La lucha contra el fraude ha tomado cauces que la burguesía no esperaba. Generando miedo, difundiendo mentiras y reprimiendo selectiva y brutalmente ha querido minar la posibilidad de millones de trabajadores para que luchen por las aspiraciones a tr “¿Cuáles son, en términos generales, los síntomas distintivos de una situación revolucionaria? Seguramente no incurriremos en errores si señalamos estos tres síntomas principales: 1) La imposibilidad para las clases dominantes para mantener inmutable su dominación; tal o cual crisis de ‘las alturas’, una crisis en la política de la clase dominante que abre una grieta por la que irrumpen el descontento e indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no suele bastar con que ‘los de abajo no quieran’, sino que hace falta, además, que ‘los de arriba no puedan’ seguir viviendo como hasta entonces. 2) Una agravación fuera de lo común, de la miseria y los sufrimientos de las clases oprimidas. 3) Una intensificación considerable, por estas causas, de la actividad de las masas, que en tiempos de ‘paz’ se dejan expoliar tranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empujadas, tanto por toda la situación de crisis, como por los mismos ‘de arriba’, a una acción histórica independiente”(Lenin, La bancarrota de la segunda internacional)
El momento actual
La lucha contra el fraude ha tomado cauces que la burguesía no esperaba. Generando miedo, difundiendo mentiras y reprimiendo selectiva y brutalmente ha querido minar la posibilidad de millones de trabajadores para que luchen por las aspiraciones a transformar la realidad de explotación y miseria Después del 2 de julio el movimiento se ha transformado, una lucha electoral se ha convertido en el catalizador de todas las luchas inconclusas y aglutinador indirecto de todas las demandas que se han quedado parcialmente truncadas. Durante los meses de julio y agosto las movilizaciones se han desarrollado de forma cada vez más consistente y, conciente de que la lucha va más allá de un simple conteo de votos.
La primera asamblea informativa con unas 700 mil personas, la segunda con 1 millón 500 mil personas y la tercera, – que ha sido una de las movilizaciones más importantes en toda la historia del país-, con unos 3 millones de jóvenes, trabajadores y amas de casa. Estas movilizaciones han demostrado claramente que en el ambiente los trabajadores han transformado rápidamente su conciencia, la loza de la rutina está transformando en rabia y ganas de luchar, como decía Trotsky: “los sentimientos buscan una salida. El pensamiento lucha por convertirse en acción” No hay duda que el ambiente ha pasado de un periodo convulsivo a uno abiertamente prerrevolucionario; una de las características más importantes es la participación cada vez más conciente de los trabajadores en cada uno de los acontecimientos que se van presentando, quieren resolver los problemas que les aquejan participando en las soluciones, convirtiendo su actividad en un ir y venir en la política diaria y puliendo firmemente todas las tácticas a seguir en su quehacer cotidiano.
Estas maravillosas movilizaciones están presionando a la izquierda a Andrés Manuel de una forma clara, no obstante el sector de derecha en la dirección del partido, -entre ellos muchos ex priístas reconocidos por su política antiobrera en los tiempos de Salinas-, ha tratado de poner una muralla para que las masas no presionen a AMLO y en todo caso, que las principales consignas y acciones se mantengan en límites aceptables para la burguesía. El vaivén de los discursos de AMLO precisamente refleja esto, primero se pronuncia a favor de una movilización hasta el final, días después habla de respetar las decisiones del TRIFE, etc. Sus últimas declaraciones son muestra clara de lo que en el campamento hemos construido los cientos de miles de trabajadores que hemos participado en los intensos debates que ahí se han desatado, lo que ha desembocado en la necesidad de construir un programa no sólo contra el fraude sino por terminar con la pobreza; negarse a la privatización de los energéticos, educación, etc.; apertura a los medios de comunicación; acabar con la corrupción y la renovación de las instituciones del Estado.
Para los trabajadores comprometidos en la lucha contra el fraude ha quedado claro que se debe aprovechar el momento para acabar con la miseria, ha estallado un proceso dialéctico en torno a la movilización que retroalimenta la conciencia de las masas y que la lleva a girar cada vez más a conclusiones revolucionarias, de las cuales es muy difícil retroceder. Cualquier otra medida que AMLO tome en las próximas semanas tendrá que partir de la presión que nosotros los trabajadores optamos desarrollar o en caso contrario tendrá que enfrentarse a ese estado de ánimo que se profundiza ante los dramáticos acontecimientos en Oaxaca. El plantón se ha convertido en el foro de debate político más grande de la historia de este país, es una gran universidad de los trabajadores. Cientos de miles de hombres y mujeres han confrontado ideas, programas y acciones.
En un primer momento esta medida no fue del agrado de muchos de los simpatizantes de AMLO, era lógico que después de las movilizaciones tan espectaculares, lo que le siguiera fuera una movilización mucho más grande o una huelga general. Las movilizaciones por si solas tienen sus límites ya que por lo regular sirven para ver la correlación de fuerzas sociales que existe en un momento dado. Hubiese significado más apropiado un llamado a una huelga general paralizando los sectores claves de la economía y con esto mostrar toda la fuerza que tiene el proletariado organizado de nuestro país. Pero esta propuesta del plantón fue rápidamente asumida por los trabajadores y la convirtieron en un gran foro de discusión, los materiales revolucionarios se agotaron rápidamente y miles de micrófonos resonaron con los reclamos, las consignas y lamentaciones de nuestro pueblo. De ahí han estado surgiendo las medidas de resistencia civil pacífica, que aunque los artistas e intelectuales le han querido dar un halo de actos simbólicos, en realidad son muestras de que los trabajadores están dispuestos a todo en esta lucha. La toma de bancos, el cerrar el paso a la bolsa de valores, la toma de casetas son ensayos de los futuros grupos de acción, los llamados piquetes de huelga, en los cuales los trabajadores tendrán que tomar medidas para hacer que la democracia obrera se cumpla.
La diferenciación de clases, tan temida por “buenos chicos” de la intelectualidad oficialista (Woldemberg, Aguiar Camin, Fuentes, Krauze, entre otros) es más clara que antes, por un lado están todas las instituciones burguesas capitaneadas por los partidos de la derecha, PRI-AN que funcionan como un sólo hombre respaldando la dictadura de los poderosos y tratando de cerrar filas con todos sus mecanismos de coerción y corporativismo al movimiento de las masas. Por el otro están los millones de trabajadores organizados en todos los modos y formas posibles dirigidos por el PRD, el cual se ve desbordado a la izquierda en cada momento. Estas masas están creando nuevas formas de organización y de poder, las asambleas y comités que se extienden por miles y que reclaman un espacio para no sólo participar sino también para decidir. Para la burguesía ahora hay un sólo enemigo, el movimiento de masas con AMLO a la cabeza, las cámaras empresariales están histéricas, todo el día se la pasan chillando acerca del plantón, de las pérdidas que han tenido y dicen no estar dispuestas a “soportar más chantajes a nombre de la democracia”. Son los aullidos de los lobos que hoy claman por poner orden a sangre y fuego.
En suma hoy México vive ante dos poderes; uno el de la burguesía, el cual está en crisis, tiene miedo y por lo mismo es muy peligroso. El otro es el de las masas insurrectas cuyo representante más avanzado es el movimiento de Oaxaca pero cuyo factor determinante es el que se engloba en torno a otro que va naciendo, el de la Convención Nacional Democrática, y se expresa en las miles de asambleas populares que desde el 30 de julio ocupan el centro de la ciudad.
