Hace cuatro años, la burguesía nacional y el imperialismo movían sus fichas para dar un golpe de estado bajo la cubierta de deponer a una dictadura asesina, que se atrevía “a lanzar” al ejército a la calle para masacrar al pueblo. Era una época cuand Hace cuatro años, la burguesía nacional y el imperialismo movían sus fichas para dar un golpe de estado bajo la cubierta de deponer a una dictadura asesina, que se atrevía “a lanzar” al ejército a la calle para masacrar al pueblo. Era una época cuando las fuerzas de la reacción tenían una capacidad de movilización de sus bases que por momentos atemorizaba a sectores que apoyaban la revolución.

En ese tiempo la burguesía y todas las fuerzas de la contrarrevolución utilizaban sus recursos audiovisuales para crear la sensación de que el pueblo quería salir del gobierno de Chávez. Lo acusaban de dictatorial y de sostén del terrorismo internacional.

Bajo la aparente desmovilización de las masas revolucionarias, se produjo la movilización de las masas contrarrevolucionarias y de un sector de oficiales de la FA para tratar de cambiar la historia, cuestión en la que fracasaron.

PARECIDOS

El panorama de hoy tiene cierto parecido al de los años 2002, 2003, 2004 y 2005, pero con otros que le enriquecen y que son sumamente importantes tomar en cuenta, para saber donde estamos y hacia donde vamos, partiendo de ese 11A de 2002.

La aparente desmovilización en los días previos al 11A fue rota el 12-13A por la respuesta de las masas al golpe de estado. Seguidamente se produjo una reacción en cadena de constitución de decenas de miles de Círculos Bolivarianos y poderosas movilizaciones por las calles y avenidas de todo el país, en respuesta a las realizadas por las fuerzas contrarrevolucionarias. Así pasaron los años del 2002 al 2005.

Las masas convocadas por el presidente Chávez respondían cada vez de manera más organizada, pasando de Frente o Círculo Bolivariano tal y cual, CTU, Sindicato, Federación, Misión o Grupo estudiantil o campesino que se habían empezado a movilizar como expresión de respuesta, ya no de un pueblo en genérico, sino de tal o cual componente social y o sector de la clase obrera, que empezaba a aparecer como clase.

EL MOVIMIENTO OBRERO Y POPULAR

Hoy, las continuas movilizaciones de calle han disminuido quedando para fechas importantes como la del pasado 4F, según algunos la más grande realizada en el país. Pero la energía social se ha trasladado con gran fuerza al movimiento campesino, al movimiento popular en sus espacios geográficos y al movimiento obrero en los centros de trabajo, sobre todo en los estados Bolívar, Aragua, Carabobo, Lara.

En el movimiento obrero se están dando luchas de carácter reivindicativo por la contratación colectiva y la organización de nuevos sindicatos, y de carácter político en la lucha por determinar quiénes son los nuevos dirigentes y la experiencia de Cogestión obrera en empresas como INVEVAL, INVEPAL, INVETEX, ALCASA, etc.

Así mismo en el movimiento popular, el cual hace tan solo un año dejó pasar sin pena ni gloria la constitución de los Consejos Locales de Participación Popular, hoy dan una importante pelea en la discusión y constitución de los Consejos Comunales. Esta pelea ha sido tan interesante que en tan solo unos dos o tres meses, el proyecto inicial de creación de los Consejos comunales ha sufrido varias modificaciones y ya se habla de una Ley, que difiere sustancialmente de la propuesta inicial de los legisladores de la Asamblea Nacional. Los puntos en discusión han sido por parte del pueblo organizado la necesaria autonomía e independencia de estos organismos de las Alcaldías y Consejos Municipales y la obligación de que se formen desde abajo y con métodos democráticos.

Tanto el movimiento obrero como el movimiento popular están dando peleas coincidentes por el fortalecimiento de una corriente democrática revolucionaria en su seno. Esta pelea, en el movimiento popular, que es toda una tendencia no tiene una dirección nacional plasmada en una organización, sino en la dinámica desarrollada por las masas, basadas en su experiencia y acicateadas por los discursos del presidente Chávez. En el movimiento obrero, aparte del ánimo que inyecta el Presidente Chávez, si existen diversas organizaciones a escala local la mayoría y alguna que otra con expresión nacional, que son quienes están impulsando y capitalizando la movilización de los trabajadores.

Ambos sectores: el movimiento popular y el movimiento obrero vienen desarrollando su dinámica todavía sin coordinación pero que se vienen acercando en un movimiento de pinzas. No es un movimiento espontáneo o semi espontáneo como fueron las movilizaciones del 11A. No son movilizaciones generales de enfrentamiento global con las fuerzas contrarrevolucionarias como las realizadas los años 2003, 2004 y 2005. Las luchas son producto de las respectivas experiencias contra los patronos y los sectores reformistas que intentan mantener al pueblo amarrado al aparato de explotación y opresión capitalista en las empresas y organismos del Estado burgués. Son la necesaria experiencia que está dando paso a la construcción de una nueva camada de dirigentes concretos, identificados con las necesidades de sus bases y con la revolución. La tendencia global es fruto del desarrollo de las contradicciones de clase en medio de la crisis del capitalismo y del proceso revolucionario que vivimos.

