En víspera de la pasada navidad, con el acuerdo de las diferentes fracciones parlamentarias, incluido el PRD, fue aprobado el presupuesto de ingresos y egresos del gobierno federal pare el 2007. Con esa medida se fijan los parámetros que regirán el p
En víspera de la pasada navidad, con el acuerdo de las diferentes fracciones parlamentarias, incluido el PRD, fue aprobado el presupuesto de ingresos y egresos del gobierno federal pare el 2007. Con esa medida se fijan los parámetros que regirán el primer año de gobierno del presidente impuesto, Felipe Calderón, en lo que corresponde a esos rubros.

Nada nuevo fue aprobado en el Congreso de la Unión, la constante que ha caracterizado a la política del Estado en los últimos sexenios se mantiene intacta: austeridad y más austeridad. Nada perfilado para atender seriamente las necesidades mas sentidas del pueblo trabajador. Pero por otro lado, la tónica de favorecer a los banqueros se mantiene inalterada, prueba de ello es que en para el 2007 se destina casi la mitad del gasto a los llamados “ramos generales”, en los que se incluye la deuda pública, interna y externa, y el funesto rescate bancario. Dicha cantidad es de 1.1 billones de pesos.

Pero mientras a los banqueros no se les toca un pelo, por ejemplo a PEMEX y a la Comisión Federal del Electricidad se les sacrifica recortando su gasto en 3.5 millones y 1.75 millones de pesos respectivamente. En la práctica esta medida implica continuar con la política de desmantelamiento del sector energético, favoreciéndose la intervención de capitales privados a través de Pediregas y diversos contratos de servicio, pero también apuntalando la táctica privatizadora del régimen.A pesar de que en las cámaras de diputados y senadores fue modificada la propuesta original enviada por Calderón por medio de reasignaciones e incrementos en algunos casos, no existe ni la más mínima razón para pensar que lo aprobado por los parlamentarios representa un avance.

Es cierto que se acordó la pensión para adultos mayores a nivel nacional. ¡Pero se trata de 500 pesos que se le darán a esta capa de la población que habita en centros poblacionales menores de 2 mil 500 habitantes! Además de que se trata de una mísera cantidad, los ancianos que viven en poblaciones mayores a la estipulada serán marginados de este reparto de migajas. Para tener una idea de la dimensión de de este problema, basta señalar que en la actualidad el 75% de los mexicanos habitan en las diferentes ciudades del país, es decir en núcleos poblacionales que por mucho superan a los 2 mil 500 habitantes. La realidad es que este tipo de pensión, considerando su monto y el reducido numero de destinatarios, no es otra cosa más que una siniestra broma sin escrúpulos.También es cierto que la educación pública en su conjunto recibió una asignación superior a la originalmente propuesta por Calderón, quien además proponía recortes para la educación superior. Pero el aumento no es nada de lo que alguien se pueda vanagloriar, tan sólo el gasto para las universidades en su conjunto equivaldrá al 0.58% del PIB, o sea una décima porcentual mas de lo destinado en 2006. Este aumento, más que pírrico, no permite solucionar en nada el retroceso que ha experimentado el gasto público de este rubro a lo largo de los últimos años. Con esa décima de más, se está condenado a un mayor estancamiento a la educación superior de este país. Pero esa ha sido la tónica en los diferentes rubros relacionados con el gasto social; para el campo, la salud, la vivienda de los trabajadores, etcétera. Sólo cosmética que no afecta en nada las directrices más importantes en cuanto a la política del gasto público.

