Durante mucho tiempo parecía que no ocurría nada nuevo en Israel. Las noticias parecían estar dominadas por los mismos temas sobre la represión de los palestinos, sobre el terrorismo de estado israelí al que respondían los palestinos con actos de terrorismo individual.
Sharon parecía ser el primer ministro que no podía hacer nada equivocado en las mentes de la mayoría del electorado israelí, incluidos aquellos que se consideraban de izquierda. Esto por supuesto iba acompañado de noticias diarias sobre corrupción, aumento de los niveles de pobreza y suicidios.
Mientras que en otros países la lucha de clases se calentaba, en Israel los intentos de los trabajadores y pobres eran aplastados por el nacionalismo, la ideología que la clase dominante ha utilizado como un látigo para impedir la rebelión.
Después, aparentemente de la nada, Amir Peretz, el líder de la Federación Sindical Israelí (Histradut), fue elegido líder del Partido Laborista. Este único acontecimiento ha provocado un terremoto en todo el sistema político, una reacción en cadena que han desatado un acontecimiento tras otro.
Desde que obligó a los ministros laboristas a salir del gobierno Sharon, el ala de derecha del Partido Laborista ha ido abandonando o pensando en abandonar el partido. Haim Ramon se fue, ahora Peres sopesa la idea mientras da un paso para unirse al campo de Sharon. Algunos del ala de derecha del partido podrían quedarse, pero sólo para intentar que el Partido Laborista no gire a la izquierda.
El cambio en el Partido Laborista ha tenido un efecto inmediato en el Likud. Sharon, que fundó el Likud en 1973, ha abandonado el partido con 14 parlamentarios y ahora siete de los “capitanes” que quedan en el partido luchan para evitar el hundimiento del barco.
Sharon tuvo que presentarse ante el presidente Moshe Katsab para informarle de que su gobierno ya no era sostenible y se fijaron las nuevas elecciones para el 28 de marzo de 2006. El nuevo partido de Sharon, que lleva el nombre de Kadima (Adelante), no está llevándose a muchos cuadros medios del viejo Likud, pero sí es popular fuera del Likud, sobre todo entre la pequeña burguesía.
Según las últimas encuestas publicadas por el Channel 10, podría conseguir mejores resultados que el partido que ha dejado atrás, podría obtener 34 escaños de los 120 que forman el parlamento, frente a 28 del Partido Laborista y sólo 15 el Likud. Se trata de la cuarta encuesta desde el abandono de Sharon del Likud. Las otras sugerían que Kadima conseguiría entre 30 y 33 escaños, el Likud entre 12 y 15, una caída importante de los actuales 40 escaños, y el laborismo entre 26 y 28 parlamentarios.
Si este fuera el resultado de las próximas elecciones Sharon seguirá siendo el primer ministro, podrá formar una coalición de centro-derecha, y a menos que Peretz decida cometer un suicidio político, el Partido laborista se convertirá en el partido de la oposición basado en los trabajadores y los pobres, eso le empujará aún más a la izquierda.
Para la mayoría de las personas dentro y fuera de Israel estos acontecimientos llegan como un trueno desde un cielo azul despejado. Los ideólogos sionistas llevan años diciendo que todos los judíos de Israel están unidos como una masa por su temor a que los árabes echen a los judíos al mar.
Los ideólogos nacionalistas árabes también decían que todos los judíos forman un único bloque. El terrorismo individual de Hamas y la Yihad contra ciudades israelíes inocentes se basaba en la misma idea de que todos los israelíes eran iguales. La misma idea fue defendida por muchas sectas de izquierda que defendían el nacionalismo árabe.
Nosotros éramos los únicos que insistíamos en que la clase dominante capitalista en Israel ha creado a sus propios sepultureros dentro de la sociedad israelí. Los constantes ataques, diarios e interminables, de la clase dominante a los niveles de vida, combinados con la creciente inseguridad personal de los trabajadores judíos y árabes dentro de Israel, finalmente vieron la confirmación de la ley de la transformación de la cantidad en calidad. Los pequeños cambios diarios, apenas perceptibles para nadie, por sí solos no producían ningún cambio, pero llegó un momento en que estallaron y salieron a la superficie. Todos se unieron y combinaron para provocar un cambio masivo, un verdadero giro a la izquierda de las masas en Israel.
