Algunos dirigentes revolucionarios venezolanos parecen creer la versión según la cual las movilizaciones masivas que estamos viendo en Irán obedecen a planes del imperialismo como los implementados en Venezuela cada vez que la oposición contrarrevolucionaria, ante sus derrotas, grita fraude. Sin embargo, es completamente diferente: lo que vive hoy Irán es la entrada de las masas en escena, el inicio de una revolución. Como hemos explicado los marxistas, el gobierno iraní no es un gobierno revolucionario como el venezolano. La revolución que derrocó al Sha en 1979 fue descarrilada y quien controla hoy el poder en Irán no es el pueblo sino la burguesía y la casta formada por los clérigos islámicos (mullahs) y los burócratas estatales. Estos usurparon el poder a las masas y reprimen cualquier intento de estas por organizarse y luchar por una transformación social. Las divisiones entre los llamados reformistas del régimen (como Musavi) y los llamados conservadores (liderados por Ahmadineyad) expresan las contradicciones en el seno de la camarilla dirigente ante el creciente descontento social. Este artículo de Alan Woods es fundamental para comprender qué está sucediendo y no dejarse manipular ni por las mentiras de los medios de comunicación burgueses ni por la demagogia del gobierno y la clase dominante iraní.
El historiador francés Alexis de Tocqueville escribió en una ocasión que el momento más peligro para un mal gobierno es cuando intenta la reforma. Pero es aún más peligroso cuando un mal régimen se niega a hacer reformas.
La historia conoce muchos ejemplos de autocracia corrompida que tras un largo período en el poder ha sucumbido a un proceso irreversible de decadencia interna. En ese momento, todas las contradicciones internas que han permanecido ocultas debajo de la superficie de repente emergen. Siempre existen dos tendencias principales: los duros y los reformistas. Los últimos dicen: «debemos reformar desde arriba o seremos derrocados». Los primeros dicen: «Nos oponemos a las reformas porque cuando empecemos a cambiar seremos derrocados». Los dos tienen razón.
Lo que era cierto en Francia en 1789 también lo es para Irán en 2009. Después de tres décadas en el poder el régimen de los mulás es tremendamente impopular. Por tanto, los analistas esperaban que Mousavi, considerado en general como un «reformista», lo hiciera bien. El debate presidencial entre Mousavi y Ahmadinejad despertó a la nación y durante los últimos días la campaña de Mousavi provocó entusiasmo, desencadenando masivas reuniones en las calles de Teherán. Estos actos mostraban un ardiente deseo de cambio.
En general se esperaba que si la participación era elevada Mousavi golpeara a su polémico contrincante, o al menos lo hiciera suficiente bien como para obligar a una segunda vuelta. Lo que han calificado los funcionarios como una participación electoral sin precedentes en las urnas el pasado viernes se esperaba suficiente para que Mousavi ganara la presidencia. La participación sobrepasó el 80 por ciento, según dijeron por lo menos dos portavoces autorizados el sábado.
El caos económico de Irán durante los últimos cuatro años ha socavado el apoyo de Ahmadinejad incluso en las zonas rurales. El gobierno anunció que Ahmadinejad no sólo había ganado las elecciones, sino que había conseguido un arrollador 62,63 por ciento de los votos frente al 33,75 por ciento de Hossein Mousavi. Según los resultados, que se anunciaron con una prisa indecente, Mousavi incluso perdió en la zona de Teherán donde él tiene su base principal. Este virtuoso despliegue de amaño electoral fue tan escandaloso que conmocionó incluso a personas que consideraban esto como una práctica normal.
Elecciones amañadas
La velocidad con la que se hizo el anuncio en sí mismo es suficiente para demostrar un fraude masivo. Irán sigue siendo un país predominantemente rural con una infraestructura que no permite este rápido escrutinio de los resultados electorales. En una elección auténtica se tardarían varios días en tener todos los resultados de las provincias, aldeas y zonas remotas. En su lugar, Ahmadinejad inmediatamente anunció que había ganado con una gran mayoría. «La población de Irán inspiró esperanza a todas las naciones y creó una fuente de orgullo en la nación y desencantó a todos los que desean el mal», estas son las palabras de Ahmadinejad en una televisión nacional el sábado por la noche. «Estas elecciones se celebraron en una coyuntura de la historia».