El paralelismo de ambas luchas no ha sido orientado por nadie, pero es un hecho muy importante, que impulsa la superación del aislamiento organizativo y del combate social en general. En el caso de los trabajadores a través de la creación de sindicatos y Federaciones sindicales desde las bases, la realización del II Congreso Nacional de la UNT y la elección de sus autoridades en un proceso democrático desde las bases y la constitución del Frente de fábricas cogestionadas. En el plano vecinal la discusión sobre los Consejos Comunales está también ayudando a aflorar y a fortalecer a una nueva capa de dirigentes imbuidos en la necesidad de fortalecer las organizaciones populares desde la base de manera democrática.

SALTOS CUALITATIVOS, NUEVAS NECESIDADES
Nada de esto existía aquel 11A. Estos hechos son un elemento superador de aquella coyuntura que muestra como el proceso social revolucionario sigue avanzando, de manera imperceptible si se ve desde una óptica corto placista, pero si importante cuando se aprecia en un lapso de tiempo relativamente largo.

Pero así como en aquellos días posteriores al 11A, desde las páginas de El Topo Obrero planteábamos la importancia de extender y coordinar los Círculos Bolivarianos y desarrollar todo un plan de discusión política de la importancia de dichas organizaciones como embriones de poder, hoy sostenemos que ayudar a fortalecer ambos sectores y otros como el campesino y el estudiantil, dotándolos de un programa político a desarrollar de manera conjunta, donde propuestas como la nacionalización del sistema bancario bajo control obrero y social, el no pago de la deuda externa y sus intereses, la expropiación de los monopolios alimenticios y de todas aquellas empresas cerradas o que están en crisis bajo control de sus trabajadores, así como de todos los latifundios para constituir, previa discusión democrática con los campesinos grandes empresas agropecuarias donde se pueda utilizar tecnología intensiva, el rescate de las empresas básicas, educación gratuita, de calidad para todos y con participación democrática de los estudiantes, educadores obreros y empleados, estén entre las banderas de lucha unificadoras e impulsoras del proceso revolucionario en tránsito al socialismo, poniendo especial énfasis en la consolidación y extensión de las experiencias de cogestión obrera. También planeamos hoy que dicha unidad debe darse sobre la base de la constitución de Asambleas Obreras y populares en cada centro de trabajo, barrio o urbanización, o estudio, compuestas con delegados electos democráticamente y revocables cuando las bases que los eligieron así lo decidan.

LA BATALLA DE SANTA INÉS II: AVANZAR MÁS

El 11A de 2002 encontró al movimiento obrero y popular todavía en etapa de entrenamiento suave, mientras que ya hoy se han jugado varios partidos de donde hemos salido victoriosos. Estas victorias en numerosas batallas nos han convertido en un gran equipo y ya todos lo sentimos así y es por ello que se está avanzando en varios campos que marcan una diferencia cualitativa con la dinámica de entonces.

La posición de hoy de los sectores obreros y populares es de una gran ventaja sobre los sectores contrarrevolucionarios que están desmovilizados y desmoralizados y hasta en cierta desbandada y ello también contrasta con lo que vivimos en aquellos días del 2002. Esta ventaja que es relativa pero también absoluta y evidente cuando analizamos arriba la fortaleza de las fuerzas sociales revolucionarias tenemos que aprovecharla, para de manera consciente contribuir a fortalecer la tendencia de unificación de los avances del movimiento obrero y popular para acercarnos al derrumbe del capitalismo y la construcción del socialismo.

Durante este año el movimiento obrero y popular tenemos un gran reto. Obtener un nuevo triunfo rotundo contra las fuerzas contrarrevolucionarias. Ese triunfo debemos obtenerlo como lo ha dicho el Presidente Chávez el próximo 3 de diciembre en la batalla de Santa Inés II. Derrotar a las fuerzas contrarrevolucionarias significa fortalecer más aún nuestras posiciones.

Para esta batalla que no es solo electoral sino política, ya el movimiento popular tiene las UBEs como organizaciones de combate. Entonces el movimiento obrero tiene que construir sus propias organizaciones para contribuir a este triunfo. Tanto las UBEs en los barrios y urbanizaciones, como las UBEs obreras que proponemos constituir en cada centro de trabajo tienen la tarea de organizar la lucha electoral, pero tienen que ir más allá. Tiene que organizar la discusión en el seno del pueblo revolucionario para elaborar todo un programa de reivindicaciones y demandas políticas que permitan parejo al triunfo electoral, una profundización del proceso revolucionario con la toma de medidas organizativas que nos permitan ir creando una nueva institucionalidad revolucionaria y la concreción de medidas económicas que le quiten el poder que hoy tiene la burguesía y el imperialismo sobre nuestra economía y lo pase al nuevo estado administrado por los trabajadores y el pueblo. Tienen que impulsar en lo cotidiano la lucha por mejoras salariales y en el nivel de vida, por estabilidad en el trabajo y nuevas fuentes de empleos y por la consolidación y multiplicación de las experiencias de cogestión obrera y la democratización de las instancias institucionales locales y nacionales.

En esta tarea, nosotros, desde la Corriente Marxista Revolucionaria, seguiremos dando nuestro aporte en ideas y militancia consecuente, en el entendido que para llevar a cabo las tareas de la revolución hasta puerto triunfante, es indispensable la construcción y participación de un partido marxista revolucionario enraizado en el seno de los trabajadores y el pueblo. Te invitamos amig@ lector@ a participar en las tareas generales para fortalecer el movimiento obrero y popular y en la construcción de la Corriente Marxista Revolucionaria.