De dónde viene el movimiento
Para podernos explicar porque las masas están tomando esta lucha, como un aglutinador contra el sistema, tenemos que revisar rápidamente de donde parte el movimiento social en esta etapa y las diferentes luchas particulares que le han dado su actual fisonomía. Con la entrada de Salinas de Gortari a la presidencia, se agudizó la implantación de lo que se le llamó el “modelo neoliberal”, lo que implicaba en términos concretos la reestructuración de la economía nacional para cubrir los requerimientos de la económica norteamericana fundamentalmente, ello implica la apertura al capital extranjero, privatizaciones indiscriminadas, eliminación de la industria local, destrucción del campo y lo que esto significaba para las masas, despidos, devastación de los contratos colectivos, ataques a los derechos laborales, migración a los Estados Unidos y empleos precarios.
Ya desde Miguel de la Madrid se actuaba en ese sentido pero desde Salinas se siguió a pies juntillas las medidas que recomendaban los órganos internacionales del capital, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Así, en los casi 24 años que se ha aplicado esta política vemos los resultados desastrosos para las masas. En este periodo se han destruido el 70% de los contratos de trabajo, el poder real de los salarios ha perdido el 80% de su poder de compra, el desempleo acumulado del 94 al 2005 es de 11 millones de puestos de trabajo, millones de jóvenes, campesinos, trabajadores y amas de casa han tenido que emigrar a los EEUU, las cifras son alarmantes, del 94 al 2005 en promedio han salido del país medio millón de personas al año. Todos estos ataques han disminuido dramáticamente los niveles de vida de las familias, resultando de todo esto el aumento de la drogadicción, la delincuencia y la podredumbre social. Esta andanada de la burguesía contra la clase obrera y sus familias tenía que encontrar una respuesta, y es precisamente lo que hemos visto en los últimos 2 años.
El antecedente más inmediato de esta nueva fase de acciones de los trabajadores fue en el 99-2000 con la fabulosa lucha de los estudiantes de la UNAM, la huelga en las universidades duró casi 10 meses y era la expresión de las movilizaciones futuras. La resistencia y amplitud de la lucha mostraban claramente que se podía ganar; en las primeras movilizaciones de aquella lucha veíamos a los maestros junto al Sindicato Mexicano de Electricistas movilizarse hombro a hombro con los estudiantes, con movilizaciones hasta de 500 mil personas.
Sin embargo, las diferentes direcciones que dirigieron al CGH llevaron al aislamiento y la derrota a esta lucha, el reformismo primero y después el sectarismo fueron los culpables de la extensión y desgaste de este movimiento y de la forma de cómo terminó. La lucha de los estudiantes también fue combatida por parte de los medios de comunicación como si se tratara de delincuentes, peores que los hermanos Arellano Félix, también personalidades responsables hicieron llamados a la cordura y a la represión. No obstante, la educación pública para millones de jóvenes no se explica sin esa lucha satanizada y reprimida, pero ni humillada ni aplastada y que significó históricamente el preludio de lo que sería la lucha social durante la presidencia panista. Esta huelga de la juventud fue el preludio de la caída del PRI en las elecciones de julio del 2000, el partido que había estado en el gobierno durante 72 años fue echado del poder y con esto comenzaría una crisis interna que a lo largo del gobierno de Fox se ha ido incrementando. Los resultados en las elecciones del 2 de julio de este año es la muestra más palpable de las profundas divisiones que subsisten en ese partido.
El corporativismo en el terreno sindical y campesino prácticamente se ha perdido, no es casualidad que sindicatos como la CROM o la CROC hayan hecho un llamado a votar por AMLO y que Gómez Urrutia, el líder de los mineros llame a formar un partido obrero. El llamado gobierno del cambio significó la continuidad de la política antiobrera del PRI. Fox se convirtió en el significado de la ignorancia, la negligencia y la estupidez. Es cierto que miles o tal vez millones de jóvenes y trabajadores votaron por Fox a falta de una alternativa seria por parte del PRD, los medios de comunicación vendieron a un “personaje del pueblo” dicharachero y ridículo. Las masas votaron por él sin tener claro que lejos de implementar una política de mejoras sociales se encargaría de destruir muchas de las conquistas que significaron triunfos del pasado. Sin embargo, a diferencia del periodo anterior el ánimo de los trabajadores se había transformado, cada intento por atacar las condiciones de trabajo, aumentar el IVA o modificar los contratos colectivos tuvo una respuesta encarnizada por parte de la clase obrera.
La magnífica lucha de los trabajadores del Seguro Social puso de manifiesto lo que estamos señalando, cientos de miles de trabajadores salieron a las calles en contra de la modificación de su régimen de jubilaciones y pensiones. Nuevamente vimos como los medios de comunicación se ensañaron contra las masas en lucha y cómo en su mayoría las organizaciones obreras y populares honestas se aglutinaban en torno a los trabajadores del IMSS, fue entonces cuando la idea de la huelga general pasó a convertirse en un clamor de las movilizaciones. Esta lucha fue muy aleccionadora para todo el movimiento, que le dio continuidad a la lucha estudiantil y que templó a las masas para las batallas futuras.
El papel que jugó la cámara de diputados y senadores dejó muy claro de qué lado están estos dizque representantes del pueblo, cuando saltándose las mismas disposiciones legales que regulan los contratos colectivos, como la ley federal del trabajo, decidieron votar en alianza el PRI-AN la modificación del régimen de jubilaciones y pensiones. También lo que quedó claro es que la mayoría de los actuales dirigentes del movimiento obrero no representan el presente y el futuro de la lucha de las masas sino el pasado de sumisión. Incluso se puede decir que la única culpa de esta derrota fue de la dirección del sindicato que luchó con todas sus fuerzas para mermar la organización de los trabajadores reprimiendo a los compañeros más activos y boicoteando la unidad con otros sindicatos. No se trata de la buena voluntad de Vega Galina, sin duda este último actuó en contra de la radicalización porque pensaba que en ese contexto no habría posibilidad de llegar a acuerdos, la verdad es que sólo con una lucha radical es posible obligar a retroceder a la burguesía, las nuevas direcciones sindicales y políticas de los trabajadores deben ir más allá de lo que siempre han hecho o quedarán rebasadas por las masas. Aun así se prendió una chispa en el horizonte de los trabajadores: la lucha ante los ataques, y ésta se convirtió en el faro que iluminó la resistencia de los trabajadores frente a los golpes del gobierno de Fox.
Inmediatamente siguió la lucha de los compañeros de Bachilleres, un sector que había venido luchando en los últimos 3 años por mejoras salariales y por recuperar conquistas arrebatadas. La huelga de este sindicato también marcó mucho la conciencia general del movimiento. Frente a la cerrazón de las autoridades de Bachilleres, las bases de los sindicatos respondieron de forma magnífica dándole forma al conflicto y llevando a la dirección, casi del cuello, a enfrentarse con las autoridades.
Estas 2 luchas fueron la antesala de un movimiento que vino a empujar la conciencia de los trabajadores a un plano mayor, la lucha contra el desafuero. Mientras que las luchas sindicales habían sido poco coordinadas, defensivas y económicas, este ataque que lanzó la burguesía junto al imperialismo norteamericano contra AMLO, para tratar de cerrarle el paso a la candidatura a la presidencia, aglutinó a la parte más conciente de las masas en 2 manifestaciones que reflejaban claramente por un lado la disposición de lucha hasta el final por parte de las masas y por el otro el deseo de evitar por los medios que fueran que los trabajadores tuvieran un medio de expresión en el terreno electoral que pusiera en peligro los intereses de la oligarquía.