Para un régimen despótico que tiene en sus manos todas las riendas del poder, amañar las elecciones no es una tarea difícil. Después de cerradas las urnas, según noticias procedentes de Irán, las calles se llenaron con destacamentos de la Guardia Revolucionaria Iraní armados hasta los dientes. En una zona al norte de Teherán, un feudo del candidato de la oposición y ex – primer ministro reformista Mousavi, periodistas extranjeros informaban de un convoy con al menos quince vehículos militares llenos con guardias armados abriéndose camino a lo largo de la carretera. El ministerio de interior estaba bloqueado y muy vigilado porque el régimen temía que los seguidores de Mousavi se reunieran allí para protestar contra el recuento electoral.
Ibrahim Yazdi, un destacado disidente iraní y ministro de exteriores de Irán en los primeros días de la República Islámica, dijo al periodista norteamericano Robert Dreyfuss: «Muchos de nosotros creemos que las elecciones fueron amañadas. No sólo Mousavi. No tenemos ninguna duda. Y en cuanto a nosotros concierne, no son legítimas. Hubo muchas, muchas irregularidades. No permitieron que los candidatos supervisaran las elecciones o el recuento de las papeletas en los colegios electorales. El ministro de interior anuncio que él supervisaría el recuento final en su oficina, en el ministerio, con sólo dos ayudantes presentes».
«En las elecciones anteriores anunciaron los resultados en cada distrito, así la población podía seguirlo y hacerse un juicio sobre la validez de los datos. En 2005 hubo problemas: en un distrito hubo unos 100.000 votos ilegibles y anunciaron un total de 150.000 votos. En esta ocasión ni siquiera han dado información de cada uno de los distritos.
«En total hubo unos 45.000 colegios electorales. 14.000 eran móviles que podían trasladarse de un lugar a otro. Muchos de nosotros protestamos por eso. Originalmente, estos colegios electorales móviles se suponían que serían utilizados en hospitales y otros lugares similares. En seta ocasión, fueron utilizados en las comisarías, bases del ejército y distintas instalaciones militares. Cuando llegaban a las instalaciones militares se ponían 500 votos de más en cada una de las 14.000 urnas, eso significa siete millones de votos.
«Mousavi y Karroubi (los principales candidatos de la oposición) habían establecido un comité conjunto para proteger los votos de la población. Muchos jóvenes voluntarios se unieron a ese comité. Pero las autoridades no les permitieron funcionar. La noche pasada (la noche electoral), las fuerzas de seguridad cerraron el comité. No hay manera, independiente del gobierno y del Consejo de Guardianes, de verificar los resultados».
Con un resultado electoral amañado en su bolsillo, la insolencia de Ahmadinejad no conoce límites. El presidente dijo que las elecciones fueron un «modelo de democracia» y acusó «los opresores occidentales» que critican el proceso electoral. «En las elecciones del viernes, la población de Irán salió victoriosa», declaraba Ahmadinejad. «Las elecciones en Irán son realmente importantes. Las elecciones significan el consenso de la resolución de toda la población y la cristalización de sus demandas y sus necesidades, y es un salto a picos más elevados de aspiración y progreso. Las elecciones en Irán tienen una base totalmente popular que pertenece a la población con una mirada al futuro, con el objetivo de construir el futuro».
Señaló el progreso a través del consenso, dijo que las reformas económicas y de infraestructura se pueden conseguir en Irán mediante un proceso colectivo. Decía que «todos podemos unir fuerzas», mientras sus bandas armadas golpeaban a la población en las calles. Decenas de miles de seguidores de Ahmadinejad ondeando banderas se reunieron en la Plaza Valiasr de la capital para celebrar el discurso de victoria del presidente, intentaba mostrar fuerza y espera que así se acepten los resultados electorales sin protestar.
