Cuando llegan noticias sobre los enfrentamientos entre manifestantes y la policía en Teherán, está claro que el movimiento contra el fraude ha alcanzado un punto crítico. El discurso de Kamenei ayer arrojó un guante al movimiento y amenazó con repercusiones si continuaban las protestas, pero la clase obrera organizado ahora se ha unido a la lucha contra el régimen.
En su sermón en las oraciones de los viernes de la Mezquita de la Universidad de Teherán, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Kamenei, puso toda su autoridad tras Ahmadinejad e hizo una enérgica advertencia contra la protesta por el fraude electoral. Rechazó cualquier pretensión de fraude y declaró la "victoria definitiva" de Ahmadinejad. También acusó a occidente de inmiscuirse en los asuntos iraníes. Su sermón tuvo dos mensajes claros. El primero es que no se puede cuestionar la república islámica. Dijo que "la disputa no es entre grupos que están dentro o fuera del establishment islámico. No es una disputa entre los que están a favor y en contra de la revolución. Esta disputa es entre elementos dentro del marco del establishment islámico. Y la población que votó a los cuatro candidatos lo hizo para profundizar y confiando en el establishment islámico". Fue claramente una respuesta al hecho de que las protestas masivas de la semana pasaba han comenzado a cuestionar no sólo la validez de las elecciones, sino el propio sistema y esto es muy preocupante. El hecho de que Kamenei, que normalmente se abstiene de participar directamente en política y mover los hilos detrás del escenario, haya aparecido en unos términos tan enérgicos es una medida de la preocupación de la clase dominante porque el desafío del movimiento de masas también lo es para la propia existencia de la República Islámica.
El segundo mensaje fue una enérgica advertencia contra nuevas movilizaciones. "Es un error que algunas personas asuman que tomando las calles, pueden presionar al establishment islámico y presionar a las autoridades para imponer un compromiso. Es una equivocación esa idea". Y lo apoyó con una amenaza:
"Los desafíos callejeros no son aceptables después de las elecciones. Quiero que todos en ambas partes abandonen este método. Si no lo hacen, las consecuencias y los disturbios serán caerán sobre aquellos que no pusieron fin a ellos… Si hay consecuencias, afectarán directamente a los líderes detrás del escenario".
No sólo no admitirán manifestaciones, sino que si continúan habrá disturbios y cuando hace referencia a los líderes detrás del escenario, probablemente hace referencia a Rafsanjani, además de a Mousavi. Durante toda una semana, cientos de miles y probablemente incluso millones de personas han participado en lo que sabían eran manifestaciones ilegales, que no estaban autorizadas y el régimen fue incapaz de detenerlas. Ahora el Estado ha advertido que no tolerará más esta situación. Pero no puede porque corre el riesgo de socavar la base de su propio poder.
Las advertencias de Kamenei estuvieron apoyadas por más amenazas del aparato del estado. El Consejo de Seguridad de Irán (parte del ministerio de interior) envió una carta a Mosuvai haciéndole personalmente responsable de lo que ocurra hoy, cuando la oposición ha convocado otro acto de masas. "Es vuestro deber no incitar ni invitar a la población a reuniones ilegales, de ser así, será responsable de sus consecuencias". Las órdenes del Consejo de Seguridad a Mousavi son explícitas: "Es su responsabilidad evitar que la población asista a estos actos en lugar de estar haciendo acusaciones contra la aplicación de la ley". También repiten una acusación hecha por Kamenei en su discurso del viernes: la población está manipulada por agentes extranjeros: "Creemos que es una red organizada en la que probablemente estén afiliados grupos extranjeros que deliberadamente alteran la paz y la seguridad de la población". Todo régimen opresivo piensa que el movimiento de la población es obra de "agentes extranjeros" y "agitadores", no son capaces de admitir que cualquier movimiento genuino de masas de la población tiene sus raíces en las condiciones sociales y económicas. ¡Como si más de un millón de personas pudieran ser dirigidas por una pequeña "red organizada" de "grupos extranjeros"!
La carta del Consejo de Seguridad también es muy explícita en lo que harán las fuerzas de seguridad si se celebran más manifestaciones: "Por supuesto ya hemos ordenador a las fuerzas del cumplimiento de la ley para que se ocupen de la situación". Este es el palo.
Pero el discurso de Kamenei también contenía una "zanahoria", una "concesión" diseñada para ofrecer una salida a Mousavi, la defensa de sus denuncias por métodos legales. El sábado, el Consejo de Guardianes de Irán hizo una oferta más concreta: "Aunque el Consejo de Guardianes no está obligado legalmente… estamos dispuestos re recontar un diez por ciento de las papeletas aleatoriamente en presencia de los representantes de los candidatos". Tanto Mousavi como Karroubi, los dos candidatos "reformistas", boicotearon la reunión del Consejo de Guardianes a la que habían sido invitados, sólo asistió el candidato "conservador" Razaei. Este último dice que realmente recibió entre 2,5 y 7 millones de votos, en lugar de los 680.000 que le dan los resultados oficiales.
