Estas ideas de apoyo al internacionalismo proletario fueron un soplo de aire fresco en el congreso de la UGT de Euskadi, así lo manifestaban jóvenes asistentes, que hasta ese momento había tenido como monotema, el debate estatutario y la lucha por el En la hoja que distribuyó El Militante (España) al inicio del Congreso explica cómo la clase trabajadora estamos asistiendo a un permanente desmantelamiento de las conquistas sociales logradas durante décadas de lucha. Ningún trabajador se siente seguro. A la mínima, la patronal nos amenaza con la des-localización, los expedientes y las reducciones de plantilla que ponen a los trabajadores ante la responsabilidad de perder empleo o reducir nuestros salarios y derechos sociales, incrementar la flexibilidad y la jornada laboral. La dureza de la negociación colectiva y de los conflictos demuestran que la patronal está envalentonada y a la ofensiva. El incremento astronómico de los precios de la vivienda y del coste de la vida, junto a la subida de los precios del petróleo, hace la vida cada día más insoportable para las familias obreras. La pobreza crece a nuestro alrededor mientras la patronal se dedica a la especulación y a ganar y gastar el dinero de manera insultante.
Según datos de la EPA y de Euroestat analizados por UGT; el Estado español, aunque aporta a la zona euro el 7% de la ocupación total, concentra el 26% de los eventuales y el 20% de los accidentes laborales de toda la zona euro. El futuro de una juventud sin derechos, víctimas principales de la carestía de la vivienda, los bajos salarios, la temporalidad y la siniestrabilidad laboral es cada vez más negro si no le damos la vuelta y le ponemos remedio. Para ello hay que atraer al sindicato a los sectores más desfavorecidos y explotados de nuestra clase; los jóvenes, las mujeres y los inmigrantes.
Es necesario que la UGT, y en primer lugar su dirección, saque las lecciones del período pasado y cambie radicalmente en su acción sindical y en la manera de llegar a los trabajadores. La época de lograr concesiones de la patronal alrededor de una mesa, si es que alguna vez existió, pasó a la historia. Ahora la patronal se sienta con cara de perro y eso cuando se sienta y no manda en su lugar a un puñado de gestores. Sin embargo su dureza no ha encontrado la respuesta adecuada por parte de la dirección del sindicato. Durante años se ha impuesto la estrategia del mal menor creyendo que, en general, es mejor colaborar con la patronal y proponer recortes menores para frenar posturas más duras e intransigentes.
Los graves problemas que sufrimos la clase trabajadora: eventualidad, siniestralidad laboral, la práctica congelación de los salarios en muchos convenios sectoriales mientras crecen los beneficios empresariales, la división sindical, que castigan y condenan a la marginalidad y pobreza a pesar de trabajar, como ejemplo, el publicado el mismo día del congreso por el Observatorio Vasco de la Juventud: sólo uno de cada tres vascos de entre 18 a 35 años se ha podido independizar, situaciones como esta y las alternativas sindicales para resolverlas quedaron a las puertas del congreso, ajenas al debate de los delegados.
Esta actitud de la dirección sindical, peleando en su burbuja por sus palancas de poder e impermeables a las necesidades de los trabajadores provocó la frustración entre los delegados que ven cómo se debilita el sindicato en afiliación y representación y cómo no se debaten las respuestas a los problemas que diariamente vivimos en las empresas.
Esta situación de malestar de afiliados y delegados provocó que de forma sorpresiva, días antes del congreso, surgiera una candidatura alternativa a la Comisión Ejecutiva. Dicha candidatura estaba encabezada por un representante sindical del sector del transporte, que había dirigido con éxito una huelga de autobuses. Esta candidatura, con un apoyo muy heterogéneo no analizó ni propuso otra política sindical alternativa, sino que centró el debate en el terreno de los estatutos y en la ineficacia de la actual dirección. A pesar de esta actitud y de no ser, de hecho, una alternativa seria, la situación de malestar existente y el deseo de cambio provocó el apoyo del 40% de los delegados.
El desarrollo del congreso pone de manifiesto que de forma distorsionada los afiliados, a pesar de las enormes dificultades para participar en los debates previos, muy limitado a la élite del sindicato, empiezan a demostrar su hartazgo de una política totalmente insatisfactoria para la defensa de sus intereses, más en la situación de gravedad de los ataques de la patronal en el momento presente.
La inmensa mayoría de los asistentes al IX Congreso de la UGT de Euskadi, manifestaron por aclamación su apoyo a la moción sobre la revolución venezolana que fue leída por el presidente de la mesa del congreso y presentada por varios delegados del congreso a iniciativa de los delegados marxistas presentes.
Estas ideas de apoyo al internacionalismo proletario fueron un soplo de aire fresco en el congreso de la UGT de Euskadi, así lo manifestaban jóvenes asistentes, que hasta ese momento había tenido como monotema, el debate estatutario y la lucha por el poder en la cúpula de la organización.
El IX Congreso de la UGT de Euskadi se solidariza con la Revolución Venezolana
RESOLUCIÓN APROBADA
RESOLUCIÓN PARA EL IX CONGRESO UGT DE EUSKADI
SOLIDARIDAD CON LA REVOLUCIÓN EN VENEZUELA
El gobierno de Chávez ha acometido diferentes planes que han supuesto un avance para los sectores más desfavorecidos de la población. Esto le ha llevado a enfrentarse a la parasitaria oligarquía venezolana que ha organizado un boicot consciente con cierres de empresas, huelga de inversiones y fuga de capitales. Esta actitud ha provocado que los trabajadores tomen las empresas que los patronos están abandonando o quieren vender a multinacionales para especular con la riqueza de Venezuela. En este sentido, la lucha llevada a cabo por los trabajadores de Venepal, por la expropiación bajo control obrero de la empresa, es un ejemplo que señala el camino para poner toda la riqueza al servicio de la sociedad venezolana, y acabar con la pobreza y la miseria que asola a la inmensa mayoría de la población. La clase obrera está demostrando con hechos que es la única clase capaz de hacer funcionar las fábricas y la economía de un país.
Si consideramos a las personas que en los países “ricos” y “desarrollados” viven en la miseria, están desempleadas, cobran el salario mínimo, necesitan ayudas para sobrevivir, etc., entonces está claro que el capitalismo no funciona para la aplastante mayoría de la población mundial. El actual sistema económico es muy bueno, pero solamente para los que están arriba. El Huracán Katrina en EEUU ha dejado esta verdad al desnudo. Estas tremendas realidades han provocado importantes movimientos revolucionarios en América Latina siendo Venezuela con su revolución Bolivariana y su socialismo del Siglo XXI un referente de lucha contra el neoliberalismo para todos los pueblos del mundo.
El IX Congreso de Euskadi de la UNIÓN GENERAL DE TRABAJADORES declara estar al lado de la clase trabajadora venezolana en su lucha por un mundo mejor. Nos adherimos a la campaña internacional MANOS FUERA DE VENEZUELA apoyada por miles de sindicalistas en todo el mundo y mandamos un especial saludo a la UNT, central sindical hermana, que demostró estar con los trabajadores en los momentos decisivos. Con ellos compartimos la lucha por un mundo libre, justo e igualitario. Somos conscientes de que hoy la consolidación de la revolución en Venezuela pasa por la creación de una sociedad socialista, basada en la participación y el control de los trabajadores y oprimidos de la sociedad.
Este Congreso expresa su solidaridad más activa con los trabajadores y estudiantes venezolanos que luchan para construir esa nueva sociedad.
¡La lucha de la clase obrera no tiene fronteras!
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Viva la revolución socialista en Venezuela!