«Las elecciones del 12 de junio fueron una expresión artística de la nación que creó un nuevo avance en la historia de las elecciones del país», estas son las palabras del ayatolá Kamenei. «Con más del 80 por ciento de participación de la población y con 24 millones de votos para elegir al presidente, es una celebración real que con el poder del todo poderoso Alá se puede garantizar el desarrollo, progreso, seguridad nacional, y el gozo y disfrute de la nación».
Protestas espontáneas
La nación ciertamente estaba alterada, pero no de gozo. El candidato reformista Mehdi Karrubi calificó los resultados de las elecciones como de «chiste» y «asombrosos». Incluso mientras Ahmadinejad alababa el resultado y la alta participación, Mousavi y sus seguidores en las calles de Teherán protestando y estallaron enfrentamientos. El sábado por la tarde las calles de la capital están en general tranquilas. Pero este sábado había manifestaciones espontáneas en las calles de Teherán. Esto reflejaba una enorme acumulación de rabia, desesperación y amargura dentro de la sociedad iraní que está cargada de implicaciones revolucionarias.
Kamenei decía que los iraníes debían tomar un profundo respiro ante los resultados de las votaciones. «El sábado después de las elecciones siempre es un día de afecto y paciencia», decía. «Tanto los seguidores del candidato electo como los seguidores de los otros respetables candidatos deben frenar cualquier comportamiento provocador o sospechoso. El respetable presidente electo es el presidente de todo el pueblo de Irán y de todos, incluidos los rivales de ayer, así que deben protegerle y ayudarle». Estas palabras del líder supremo demostraba el miedo del régimen a disturbios públicos. Y no están equivocados en este miedo.
Los manifestantes coreaban: «El presidente está cometiendo un crimen y el líder supremo le apoya», un lenguaje muy incendiario en un régimen donde el líder supremo, Alí Kamenei, es considerado como alguien irreprochable. Las tiendas, las oficinas del gobierno y las empresas cerraron a primera hora debido a la tensión acumulada. También se congregó la multitud a las puertas de la sede de Mousavi pero no había rastro del principal rival político de Ahmadinejad. Los seguidores levantaban sus puños y coreaban consignas contra Ahmadinejad.
Los manifestantes quemaron cubos de basura y neumáticos, provocando columnas de humo negro entre los bloques de apartamentos y oficinas del centro de Teherán. En una carretera un autobús ardía. La policía luchaba con palos, incluidos escuadrones móviles con motocicletas con garrotes, mientras los manifestantes respondían a la policía con piedras y botellas gritando: «Mousavi, votamos» y «las elecciones fueron una sarta de mentiras».
Más de cien reformistas, incluido Mohammad Reza Jatamí, el hermano del anterior presidente Mohammad Jatamí, fueron detenidos según dijo un dirigente reformita, Mohammad Alí Abtahi. Señaló a Reuters que ellos eran miembros del partido reformista de Irán Mosharekat. Un portavoz de la judicatura negó que hubieran sido detenidos pero dijo que fueron convocados y antes de ser liberados se les «advirtió para no aumentar la tensión». El Estado encarcela y tortura a sindicalistas y golpea a estudiantes, pero a los políticos burgueses sólo les da un manotazo en la muñeca.
La gente se apoyaba en las ventas y balcones para ver las manifestaciones, muchos de los cuales eran seguidores de Mousavi y realizaron grandes manifestaciones ruidosas aunque pacíficas. Por la tarde, una multitud agitada y furiosa apareció en la Plaza Moseni de Teherán, con personas rompiendo tiendas y perdiendo fuego. Dos grupos de personas se enfrentaban entre sí en la plaza, lanzando piedras, botellas y gritando furiosos. Los observadores creen que las dos partes podrían ser seguidores de Ahmadinejad por un lado y por el otro de Mousavi.