Esto es un claro ejemplo de lo que hemos insistido, la lucha contra AMLO no comenzó después de las elecciones, sino que ha sido planeada desde mucho antes y en todo caso el fraude era el último recurso que tenía la derecha para frenar a Andrés Manuel. La derrota vergonzosa que la derecha se tuvo que tragar en los tiempos del desafuero avala de forma indirecta la fuerza de los trabajadores en las calles. Esta victoria dio ánimo y mostró que cuando se lucha de forma organizada se puede derrotar a cualquier cosa. Aquí es cuando se comienzan a sentar las bases de la organización en los barrios y escuelas para luchar contra la ofensiva de la derecha, de aquí parte la idea de las redes ciudadanas, estructura en la que se basa parte de la campaña presidencial de Andrés Manuel.
Enseguida se desarrollaron movilizaciones conjuntas de los sectores independientes de los sindicatos contra la propuesta de implantar el IVA en medicinas y alimentos, la cual llevó a un cerco en la Cámara de Diputados el día de su quinto informe de gobierno de Fox, se trató de impulsar un paro general para fortalecer las medidas de presión frente al gobierno. De esta manera el movimiento obrero se echaba a las calles con más confianza en sus propias fuerzas y con demandas cada vez más políticas. Pocos meses después, el conflicto estalló en el seno mismo de las organizaciones sindicales, Napoleón Gómez Urrutia y la CROM intentaron evitar que Víctor Flores, el gangster ferrocarrilero, se hiciera del control nuevamente del Congreso del Trabajo, la lucha fue dura y al final fue el gobierno el que al margen de los estatutos del CT impuso de manera burda a Flores. Es probable que Gómez Urrutia no estuviera pensando en enfrentarse al Estado, de hecho siempre ha vivido de él, probablemente creyó que dado que la agrupación de sindicatos que tenía hacía una mayoría suficiente para tomar el control de la central.
El problema para el estado es que el Sindicato Minero había desatado una ola de huelgas desde que Gómez Urrutia lo tomó, con ello Gómez Urrutia pretendía ganar legitimidad ante unas bases cada vez más cuestionadoras de dirigentes tibios, con más razón en su caso, dado que heredó el cargo de su padre y tenía que demostrar energía si quería ganar algo de base social dentro del mismo sindicato y sobrevivir. Una vez más se demuestra que los vehículos de expresión de las masas pueden surgir de los lugares y personas menos pensadas. Así “sin querer queriendo” Gómez Urrutia pasó de ser socio a enemigo.
En los últimos 6 años el sindicato minero había realizado más huelgas que en sus últimos 20 años (del año 2000 a marzo del 2006 hubieron 27 huelgas dirigidas por el sindicato). De hecho, no ha habido en dicho periodo un sólo día sin un conflicto huelguístico estallado o emplazado por el sindicato que dirige “napito”. Cuando estalló la mina de Pasta de Conchos, Urrutia se vio entre dos fuegos, por un lado los trabajadores no permitirían una actitud tibia y por el otro el Estado no toleraría más indisciplina. Al final la acusación que lanzó al gobierno de ser responsable de “asesinato industrial” fue la gota que derramó el vaso. Lo que Marx llama el topo de la historia se materializa de esta forma, de pronto el viejo sindicato corporativo y corrupto se convierte en defensor de los trabajadores y en el enemigo número uno del Estado, nuevamente los medios de comunicación se lanzan como estampida de perros tras su presa mientras que los trabajadores sin defender individualmente a Gómez Urrutia se preparan para defender su organización de frente al ataque, los obreros de la minería y del acero entienden que a Gómez Urrutia se le ataca por la lucha obrera y no por su pasado.
Ante esta andanada de ataques las bases del sindicato responden de una forma decidida en contra de la intromisión del gobierno en asuntos del sindicato y por la indemnización y rescate de los cuerpos de los compañeros caídos. El intento del gobierno de imponer a un títere fiel del gobierno como Elías Morales causó una ola de huelgas en diferentes minas del país, San Luís Potosí, Michoacán, Sonora, etc. Esta lucha incluso aglutinó a los 270 mil mineros metalúrgicos en una huelga general del sector con demandas políticas, como lo es la independencia sindical, algo nunca antes visto en las historia del país. Nuevamente un sector clave y referencia para el resto de la clase se ponía al frente.
La burguesía trataría de hacer pagar a los mineros por la osadía de rebelarse, con la anuencia del gobernador perredista de Michoacán, el gobierno reprimió salvajemente la huelga de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas en Michoacán asesinando a dos mineros. No obstante, los mineros no sólo resistieron sino que obligaron a hacer correr por sus vidas a los policías que huían cobardemente ante la furia proletaria. Para el 21 de agosto los obreros de Lázaro Cárdenas lograban regresar al trabajo con el cumplimiento de todas las demandas, un triunfo merecido para una lucha histórica. Así pudimos ver en la práctica cómo las masas trabajadoras en los momentos claves intentan utilizar sus propias organizaciones y transformarlas para luchar contra el enemigo de clase. Esta lucha no se quedó en este sector, en realidad sirvió de catalizador para profundizar las divisiones que existían en el Congreso del Trabajo. Así pudimos ver como la CROM, la CROC y otras organizaciones sindicales contradecían la dirección charra de Víctor Flores, incluso fueron partícipes de una huelga general de 1 hora (en realidad fue de 3) en apoyo al sindicato minero. Por supuesto, todos estos sectores, incluyendo los mineros, se sumaron al voto por López Obrador.
Cuatro días antes de las elecciones estaba programada una huelga de 24 horas en apoyo al sindicato minero, las organizaciones sindicales independientes al final no quisieron llevar adelante esta medida, argumentando que no había condiciones, cuando en realidad las condiciones eran excepcionales. Todas estas luchas no son aisladas, sino todo lo contrario, son prueba del cambio que se ha vivido en la conciencia de los trabajadores, todas estas luchas han contribuido a este cambio, es un proceso dialéctico en donde una acción repercute en el cuestionamiento de todo lo cotidiano de la vida de los trabajadores y de repente tienden a hacer cosas que nunca se habían atrevido. Este es el verdadero motivo por el cual los trabajadores se manifestaron de forma contundente en las elecciones a favor de Andrés Manuel el 2 de julio, el péndulo de la historia está girando hacia la izquierda y el resultado de las elecciones era claramente a favor de AMLO, eso la burguesía lo sabía, por eso fueron por el fraude. Aunque la respuesta de los trabajadores está siendo muy contundente.
Los límites de la democracia burguesa
En la resolución del 7 de abril el periódico Militante declaraba al respecto de las motivaciones del estado burgués para reprimir y preparar un fraude: “La ofensiva en contra de los trabajadores se ha traducido en repetidos intentos por privatizar el petróleo y la electricidad, reformar de manera reaccionaria la Ley Federal del Trabajo y modificar la Ley del ISSSTE, así como atacando la existencia misma del Seguro Social. Ahora uno de sus objetivos estratégicos se centra en establecer un régimen totalmente afín a sus intereses basado en un nuevo gobierno del PAN y en las fuerzas policíacas actuando abiertamente para reprimir cualquier brote de inconformidad. El único y principal obstáculo para que los planes de la oligarquía se apliquen es la existencia de organizaciones legítimas de los trabajadores. Ello incluye partidos, sindicatos, organizaciones campesinas y estudiantiles. No se trata por supuesto de un régimen de carácter militar o fascista, es más bien un gobierno electo “democráticamente” que pueda justificar la acción represiva en aras de la defensa del Estado de Derecho, una especie de “autoritarismo democrático” basado en el poder de la oligarquía sobre los medios de comunicación que pudiera garantizar una opinión pública favorable a la práctica represiva. Las acciones represivas contra los trabajadores de Lázaro Cárdenas y los campesinos de Atenco pretenden sentar un precedente sobre hasta dónde está dispuesto a llegar el régimen en caso de que las masas muestren una actitud más decidida en defensa de sus intereses” La democracia que pregonan los poderosos no es una democracia verdadera, ellos sólo la aceptan si favorece a sus intereses, cuando ésta comienza a cuestionar su poderío simplemente la echan por la borda.
