Entrevista a Lal Khan, editor del periódico marxista pakistaní The Struggle, donde analiza la situación en Pakistan tras el asesinato de Benazir Butto, las elecciones del próximo 18 de febrero, y el papel de los marxistas en las misma presentando tres candidatos a diputados por el PPP. Entrevista a Lal Khan, editor del periódico marxista pakistaní The Struggle
¿Cuál es la situación en Pakistán después del brutal asesinato de Benazir Bhutto?
Lal Khan.- Incluso antes del asesinato de Benazir Bhutto el país se movía en dirección al caos y el desorden. El régimen había perdido su base social, la economía estaba en crisis pero ahora todo está teniendo un efecto secundario y los acontecimientos se suceden rápidamente. El régimen intenta imponerse pero es muy débil, está suspendido en el aire. La economía cae rápidamente, no sólo desde el punto de vista de los indicadores microeconómicos y las condiciones de vida, Pakistán lucha contra un déficit presupuestario muy elevado, el déficit comercial, el déficit por cuenta corriente y todos los indicadores macroeconómicos están en luz roja. Todo se ha deteriorado más después del asesinato de Benazir. Hay una enorme presión sobre el régimen para que celebre las elecciones. El régimen no tiene una salida ni una oportunidad seria de ganar las elecciones. Si se celebran las elecciones y las amañan, habrá una explosión social. La sociedad se polarizará más. Las masas ya han demostrado que quieren cambiar la sociedad cuando paralizaron el país durante 48 horas. Este acontecimiento demuestra el potencial de las masas que quieren la transformación socialista de la sociedad.
¿Cómo intervinieron los marxistas de The Struggle en las horas y días posteriores al asesinato de la dirigente del Partido del Pueblo de Pakistán?
LK.- Inmediatamente después del asesinato celebramos una reunión de los compañeros. Decidimos que los responsables del asesinato debían ser llevados ante la justicia y castigados. Publicamos un panfleto en el que plasmamos nuestro programa y explicábamos que se debía vengar este trágico final de Benazir. Precisamente la política de este régimen, el carácter de sectores del Estado se demuestra en que han llegado tan lejos como es asesinar a Benazir. Intentamos transformar el luto y el dolor en furia y fuerza, luchar contra los responsables de este asesinato y el sistema que ampara esta política estatal de brutalidad, asesinato, todo tipo de crímenes y terrorismo, que se han convertido en la norma dentro de la política pakistaní. Por eso queremos cambiar la sociedad. Desde entonces hemos celebrado manifestaciones de protesta por todo el país, desde las ciudades principales de Cachemira a Karachi, desde Quetta a Lahore. Las masas han respondido muy bien ante nuestros panfletos en los que damos un programa claro sobre cómo avanzar.
¿Qué tipo de reivindicaciones defendéis?
LK.- Dos días antes de su llegada a Karachi, ella envió una carta a Musharraf. Benazir nombra a varias personas del Estado y del espectro político que querían librarse de ella. Nosotros exigimos que estas personas fueran detenidas inmediatamente, juzgados y castigadas por este crimen horrible. En segundo lugar, defendemos la resistencia revolucionaria y la formación de comités de protesta en todas las fábricas, los barrios y pueblos, a través de los cuales el movimiento se pueda canalizar y organizar en una dirección determinada. En tercer lugar, defendimos la reivindicación de que se debería recuperar el programa fundacional del PPP de 1970 como un programa de lucha para esta generación y para los que ahora están en la dirección del partido. También añadimos que el PPP debería exigir elecciones libres y justas. Por último, exigimos que el PPP llegue al poder con un programa socialista.
Sabemos que algunos de los candidatos del PPP son destacados dirigentes de The Struggle.
LK.- La situación en general se ha radicalizado. Cuando Benazir regresó al país, la movilización de las masas la dio más confianza y fuerza. Sentía a las masas y cada vez radicalizaba más sus discursos y programa. Ahora hay varios candidatos de izquierda que se presentan por el PPP. Hay entre 10 y 15 compañeros que defienden un programa de izquierdas en estas elecciones y posiblemente ganen.
