La clase dominante israelí atraviesa una profunda crisis política, militar y económica. La mayoría de los israelíes se sienten confundidos. Su “visión del mundo” impuesta por la clase dominante ha quedado destrozada. Lo que falta es un movimiento de La clase dominante israelí atraviesa una profunda crisis a todos los niveles: política, militar y económica. La mayoría de los israelíes se sienten muy confundidos. Su “visión del mundo” impuesta por la clase dominante ha quedado destrozada. Lo que falta es un movimiento de la clase obrera luchando por el derrocamiento de este sistema corrompido. En algún momento los trabajadores intervendrán, pero debido a las complicaciones de la cuestión nacional pasará un tiempo antes de que los trabajadores y los pobres entren decisivamente en acción. Mientras tanto, lo que podemos esperar es una creciente inestabilidad social y profundos giros a derecha e izquierda.
La crisis del estado
No es un simple incidente que el presidente de Israel, Moshe Katsav el jefe del estado capitalista israelí y símbolo del sionismo, esté bajo investigación policial debido a las acusaciones de violación a una antigua empleada. Después de unos cuantos días de investigaciones, fuentes policiales han dicho que él ha sido incapaz de refutar esta acusación. Este hecho no debería sorprendernos en absoluto. Es el jefe del estado israelí, un estado que ha violando durante muchos años al pueblo palestino. Aquí violación no es simplemente una expresión de deseo sexual, sino una forma de dominación física.
Katsav se niega a dimitir de su cargo. No quiere perder el bonito salario y todo lo demás que acompaña al cargo, incluidas las empleadas femeninas. Ahora dice que está siendo acosado por el parlamento y los medios de comunicación que intentan acabar con su buen carácter.
La parte simpática de esta historia es que fue el propio Katsav el que comenzó la investigación cuando el fiscal general, Mechachem Mazuz, le hizo saber que una mujer conocida como “A” le estaba chantajeando. ¿Cómo podía chantajearle ella sino es porque tenía algo serio contra él? El hecho de quejarse de chantaje en un país gobernado por políticos corruptos es la gota que colma el vaso por parte de Mazuz. Un presidente que es estúpido ya es bastante malo, pero uno que se delata a sí mismo es demasiado. Si hoy se delata a sí mismo ¿qué hará mañana?
Sin embargo, Katsav podría tener razón en un punto. Si los generales israelíes no hubieran sido derrotados en Líbano puede que la historia no hubiera llegado a este punto. Pero ahora la clase dominante israelí necesita algunos chivos expiatorios, necesita las cabezas de algunos de los políticos corruptos para salvar así al conjunto de la clase dominante. En cualquier caso, su Excelencia puede reconfortarse con el hecho de que está en buena compañía, porque cada día se inicia una nueva investigación contra alguno de los otros políticos corruptos. El antiguo ministro de justicia, Ramón, ya ha sido acusado de acoso sexual. El presidente del Knesset para Asuntos Exteriores y del Comité de Defensa, Tzachi Kanegbi (del Kadima) también está en juicio. Está acusado de abuso de confianza y falso testimonio al controlador del estado.
Ayer, el Controlador del Estado, Micha Lindestrauss, publicó un informe sobre los nombramientos políticos en la Autoridad de Pequeñas y Medianas Empresas Israelíes. Según el informe, la administración del Ministerio de Industria, Comercio y Trabajo encabezado por el ministro Ehud Olmert y su director Raanan Dinur crearon proyectos ficticios y contrataron “directores de proyecto”. Estos directores eran miembros del Likud, el partido de Olmert en aquel momento, y ésta era su única cualificación.
La crisis del gobierno
La guerra ha supuesto un shock para los ciudadanos de Israel, muchos ahora intentan reconstruir sus vidas y están descubriendo que se ha iniciado otra guerra contra los trabajadores, los pequeños empresarios y los pobres árabes y judíos. Esto es porque el gobierno, representando los intereses de los ricos, quiere que la gente corriente pague el coste de la guerra de la clase dominante.
Sin embargo, esto puede ser más difícil de lo que ellos habían esperado, incluso antes de que los trabajadores hayan comenzado a luchar.