No se trata de una revolución, por supuesto. Sin embargo, es el principio de un proceso, que a largo plazo sólo puede llevar a la revolución. Estamos atravesando un período transicional no visto en Israel durante décadas.
Incluso los liberales de izquierda como Uri Avnen, el líder de Gush Shalom, fue capaz de ver el significado de este cambio. En una entrevista concedida a Al Jazeera el 13 de noviembre dijo algunas cosas interesantes. Reproducimos algunas:
“Al Jazeera.- ¿Por qué en su opinión es significativa la victoria de Peretz?
Avnen: Es muy significativa, podría tener ramificaciones profundas y de largo alcance en la política de Israel y las perspectivas de paz con los palestinos. Podemos comparar la ascendencia de un judío originario del norte de África al timón del Partido Laborista con la victoria del Likud en 1977, bajo la dirección de Menahem Begin, gracias al aplastante apoyo de los judíos que habían emigrado de los países árabes e islámicos. Ese fue un momento crítico en la política israelí. La victoria de Peretz podría ser un nuevo momento crítico.
AJ.- ¿Quién eligió a Peretz?
A.- Peretz fue elegido en las ciudades y pueblos habitados principalmente por inmigrantes del norte de África, las mismas personas que ahora se están rebelando en Francia. Yo diría que eligieron a Peretz por la misma razón que los inmigrantes musulmanes del norte de África están rebelándose en Francia, la alienación social y la privación económica…”
No sólo Uri Avnen dio la bienvenida a Peretz. El presidente sirio también dio la bienvenida a este giro de los acontecimientos en Israel. Encontramos la siguiente información en The Daily Star (19/11/2005):
“Siria considera la elección de Amir Peretz para líder del Partido Laborista israelí como un movimiento positivo y cree que será un buen socio negociador. Un parlamentario árabe israelí después de viajar a Damasco, Talab al-Sana, dijo que viajó a la capital siria desafiando la prohibición israelí para reunirse con varios funcionarios en Damasco, incluido el ministro de exteriores Farouk al-Sharaa.
La elección de Peretz estuvo en presente en las conversaciones y Sharaa dijo que era un cambio positivo en el panorama político de Israel.
Me dijo que hasta el momento de la elección de Peretz en Israel no había un socio pacificador, que reavivaba las esperanzas porque él tenía tendencias a la paz”.
Pero esta semana Peretz decepcionó a los pacifistas. El Ministro de Interior, Isaac Herzog (laborista), aprobó la construcción de 350 viviendas en el asentamiento cisjordano de Ma’aleh Adumim.
En una entrevista, Herzog dijo que “Ma’aleh Adumim es parte de uno de los bloques de asentamientos en los que existe consenso israelí para mantenerlos hasta que haya un acuerdo final, apoya la construcción dentro de los límites de la ciudad”. Añadió que la decisión estaba amparada por el nuevo presidente del Partido Laborista, Amir Peretz y que “la zona seguiría siendo parte de Israel incluso bajo la iniciativa de Ginebra de Yossi Beilin”. Peretz alteró a los pacifistas cuando declaró que Jerusalén seguiría unificada bajo dominio israelí.
No es sorprendente la reacción de Azmi Bashara, el representante del partido palestino radical de izquierdas, Balad, en Israel en un artículo publicado en Mashum titulado: La ausencia de Peretz y el destino de Peres:
“La elección de Peretz es un reflejo cínico de la crisis dentro del Partido Laborista. El Partido Laborista está apoyando los planes políticos de Sharon sin tener sus propios planes, esto se aplica al propio Peretz que no tiene un programa diferente al de Peres. Lo único que le diferencia de Peres es que no quiere seguir en el gobierno de Sharon y actuar con una política oficial paralela a la de Sharon. Refleja la voluntad del Partido Laborista de sobrevivir. Si el partido con Peres hubiera seguido mucho más tiempo en el gobierno de Sharon habría muerto. Esto no significa que Peretz sea una alternativa, éste actuará en el nivel político como Peres, aunque al mismo tiempo tiene una agenda social populista”.