Los manifestantes, que claramente eran espontáneos, no se limitaron a Teherán. También sucedió en otras ciudades, incluidas Tabriz, Orumieh, Hamedan y Rasht. Está claro que nadie organizó estas protestas y menos aún los líderes reformistas. La nueva tecnología ha sido una táctica clave en movilizar políticamente a los jóvenes iraníes, pero los mensajes de texto no han funcionado estos días y Facebook fue clausurado. Sin embargo, el viejo método del boca a boca todavía funciona y el sábado los manifestantes iraníes llegaron en masa a los puntos de encuentro en Teherán.
El domingo continuó la situación. «Se dio este juego de gato y ratón entre los manifestantes y la policía», decía Samson Desta, periodista de CNN, que fue golpeado por la policía. «Parece que la policía tiene las cosas bajo control. Pero hablamos de muchos estudiantes que dicen: ‘No nos vamos a ir. Pueden detenernos ahora pero regresaremos y conseguiremos que escuchen nuestras voces».
Este era el segundo día de protestas en Irán. El sábado, miles de manifestantes gritaban: «Muerte a la dictadura» y «Queremos libertad», quemaron motocicletas de la policía, lanzaron piedras contra los escaparates de las tiendas y quemaron contenedores de basura.
El domingo por la noche en las calles de Teherán reinaba una calma tensa, pero John Leyne de la BBC, en la ciudad, informaba del estallido de enfrentamientos ante la sede de Irna, la agencia de noticias oficial iraní, y también en al menos un barrio. Llegaron también noticias del refuerzo de la lucha con medios de comunicación independientes. La sede de la cadena de televisión árabe al-Arabiya fue cerrada por «razones desconocidas», según decía el canal. El servicio de telefonía móvil fue restaurado pero hay noticias de que los mensajes de texto siguen restringidos y que no hay acceso a sitios de internet populares, incluida la BBC. Estas acciones no muestran confianza sino un extremo nerviosismo por parte del régimen.
Hipocresía de los imperialistas
En todo el mundo hubo reacciones, en países como EEUU y Canadá se escucharon voces sobre las irregularidades de la votación. Pero los gobiernos occidentales han centrado sus críticas en la falta de derechos humanos en Irán y han sido muy circunspectos respecto al descarado fraude electoral y la violencia en Irán.
Según noticias de CNN, se envió un mensaje mandos militares norteamericanos en Oriente Medio para que mantuvieran la disciplina y la prudencia si se encontraban con fuerzas militares iraníes durante el potencial malestar que rodea las elecciones presidenciales iraníes. Las preocupaciones militares de EEUU son expresadas como «alta sensibilidad iraní y quizá incluso miedo a posibles y potenciales amenazas internas y externas», según dijo un oficial.
Las críticas en Washington apenas se han hecho oír. Hilary Clinton ha mantenido la boca cerrada dejando al «hombre invisible», el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, que exprese sus «dudas» sobre la manera de «reprimir a las multitudes, la manera en que se ha tratado a la población», aunque, utilizando su lenguaje cauto, dijo que EEUU debía aceptar «por ahora» la pretensión de Teherán de que Ahmadinejad consiguió la reelección. «Hay muchas cuestiones terribles en cómo se han dirigido estas elecciones», dijo Biden, «pero no tenemos suficientes datos para hacer un juicio firme».
El ministro de exteriores francés, Bernard Kouchner, dijo que su gobierno estaba preocupado por la situación y criticó «la brutal reacción» de las autoridades en respuesta a las manifestaciones. La UE publicó una declaración «preocupada por las supuestas irregularidades» durante las elecciones del viernes.
Esta reticencia correcta de los imperialistas no es casualidad. Están aterrorizados ante la posibilidad de que una revolución en Irán actúe como un terremoto por todo Oriente Medio y Asia. Además, Washington espera restablecer buenas relaciones con el gobierno de Teherán, cuya ayuda necesitan para garantizar una retirada en orden de Iraq y proporcionar una ruta segura para los suministros a Afganistán. También necesitan el apoyo iraní para su última «iniciativa de paz» en la cuestión palestina. Por lo menos les gustaría que Teherán no la sabotee, aunque Netanyahu ya ha está haciendo un buen trabajo al insistir en que cualquier estado palestino estará desarmado y debe renunciar al derecho de regreso de la diáspora palestina.