Por cuarta vez, el comité económico de la coalición no ha podido aprobar los recortes de 2.000 millones de shekel en servicios sociales y poder de este modo dar el dinero que quieren a los generales. El presupuesto militar de este año alcanzará los 46.000 millones de shekel. Los jefes del ejército quieren otros 30.000 millones de shekel adicionales para 2007 y 2008, la mayoría para reequiparse y adquirir nuevos sistemas más caros en preparación de la nueva guerra que según ellos tendrán que iniciar tan pronto como sea posible y también, por supuesto, para mantener su estilo de vida que actualmente consume el 20 por ciento del presupuesto según distintas fuentes. Si se aprueba la petición de los generales, como decía el periódico Haaretz el 28 de agosto de 2006: “Según dijeron los economistas el sábado ‘Israel regresará a la década perdida’, haciendo referencia a 1975-1985 después de la Guerra de Yom Kippur de 1973, cuando los presupuestos de defensa empequeñecían los presupuestos civiles y la hiperinflación alcanzó los tres dígitos e hizo retroceder a Israel 20 o 30 años económicamente, incluida una profunda caída del nivel de vida”.
El número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza en Israel es ya del 25 por ciento y en los próximos meses esta cifra aumentará significativamente.
Para sorpresa de Olmert y Peretz, se han encontrado resistencia a estos recortes dentro del propio Partido Laborista. Los “rebeldes”, los parlamentarios Avishai Braverman, Shelly Yachimovich y Orit Noked, que apoyaron la guerra y que son miembros del comité económico del gobierno, ahora se oponen a los recortes.
Peretz y sus leales que prometieron reformas sociales para beneficio de los trabajadores y los pobres, pero que en su lugar entraron en coalición con el Kadima, un partido burgués, han llevado a los israelíes a una nueva guerra que ha supuesto un desastre para ellos, ahora quieren sustituir a los rebeldes con parlamentarios totalmente leales al gobierno. Sin embargo, el propio Peretz tiene problemas. La crítica pública contra la dirección del país está creciendo y Peretz tiene que luchar para mantenerse en su puesto dentro del Partido Laborista antes de que lleguen las primarias que serán en mayo de 2007.
Las encuestas de este fin de semana muestran como el Partido Laborista ha perdido la mitad de su apoyo. Según fuentes de Haaretz: “cuando se pregunta sobre la cuestión de si Amir Peretz es adecuado para ser primer ministro se puede ver que su carrera pública ha terminado”.
Mientras que el gobierno busca cómo reducir los fondos para sanidad y educación, algunos de los racistas más abiertos en Israel tienen sus propias ideas. “Debemos hacer una distinción y garantizar que las comunidades árabes del norte no se llevan el dinero para el plan educativo”, estas son las palabras del Ministro de Medio Ambiente del Kadima, Gideon Ezra. (Haaretz. 28/8/06).
Si él pudiera utilizar los mismos métodos que los Cruzados utilizaron en su camino hacia “Tierra Santa”, echando a las comunidades judías como en York (Inglaterra), o el método utilizado por los sionistas en 1947-48, cuando expulsaron a los palestinos y les robaron sus propiedades.
El movimiento de reservistas
Cuando se declaró el alto el fuego apareció un nuevo movimiento de protesta, el de los reservistas que se han sentido utilizados por los generales y el gobierno sin que se les proporcionara armas adecuadas, munición o entrenamiento ni siquiera agua para la guerra. Sin embargo, desde el principio estaba claro que este movimiento sería utilizado por la derecha, incluidos los colonos, muchos de los cuales sirven en el ejército, para intentar sustituir el gobierno de “centro-izquierda” por un gobierno de derecha. Ellos no han planteado la cuestión de ¿a quién sirve esta guerra? Ni han planteado la cuestión de ¿cómo podemos evitar una nueva guerra? Ni han expresado crítica alguna a los crímenes de guerra cometidos por los generales israelíes contra los civiles libaneses. Todo lo que han hecho es dejar claro que la próxima vez quieren una dirección diferente.
La opinión pública siente que no es más que una manipulación por la derecha. Muy pocos realmente se han unido a este movimiento y ni siquiera se puede decir que sean todos seguidores de la derecha y por esta razón a pesar de su pequeño número no se pueden unir.