Por ello, más que desacuerdo con las modificaciones hechas a la iniciativa original del gobierno, hubo agradecimientos públicos de Calderón para los diputados y senadores. Desafortunadamente las fracciones parlamentarias del PRD se prestaron a este juego, aprobado un proyecto que en el mejor de los caso sólo salpica unas cuantas migajas para las familias trabajadoras. El PRD debió encabezar una férrea oposición que no sólo revirtiera los recortes originalmente propuestos por Calderón, sino que además propusiera medidas que impidieran más sacrificios para el sector energético y aseguran finazas sanas para todo el sector salud, además de incrementos verdaderamente significativos para la educación, el campo, el desarrollo tecnológico, la cultura, la atención de los grupos vulnerables como la mujer y la niñez, etcétera.Todo ello a cambio, para obtener los recursos necesarios, cancelando la deuda publica, incluido el rescate bancario. Casi la mitad del gasto del Estado tiene este destino. Algunos parlamentarios del PRD responderían ante esta idea que esto es imposible, porque los diputados panistas y priístas no estrían dispuestos a aceptar nada semejante y utilizarían su representación mayoritaria en la Cámara para rechazarla. Sin embargo es necesario señalar que sí el PRD es minoría al lado del PAN y el PRI en las cámaras, la táctica menos adecuada sería concentrar la lucha en el parlamento. Para lograr esa clase de resultados el PRD tendría que fortalecer la lucha parlamentaria con movilizaciones masivas en las calles, formando un frente con los sindicatos y convocando a una huelga general para obligar al gobierno a aceptar las condiciones de los trabajadores. Y la verdad es que esta clase de lucha es perfectamente posible considerando el importante ánimo de lucha demostrado por las masas hace poco tiempo y el enorme poder de convocatoria de López Obrador, todo ello al lado del fuerte odio que existe hacia Calderón entre millones de trabajadores. El gobierno de Calderón es tremendamente débil y podría ser derrotado por las masas marchando en las calles.Esta es una cuestión que el PRD debe tener presente dado que las cosas en cuanto al gasto público ahí no terminan y lo mas probables es que en poco tiempo veamos intentos de ataques por parte de Calderón a partir del deterioro de las fianzas del Estado. Bajo ese contexto, el frente parlamentario será insuficiente para la defensa de los intereses de los desposeídos Los ingresos tributarios del Estado han experimentado un sistemático deterioro a lo largo de ya varios años, mientras en 1985 estos equivalieron al 17% del PIB, ya en 2005 dicha proporción tan sólo llego al 9.7%.

El porcentaje del 2006 fue similar al de un año antes y se espera que siga bajando. En buena medida este deterioro expresa la situación de un país que ha tenido que padecer crisis y estancamiento crónico. Y se prevé que la economía en 2007 crecerá menos que un año antes. Lo anterior ya mete en predicamento a Calderón pues la recaída económica pronosticada afectará las finazas del Estado al provocar menor pago de impuestos ante el inevitable cierre de mas empresas (en la última década cerraron ocho da cada diez nuevas pequeñas y medianas empresas) y despidos. Además impuestos cautivos como el IVA se verán afectados dada la baja en el consumo.Pero las cosas no para ahí, otro golpe importante para las finazas públicas es la caída de los precios internacionales del petróleo. En la actualidad los ingresos del gobierno federal dependen en una tercera parte del petróleo, esta enorme dependencia, ante la baja de los precios del hidrocarburo, significa una fuerte presión. Durante el último periodo el precio del barril tuvo su mejor momento en agosto del 2006, el Brent llegó a los 78. 64 dólares, mientras la mezcla mexicana en ese mismo mes se cotizó en 64. 85 dólares. Pero tras ese máximo histórico los precios empezaron a bajar hasta llegar a los 53. 17 y 44. 49 dólares respectivamente el pasado 9 de enero. Para el barril de petróleo mexicano la caída del precio ha significado una pérdida de un poco más de 20 dólares.Los informes destacan que la caída de los precios obedece un invierno benevolente en los Estados Unidos y a los altos inventarios en esa nación los cuales, de acuerdo al Departamento de Energía, poseen una reserva petrolera similar a la del año pasado, 319.7 millones de barriles y, en el caso de los productos destilados, la reserva supera en 1.5% a las existentes hace un año.

