En los últimos días hemos visto como el Alcalde del Municipio Libertador de Caracas, Freddy Bernal, ha tomado acciones para desalojar a decenas de familias de invasores que desde hace meses ocupaban edificios vacíos en el centro de la capital. La pro En los últimos días hemos visto como el Alcalde del Municipio Libertador de Caracas, Freddy Bernal, ha tomado acciones para desalojar a decenas de familias de invasores que desde hace meses ocupaban edificios vacíos en el centro de la capital. Bernal ha declarado que la “propiedad privada se respeta” y ha justificado los desalojos argumentando que estos estaban controlados por bandas criminales, acusando a los invasores de toda una serie de delitos de extorsión, porte ilegal de armas, tráfico de drogas, etc.

No cabe duda que en cualquier movimiento de invasiones de este tipo se pueden infiltrar elementos criminales comercien con las necesidades de los más desfavorecidos. De todas maneras la inmensa mayoría de los desalojados no han sido detenidos, sino más bien al contrario, puestos en libertad sin cargos. Lo cierto es que en muchos casos los invasores pagaban todos los meses una pequeña cantidad que luego utilizaban de forma común para mejorar las condiciones de los edificios, en algunos de ellos funcionaban incluso misiones educativas. Por lo menos en uno de los edificios los invasores se habían mostrado dispuestos a comprar los apartamentos siempre y cuando se les permitiera pagarlos en pequeñas cantidades a lo largo de un plazo largo de tiempo.

El problema principal de todas maneras es la contradicción entre cientos de familias sin techo y decenas de edificios vacíos. A los propietarios de estos edificios les conviene más mantenerlos vacíos esperando conseguir por ellos un mejor precio. Las familias sin techo claramente no tienen el dinero para pagarlos. La contradicción principal por lo tannto es entre la propiedad privada y el lucro privado de una parte y las necesidades reales del pueblo por otra.

Lo que un gobierno revolucionario debería de hacer sería aprobar una ley de expropiaciones que permita confiscar aquellas propiedades (ya sean fábricas, edificios o tierras) que sus dueños dejan baldíos o sin utilizar, para que puedan ser puestas a funcionar en beneficio de la mayoría. En lugar de esto el alcalde Bernal (quizás en un intento de demostrar a la clase media que su gobierno es el mejor defensor de la propiedad privada), eligió “solucionar” solamente el problema de la propiedad privada, sin dar ninguna solución a decenas de familias sin techo. Este tipo de actuaciones no pueden nunca ganar a la clase media, que al fin y al cabo sabe que los mejores defensores de la propiedad privada son los capitalistas, pero si tiene el efecto de alienar a miles de personas de los sectores más pobres que si están resteadas con la revolución, entre ellos los invasores.

Finalmente, ante las protestas de los invasores, se produjeron una serie de reuniones con el ejecutivo nacional en las que se llegó a un acuerdo para alojar a los invasores en edificios pertenecientes al FOGADE. ¿Acaso no se podía haber negociado antes de utilizar la fuera pública? Aún con está solución parcial, ¿qué pasa con los edificios vacíos? El alcalde Bernal ha aconsejado a los propietarios contratar servicios de seguridad privada para evitar que vuelvan a ser invadidos. ¿Y los derechos de miles de familias sin vivienda?

La propiedad privada de los medios de producción, la tierra y los bienes inmuebles está en directa contradicción con el interés de los trababajadores y el pueblo. Alcalde Bernal, o se defiende la propiedad privada o se defienden los intereses del pueblo, no hay termino medio.

En la cuestión de lapropiedad privada los revolucionarios debemos guiarnos por el criterio de Ezequiel Zamora: “la propiedad del pueblo es sagrada, lo que debe secuestrarse son los bienes de los ricos, porque con ellos hacen a guerra al pueblo, hay que dejarlos en camisa”.