El director de Paz Ahora, Yariv Oppenheimer, les ha caracterizado de la siguiente manera: “Quieren derribar al gobierno, pero se niegan a decir cuál es su opción. Es un movimiento nacionalista que habla sólo sobre ganar la próxima guerra y no cómo evitarla. Si triunfaran, al final Lieberman y Netanyahu llegarían al poder”.
Por otro lado, Baruch Itam, uno de los pocos reservistas de “izquierdas” dice que algunos de los miembros son de “izquierdas” y que su objetivo es infundir la dirección con valores “y pide que la izquierda se una en gran número para cambiar este cuadro”. Se opone a la represión de los palestinos y dice que en los Territorios Israel está luchando para buscar su propia libertad, en Líbano, sin embargo, luchan “como una organización cuyo objetivo claro es la liquidación de Israel…”.
Sería totalmente diferente si hubiera marxistas sirviendo en el ejército, organizando a los solados y desenmascarando la verdadera naturaleza de esta guerra como una guerra imperialista, la misma guerra que se está perpetrando contra los palestinos. Esto podría influir en la perspectiva de personas como Baruch Itam. Desgraciadamente, los llamados “de izquierdas verdaderos” en Israel se niegan a servir en el ejército. Si no tuvieran esta posición podrían organizar a los soldados contra los mandos y alrededor de las cuestiones que les preocupan. Debido a este vació a la izquierda, en las circunstancias actuales, incluso los poco de derechas que hay son utilizados por la derecha.
Debido a su naturaleza, este movimiento es débil y nada atractivo para la gente corriente que es muy consciente de que el gobierno de derechas significa recortes y más recortes. Han visto al primer ministro Ehud Olmert que sólo hace dos días, cuando temía que este movimiento pudiera adquirir un carácter de masas, decir que apoyaba una comisión estatal de investigación, pero ahora hablar de crear comités sin poder alguno, ni siquiera una comisión de gobierno para investigar con menos poder que una comisión estatal.
Como publicaba Haaretz el 29 de agosto: “En su lugar, creará todo tipo de comités ‘hechos en casa’ de naturaleza interna, con miembros que ni siquiera procederán de fuera del sistema. Incluso si estos comités tuvieran poderes para algún tipo de investigación, el control del gobierno sobre el nombramiento de sus miembros y de la publicación de los informes demuestra que sería una farsa nacional”.
No es sorprendente que Olmert nombrara a Nahum Admoni, el jefe del Mossad en el momento de las masacres en los campos de refugiados de Sabra y Chatila durante la guerra de 1982, como el responsable de la comisión de investigación. La masacre fue perpetrada por los Falangistas con la ayuda del ejército israelí que bloqueó las salidas y permitió los asesinatos, el Mossad tenía estrechas vinculaciones con los Falangistas.
Un nuevo período
Hemos entrado en un nuevo período en Israel, un período de extrema inestabilidad que estará caracterizado por profundos giros a derecha e izquierda. Es posible que el gobierno Olmert-Peretz sobreviva mientras tanto. Sin embargo, no es seguro, como se puede ver en el aumento de los conflictos entre el Partido Laborista y el Kadima. El lunes, representantes veteranos del Partido Laborista, expresaron abiertamente su oposición al anuncio del primer ministro de crear varias comisiones de investigación en lugar de una investigación estatal sobre la guerra.
Dos ministros laboristas del gabinete dijeron el lunes que votarían en contra de la decisión del primer ministro. Claramente, el ala de derechas del Partido Laborista comienza a pensar en salvar la cabeza. Está por ver si mantendrán esta posición.
Tal como van las cosas es incluso posible que el gobierno de derechas sustituyera a Olmert-Peretz en las próximas semanas o meses. Sin embargo, una cosa es clara, ya sea el gobierno Olmert-Peretz el que esté en el poder o sea sustituido por Netanyahu o Liberman, ambos atacarán a los trabajadores y a los pobres, tanto judíos como árabes, y forzarán una lucha de clases abierta en Israel. Lo mejor desde el punto de vista de los trabajadores sería que el Partido Laborista estuviera en la oposición y actuara como tal. En estas condiciones, bajo la presión desde abajo podríamos ver el surgimiento de un verdadero ala reformista de izquierdas dentro del Partido Laborista.