Hay dos reacciones ante este nuevo acontecimiento, unos dan a Peretz un cheque en blanco y otros niegan que la victoria de Peretz sea significativa. Ambos están equivocados.
El Partido Laborista basado en el Histradut se ha convertido en un partido socialdemócrata clásico. No es un partido revolucionario y Peretz no es un marxista. Es un partido que se encuentra en una encrucijada. Por un lado sufre la presión de los trabajadores y los pobres, por el otro lado, sufre la presión de la clase capitalista y el ala de derecha del Partido Laborista. La conciencia de Peretz refleja estas presiones contradictorias, por lo tanto, de él podemos esperar tanto un movimiento a la izquierda como a la derecha, un movimiento de zigzag.
Aquellos que se oponen a este análisis, simplemente consideran que los procesos dentro del Partido Laborista son irrelevantes para la clase obrera, incluso se llaman marxistas y leninistas, pero revelan que son simplemente sectas. Demuestran que nunca han leído, La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo y si lo han leído no lo han entendido.
El deber de los marxistas es dar al Partido Laborista bajo Peretz un apoyo crítico y mientras que defendemos votarlo en las próximas elecciones, mientras apoyamos cada paso en dirección a la clase obrera y los pobres, debemos criticar todos aquellos pasos que vayan en dirección a la capitulación ante la clase capitalista y el chovinismo.
Para clarificar este punto es necesario citar a Lenin: “Que los Henderson, Clynes, MacDonald, Snowden son unos reaccionarios incurables, es cierto. Y no lo es menos que quieren tomar el Poder en sus manos (prefiriendo, dicho sea de paso, la coalición con la burguesía), que quieren ‘gobernar’ con las reglas burguesas del buen tiempo viejo y que, una vez en el Poder, se conducirán inevitablemente como Scheidemann y Noske. Todo ello es verdad, pero de esto no se deduce, ni mucho menos, que apoyarlos equivalga a traicionar la revolución, sino que, en interés de ésta, los revolucionarios de la clase obrera deben conceder a estos señores un cierto apoyo parlamentario…
Al contrario, del hecho de que la mayoría de los obreros en Inglaterra siga todavía a los Kerenski o Scheidemann ingleses, de que no haya pasado todavía por la experiencia de un gobierno formado por esos hombres, experiencia que ha sido necesaria tanto en Rusia como en Alemania para que los obreros pasaran en masa al comunismo, se deduce de un modo indudable que los comunistas ingleses deben participar en el parlamentarismo, deben desde el interior del parlamento ayudar a la masa obrera a ver en la práctica los resultados del gobierno de los Henderson y los Snowden, deben ayudar a los Henderson y a los Snowden a vencer a la coalición de los Lloyd George y Churchill. Proceder de otro modo significa obstaculizar la obra de la revolución, pues si no se produce un cambio en las opiniones de la mayoría de la clase obrera, la revolución es imposible, y ese cambio se consigue a través de la experiencia política de las masas, nunca de la propaganda sola. El lema «¡Adelante sin compromisos, sin apartarse del camino!», es manifiestamente erróneo, si quien habla así es una minoría evidentemente impotente de obreros que saben (o por lo menos deben saber) que la mayoría, dentro de poco tiempo, en caso de que los Henderson y Snowden triunfen sobre Lloyd George y Churchill, perderá la fe en sus jefes y apoyará al comunismo (o, en todo caso, adoptará una actitud de neutralidad y en la mayoría de los casos de neutralidad favorable con respecto a los comunistas). Es lo mismo que si 10.000 soldados se lanzaran al combate contra 50.000 enemigos en el momento en que es preciso ‘detenerse’, ‘apartarse del camino’ y hasta concertar un ‘compromiso’ aunque no sea más que para esperar la llegada de un refuerzo prometido de l00.000 hombres, que no pueden entrar inmediatamente en acción. Es una puerilidad propia de intelectuales y no una táctica seria de la clase revolucionaria”.