Son estos factores los que determinan la política conciliadora de Obama respecto a la República Islámica, que ya pronosticamos por adelantado en otro artículo (ver: La invasión de Gaza: ¿Qué significa?). Llevaba una semana en la presidencia, Obama lanzó una rama de olivo a Teherán y pidió al régimen que «abriera el puño». Dos meses después, Obama lanzó un mensaje a Irán, por primera vez se reconocía a los ayatolás como representantes legítimos del pueblo iraní. El mes pasado, Obama reconoció el derecho de la República Islámica a enriquecer uranio y en El Cario admitió que la CIA había participado en el derrocamiento del gobierno de Mossadegh hace medio siglo.
La población de Irán tiene mucha memoria, sabe bastante sobre el imperialismo y lo odia con toda su corazón. Cuando el primer ministro Mossadegh fue echado del poder en 1953 por un golpe organizado por la CIA y la inteligencia británica, las presuntas democracias occidentales sustituyeron la democracia iraní con la monstruosa dictadura del Sha. Su gobierno corrupto y sangriento se basó en el resino del terror de masas donde la tristemente célebre policía secreta, la Savak, llevó a cabo una campaña sistemática de asesinato y tortura. Las supuestas democracias occidentales apoyaron a este títere déspota del imperialismo y entonces no dijeron nada sobre la violación de los derechos humanos en Irán. Por eso los iraníes no tienen ninguna razón para confiar en la buena voluntad del imperialismo o para escuchar sus sermones hipócritas sobre la «democracia».
Divisiones en el régimen
Después de las elecciones Teherán estaba lleno de rumores sobre un golpe de estado. Pero en realidad esto no es necesario. Admadinejad ya ha acumulado tanto poder en sus manos que ya establecido de facto una dictadura, si no legalmente. Además de las fuerzas regulares del Estado, controla la Guardia Revolucionaria, que utilizó la semana pasada para aplastar brutalmente las manifestaciones.
Después de las elecciones las fuerzas de seguridad ocuparon los locales de muchos periódicos para garantizar que la información sobre las elecciones era favorable. Cambiaron los titulares de muchos periódicos. ¡Esta es una excelente manera de garantizar una buena cobertura de la campaña electoral! Los guardias han ocupado todo, incluidas muchas instituciones económicas. El ministerio de interior está intensificando su control en todas las provincias.
Hay también rumores de que Ahmadinejad está pensando cambiar la Constitución para permitir que el presidente pueda tener más de dos mandatos, haciendo así su permanencia más o menos permanente. Está representación del golpe de Luis Bonaparte, que combinado con las elecciones fraudulentas e intrigas parlamentarias con un reino de terror en las calles dirigido por le famosa Sociedad del 10 de Diciembre, formada por bandas, criminales y lúmpemproletarios. Su base social también es similar: el campesinado atrasado, que puede ser utilizado contra las ciudades y pueblos más avanzados.
En teoría la situación parece desesperada. Pero esto es sólo sobre la superficie. Ahmadinejad y sus seguidores han seguido en el cargo, pero las elecciones han dejado en la capital iraní amargura y rabia. El nuevo gobierno se enfrentará a serios problemas a todos los niveles, particularmente en la economía. Las últimas ilusiones del campesinado quedarán hechas añicos debido a las durezas impuestas por la crisis económica.
En el último período Ahmadinejad se mantuvo en el poder en parte sobre la base de la represión y demagogia anti-norteamericana, pero principalmente utilizando la riqueza petrolera de Irán para medidas populistas. Esto le garantizó cierta base de apoyo en la población, sobre todo entre el campesinado. Pero ahora la crisis económica y la caída del precio del petróleo reducirán su margen de maniobra en este frente. Por otro lado, la demagogia «antiimperialista» es algo muy fino. ¡La población no puede comer cabezas nucleares!
