Durante tres meses millones de trabajadores han expresado su rechazo a las propuestas de leyes reaccionarias y racistas, y, en general, al sistema de inmigración estadounidense que actualmente condena a la clandestinidad y semi-esclavitud a más de 12 Durante tres meses millones de trabajadores han expresado su rechazo a las propuestas de leyes reaccionarias y racistas, y, en general, al sistema de inmigración estadounidense que actualmente condena a la clandestinidad y semi-esclavitud a más de 12 millones de familias obreras en este país.
Y si bien la espontaneidad sustituyó la falta de una dirección nacional con una perspectiva de clase, dando lugar a cierta falta de uniformidad y claridad política, la realidad es que en muchas ciudades la presión de los trabajadores forzó a tomar las decisiones en asambleas abiertas de inmigrantes donde los trabajadores tomaban las decisiones y organizaban las marchas ante la incrédula mirada de los “lideres” comunitarios acostumbrados a la “apatía” e “ignorancia política” de los trabajadores indocumentados.
La clase obrera en marcha
Un movimiento histórico que ha puesto en el orden del día la capacidad de la clase obrera para luchar y poner en jaque al sistema capitalista. En muchas ciudades el movimiento inmigrante batió todos los record de asistencia y en otras muchas habría que remontarse varias décadas atrás para ver resultados similares.
Un movimiento en demanda de una vida digna sin discriminación que no solo se ha expresado en la cantidad sino también en la intensidad de las acciones: en menos de tres meses se convocaron decenas de acciones. Hubo una clara escalada de acciones que culminaron el pasado Primero de Mayo, en honor al día internacional del trabajador, con una acción nacional coordinada con la propuesta de Boicot nacional: no ir a la escuela, no ir a trabajar, no comprar, y sí asistir a las manifestaciones. Es decir, la acción más cercana a la huelga general a nivel nacional en Estados Unidos en toda su historia.
¿El Estado Burgués “da pasos” hacia la causa de los inmigrantes?
George Bush en su discurso televisivo de hace tres semanas confesó la necesidad de reformar de forma progresiva el sistema de inmigración mientras anunciaba el envío de tropas a la frontera para reforzar las tareas de “vigilancia”. El senado, acostumbrado a hacer “política” con la puerta cerrada e indiferente a las necesidades y aspiraciones de nuestra clase, esta vez tuvo que al menos dar la sensación de responder a un movimiento masivo en las calles.
Después de dos semanas y bajo el riesgo de quebrar ambos partidos, finalmente se logró un acuerdo entre la mayoría de los senadores. Los medios de comunicación burgueses no tardaron en nombrar este acuerdo como histórico y una gran “concesión” para la causa de los inmigrantes. Sin embargo un análisis más detallado demuestra claramente las intenciones de este llamado ¨acuerdo histórico¨: más represión y falta de soluciones.
Uno de los puntos más críticos de la Ley Hagel-Martinez es la división del cuerpo de inmigrantes en tres segmentos:
Aquellos que lleven en el país más de cinco años tendrán un acceso más fácil
aquellos que lleven menos de 5 años han de salir del país momentáneamente
aquellos que llevan menos de dos años han de salir y conseguir una visa de trabajo.
El ritmo de inmigración en este país crece exponencialmente, es decir, en los dos últimos años han llegado millones y en los últimos cinco mas de la mitad del total de los inmigrantes sin documentos. Entre 5 y 6 millones de inmigrantes tendrán que abandonar el país temporal o permanentemente. En la perspectiva de posibles deportaciones masivas el gobierno ya ha dado un contrato de $385 milliones a Halliburton para construir centros de detención masiva para inmigrantes en el sur del país.
Mientras las garantías de legalización no cubren ni tan siquiera al 50% de los afectados, antes de pasar por el congreso. La ley sí coincide con los sectores más anti inmigrantes en endurecer la persecución de la inmigración indocumentada, endurece las penas por tener documentos falsos, incrementan las multas a los empresarios y otorgan grandes cantidades de dinero a militarizar la frontera y crear nuevos documentos más difíciles de falsificar.
De hecho trabajar con un documento falso se convierte en un crimen, la oficina de la seguridad social se convertirá en una policía inmigratoria con la facultad de denunciar a trabajadores y empresarios que no tengan o revisen la nueva identificación nacional o “Real ID”. Otra trampa de esta ley son los mal llamados contratos de trabajador invitado, o “guest worker”, que en la práctica dejaría el destino de los trabajadores en manos del empresario ya que la visa es válida en tanto y cuanto el empresario acceda a seguir contratando al trabajador.
La lucha consciente de la clase trabajadora, único camino para la victoria del movimiento inmigrante
Aunque estas propuestas son todavía un claro ataque a uno de los sectores más vulnerables de la clase obrera, también refleja que la presión de las movilizaciones ha tenido un peso en el borrador del senado que finalmente contempla la legalización de algunas capas afectadas.
Y es que solo la acción independiente de los trabajadores organizados pondrá la presión necesaria para hacer cambios más drásticos en la legislación. Las cartas están echadas: las grandes corporaciones y en general los defensores del sistema capitalista no están dispuestos a sacrificar los grandes beneficios que embolsan cada año con la sobreexplotación salvaje a los trabajadores indocumentados. Es la tarea de las organizaciones obreras presentar batalla y contener estos ataques con una lucha global de la clase obrera.
En un contexto de crisis mundial, caracterizado por una fuerte reducción de la mano de obra y un incremento de la movilidad de la producción a países de mano de obra barata, la lucha de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos pone de relieve la cuestión de cómo los trabajadores han de defender sus derechos ante la oleada de ataques de los capitalistas. Los sindicatos deberían aprender del movimiento inmigrante e incorporar su lucha a la lucha de millones de trabajadores con o sin documentos que ven como sus condiciones de vida empeoran cada año, con la suba de los precios de la educación, la vivienda y la sanidad.
Los patrones tienen intereses cien por ciento opuestos a los de los trabajadores. Es por eso que todos los trabajadores han de organizarse en los sindicatos para fortalecer la capacidad de lucha de la clase obrera, exigiendo que los sindicatos representen y defiendan los intereses de nuestra clase por encima de nacionalidades, raza, etc. Así se podrá crear una poderosa fuerza de choque ante los ataques de las grandes corporaciones, los capitalistas, y sus defensores. Los sindicatos deben levantar un programa abierto de defensa de las condiciones de vida de los trabajadores y el fortalecimiento de la lucha abierta contra este sistema de miseria y explotación.
La lucha de uno es la lucha de todos. Llamamos a todos los trabajadores a participar en la lucha por los derechos de los inmigrantes: a asistir a las reuniones, a participar en las marchas, a organizar la lucha en nuestros barrios y en las empresas donde trabajamos.
Ni un paso atrás en la lucha por nuestros derechos: ¡No a la HR4437! ¡No a la Hagel-Martinez!
¡Documentos y legalización para todos ya!
¡Ninguna ilusión en las elecciones de noviembre!
¡Solo podemos contar con nuestras propias fuerzas y organizaciones: Por la unidad con los sindicatos y con toda la clase obrera!
¡Únete a la Liga Internacional de los Trabajadores, defiende la lucha de la clase obrera por una sociedad mejor, una sociedad sin clases, miseria ni explotación: el socialismo!