La burguesía hace todo lo posible porque los trabajadores se alejen de la política, toda la estructura del Estado y las jornadas extenuantes de trabajo están de tal manera relacionadas para que la participación de los trabajadores en la sociedad se limite a la votación cada seis años. En general señalan que la política es un asco y es mejor no meterse en ella. Para los burgueses las elecciones sirven para que el pueblo escoja cuál es el administrador de la explotación más popular, al cual se le delega el gobierno cada cierto tiempo. En la mente del burgués no existe la alternancia de sistemas sino de personas en un sistema inamovible, que es el suyo. A esto le llaman intereses o visión de Estado.
Una verdadera democracia tendría que partir de las necesidades de la mayoría; el modificar las jornadas de trabajo para que los trabajadores jueguen un papel directo en la participación y discusión de todas las medidas a tomar para solucionar sus problemas; sin embargo, esto significaría que “las burocracias iluminadas” desapareciesen y con esto la posibilidad de avalar medidas anti-obreras en los órganos de representación. Un gobierno democrático verdadero no podría enfrentarse a las masas trabajadoras que lo eligieron, ello sería absurdo y debería implicar su caída automática, la revocabilidad debe ser un derecho indiscutible de cualquier sistema democrático.
Por supuesto un sistema democrático no puede ser posible cuando existen 10 socios que controlan el 50% de la economía nacional, en el caso de las telecomunicaciones son sólo tres familias. La economía, incluyendo los medios de comunicación, deben pasar al control democrático de los trabajadores, ello impediría campañas sucias y manipuleo de información, democracia electoral sin democracia económica es en realidad una dictadura disfrazada. Hemos sido testigos de cómo incluso las leyes emanadas de esta “democracia” son pisoteadas por sus mismos pregonadores.
Tenemos cinco ejemplos muy claros de esto: 1) Cuando a los trabajadores del IMSS se les impuso las modificaciones al régimen de jubilaciones y pensiones, 2) La lucha del pueblo oaxaqueño por tratar de echar al gobernador, Ulises Ruiz, siendo ésta una persona indeseada para la gran mayoría de los trabajadores. 3) El fraude que se fragua a expensas de millones de jóvenes y trabajadores que votaron por Andrés Manuel. 4) La imposición de una ley de telecomunicaciones mandada hacer por el consorcio monopólico de Televisa. 5) La libertad de acción que han tenido los grupos paramilitares que asesinan a maestros y trabajadores de Oaxaca y ante los cuales sólo los grupos de autodefensa de la APPO han impedido mayores consecuencias.
Es claro que para que una democracia pueda cubrir las aspiraciones de la mayoría del pueblo trabajador tiene que liberarse de las bases sostenedoras del sistema de explotación existente.- Estamos hablando que bajo el capitalismo “la democracia” se vuelve un instrumento para el que tiene dinero para comprarla.
Frente a esta perspectiva la única posibilidad para nosotros los trabajadores, para obtener una verdadera democracia es luchar por las bases que puedan dar la extensión de una participación conciente de los trabajadores en el quehacer diario de esta sociedad, un gobierno de los trabajadores.
El ejemplo de Oaxaca
Todo lo mencionado más arriba acerca de la democracia, lo podemos ver más claramente en al situación que se está desarrollando en Oaxaca, punta de lanza de la lucha de clases en nuestro país. El movimiento comenzó con una demanda muy inmediata, como lo es la posibilidad de aumentar el gasto en educación, y se ha proyectado, de forma correcta, a una demanda política mucho más profunda; la caída del gobernador, donde, incluso, se ha creado una situación de doble poder donde los trabajadores, por un lado, han retomado la asamblea popular en donde los maestros, los sindicatos y en general todo el pueblo de Oaxaca ha podido construir un instrumento democrático para luchar, defenderse de la represión y reorganizar el poder. El poder del Estado “democrático” que se erigió a partir de unas elecciones sólo ha servido para exacerbar las contradicciones dentro de la sociedad oaxaqueña.
Ulises Ruiz creyó en un primer momento que este movimiento no pasaría mucho más allá de una simple protesta “como todos los años”; sin embargo, el conflicto ha tomado dimensiones que no se las esperaban ni el gobierno, ni los mismos dirigentes de los trabajadores. La forma como han actuado los dirigentes del movimiento ha sido correcta, en el sentido de que las demandas económicas se tienen que ligar con demandas políticas. Nosotros los trabajadores, en el marco del capitalismo no podemos tener una visión estrecha de nuestras demandas. Si la única demanda es el aumento salarial, aunque se consiga este, mañana la burguesía lo puede arrebatar con el aumento de los precios de las mercancías, etc.
En el fondo, la única forma de luchar seriamente por reformas es el ligar estas demandas inmediatas con demandas de transición al socialismo. Si pudiera existir una posibilidad en el marco del capitalismo, de luchar por ésta u otra demanda inmediata y estar seguro que poco a poco podríamos solucionar nuestros problemas, no tendría razón de ser el Estado (toda esta maquinaria de dominación) pues la burguesía aceptaría, que en un momento determinado, tendría que ceder sus riquezas ante las demandas de los trabajadores. Esto sería caer en el error en el cual cayeron los dirigentes del partido Socialdemócrata Alemán cuando planteaban que a partir de la lucha por reformas, la lucha por el socialismo sería a largo plazo y de forma episódica. Consideraban que si hoy los trabajadores luchaban por mejores salarios, y mañana luchaban por más aperturas democráticas y pasado por más cosas, llegaría un momento en que en esta lógica se abriría el camino a un Estado en donde los trabajadores llegaríamos por métodos “democráticos” al socialismo.
En realidad la burguesía lo que da en un momento determinado, por la presión de los trabajadores, mañana lo tratará de recuperar con la otra. Es decir, la lucha que se está desarrollando en Oaxaca es precisamente la que se tiene que desarrollar para garantizar que nuestras demandas sean cumplidas, luchar por una mejora en los niveles de vida tiene que ir ligada a la lucha por un gobierno de los trabajadores, donde éstos puedan participar activamente para solucionar todos sus problemas. En Oaxaca, ahora mismo se está luchando, no tanto por que se cumpla la primera consigna emanada del movimiento, sino por la liberación de los presos políticos y porque Ulises Ruiz salga del gobierno; sin embargo, el trasfondo de todo esto es quién manda y cómo lo hacen. Si la burguesía es la que lleva la batuta o los trabajadores. El otro problema es la manera en que lo hacen, si por medio de una institución burocrática y arcaica como lo es el Estado burgués o la asamblea popular de los trabajadores, la cual debe convertirse en ejemplo y guía para todos los trabajadores mexicanos. Hoy el pueblo de Oaxaca, y nos referimos a sus obreros y campesinos, es culpable ante el Estado burgués del delito de crear algo capaz de sustituirlo y por lo tanto este comienza a preparar su aplastamiento. Tratarán de dar un escarmiento; es nuestra obligación el evitarlo revertir el golpe y llevar Oaxaca a todo México. En Octubre del 34 el gobierno derechista español logró la derrota de la Comuna de Asturias pero ello no paró la revolución española. Hoy está por verse si el estado logra aplastar al heroico pueblo de Oaxaca, antes tendrá que pasar muchas cosas y muchas batallas.
