El rosario de irregularidades que vivimos los trabajadores de la vigilancia privada quizás no tenga parangon con la situación de otros sectores, tan es así de dramática. Allí vemos desde la no cancelación correcta del salario, las horas extras, bono El rosario de irregularidades que vivimos los trabajadores de la vigilancia privada quizás no tenga parangon con la situación de otros sectores, tan es así de dramática. Allí vemos desde la no cancelación correcta del salario, las horas extras, bono nocturno ni días feriados; la no acreditación de la prestación de antigüedad en la forma prevista en la Ley; no entregan información detallada de ella, ni menos de los intereses generados al trabajador. No aseguran al trabajador en el IVSS ni en la Política Habitacional, y si lo llegan a hacer, les descuentan pero no luego no aportan las cotizaciones a dichos Institutos. También retrasan arbitrariamente el disfrute de las vacaciones hasta por tres y cuatro años, pese a que la jornada de trabajo es de doce horas diarias.
Pero definitivamente, lo que mantiene en una tensión permanente a los trabajadores, es el descarado incumplimiento que hacen de la Ley de Alimentación a los Trabajadores. Este beneficio, cuyo monto mínimo diario se encuentra establecido en siete mil trescientos cincuenta bolívares, fue comúnmente ignorado por muchas empresas, pues la Ley anterior increíblemente no contemplaba sanciones por su incumplimiento. Sin embargo, con la promulgación de la nueva legislación, la situación mejoró notablemente. Ahora contempla multas de hasta un millón cuatrocientos cincuenta mil bolívares por cada trabajador afectado. Sin embargo, el temor de los trabajadores a perder sus puestos de trabajo y la desconfianza que por experiencia sienten ante la lentitud e inoperancia de los burocráticos mecanismos que existen para supuestamente garantizarles el respeto a sus derechos, han influido para que los empresarios de vigilancia se envalentonen y sigan burlándose de ellos. Así, o les entregan unas comidas a destiempo, frías, insuficientes, repetitivas; cuyo costo no llega ni a la mitad de lo previsto por la Ley, o en su defecto entregan una bolsa con víveres de mala calidad, con alimentos vencidos o hasta con gorgojos. O hasta hacen firmar el talón como si hubieran recibido el beneficio, cuando en verdad nunca llega a sus manos.
Esta situación de rabia, frustración e impotencia se ha ido acumulando en la conciencia de los trabajadores, lo que los ha llevado a superar sus temores y empezar a tomar acciones para defender sus derechos, siendo la organización sindical uno de los principales caminos escogidos y nuestro sindicato la opción casi exclusiva. Entre estos grupos, merece la pena mencionar especialmente a los compañeros de SERVINACA y SERENOS ASOCIADOS; quienes luego de Asambleas y reuniones, decidieron presionar sus empresas, por medio de acciones sindicales (inasistencias colectivas) en su centro de trabajo y con la toma de su sede en la respectivamente. En el primero de los casos, la situación efectivamente forzó a la empresa a ofrecer unas propuestas que ya se estaban negociando, pero lamentablemente estos hechos coincidieron con el periodo de licitación y el cliente optó por escoger a otra empresa. Sin embargo los trabajadores aseguran no arrepentirse de las acciones realizadas por cuanto ya no resistían la humillación de dejarse robar impunemente y que en cualquier empresa a la que vayan se pondrán en contacto con nuestro sindicato porque en tan pocas semanas que estuvieron afiliados sintieron cubiertas sus expectativas.
En la otra empresa se han logrado conquistar objetivos parciales, como el reenganche inmediato de un compañero despedido sin tener que acudir a los lentísimos procedimientos administrativos. A la par la empresa ha tenido que aceptar la presencia del sindicato como su interlocutor, y ha mejorado su propuesta de pago del cesta ticket hasta en un 112%, lo que sin embargo, ha sido rechazado unánimemente por los trabajadores, que conscientes ahora de su fuerza, no quieren desaprovechar la oportunidad de alcanzar las mayores metas posibles.
Casos como este han tenido mucho eco entre los trabajadores de otras empresas que constantemente acuden a nuestro sindicato a buscar orientación y a quienes desde el inicio inculcamos los valores de unidad, solidaridad y conciencia de clase necesarios para ir elevando sus aspiraciones desde objetivos meramente económicos hasta los más elevados de contribuir con el cambio total del sistema que los explota y oprime impunemente.