Israel está retirando sus fuerzas de Gaza después de una tentativa de tregua con Hamás. La retirada, que comenzó el domingo por la tarde, sigue hoy de manera gradual. Israel y Hamás declararon el alto el fuego por separado el domingo. El primer ministro israelí, Ehud Olmert, dijo el domingo que Israel no pretendía mantener una presencia militar dentro de la Franja de Gaza, ni que su objetivo sea reconquistar el territorio.
En las tres semanas de guerra devastadora, se ha infligido un terrible daño sobre Gaza. En un reciente artículo (La invasión de Gaza. ¿Qué significa?), señalé que la intención del imperialismo israelí no era ocupar Gaza sino provocar el máximo daño posible a Hamás, aterrorizar a la población y después retirarse. Eso es lo que ahora está sucediendo. Olmert dijo a los líderes europeos que visitaban Jerusalén el domingo por la tarde, que Israel planeaba retirar todas sus tropas cuando la situación entre Israel y Gaza fuese «estable».
«No nos proponíamos conquistar Gaza, no buscábamos controlar Gaza, no queríamos permanecer en Gaza y pretendíamos abandonar Gaza lo más rápido posible», esto es lo que dijo Olmert en una cena con los líderes de Gran Bretaña, Francia, Alemania, España, Italia y la República Checa. Esta decisión causará un tremendo alivio en las capitales occidentales que, aunque públicamente simpatizan con las preocupaciones de seguridad de Israel, estaban alarmados por el creciente número de víctimas civiles y los efectos desestabilizadores en los vecinos países árabes.
Fanfarronerías vacías de Hamás
Los principales perdedores, como siempre, son las personas corrientes. En estas tres devastadoras semanas de guerra, se ha causado un daño horrible. Las tropas y los tanques que asaltaron Gaza el 3 de enero han tenido dos semanas en las que pulverizaron Gaza, después de que ya estaba seriamente dañada debido a un salvaje bombardeo aéreo. Ahora los palestinos traumatizados por la guerra tendrán tiempo para hacer un balance de la situación. La guerra se ha cobrado un terrible peaje para el ya empobrecido territorio.
Cuando los palestinos salgan de sus escondites para ver las ruinas de sus casas, lo último que querrán es la renovación del combate que ya se ha cobrado la vida de más de 1.300 gacetíes, y serán más cuando mueran heridos que ahora están en los hospitales. La infraestructura de este territorio desesperadamente pobre ha sido devastada. Su gobierno y administración están en ruinas. A pesar de los datos evidentes, el responsable de la administración de Hamás anunciaba una «victoria popular contra Israel». Ismail Haniyeh djo en su discurso que: «El enemigo no ha conseguido sus objetivos». La decisión de Hamás de anunciar una tregua estaba condicionada a la retirada israelí en una semana. Según dijo era algo «juicioso y responsable».
Estas palabras desafiantes no reflejan la verdadera situación. Los israelíes se retiran porque han conseguido su objetivo inmediato que ya destaqué en mi anterior artículo: «Su intención ahora es llevar a cabo un ataque limitado que dañará seriamente la capacidad de combate de Hamás y asesinará a tantos dirigentes y milicianos como sea posible antes de la retirada, infligiendo el máximo daño a la economía e infraestructura de Gaza que tardará tiempo en reconstruirse». Eso es lo que ha sucedido.
En un intento de demostrar que aún es capaz de mostrar algún tipo de resistencia, Hamás el domingo disparó unos 20 cohetes sobre Negev, incluso cuando ya se había anunciado al mundo la tregua. Pero eran simples pinchazos y no afectaron en lo más mínimo a los planes de los israelíes.
Ehud Olmert lo interpretó, junto con las declaraciones de los líderes de Hamás anunciando la «victoria», como lo que eran: gestos vacíos. El primer ministro israelí declaró cumplida la misión y quién puede dudar de que tuviera buenas razones para decirlo, al menos en cuanto a objetivos militares a corto plazo. El 27 de diciembre Israel lanzó una masiva ofensiva por aire, tierra y mar. Contra el poderoso estado israelí los pequeños cohetes caseros no pueden tener un efecto real.
La decisión israelí de retirase en absoluta fue condicional como dice Hamás. Estos últimos ya habían dicho que dejarían de disparar cohetes «hasta que haya salido de Gaza el último soldado israelí». Pero en realidad tendrán que parar. Su capacidad de combate estará seriamente dañada. Además, la espada de Damocles sigue suspendida sobre la cabeza del pueblo de Gaza, si se reanudan los ataques palestinos con cohetes, los israelíes no dudarán en intervenir de nuevo.