¿Cómo os enfrentáis a los problemas de la represión del estado y a los fascista?
LK.- Nada más publicar el panfleto personal del ISI (Servicio de Inteligencia Pakistaní) llegó a nuestros locales. Interrogaron y acosaron a los compañeros pero nos mantuvimos firmes. En la campaña electoral en Karachi, las bandas del MQM, una organización fascista formada por el antiguo dictador Zia ul Haq, intentaron secuestrar a uno de nuestros promotores electorales y atacaron físicamente a los compañeros. Protestamos contra este acto. Gracias al apoyo de los sindicatos en Karachi, en Pakistán y en el resto del mundo fuimos capaces de derrotarles. Nos mantenemos firmes contra los fascistas en la campaña electoral.
¿Qué ocurrirá al día siguiente de las elecciones?
LK.- En Pakistán las cosas son impredecibles. Incluso un día es un período de tiempo mu largo en la política pakistaní. Pueden ocurrir muchas cosas, pueden sucederse muchos acontecimientos. Sectores del estado podrían llevar a cabo más atentados, más actividades terroristas para retrasar las elecciones, están aterrorizados por las elecciones. Si el 18 de febrero intentan amañar las elecciones habrá una explosión. No pueden hacerlo. Si el PPP gana, Musharraf tendrá que dimitir y abandonar el país. Las masas saldrán en tropel a votar al PPP. Sus esperanzas son que el PPP cambie su vida de miseria y extrema pobreza, subidas de precios, enfermedades, desempleo y analfabetismo. Esta situación ejercerá una gran presión sobre la dirección del PPP. Probablemente, el PPP consiga una mayoría absoluta y esto les obligue a llegar al poder sobre el programa que exigen las masas. Este hecho creará una situación prerrevolucionaria en Pakistán.
Vosotros defendéis la revolución socialista en Pakistán, que es un país atrasado, semifeudal, islámico. ¿Pensáis que es posible?
LK.- Si se mira la historia del país veremos, por ejemplo, la revolución de 1968-1969 que fue una revolución socialista. A través de este movimiento la población no sólo desafío al régimen dominante sino también las relaciones de propiedad. Cuando Zulfiqar Alí Bhutto dio al partido un programa socialista, convirtió al PPP en el partido más grande de la historia de Pakistán. En los documentos fundacionales del partido aparece claramente que el objetivo final del partido es conseguir una sociedad sin clases, algo que sólo es posible en nuestra época con el socialismo. Este programa y ese partido consiguieron más apoyos y más votos en la república islámica de Pakistán que cualquier otro partido islámico haya conseguido jamás. En estos documentos y en el manifiesto de 1970 aparece claramente que la religión en Pakistán no es algo donde los musulmanes exploten a otros musulmanes. La religión no es la cuestión. El socialismo era la consigna y la tendencia política en ese período. Ahora debemos recuperarlo con más vigor y fuerza.
¿Los marxistas en Pakistán que esperan de sus compañeros en el mundo árabe?
LK.- Debido a las relaciones culturales e históricas con el mundo árabe, cualquier movimiento de la clase en Pakistán, también es el movimiento de la clase en el mundo árabe. Una ofensa para uno es una ofensa para todos. En el mundo árabe hay una tradición de insurrecciones revolucionarias. Cuando los capitalistas fueron derrocados en Yemen, el líder de esa revolución dijo que los musulmanes deberían seguir a Marx y Lenin. El país fue rebautizado como República Popular Marxista de Yemen. Esto ha ocurrido en la mayoría de los países árabes. Hemos visto la revolución en Siria y durante un período el Egipto de Nasser. Está ahí la tradición. Esta tradición ahora se está recuperando en Pakistán. Puede renacer y también lo puede hacer en el mundo árabe. El capitalismo ha fracasado de manera miserable, el fundamentalismo islámico no es la salida. Éste fue un fenómeno temporal, como hemos dicho siempre. La única salida para las masas es un programa socialista para transformar la sociedad, para crear una federación socialista del subcontinente y una federación socialista de Oriente Medio.