Mientras tanto, muchos israelíes normales se ríen diciendo que ellos querían que Nasrallah fuera el nuevo ministro de defensa israelí. Un periodista en Haaretz, Bradley Burston, expresaba hoy este ambiente con un artículo titulado: ‘Nasrallah para primer ministro: de Israel’.
Merece la pena citar extensamente el artículo:
“Ahora es oficial. Israel es un país sin primer ministro.
“Esto no era más que una sospecha hasta la noche del lunes, cuando Ehud Olmert hizo efectivamente el anuncio. No con muchas palabras por supuesto. En su lugar, en una intervención televisiva a la nación largamente esperada, Olmert cogió las expectativas que quedaban sobre él en Israel y las dio una patada en los dientes (…).
“Si la naturaleza aborrece el vacío, imaginen como se siente en este momento ante la dirección más vieja de Israel.
“El jefe del estado, nuestro modelo de probidad, está acusado de violación. El jefe del Este del Mayor, nuestro modelo de dedicación y sacrificio, se toma un descanso para la planificación financiera cuando los líderes de la nación estaban decidiendo si el ejército estaba preparado, tenía planes, suministros y todo le demás para ir a la guerra.
“El ministro de justicia podría haber ayudado a Olmert esta semana, si no hubiera dimitido por las sospechas de que él obligó a una joven soldado a que le diera un beso francés.
“Y después está el propio Olmert, el hombre que actuó como primer ministro desde el 4 de enero, cuando Ariel Sharon sufrió un ataque devastador, hasta el 12 de julio, cuando Olmert sufrió un lapso de responsabilidad debilitador y evidentemente permanente.
“Después de casi seis décadas de existencia, Israel se ha encontrado en un experimento práctico de anarco-sionismo. A diferencia de su vecina la Autoridad Palestina, que es un gobierno que carece de un estado independiente (y varios de sus representantes encarcelados por Israel), Israel se ha convertido en un estado independiente que carece de gobierno.
“Israel ahora no está gobernado por sus líderes, sino a pesar de ellos (…).
“Así que es lógico y adecuado que los israelíes hayan comenzado a pensar en su sustitución. Hemos exhumado a Ehud Barak y Benjamín Netanyahu, pero las encuestas demuestran que no tienen la más mínima oportunidad (…) Hemos sugerido a Avishai Braverman y otros, muchos de ellos impresionantes pero ninguno probado.
“En este momento de la carrera de Olmert, lo único que podría salvar la cabeza de Olmert es la de Hassan Nasrallah.
“Quizá sea esa nuestra respuesta. Si asesinar o secuestrar al dirigente de Hezbolá todavía está en el orden del día, como mantienen oficiales israelíes, por qué no poner a Nasrallah para ese propósito útil.
“Miremos los temas. Consideremos su expediente. Es un hombre tanto fuerte como sabio en cuestiones de seguridad. Vio que sus tropas estaban bien preparadas, entrenadas, suministradas y protegidas.
“Nasrallah sería un nuevo tipo de líder israelí. Uno que hace las cosas.
“Aquí tenemos un hombre que maneja las necesidades del bienestar social de frente. No espera para ayudar a los propietarios a reconstruir sus viviendas destruidas por los ataques aéreos. Distribuye sumas globales inmediatamente en efectivo.
“Aquí está un hombre que proporciona cuidado médico a los necesitados, vivienda a los sin techo, comida e incluso ropa a los desfavorecidos de la sociedad.
“Aquí está un hombre que cuida profundamente, y pone un énfasis importante en ello, la educación y la juventud…
“Además, como ha demostrado esta semana al admitir que calculó mal la respuesta de Israel en Líbano, Nasrallah, contrariamente a Olmert, es un líder que, cuando ha cometido un error de juicio, es capaz de admitirlo abiertamente.