Israel aún controla Gaza con puño de hierro. Radio Israel informaba que los israelíes permitirían la entrada de 200 camiones de ayuda humanitaria en Gaza. Pero este territorio se puede abrir y cerrar, como un tapón, cuando Israel quiera. Tanto en el terreno militar como en el económico, Israel tiene todas las cartas.
¿Qué se ha conseguido?
¿Qué se ha conseguido desde el punto de vista de los palestinos? En la situación actual de Gaza respecto a Israel sigue precisamente donde estaba antes del conflicto, un pequeño estado inviable con 1,5 millones de personas encerradas dentro de la franja sometidas a un bloqueo férreo. Su vida económica antes de la invasión poco a poco ya se iba estrangulando. Ahora está totalmente destrozada. La perspectiva para estas pobres personas es sombría.
Según el Palestinian Statistics Bureau, unos 4.000 edificios residenciales han quedado reducidos a escombros en este ataque. Los diplomáticos occidentales han dicho que podría costar por lo menos 1.600 millones de dólares reparar la infraestructura dañada de Gaza. «No sé que tipo de futuro tengo ahora, sólo Dios conoce mi futuro después de esto», decía una estudiante de 19 años, Amani Kurdi, al periódico Haaretz, preguntada por la destrucción de la Universidad Islámica de Gaza, donde estudiaba ciencias.
Durante las últimas semanas los gobiernos se han contentado con restregarse las manos y derramar lágrimas de cocodrilo mientras la población de Gaza era sometida a un violento bombardeo. Dentro de Israel, que en total perdió diez soldados en combate (y tres civiles debido a los cohetes), la guerra fue popular y reforzó las perspectivas de la ministra de exteriores, Tzipi Livni, y el ministro de defensa, Ehud Barak, antes de las elecciones del 10 de febrero. La guerra también agitará los sentimientos chovinistas e incrementará el apoyo a la derecha. Esto se puede ver en las encuestas que pronostican una victoria fácil del líder derechista de la oposición, Benjamín Netanyahu. Debemos recordar que él se opuso en 2005 a la retirada israelí de Gaza después de 38 años de ocupación, con el argumento de que alentaría a la línea dura de los palestinos.
La guerra también ha socavado la credibilidad del presidente palestino Mahmoud Abbas, apoyado por Occidente, que ha intentado negociar la paz con Israel. Eso ha profundizado las encarnizadas divisiones que ya existen entre los palestinos, que se sienten deprimidos y desorientados.
Durante las conversaciones con los mediadores egipcios, los dirigentes de Hamás exigieron la apertura de todos los cruces fronterizos de Gaza para permitir la entrada de materiales, alimentos y necesidades básicas. Es probable que se hagan algunas concesiones en este aspecto. Francia, Alemania, Gran Bretaña, España, Italia y la República Checa (actualmente en la presidencia de la UE) han pedido a Israel que abra las fronteras de Gaza para que entre tan pronto como sea posible la ayuda.
Olmert dijo que Israel quería salir lo antes posible de Gaza y su portavoz, Mark Regev, señaló que si se mantenía la calma permitirían la entrada de «cantidades enormes» de ayuda. Pero habrá condiciones, como vemos en estas palabras, «si se mantiene la calma», mientras Hamás se mantenga neutra y se muestre impotente como fuerza militar.
Los gobiernos occidentales, y los llamados estados árabes moderados (es decir, pro-estadounidenses), querían ver aplastada a Hamás y no se dieron prisa en detener el trabajo sangriento de los israelíes. Pero ahora que la maquinaria militar israelí ha conseguido sus objetivos y decidido retirarse, ha comenzado una ráfaga de iniciativas diplomáticas. Todos, EEUU, Egipto y los países europeos luchan por la paz, es decir, luchan por evitar que Hamás se rearme.
Esa es la condición que los israelíes exigirán y están decididos a conseguirlo. El ministro de seguridad pública, Avi Dichter, amenazó con una respuesta militar si se renovaba la afluencia de armas a la Franja de Gaza, dijo que Israel consideraría este contrabando como un ataque a su territorio. Por tanto, podemos esperar ver medidas aún sin especificar para tener el contrabando de armas de Hamás a través de la frontera de Egipto con Gaza, cuestión en la que ayudarán encantados en El Cairo, si pueden. Dichter dijo lo siguiente a Radio Israel: «Eso significa que si se renueve el contrabando, Israel lo verá como si hubiesen iniciado el fuego».