El papel del Estado
Para Federico Engels, el Estado era un conjunto de hombres armados, por supuesto no sólo se reduce a esto. Para nosotros los trabajadores en un periodo de calma social la noción del estado se vuelve un poco abstracta. Sin embargo, en periodos como estos su esencia se muestra más clara, el Estado; medios de comunicación, instituciones de la burguesía, ejército, policía, leyes, etc. adquieren una dimensión mucho más clara. Ahora no nos quedan dudas de qué lado están, a quién sirven y cuál es su función. Y precisamente el clarificar esta posición de los instrumentos de control de la burguesía, nos sirve para que nosotros los trabajadores discutamos acerca de lo que nosotros necesitamos para poder desarrollar nuestro control y la contraofensiva de cara a una respuesta del Estado burgués.
Como hemos explicado más arriba, las últimas luchas han permitido a los trabajadores sacar unas lecciones preciosas, el parlamento ha demostrado ser el instrumento por el cual la burguesía “democráticamente” ha barrido las conquistas de los trabajadores y reduce a la miseria a las más amplias capas de la sociedad y aquellos que no estén dispuestos a esas reformas son vituperados por los medios de comunicación, tachándolos de mugrosos ignorantes e indeseables y con esto preparando la represión por parte de la PFP o el ejército.
Nos es más fácil comprender la mentira de que el Estado es un árbitro en la sociedad, en realidad el Estado es un garante de los intereses de los poderosos el cual utilizan para mantener sometidos a la gran mayoría de la población. Si queremos acabar con la miseria y la explotación se tendrá que terminar con este Estado que ha mantenido a flote a la burguesía. El aparato de represión actual no es tan fuerte como lo quieren hacer creer los poderosos, ni tampoco ha existido siempre, en realidad, el estado como lo conocemos ahora es reciente, apenas unos 200 años, que en la historia de la humanidad no es nada. Antes que este existió el Estado feudal, o el esclavista, etc. que en el fondo tienen el mismo objetivo, mantener a salvo los intereses de la clase dominante, y, poco a poco se ha ido perfeccionando hasta conocer lo que hoy tenemos. Esto no quiere decir que es el mejor para todo el mundo, ni siquiera que vaya a ser el último. En la historia reciente se han presentado muestras claras que los trabajadores sí son capaces de formar un estado de y para los trabajadores, el mejor ejemplo de esto es la revolución rusa del 17.
Más recientemente los trabajadores dieron muestra de cómo se debe de organizar la lucha y plantear las bases fundamentales del poder de los trabajadores, los cabildos abiertos (asambleas) fueron los órganos de gobierno de los trabajadores, los cuales dirigieron la lucha y organizaron destacamentos de trabajadores armados para cuidar el orden en las calles. Construyendo organismos de poder de los trabajadores y luchando por acabar con los organismos estatales burgueses estableceremos las bases para que como señaló Marx en Miseria de la filosofía: “En el transcurso del desarrollo, la clase obrera sustituirá la antigua sociedad burguesa por una asociación que excluya a las clases y sus antagonismos; y no existirá ya un poder político propiamente dicho, pues el poder político es precisamente la expresión oficial del antagonismo de clase dentro de la sociedad burguesa”
Reformismo y sectarismo
La lucha social en México como nunca antes está dividida en dos grandes sectores, la izquierda y la derecha se van orientando cada vez más a sus polos más radicales, por un lado a la transformación de la sociedad constituyendo órganos de doble poder, pese a que ese proceso apenas comienza a desarrollarse. Por el otro lado está la derecha buscando a cualquier precio mantener el estado de cosas, por un lado el partido de la revolución y por el otro el partido del orden. Por supuesto que en el seno de cada bando hay divisiones, sobre todo del lado de la izquierda existen elementos y grupos que en realidad se posicionaron de forma oportunista en la candidatura de López Obrador y ahora no saben como zafarse aunque como siempre nunca faltan oportunistas descarados como Juan Sabinas, a ellos nos referíamos cuando decíamos en la resolución del 7 de abril: “en el seno de la dirección del PRD existen sectores que hacen todo lo posible para perder la elección o, en el caso de que arribe el triunfo, este no signifique más que la continuación de la misma política burguesa. La infiltración de políticos priístas se extiende a todos los niveles de dirección, a tal grado que han desplazado a la tradicional derecha del PRD.”
La lista de enemigos del movimiento de los trabajadores dentro de las mismas filas del PRD es larga, los hay descarados como es el caso de Juan Sabines y los hay más sutiles, aquéllos que disfrazan su relación con el otro bando de “relaciones institucionales” como Amalia García o los Cárdenas como aquéllos que atacan desde una supuesta pureza ideológica. Las masas actúan con instinto revolucionario, los golpes de la reacción los han hecho girar a la izquierda cada vez más, al mismo tiempo, está claro que en el seno de la dirección del movimiento existen dirigentes honestos que quieren acompañar a las masas hasta el final, entre ellos tal vez el más consecuente es López Obrador. No obstante, no es suficiente. Hasta el momento más allá de los discursos de López Obrador la mayoría de los diputados, senadores y funcionarios del PRD se preparan no para la lucha “por la transformación de las instituciones de una forma o de otra, sino a la convivencia dentro del estado, una dirección así tiene límites que obligan a la necesidad de construir dentro del mismo movimiento de masas corrientes de opinión y direcciones revolucionarias acordes a las necesidades de las masas, decía Marx en el 18 brumario de Luís Bonaparte: “El carácter peculiar de la socialdemocracia se resume en el hecho de exigir instituciones democrático-republicanas, no para abolir a la par los dos extremos, capital trabajo asalariado, sino para atenuar su antitesis y convertirla en armonía.
Por mucho que difieran las medidas propuestas para alcanzar este fin, por mucho que se adorne con concepciones más o menos revolucionarias el contenido siempre es el mismo” El reformismo es la tendencia política que promueve la lucha gradual en los marcos del sistema y que aunque dice representar a los trabajadores o al pueblo nunca llega a conclusiones revolucionarias, para ellos no hay condiciones, el poderoso es todavía muy fuerte, etc. Hubo un tiempo que había reformistas que planteaban las reformas como vía para el socialismo. Ahora la mayoría sólo sostiene un capitalismo más humano como alternativa, esto es algo así como pedir que los lobos se vuelvan vegetarianos. La historia está llena de ejemplos que demuestran que los llamados de los reformistas a “portarse bien” para no provocar a la reacción por un lado no han evitado que la reacción actué y por otro ha generado que las masas se preparen para enfrentar la violencia burguesa.
El caso de Salvador Allende, en Chile donde fueron asesinados más de 3000 activistas de izquierda, es ejemplar en este sentido. El caso contrario lo podemos encontrar en América Latina en el caso de Cuba o Venezuela donde se tomaron medidas para desarmar a la reacción y esto evitó que el pueblo sufriera masacres, por supuesto que los revolucionarios nunca llamaremos a la violencia; no obstante, siempre debemos estar listos para enfrentarla.