“La derecha y la izquierdas están más próximas de lo que han estado en cualquier otro momento desde junio de 1967. La derecha, después de haber perdido Gaza, ha visto hecho añicos su sueño de un Gran Israel. La izquierda, después de haber sido golpeada por Hamás, la Yihad y Hezbolá, ha visto resquebrajarse su ideología –el final de la guerra mediante el final de la ocupación−…” (Haaretz. 29/8/06).
Líbano
Mientras tanto, a nuestras espaldas continúan las maniobras diplomáticas secretas. El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, que ha confirmado una y otra vez que sirve lealmente a los imperialistas, después de una visita a Líbano llegó a Israel. Ha dicho que cree que los soldados israelíes secuestrados aún están vivos y que haría todo lo que pudiese para conseguir su liberación.
El reverendo Jesse Jackson, de visita en Damasco, Beirut y Jerusalén al frente de una delegación de clérigos cristianos, musulmanes y judíos, dijo en una entrevista que él ha sido informado de que los soldados israelíes aún están vivos.
¿Así que dónde está el problema para su intercambio por prisioneros encarcelados en prisiones israelíes? El problema es que el gobierno israelí fue a la guerra supuestamente para no tener que pagar ese precio. Podemos ver esto en el caso de Shalit que está en manos de Hamás. “Una fuente implicada en las negociaciones para la liberación del soldado Gilad Shalit ha dicho a Haaretz que Israel era el único que podría llegar a un acuerdo que pudiera finalmente liberarle”. (Haaretz. 30/8/2006).
¿Dónde está Hezbolá?
Mientras tanto, el líder de Hezbolá, Sheikh Hassan Nasrallah, anunció el inicio de negociaciones para el intercambio de prisioneros entre Israel y Hezbolá. En una entrevista con New TV de Líbano dijo que él no habría ordenado la captura de los dos soldados israelíes de haber sabido que eso desencadenaría una guerra.
También añadió que no piensa que Israel esté preparado para una segunda ronda del conflicto. “Si los israelíes intentan una segunda ronda, entonces deberían reforzar sus posiciones y presencia (en el sur de Líbano)… no retirarse. Sus desplazados van a regresar y han comenzado a reconstruir el norte. Alguien que actúa así no parece querer ir a la guerra. No nos dirigimos a una segunda ronda”.
Todavía no está muy claro el propósito de este discurso. ¿La población israelí a quien la clase dominante israelí le está diciendo que se prepare para una nueva guerra como una forma de evitar el estallido de la lucha de clases? ¿El objetivo es acabar con la pretensión de que Hezbolá quería la guerra para desviar la atención de Irán que era el objetivo de EEUU e Israel? ¿Es una disculpa ante el pueblo libanés? ¿Hezbolá sigue con su camino de convertirse en el próximo gobierno de Líbano y actuar como una fuerza “moderada” y “responsable” ante los ojos de los imperialistas? Sólo el tiempo lo dirá. Una cosa está clara: Hezbolá ha salido enormemente fortalecida por el resultado del último conflicto y en lugar de jugar un papel inferior está destinada a jugar un papel más importante en la política libanesa.
La creciente influencia de Hugo Chávez
Debemos recordar, sin embargo, que Hezbolá no tiene una respuesta a los problemas de los trabajadores en Líbano en ninguna otra parte de Oriente Medio. Hoy muchos árabes, mientras respetan mucho a Nasrallah como un gran comandante a quien comparan con Saladino, saben que no tiene un programa para sustituir el orden capitalista.
En la izquierda del mundo árabe existe un enorme vacío. Eso explica por qué en el último período la popularidad de Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, está en aumento.
Durante la guerra, el presidente Chávez anunció que retiraba su presencia diplomática de Israel, en protesta por los crímenes que los gobernantes de Israel han cometido contra los palestinos y libaneses. Hoy en muchas páginas de Internet árabes se pueden leer comentarios como: “Soy palestino pero mi presidente es Chávez no Abu Mazen”. O: “No quiero ser árabe. Desde ahora seré venezolano”. En Gaza y Ramala se pueden ver carteles de Chávez junto a los de Nasrallah en muchos lugares.
En Beirut se podían ver en las manifestaciones banderas venezolanas junto a las libanesas y palestinas, en muchos periódicos destacados del mundo árabe los periodistas preguntaban: ¿por qué los líderes árabes no se atreven a hacer lo que hace el líder latinoamericano, desafiar el orden imperialista?