Lenin era muy claro. Desde la perspectiva de la clase obrera hay dos peligros importantes de los que debemos ser conscientes en la situación actual de Israel. El primer peligro es que Sharon, y el ejército que él manda, harán todo lo posible para provocar a los palestinos y a Hezbollá que sigue atacando al ejército israelí en Líbano y Cisjordania. Esta es la carta ganadora que Sharon puede utilizar en las próximas elecciones.
En el momento de escribir este artículo las noticias dicen que Israel ha lanzado miles de panfletos contra Hezbollá sobre Líbano, después de dos días de dura lucha. Después los soldados israelíes se enfrentaron a los miembros de Hezbollá para liberar a un israelí que había sido capturado cuando intentaba pasar la frontera. La televisión de Hezbollá, Al-Manar, dijo que los enfrentamientos comenzaron cuando los militantes de Hezbollá se toparon con soldados israelíes que acababan de entrar en Líbano.
No es sorprendente que el Consejo de Seguridad de la ONU que durante años actúo como portavoz oficial de EEUU, expresara su “profunda preocupación” por esta lucha y acusara a Hezbollá de empezar el combate, del verdadero agresor, Israel, no decía nada.
“Quiero subrayar la importancia de decir expresamente que fue Hezbollá quien inició el ataque”, estas son las palabras a Reuters del embajador estadounidense John Bolton. Esta declaración deja claro que el combate en la frontera de Israel y Líbano es parte de la campaña de EEUU contra Siria y que Sharon está contento con utilizar esto como parte de su campaña electoral.
Esta nueva tensión en la región refleja la creciente inestabilidad que siguió a la guerra de Iraq y su ocupación por parte de los imperialistas anglo-estadounidenses. Ahora quieren abrir un nuevo frente contra Siria y Hezbollá, porque es vista como una organización controlada por Siria. ¡Hezbollá fue declarada una organización terrorista controlada por Irán! En realidad Hezbollá es una organización libanesa local que surgió como reacción a los 18 años de ocupación israelí de Líbano.
Al mismo tiempo, Sharon no sólo está encendiendo fuego en la frontera norte de Israel, también lo está haciendo en Cisjordania. Como ellos dicen: “dos por el precio de uno”. Durante varios días, el ejército israelí ha estado atacando a los palestinos en diferentes partes de Cisjordania. El miércoles 23 de noviembre un palestino fue asesinado y otros doce resultaron heridos por las balas del ejército israelí cuando entró en la ciudad Cisjordania de Jenin. La excusa fue que el ejército israelí estaba realizando operaciones rutinarias para arrestar a palestinos sospechosos de actividad “terrorista”.Tres soldados israelíes también resultaron heridos en los enfrentamientos.
Mientras tanto, en el pueblo de Kfar Kadum, cerca de Nablus, donde se ocultaron dos hombres buscados por los israelíes, una apisonadora del ejército comenzó a demoler el edificio donde se suponía vivían los sospechosos. Hubo un intercambio de disparos pero no hubo bajas según dicen.
A las afueras de un puesto de control militar cisjordano, en Hebrón, unos 200 niños y 10 profesores protestaban porque consideraban innecesarios y peligrosos los registros de los niños que iban a la escuela. La excusa del ejército era que un puesto de control de alta tecnología es un objetivo de actividad “terrorista”. Los profesores y estudiantes dijeron que estaban preocupados por la radiactividad que emitía el equipamiento. En determinado momento los soldados lanzaron gas lacrimógeno para dispersar a 300 niños que protestaban frente al puesto de control.
Esta muestra de “terror” provocada por el ejército israelí, podría ser utilizada como un látigo para azuzar aún más los sentimientos antiárabes entre la población judía, este es un peligro. El otro peligro es que Sharon gane las elecciones el 28 de marzo y forme una coalición de gobierno con Peretz. La nueva dirección laborista sufrirá una gran presión para que entre al gobierno, eso sería una maniobra para bloquear el giro a la izquierda.
Esto podría ocurrir. Sería un intento de retrasar el proceso de radicalización de los trabajadores en Israel. Podría poner obstáculos en el camino de la clase obrera y detenerla. Pero los trabajadores aprenderán con los acontecimientos y girarán a la izquierda.