Es cierto que esas variables están impactando negativamente los precios del petróleo, pero las cosas van más allá. La caída de la demanda es también producto de un menor ritmo de la economía mundial: un informe publicado por El Financiero el pasado 19 de octubre estima un crecimiento menor para el 2007 en el caso de las principales economías del planeta, se pronostica que la Unión Europea crecerá 2.1%, contra el 2.6 de 2006; para Japón la estimación es del 2.0 contra el 2.7; y en el caso de los Estados Unidos el cálculo esperado es de 2.7 (otros analistas estiman un 1.9%) contra el 3.6 del año anterior.

Este panorama pinta mal para el mercado mundial de petróleo dado que una actividad pobre en la economía de ese conjunto de naciones significa al mismo tiempo un ritmo menor de su industria y, por consecuencia, una más baja demanda por hidrocarburos.

Este es un verdadero problema para las Calderón dado que por cada dólar que baja el precio del petróleo, el gobierno federal deja de percibir 10 mil millones de dólares. Los cálculos más optimistas exponen que el petróleo mexicano tendrá precios que oscilarán entre los 46 y 48 dólares a lo largo del año, significando ello, de acuerdo a esos mismos cálculos, un ingreso adicional para las finazas del Estado de 42 mil millones de dólares. Aunque esto llegará a ser así, dicha cantidad es por mucho inferior a la lograda en 2006 cuando, debido al boom que experimentaron los precios, el gobierno federal recibió 260 mil millones de dólares extras.

Pero no hay nada seguro en el cálculo anterior respecto a los 46 o 48 dólares en que se piensa oscilarán los precios del barril mexicano, incluso el precio de referencia definido por los diputados, 42.8 dólares, también está en riesgo. Tan solo en los diez primeros días de 2007 la depreciación de los precios internacionales del petróleo es del 12%.

Este contexto marcará a la economía mexicana cuando menos durante el 2007 tendiendo diferentes efectos, entre ellos la degradación de los ingresos del Estado es cual está obstinado en lograr un déficit cero en las finazas públicas al concluir el primer año de la administración calderonista.

De hecho la aprobación del monto permisible de nueva deuda pública para 2007 estipulada en el presupuesto ya es un reconocimiento tácito por parte de Calderón de la mala perspectiva para las finanzas públicas. El gobierno ha sido autorizado a adquirir más deuda por una cantidad de 420 mil millones de pesos, se trata de una suma que no puede ser vista como una cuestión secundaria pues representa 2.4% en equivalencia al PIB.

El aumento de la deuda pública ya por si misma es ataque para los trabajadores, pues cubrir sus compromisos siempre pasas por mayores sacrificios. Pero las cosas no se detendrán ahí, conforme se ponga en riesgo el objetivo de déficit cero para las finanzas públicas Calderón estará mas presionado para impulsar la tan vilipendiada “reforma fiscal” la cual, en todo caso, se tratará de orientar principalmente hacia la imposición del IVA a medicamentos y a alimentos. También, para atraer inversiones y mas recursos para el Estado, otra medida que no es descartable, es la de un nuevo intento por privatizar al sector energético.

Siendo ello así, ante la enorme posibilidad de estos nuevos ataques los trabajadores debemos de estar atentos para salir a las calles y defender nuestros intereses. Sin embargo es necesario considerar que nada bueno, por pequeño que sea, se puede esperar del gobierno de Calderón, sino todo lo contrario. Los empresarios impusieron a toda costa a Calderón en el poder por medio del fraude electoral, para evitar que se modifique un solo milímetro la política que se ha aplicado durante década y media, y que tantos beneficios les ha dejado a costa de empobrecer mas a las masas trabajadoras.

Por consecuencia, una consigna de lucha que debemos adoptar es la de derrocar al gobierno de Calderón y exigirle a los dirigentes sindicales y del PRD que llamen a movilizaciones y huelgas con este objetivo. Pero para asegurar un triunfo definitivo sobre los “barones del dinero”, la lucha por la defensa de nuestros intereses y por el derrocamiento de Felipe Calderón debe ir acompañada de la expropiación de los bancos y las empresas para ponerlos bajo el control democrático de los trabajadores. Sólo con medidas socialistas derrotaremos a la burguesía y a la situación de desempleo y miseria a la que nos condenan.