Israel y Obama
El momento de la retirada es significativo y confirma lo que escribí en mi artículo. En él explicaba que la clase dominante israelí atacó Gaza antes de que Obama sustituyera a George Bush el 20 de enero, como un mensaje a Washington para que no llegara a ningún acuerdo con los árabes que no fuese de su agrado. Después de haber subrayado de manera elocuente este punto, ahora se retirar para no provocar más problemas innecesarios al hombre de la Casa Blanca.
Este hecho fue admitido por Haaretz Service y News Agencies que ayer publicaban: «Funcionarios israelíes han dicho que las tropas se retirarían totalmente antes de la toma de posesión de Barack Obama como nuevo presidente el martes. Los funcionarios hablaron con la condición de guardar el anonimato porque el plan no se ha anunciado públicamente».
El presidente electo de EEUU tiene que jurar su cargo este martes. Todo el mundo mira a Barack Obama para solucionar este problema. Pero todos ahora le miran para que resuelva los problemas del mundo. Esa sería una tarea incluso difícil para el propio Todopoderoso. Obama cree en el Todopoderoso, pero ya está explicando a la población norteamericana que carece del poder necesario para hacer milagros. Es una pena porque precisamente los milagros es lo que están esperando.
La Secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, dijo que: «Se mantiene el objetivo de un alto el fuego duradero y respecto que lleve a la estabilización y normalización de Gaza». Una portavoz de Obama señaló que él daba la bienvenida a la tregua en Gaza y que diría más sobre la situación allí una vez fuera presidente. La prioridad principal de Obama será apuntalar su posición en casa sacando a las tropas de Iraq lo más pronto posible. Necesita hacerlo (y hacer otros gestos populares) en el primer período de su administración, y así preparar el terreno para los profundos recortes de los niveles de vida que tendrá que hacer más tarde. Su ofrenda de una corona de flores en honor a los caídos norteamericanos en la guerra antes de su posesión no fue casualidad. Está diciendo a la opinión pública norteamericana: «Bush os metió en esta guerra. No os preocupéis. ¡Yo os sacaré de ella!»
Sin embargo, como expliqué en mi artículo, para salir de Iraq los norteamericanos tendrán que hablar con Siria e Irán, y en estas negociaciones (que se realizarán a puerta cerrada, lejos de los ojos inquisidores de la opinión pública), se decidirá el destino de los palestinos. La invasión de Gaza era parte de estas negociaciones, que se parecen a un juego de ajedrez donde todas las naciones se disponen como si fuesen simples peones, para que los estados poderosos puedan obtener sus principales objetivos.
La población palestina no puede esperar nada de «amigos» como Obama o los gobiernos de la Unión Europea. Menos aún lo pueden esperar de los «amistosos» gobiernos árabes que temen a los palestinos porque pueden sublevar a las masas de sus propios países, o que utilizan la causa palestina como un peón en el juego de ajedrez de la diplomacia.
El problema palestino no se resolverá lanzando cohetes o enviando suicidas a volar autobuses en Israel, como defiende Hamás. Ni tampoco lo solucionará Abbas, que, bajo el disfraz de la negociación de paz, está preparando el terreno para claudicar ante Israel y los imperialistas. El problema sólo se puede solucionar como parte de la lucha revolucionaria de las masas por el derrocamiento de los corruptos regímenes árabes pro-occidentales y estableciendo gobiernos de obreros y campesinos en Oriente Medio.
De la misma manera que el problema nacional en Rusia no se pudo resolver hasta que los trabajadores y los campesinos tomaron el poder, igual en Oriente Medio, la cuestión nacional de los palestinos, kurdos y otros pueblos oprimidos sólo se solucionará mediante el poder obrero y una federación socialista. La única manera de desafiar al poderoso imperialismo israelí es alejando a los trabajadores del sionismo, y eso sólo se puede hacer sobre la base de una política de clase revolucionaria. Cualquier otro camino sólo llevará a un aumento de los odios nacionales, el chovinismo, nuevas masacres, guerras y derramamientos de sangre. Los palestinos en el pasado tenían una tradición socialista, ¡hoy esa tradición es la única salvación!
Londres, 19 de enero de 2009