadores de los ocho museos en proceso de liquidación, se estaba omitiendo de manera descarada la participación de los trabajadores en un proceso fundamental como la reestructuración del sector museístico y aún más grave, la Ley Orgánica del Trabajo contempla una alternativa menos traumática que una liquidación que garantiza la estabilidad laboral en todos sus aspectos y que no había sido ni siquiera considerada: la Sustitución del Patrono (capítulo IV de la Ley).
La gravedad de la ejecución de este decreto iba más allá de la estabilidad de los trabajadores. Estaba quedando en cuestionamiento la coherencia entre el discurso del Gobierno a través del Ministro de la Cultura y lo que efectivamente se estaba realizando. La participación del trabajador como protagonista de cambio, bandera de esta revolución, estaba siendo relegada ante una “imposición de líneas” como manera “efectivista” de alcanzar objetivos inmediatos sin reflexión, sin consulta, sin alternativas.
En un contexto claro de “revolución dentro de la revolución” buscando dar realmente el “salto adelante” que nos proponemos en esta etapa de cambio, las organizaciones sindicales de las instituciones afectadas por el decreto, con el apoyo de otras vinculadas con el sector cultural; realizaron los pasos legales necesarios: se introdujo un pliego de peticiones de carácter conciliatorio en el Ministerio del Trabajo, logrando en dos semanas y tras conversaciones claras con el Ministro Sesto la Sustitución del Patrono en vez de la liquidación, la creación de una mesa paritaria de discusión con los ocho directores de los museos y ocho representantes laborales y el compromiso por parte de los trabajadores de hacer la propuesta de organización y funcionamiento de la nueva Fundación Nacional de Museos.
La lucha continúa, las discusiones acerca de esta nueva organización están en pleno apogeo. La necesidad de romper con el carácter elitesco de los museos es inminente, pero para ello la participación en estas discusiones no debe venir únicamente de los trabajadores, las comunidades deben sumarse y exigir lo que esperan de los museos, las propuestas deben venir de todos los ámbitos de la vida nacional. La oportunidad es única: lograr una verdadera cogestión en el sector cultural.
Hanna Carjevschi
Promotora Cultural del Museo de Ciencias
carjevschi@gmail.com