Desde nuestro punto de vista, las ideas reformistas, que emanan de la manera en la que los pequeños propietarios ven las cosas, entran en crisis en periodos como los que enfrentamos. Por supuesto que quieren luchar contra los poderosos, pero si ello implica ponerse ellos mismos en riesgo, entonces encuentran todo tipo de argumentos llamando a la legalidad, al raciocinio, a la responsabilidad. En realidad con ese discurso sólo preparan el telón de fondo para la represión. Por citar un ejemplo, poco antes de la ocupación militar de la UNAM Elena Poniatowska firmó junto con otros elementos un desplegado llamando a liberar a la UNAM. Poco después de la detención de 500 activistas del CGH que se escudó en ese desplegado mandó una carta a La Jornada desdiciéndose de su firma. Por supuesto que para un intelectual es muy fácil justificar la represión antes de que se dé y luego condenarla en su próximo libro, para las masas que son las que enfrentan las consecuencias de sus actos en carne propia, las cosas no son tan simples. Otros más cínicos, si la represión se desata, no tardarán en citar “ya ven se los dije, eso les pasa por andar de revoltosos”, “la lucha no debió lanzarse”. Luchar contra esas tendencias es una tarea actual, si es que pretendemos construir un movimiento que se constituya en la base para una auténtica transformación. No sólo contra los oportunistas descarados a la “Bejarano”, sino contra aquéllos que sinceramente manejan ideas reformistas sin darse cuenta que con ello también dificultan y debilitan la lucha por la transformación social.
Por supuesto, también están los otros, aquéllos para quienes la lucha no es demasiado radical, aquéllos que discuten con un microscopio al respecto de la pureza de tal o cual acción, o que no se atreven a meterse en la bañera porque según ellos el agua está o muy caliente o muy fría. Los que ponen por encima del interés del movimiento general de los trabajadores, intereses mezquinos “para no perder influencia”.
En México el ejemplo más claro de sectarismo lo podemos encontrar en la “otra campaña” que encabezó el EZLN, es su momento Militante (enero del 2006) señaló: “Ya hemos señalado que aun a pesar de lo que la dirección del PRD sea, millones de trabajadores se expresarán votando por López Obrador y ello no los excluirá de próximas luchas, por ello no ayudan expresiones como: "no se preocupen tanto de los partidos políticos, de las campañas y los gobiernos porque ellos no se preocupan por ustedes", Sólo que nos ofrezcan la Presidencia de la República. Y como ya dije, para ser Presidente hay que ser pendejo".
Con estas declaraciones lo que se estimula es un enfrentamiento entre trabajadores. No se puede hacer un llamado a los trabajadores que votarán por López Obrador a que vean más allá de lo electoral y al mismo tiempo señalar que su voto no servirá para nada. Así mismo, en cierto modo ese discurso facilita mucho el trabajo que hace la dirección del PRD para aparecer a los ojos de la burguesía como buenos chicos del sistema, de hecho las declaraciones de Marcos son como un certificado de autenticidad.”
Ante un movimiento que llevó a 15 millones de trabajadores a expresarse en el terreno electoral Marcos no tuvo más que insultos y descalificaciones, lo más patético era que, mientras acusaba a los dirigentes del PRD como traidores, nunca planteó una alternativa que constituyera una salida para los millones de trabajadores que pedían entrar en el terreno de la acción no tanto de los discursos. Este sectarismo orgánico proviene de una tendencia del EZLN a tratar de separar el problema indígena del conjunto de los explotados. Para ellos lo importante de la otra campaña es posicionarse de frente al próximo gobierno más que enfrentarlo. En suma, su posición es en el fondo conservadora porque parte del hecho de que el próximo gobierno será “burgués” sin importar quién lo integre.
Un ejemplo de ello es la táctica que ha adoptado para enfrentar la salvaje represión que sufrieron sus simpatizantes en Atenco. El acto más importante fue una manifestación justo el día de las elecciones en el centro de la ciudad. Aparte de ello, lo más “radical” ha sido el cierre de los caracoles zapatistas. Sin duda la libertad de los presos políticos debe ser una consigna del movimiento en general y sólo el derrocamiento del actual gobierno significará su liberación. En cambio, cerrar los caracoles zapatistas y continuar con los trámites legales lo único que asegura es una estancia prolongada en la cárcel de luchadores honestos como los dirigentes del Frente de Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco. A diferencia de ellos las masas insurrectas de Oaxaca han puesto con sus acciones en aprietos a los reformistas, les han dicho “vamos a votar por ustedes pero no creemos es sus métodos nosotros proponemos los nuestros” y con el ejemplo, incluso de una huelga general de 24 horas, han mostrado un camino que el mismo movimiento que encabeza el PRD se ha visto en la necesidad de entrar, es decir, en el de la organización desde abajo en torno a la CND. Los sabios del hecho consumado podrán ser buenos historiadores o burócratas pero nunca constructores del futuro.
Sin duda, los reformistas tratarán la propuesta como siempre lo hacen, es decir, buscándole cortar las aristas más filosas, nosotros por supuesto luchamos por convertir la CND en una APPO a nivel nacional.
Dónde está el realismo
Militante en su resolución de abril señalaba: “Y al respecto del monumental fraude electoral que se está fraguando en contra de AMLO, es necesario señalar que si el PRD y su candidato se orientaran más decididamente hacia las demandas del movimiento obrero, en contra de la represión, etcétera, tendrían todos los elementos necesarios para neutralizar esta maniobra sucia de la burguesía(…)En el terreno electoral, no hay una línea divisoria entre un tipo y otro de lucha pese a los intentos de los dirigentes reformistas por separarlas, debemos llamar ya a organizarnos en contra de la imposición de Felipe Calderón como presidente, su llegada significaría un fraude tan grande como el de Salinas en el 88 y la respuesta en el caso de que se concrete debe ser tal que su gobierno se vea obligado a dimitir.
Por supuesto, una organización contra el fraude basada en los barrios, fábricas y escuelas, podría evitarlo y con ello abriría el paso a un gobierno del PRD, en ese contexto dicha organización tendría que continuar planteando la unidad de acción entre sindicatos, organizaciones campesinas , estudiantiles y demás en pos de un programa que vaya más allá del simple reformismo, es decir, tendría que luchar por seguir el camino de la revolución que ya han emprendido diversos pueblos de América Latina.
Es importante enfatizar en este documento, difundido desde el mes de abril y publicado en el número de militante de mayo, porque expresa de manera indudable que nuestra perspectiva fue desde ese momento que el gobierno intentaría el fraude y la necesidad de organizar comités tanto para enfrentarlo como para prepararnos contra la imposición. El planteamiento en general mantiene una actualidad candente. Al comparar estas posiciones con lo que señalaban, tanto algunos dirigentes reformistas y los grupos sectarios, demuestra la superioridad del método del marxismo con respecto del impresionismo o el oportunismo. Por supuesto que no basta tener una idea clara del desarrollo de los acontecimientos sino intervenir en ellos, sólo de esa forma es posible participar de forma importante en el proceso cuyo protagonista es el movimiento de los trabajadores del campo y la ciudad que se desata por doquier en el conjunto del país.
Militante había señalado que no se podía tener ilusiones en las instituciones de la burguesía. Que sólo mostrando la máxima decisión con el paro nacional programado el día 28 de junio sería posible derrotar el fraude antes de que éste se diese pero, según Hernández Juárez no se quería entorpecer el cierre de campaña de López Obrador, en realidad al no efectuar la acción de fuerza programada se dio la confianza suficiente que necesitaban los orquestadores del fraude dentro de las instituciones electorales para truncar los resultados.
¿Doble poder?