La historia de los regímenes dictatoriales y autocráticos demuestra que es imposible mantener un régimen sólo sobre la base de la represión. Cuando las masas comiencen a moverse, ningún aparato del estado, no importa lo poderoso y feroz que sea, puede detenerlas. Esa es la lección de Francia en 1789, de la Rusia zarista en 1917 y del Sha en Irán en 1979. Luis Bonaparte tomó el poder con un golpe y estuvo en él durante dos décadas. Pero al final su mandato terminó en la Comuna de París. Ahmadinejad no estará en el poder tanto por las razones que hemos explicado y cuanto más se aferre al poder, más explosiva será la situación y más profundas las contradicciones internas en el régimen.
A pesar de la muestra de fuerza, la fisuras internas que están dividiendo el régimen se están profundizando. Hay voces en el establishment que están desafiando a Ahmadinejad. Y no está claro que él y la Sepah (Guardia Revolucionaria) tengan fuerza suficiente para superarlo. El líder supremo, el ayatolá Alí Kamanei, está jugando a Bonaparte, equilibrándose entre las fracciones. Hay enfrentamientos y divisiones entre diferentes fracciones que reflejan una profunda crisis del propio régimen.
En la entrevista que ya hemos mencionado, Ibrahim Yazdi, hace referencia a las divisiones en el régimen: «Después de las últimas elecciones (2005), después de que Ahmadinjead fuera elegido por primera vez, se plantearon muchas preguntas sobre el intento de Ahmadinejad de aislar al líder. Hablábamos abiertamente de esto. En esta ocasión, en preparación de las votaciones, le aislaron incluso más. Por ejemplo, en años pasados (el anterior presidente) Alí Akbar Hashemi-Rafsanjani, tenía influencia, quizás incluso más influencia que el líder. Ahora, con las consignas utilizadas en los mítines de Ahmadinejad, cosas como ‘¡muerte a Hashemi!’, han provocado una profunda escisión. Kamenei también ha perdido el apoyo de muchos miembros de alto rango del clero».
Cobardía de los reformistas
Los reformistas liberales en Irán y en el extranjero están hundidos en la desesperación. Mousavi se ha comprometido a luchar contra el veredicto, utilizando palabras como «tiranía» y añadiendo: «No me rendiré ante esta cobarde charada». Incluso antes de terminar el recuento de votos, Mousavi publicó una carta pidiendo el cese del recuento de votos debido a las «flagrantes violaciones» y calificó la situación de proceso injusto.
El líder de la oposición dijo que los resultados de «monitores poco fiables» refleja «la debilidad de los pilares que constituye el sagrado sistema» de Irán y el «dominio del autoritarismo y la tiranía». Los observadores electorales independientes fueron prohibidos en los colegios electorales. «Los resultados anunciados para las décimas elecciones presidenciales son asombrosos. La gente ha estado allí y conoce bien a quién votaron y les pilló totalmente por sorpresa los funcionamientos mágicos de la televisión y las emisiones de radio», decía Mousavi en su declaración.
El periódico de Mousavi, Kalemeh Sabz, o la Palabra Verde, no salió hoy. Un editor anónimo dijo que las autoridades estaban molestas con las declaraciones de Mousavi. La web del periódico informaba de que en las elecciones del viertes desaparecieron 10 millones de número de identificación, lo que convierte a los votos en «imposible de rastrar».
Cuando sus seguidores tomaron las calles de la capital de nuevo para enfrentarse a las porras y gas lacrimógeno, Hossein Mousavi lanzaba un llamamiento formal contra el resultado electoral. Ha apelado al Consejo de Guardianes para cambiar el resultado y pidió a sus seguidores que continúen las protestas de una «manera pacífica y legal». «Hemos pedido a las autoridades que nos permitan celebrar un mitin nacional para que la población pueda mostrar su rechazo al proceso electoral y los resultados», dijo Mousavi. El Consejo de Guardianes es un órgano con mandato constitucional formado por seis clérigos y seis juristas, que funciona como autoridad electoral de Irán y tiene otros poderes. Pero el ayatolá Alí Kamenei es el líder supremo y ya ha declarado que las elecciones se han realizado con limpieza y ha ordenado a tres candidatos derrotados y a sus seguidores que eviten un comportamiento «provocador».