Los pro-imperialistas entre los árabes que expresan sus ideas en Internet dicen que Chávez es un “dictador como Fidel Castro”. Sin embargo, por ejemplo Al Jazeera, responde al aluvión de críticas defendiendo a Chávez e insultando a aquellos que se atreven a criticarle.
En Israel Chávez es atacado como un demagogo e incluso como un anti-semita, un amigo de Irán cuyo líder es comparado con Hitler, y que se opone al establishment estadounidense, el gran amigo de la clase dominante israelí. Sin embargo, cuando la lucha de clases estalle en Israel, los trabajadores y los pobres le verán de la misma manera que las masas árabes, un líder antiimperialista y anticapitalista, un enemigo de su enemigo de clase.
La solidaridad de Chávez con las masas árabes es ampliamente compartida no sólo por la mayoría de los venezolanos, sino también por la mayoría de los latinoamericanos, especialmente los trabajadores y los pobres.
La revolución venezolana está teniendo un fuerte impacto en la clase obrera de Europa y Asia. Por otro lado, los enemigos de la revolución en América Latina, la oligarquía, apoyan a la clase dominante israelí y al imperialismo norteamericano. La popularidad de Chávez es un problema para los líderes árabes que continúan apoyando al imperialismo norteamericano y ninguno de ellos ha cortado sus lazos con Israel, a pesar de las masacres perpetradas por el ejército israelí en Líbano y los territorios ocupados. La realidad es que la mayoría de los gobernantes árabes en secreto esperaban que Israel ganara la guerra.
Esta influencia de Chávez es muy importante en un momento en que la oposición al imperialismo en el mundo árabe está vinculada a los movimientos islámicos como Hamás en Gaza y Cisjordania, y a Hezbolá en Líbano. Esta popularidad de los movimientos islámicos es una reacción al terrorismo de estado israelí que pretende someter a las masas ante los imperialistas y en particular ante los estadounidenses. También es una reacción contra la colaboración de los gobernantes árabes con los amos imperialistas y su corrupción. La impotencia política de la izquierda reformista también juega un papel importante. Van detrás de las “iniciativas de paz” imperialistas, en lugar de luchar contra la explotación capitalista y la opresión imperialista. Los movimientos islámicos se convirtieron en una verdadera fuerza particularmente después del colapso de la antigua Unión Soviética, esa fea caricatura del socialismo en manos de los burócratas estalinistas.
Los medios de comunicación presentan a Chávez como un “dictador”, pero ignoran convenientemente que a diferencia de los regímenes árabes títeres como los de Egipto, Jordania o Arabia Saudí, Chávez es un presidente elegido democráticamente. También es un antiimperialista y han planteado la perspectiva del socialismo. Es visto como un ejemplo inspirador por las masas explotadas de Oriente Medio. Este es un elemento importante que ayudará a abrir el camino para las ideas socialistas en Oriente Medio.
Hay un problema con las declaraciones de Chávez con relación a los gobernantes de Irán y Siria, a quienes él representa como antiimperialistas, y que utilizan su influencia para hablar sobre sus cabezas ante los trabajadores y explotados de estos países. Los gobernantes de Irán no son verdaderos amigos de la Revolución Venezolana. Los únicos amigos del proceso revolucionario venezolano son los trabajadores de todos los países de Oriente Medio.
A pesar de estas debilidades, el poder de la Revolución Venezolana resuena más allá de las fronteras de Venezuela. El hecho de que Chávez se haya hecho popular, es decir, que sus imágenes aparezcan en las manifestaciones en el mundo árabe, demuestra que existe un profundo deseo entre las masas de un verdadero cambio social. A pesar del actual dominación de los movimientos islámicos en muchas zonas del mundo árabe, nade puede eliminar el deseo de los trabajadores de un verdadero cambio, que sólo se puede conseguir mediante la lucha por el socialismo.
Al final este proceso tendrá también que afectar a los trabajadores israelíes. La guerra durante un período puede dejar en un segundo plano la política de clase, pero sólo para que posteriormente estalle de una forma más profunda.