No se puede entender el proceso acontecido en México y así mismo la reacción de la burguesía sin echar un vistazo al panorama latinoamericano, desde el estallido del movimiento insurreccional en Ecuador el 1999, junto con las jornadas en Argentina en el 2000 y el ascenso de los gobiernos de izquierda en Brasil y Uruguay. Estos acontecimientos demostraban que el péndulo estaba girando a la izquierda. Sin duda, los más importantes se desarrollaron en Venezuela y Bolivia, proceso que por su profundidad son satanizados por todos los medios de comunicación burgueses y no es para menos, en ambos se generaron elementos de doble poder y en ambos las clases trabajadoras estuvieron y están en posibilidades de “transformar las instituciones” y destruir la “república simulada” por emplear los términos de López Obrador.
Cuando señalamos doble poder nos referimos al proceso de construcción de organismos representativos de las masas en los cuales se comienza por organizar la lucha por una serie de demandas determinadas y se tiene que avanzar mediante el cuestionamiento del poder de la burguesía y creando los gérmenes de un poder alternativo. Estas experiencias se han repetido en el marco de todas las revoluciones, especialmente las proletarias, debido a que éstas no emplean las instituciones creadas por la burguesía, sino que tienden a cuestionar su aparato de dominio de clase con un nuevo aparato que lucha por establecer su propia hegemonía en la sociedad. Así sucedió con la Comuna de París en 1871, con la revolución Rusa de 1905, la de 1917, con la alemana de 1918, la húngara de 1919, con la mexicana en 1914, la española en 1936, por citar sólo algunas.
En todos los casos, este nuevo poder se construye mientras aún existe el viejo régimen y lo destruye o la contrarrevolución termina por barrer el nuevo poder en ciernes. Es decir, se prepara una batalla definitiva en la que uno de los bandos prevalece, o la revolución triunfa o la contrarrevolución la aplasta. En América Latina los ejemplos más contundentes del desarrollo de embriones de doble poder se encuentran en torno a los círculos bolivarianos venezolanos y todas las iniciativas de organización desde los barrios y fábricas que impidieron el golpe de estado de abril del 2002, que enfrentaron los sabotajes económicos posteriores y que finalmente derrotaron el referéndum revocatorio en contra Hugo Chávez en el 2004.
La revolución venezolana tiene como factor a favor, la existencia de un gobierno afín al proceso, no obstante ello, en cierta medida también ha sido un obstáculo, en el sentido que los elementos de doble poder no han visto la necesidad de tomarlo definitivamente existiendo coyunturas absolutamente favorables para ello, como sucedió en fechas posteriores tanto al fallido golpe de estado como a la derrota del referéndum revocatorio. El gobierno de Hugo Chávez es sin duda uno de los más independientes y cercanos al pueblo de todo América Latina, pero el estado Venezolano sigue siendo capitalista en la medida de que está fundado sobre la base de la existencia de la propiedad privada, no sólo eso, sino que los principales consorcios económicos tradicionales en Venezuela mantienen su poder y no dudarán en emplearlo en acuerdo con el imperialismo norteamericano para asestar futuros golpes. Por lo tanto, el conflicto en Venezuela no termina y el desarrollo de instrumentos de poder del pueblo trabajador, el cual ha enfrentado problemas como el de la ocupación y puesta en funcionamiento de algunas empresas bajo control obrero, continúa siendo fundamental para el futuro de la revolución venezolana.
En el caso de Bolivia el proceso es un tanto distinto, el movimiento de masas reaccionó ante los intentos de privatización del agua y comercialización del gas en contra del gobierno de Sánchez de Losada. Desde el 2003 los conflictos se continuaron y las masas tuvieron que resistir incluso la represión del ejército, el cual mató a decenas de trabajadores en los últimos meses del 2004. Finalmente en el 2005 las masas encabezadas por la Central Obrera Boliviana y las Juntas Vecinales como la de El Alto lograron derribar al presidente Sánchez de Losada. En el marco del proceso se formó una Asamblea Popular, auspiciada por la COB manteniendo como su bastión la Ciudad de El Alto. En ese marco el doble poder se tradujo en la formación de una organización de lucha de todos los trabajadores, la cual enfrentó una especie de Boicot de parte del Movimiento Al Socialismo de Evo Morales. Una vez que se logró la caída del presidente, lo cual fue visto como un triunfo para las masas, la coyuntura de lucha siguiente fue el proceso electoral de diciembre. La COB como organismo dirigente de la Asamblea Popular tiene la responsabilidad fundamental de no haber sabido interpretar que sin bien Evo Morales saboteó la construcción y desarrollo de los organismos de doble poder que se habían creado, era visto como un instrumento para sacar de la presidencia a los elementos abiertamente pro imperialistas.
Es paradójico que Cochabamba, uno de los bastiones del MAS participara, pese al mismo MAS en las luchas del 2004 y 2005 bajo las iniciativas de la COB mientras que de igual manera El Alto, el baluarte de las Asambleas Populares votara masivamente a los candidatos del propio MAS pese al llamado de la COB a no hacerlo. En este marco Evo Morales ganó las elecciones. Su triunfo fue una derrota para la derecha boliviana pero, debido a la política de la dirección de la COB, significó el fin momentáneo de la experiencia de los organismos de doble poder. Se perdió una gran oportunidad y sin duda la revolución en Bolivia deberá retomar esa experiencia para procesos futuros.
En México los elementos de doble poder que ya han surgido, y que pueden desarrollarse o no dependiendo del curso de los acontecimientos y de la orientación de la dirección, deben retomar atentamente las experiencias latinoamericanas. En el caso de Oaxaca es claro que la situación ha cristalizado en una especie de comuna, no obstante, el proceso aún no está tan avanzado en el resto de país. Lejos de reprochar algo al movimiento encabezado por el magisterio debemos impulsar a marchas forzadas generalizar su ejemplo, sólo de esa forma podemos dar pasos adelante en el proceso revolucionario que ya se ha iniciado y por otro lado evitar que la burguesía centre sus fuerzas represivas en aplastar la osadía de los trabajadores oaxaqueños de tomar el cielo por asalto.
La necesidad de una Huelga General
En realidad la experiencia de las luchas de los trabajadores de América Latina y las de otras partes del mundo son el reflejo del cual tenemos que aprender, mientras que nuestra clase aprenda de sus errores y de los del resto del mundo, será mas difícil derrotarlos. En este sentido el planteamiento de una huelga general en nuestro país, no nada mas recogería las mejores tradiciones de lucha de clase del proletariado, sino que al mismo tiempo se plantearía una medida firme que obligaría a la burguesía a echar atrás el fraude, y desencadenaría un franco proceso de doble poder y la posibilidad de la toma del poder por parte de los trabajadores. La última huelga que se vivió en nuestro país (aparte de los paros cívicos del 86 y 86) fue en pleno proceso revolucionario, en 1916, cuando el recién formado Sindicato Mexicano de Electricistas, junto a otras organizaciones de los trabajadores decidieron lanzarse a la huelga.
En realidad, esto es lo que obliga a retomar en la constitución del 17 las demandas más sentidas del movimiento obrero, fue palucha lo que consiguió el artículo 3ro, el 27 y el 123. Para que una huelga sea victoriosa se tiene que preparar, la participación de los trabajadores en asambleas en los centros de trabajo, en los mítines en plazas públicas y en mercados son fundamentales. Basarnos en los métodos de los trabajadores, como lo es el centralismo democrático, queremos decir una máxima libertad en la discusión y después se lleva a la votación y ante el resultado de ésta, la máxima unidad en la acción, ésa es la verdadera democracia y éste es el único método con el que los trabajadores podemos impulsar una huelga general victoriosa.