La manifestación de masas planificada por la oposición para protestar contra el fraude electoral ha sido prohibida. Por lo tanto, el camino para corregir por medios legales y constitucionales está bloqueado. La única manera de conquistar los derechos democráticos en Irán es tomando el camino revolucionario. Irán, dice Mousavi, «pertenece al pueblo y no a los estafadores». Incluso se habla de convocar una huelga general. Las palabras son baratas y los dirigentes de la burguesía reformista temen más al movimiento de las masas que al propio Kamenei.
El papel de la clase obrera
Como los cadetes rusos, los reformistas liberales en Irán están aterrorizados ante la posibilidad de una revolución. Ibrahim Yazdi le dijo a un periodista norteamericano: «Ciertamente, estamos preocupados por las reacciones espontáneas. La juventud iraní ha participado y se ha movilizado. En el país ha habido algunos enfrentamientos violentos. No estamos de acuerdo con la violencia, porque la violencia sólo dará a la derecha una excusa para reprimir a la oposición». Y de nuevo: «No estamos a favor de la subversión. No queremos cambiar la constitución. No queremos crear una fuerza política viable que pueda ejercer su influencia». Estas palabras indican la verdadera psicología de los reformistas burgueses en Irán. Podrían incluso haberlas copiado de cualquier periódico de los liberales rusos en febrero de 1917.
La verdadera analogía histórica, sin embargo, no es la Rusia de 1917 sino la de 1905, o incluso antes. Como la Revolución Rusa antes de 1905, la revolución iraní aún está en su infancia. Tiene un largo camino que recorrer y no es algo malo desde el punto de vista de los marxistas iraníes que necesitan tiempo para construir sus fuerzas. Como los trabajadores rusos antes de 1905, la clase obrera iraní es principalmente joven e inexperta. La vieja generación de trabajadores activistas, que estaban formado principalmente en la escuela del estalinismo, en gran parte ha desaparecido, diezmada por la represión y desorientada por la política equivocada de sus dirigentes.
Se necesitará tiempo y las experiencias, tanto de las victorias como de las derrotas, antes de que la clase obrera iraní llegue a la conclusión de la necesidad de tomar el poder. Debemos recordar que en enero de 1905 el joven proletariado ruso primero entró en la escena de la historia en una manifestación pacífica encabezada por un sacerdote, con iconos religiosos en sus manos, con una petición al zar. Pero un enfrentamiento sangriento bastó para impulsarlas al camino de la revolución en el espacio de 24 horas. Podemos esperar similares cambios repentinos y bruscos en Irán.
La campaña de Mousavi despertó las esperanzas de muchas personas, especialmente de la juventud de clase media y de las mujeres (había prometido derechos a las mujeres). Ahora estas esperanzas se han desvanecido. La policía y los «guardias revolucionarios» han dado a los jóvenes una lección excelente del valor de la democracia iraní con proras, puños y botas. La situación es explosiva. Pero en ausencia de un programa claro, perspectiva y dirección, las protestas callejeras sin objetivo y los disturbios no llevan a ninguna parte. Por tanto probablemente la actual oleada de malestar durante un tiempo se tranquilizará. Pero regresará con una mayor violencia en una etapa posterior.
Los reformistas están llorando y gimiendo por la derrota electoral, pero en realidad estas elecciones no han solucionado nada para la población iraní, para la clase obrera o el propio régimen. Este régimen decrépito es como el anciano del mar que salta a los hombros de Simbad y se niega a desmontarse. Estas elecciones sólo son una lección más en la dura escuela de la vida, que finalmente convencerá a los jóvenes y trabajadores que para bajar al viejo del mar de sus espaldas serán necesarias medidas más radicales.