Los encargados de impulsar estas asambleas tendrán que ser comités de trabajadores que se creen en cada una de los lugares de trabajo, no necesariamente tendrían que estar integrados por los responsables sindicales, sino por los trabajadores más arrojados y con una claridad política más avanzada, estos serían los estados mayores de la lucha que tendrían que estar coordinados de forma general por una asamblea de representantes de comités. Con esta acción demostraríamos quién tiene la fuerza en esta sociedad, daríamos un duro golpe, en general, al estado capitalista, en realidad la huelga implica una agudización y perfeccionamiento de la organización de los trabajadores y por el otro, mientras más grande sea el acatamiento de ésta, la desorganización del estado capitalista será mayor. Dialécticamente, en el momento en que nos estemos organizando mejor, desorganicemos el aparato de represión de nuestros enemigos de clase.
Los comités de autodefensa y un llamado al ejército
Muchos de los dirigentes de los sindicatos dirán que una huelga haría que el ejército se movilizara en contra del movimiento y reprimiera a los trabajadores. Sin embargo, ver de una forma mecánica la actuación del ejército y de la policía en un periodo en donde las conciencias cambian rápidamente es un error. Es cierto que el ejército y en general los cuerpos de represión que utiliza el estado son preparados psicológicamente para reprimir movimientos sociales, en este sentido la primer reacción de la tropa será la de tratar de obedecer a sus superiores; sin embargo, los trabajadores tendríamos que orientar una buena parte de nuestra propaganda a las filas del ejército y de la policía, tenemos que llamar a que se sumen al movimiento con sus demandas y al mismo tiempo que comprendan que esta lucha, al final de cuentas, es su lucha, la de los oprimidos.
En nuestro país la descomposición del ejército es brutal, el 50% de los soldados rasos han desertado en el lapso de 6 años, muchos de los soldados rasos votaron por AMLO, hay simpatías de ciertos sectores del ejército por el movimiento, tenemos que hacer que esa simpatía se transforme en organización e insubordinación. Además de la campaña de propaganda, ésta tiene que ir acompañada de una respuesta firme por parte del movimiento a cada intentona de violencia por parte del Estado. Nadie en su sano juicio puede estar de acuerdo con la violencia; sin embargo, tampoco nadie en su sano juicio estaría de acuerdo que si se te golpea por estar luchando por tus derechos se tenga que poner la otra mejilla.
El argumento de: “los que se movilizan provocan la represión” sólo justifican la explotación de los trabajadores, es más, no hay nada más legítimo que la lucha por tratar de solucionar los problemas más vitales de tu familia y en general del pueblo. Los que sí ejercen la violencia de forma sistemática son los que controlan los medios de producción, los capitalistas dueños del gobierno, los salarios de hambre, la represión, las violaciones a las compañeras de Atenco, etc. eso es violencia y nosotros no podemos poner la otra mejilla para recibir más fregadazos. Lo que tenemos que explicar es que si estamos bien organizados, cualquier conato de violencia originado por el Estado será ordenadamente respondido y con esto estemos resguardando la seguridad de nuestros compañeros.
Para que esto tenga un efecto mejor, se tendrían que conformar comités de autodefensa en cada fábrica, escuela, barrio, etc. y estos se tendrán que encargar de la seguridad en manifestaciones y huelgas. Ésta es la única forma de poder avanzar hacia nuestros objetivo.
Perspectivas para la revolución mexicana
Como hemos señalado en múltiples ocasiones es un error confundir el primer mes de un embarazo con el último, no obstante sería mucho peor no reconocer el proceso mismo de la gestación. No se trata de señalar que mañana a las 10:00 de la mañana el poder obrero estará instalado en el palacio nacional. Lo que es perfectamente un hecho es que ha abierto una oportunidad histórica para que las masas de trabajadores mexicanos luchen no sólo por sus demandas más inmediatas sino que derroquen el poder de la burguesía. ¿Cuánto tiempo y cómo se desarrollarán los acontecimientos? No es un asunto que podemos predecir con certeza en la medida que nos encontramos ante un proceso vivo que se desarrolla y muchos de los elementos que incidirán su desenlace aún no se muestran en la superficie.
No basta con proclamar a los cuatro vientos que el parlamentarismo está caduco y que no sirve, como lo hacen los sectarios. Muchos podrán argumentar en el sentido de que no se ha desatado ningún proceso revolucionario y con ello evadir la inmensa responsabilidad que los trabajadores mexicanos se han echado a sus espaldas.
Si una organización revolucionaria no es capaz de mirar no sólo el estado de un proceso sino además señalar claramente el rumbo principal de los acontecimientos para insertarse de forma positiva en el proceso no será digna de llamarse revolucionaria.
Lo más importante de la situación actual es que están dadas todas las condiciones para que el proceso revolucionario se desarrolle, lo único que hace falta es una dirección dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias. La clase obrera ya ha demostrado con la muerte de varios compañeros que la disposición a la lucha está, que es capaz de enfrentar los retos más duros y salir adelante pero no es suficiente. Es necesaria una dirección que canalice ese ímpetu a la consolidación de un doble poder.
Ya se ha convocado a la Convención Nacional Democrática, medida 100% correcta, las masas ya discuten representantes y se preparan para intervenir. López Obrador y los dirigentes del PRD deberían extender el llamado a la organización a bajos rangos de la tropa. No debe haber ninguna confianza en las instituciones de la burguesía, ya sea el Tribunal Electoral o la Suprema Corte, se debe iniciar la preparación junto con los sindicatos de una huelga general de 24 horas como medida para impedir la toma de posesión de Calderón. En este proceso las masas se darían cuenta de la fuerza que tienen y los comités de la convención actuarían como verdaderos órganos de lucha
En el marco de avances y retrocesos un gobierno de Calderón se vería suspendido en el aire, a la larga, la idea tanto de la huelga general como la de constituir órganos de poder, tal vez en función de la CND irá creciendo. No podemos descartar, si la oportunidad se deja pasar, que la CND pase a convertirse en un frente en torno al PRD y a López Obrador y pierda el potencial carácter de poder alternativo que en estos momentos tiene. En todo como sea significaría un paso adelante sostenerla como frente de unidad de acción y espacio para la defensa del programa revolucionario.
En ese marco debemos combatir la idea de nombrar una presidencia paralela o en rebeldía, en el fondo esos sólo son autoengaños que desvían del objetivo principal de estos momentos que debe ser la caída del Gobierno panista. La instauración de un gobierno provisional puede ser positiva en la medida de que éste sea enteramente revolucionario y no producto de pactos de unidad nacional o de acuerdos copulares. En ese contexto, incluso en el actual pudieran surgir los llamados a una Constituyente. Por supuesto que esto en el fondo sólo sería una medida para re-fundar un estado capitalista, la única tarea que un gobierno provisional revolucionario debe emprender será el traspaso del poder a los órganos de poder de los trabajadores llámense asambleas populares o Comités de la CND. Después de eso, una vez que los trabajadores controlemos democráticamente tanto el gobierno como las principales palancas económicas, sólo entonces podremos pensar en constituyentes, en ese marco será la base para fundar un nuevo estado de democracia obrera y no darle nuevos bríos al capitalismo.
Como hemos visto los procesos latinoamericanos están marcados por la incapacidad de la burguesía para dar golpes definitivos al movimiento, como lo fue temporalmente la dictadura militar. Al mismo tiempo la falta de una dirección revolucionaria ha impedido derribar los aparatos de estado de la burguesía e imponer el poder de los trabajadores.
Será aún necesario para las masas el vivir procesos de lucha y acumular más experiencia para ir construyendo las direcciones dignas de las necesidades actuales. Lo verdaderamente importante es que la fuerza del movimiento obrero es mayor que ayer, que su voluntad de lucha no ha menguado y que una derrota contundente que lo pueda poner en desbandada no se pre