La debilidad real del movimiento por la democracia es que el poderoso proletariado iraní no ha entrado de una manera decisiva en acción como ocurrió en 1979. Después de largos años de represión durante los cuales el movimiento obrero en la práctica fue descabezado, la clase obrera necesita tiempo para ponerse de pie. Como un atleta que ha estado inactivo durante mucho tiempo, los trabajadores iraníes necesitan estirar los músculos y comenzar a hacer ejercicio antes de entrar de manera decisiva en acción. Ya ha habido muchas huelgas sobre cuestiones económicas. La presión desde abajo se acumula. Esta presión encuentra su reflejo incluso en el Labour House, la organización creada por el régimen para controlar a los trabajadores. En el período reciente el periódico oficial del Labour Hose incluso publicó un artículo de Lenin. ¡Cómo cambian los tiempos!
Irán es un país arrolladoramente joven. Su población tiene una media de 27 de años. Estas personas no pueden recordar la época en la que los mulás no estaban en el poder. Hace mucho tiempo los mulás eran considerados incorruptibles, en contraste con la degenerada monarquía pro-occidental. Pero eso fue hace mucho tiempo. Después de décadas en el poder los mulás han demostrado ser tan corruptos y el régimen ha perdido autoridad. Ahmadinejad tenía una base de apoyo en los pueblos que le permitían celebrar mítines de masas. Su base real está en los Guardias Revolucionarios, pero incluso ya no inspiran el tipo de terror del pasado. Lo más significativo de los disturbios del fin de semana no es que fueran reprimidos, sino que muchas personas estaban dispuestas a salir a las calles para desafiar al Estado y sus fuerzas represivas. Esto significa que los días del régimen están contados.
Al final eso llevará a una crisis. Este será un gobierno de crisis que probablemente no dure ni acabe su mandato. Las divisiones políticas y sociales dentro de Irán se ampliarán. La combatividad de los trabajadores crecerá y se expresará en huelgas económicas por mejores salarios y condiciones, como ya hemos visto en los últimos años, y más tarde en huelgas y manifestaciones políticas. La necesidad más urgente ahora es organizar a los trabajadores y proporcionar al movimiento un programa correcto, una política y una bandera. Esto sólo se puede conseguir con la bandera roja del socialismo.
Es bastante natural que los estudiantes jueguen un papel clave en esta etapa de la revolución. Es muy similar a la situación en Rusia en 1901-1903 o en España en 1930-1931, justo antes de la caída de la monarquía. Trotsky escribió en ese momento:
«Dado que la burguesía se niega, consciente y obstinadamente, a tomar a su cargo el cuidado de resolver los problemas impuestos por la crisis que sufre su régimen; dado que el proletariado no está todavía dispuesto para encargarse de resolver estos problemas, no es raro que el proscenio esté ocupado por los estudiantes… La actividad revolucionaria o semirrevolucionaria de los estudiantes muestra que la sociedad burguesa atraviesa una crisis muy profunda…
«Los obreros españoles han manifestado un instinto revolucionario muy acertado dando su apoyo a las manifestaciones de estudiantes. Claro está, tienen que obrar así bajo su propia bandera y bajo la dirección de su propia organización proletaria. El deber del comunismo español es asegurar esta acción, y a este efecto es indispensable que tenga una política justa…
«Si los comunistas emprenden este camino, hay que admitir que combatirán resuelta, audaz, enérgicamente, por las consignas democráticas. Si no entienden la cosa así, se cometería un gravísimo error sectario… Si la crisis revolucionaria se transforma en revolución, rebasará fatalmente los límites previstos por la burguesía y, en caso de victoria, será preciso que el poder sea transmitido al proletariado». (Trotsky. Problemas de la revolución española. Mayo 1930).
Las fuerzas de los marxistas iraníes son pequeñas pero crecen cada día. Combinando hábilmente las reivindicaciones democráticas con las transicionales, vinculando las luchas cotidianas con la idea de la revolución socialista, conectarán con una capa cada vez más amplia de trabajadores y estudiantes que buscan un cambio fundamental de sociedad. El futuro de Irán está en el camino revolucionario, y la revolución iraní está destinada a conmocionar el mundo.
Londres, 15 de junio de 2009