El problema es que una promesa de recuento parcial es demasiado poco y llega demasiado tarde para el movimiento de masas, que en cualquier caso no está en absoluto bajo el control de Mousavi, muchas de las manifestaciones de la semana pasada han seguido este patrón: alguien cercano a Mousavi anuncia una manifestación, después la desconvoca, pero las masas asisten igualmente, Mousavi dice que estará presente y es visto por las multitudes para no perder así su "dirección" del movimiento.
Teherán ya está lleno de rumores sobre mítines de masas esta tarde y después han sido desconvocados. La "reformista" Asamblea de Clérigos Combatientes, encabezada por Katami, ha anunciado que como no está garantizado ningún permiso oficial, hoy "no habrá concentración". Pero aunque el propio Mousavi desconvoque las protestas, probablemente se celebrarán e igualmente corre el riesgo de perder el control. "Con frecuencia estas protestan pueden tomar vida propia y aunque los líderes desconvoquen las protestas eso no significa que las personas no salgan a las calles y su voluntad no será el resultado de la presión", decía Reva Bhalla, un analista de Stratfor, una empresa global de inteligencia.
Por tanto hoy es un día crucial para el movimiento. Está claro que el Estado ya no puede permitir la manifestación y utilizará todas las fuerzas a su disposición para conseguirlo. Toda revolución alcanza un punto donde las masas ya no temen la represión y cuando ésta llega puede conseguir extender y escalar el movimiento. Eso podría suceder. Ya hay indicaciones durante las protestas de la última semana de que sectores de la policía simpatizan con los manifestantes. Probablemente las fuerzas de más confianza serán las que utilicen contra la manifestación de hoy.
En un proceso crucial, durante las últimas horas hemos presenciado el principio de la entrada de la clase obrera en el movimiento de masas como una fuerza clara con su propia identidad. El jueves 18 el sindicado de conductores de autobuses de Vahed publicaron una declaración en apoyo del movimiento de masas. Es significativo porque es uno de los sectores más combativos de la clase obrera iraní, que está llevando a cabo una lucha prolongada por el reconcoimiento de su organización sindical, a pesar de la represión por parte de la República Islámica. El Sindicato Vahed correctamente antes de las elecciones declaró que ninguno de los candidatos apoyaba los intereses de la clase obrera en Irán, pero ahora, también reconoce correctamente "la magnífica manifestación de millones de personas de todas las edades, géneros, minorías nacionales y religiosas de Irán", y afirma nítidamente que el "Sindicato de Trabajadores de Autobuses Vahed de Teherán y Alrededores apoya totalmente este movimiento de la población iraní para construir una sociedad civil libre e independiente, y condena la violencia y opresión".
Pero más importante aún es la acción adoptada por los trabajadores de la gigantesca fábrica de automóviles de Khodro. Los trabajadores de esta empresa automovilística, la mayor de Oriente Medio con casi 100.000 trabajadores, 30.000 de ellos en una sola planta, han ido a la huelga el jueves 18 en apoyo del movimiento revolucionario de la población. En una breve declaración que reproducimos totalmente dice lo siguiente:
"Declaramos nuestra solidaridad con el movimiento del pueblo de Irán.
"Trabajador del automóvil, compañeros trabajadores: Lo que hoy presenciamos es un insulto a la inteligencia de las personas, un desprecio por sus votos, el pisoteo de los principios de la Constitución por parte del gobierno. Nuestro deber es unirnos a este movimiento.
"Cuando los trabajadores de Khodro Irán, el jueves 28/3/88 en cada turno de trabajo dejarán de trabajar durante media hora para protestar por la represión de estudiantes, trabajadores, mujeres y la Constitución, y declaran su solidaridad con el movimiento del pueblo de Irán. Los turnos de mañana y tarde de 10 a 10,30 horas. El turno de noche de 3 a 3,30 horas.
"Trabajadores de Khodro Irán". (Iran Khodro Uto Workers Begin Work Slowdown to Protest the Regime)
Estas dos declaraciones y la acción huelguística de los trabajadores de Khodro son extremadamente significativas. Son dos de los sectores más avanzados de la clase obrera iraní, están en la vanguardia del nuevo y emergente movimiento sindical. Están expresando los pensamientos de otros millones de trabajadores que todavía no lo han expresado en declaraciones formales. Como explicaba Alan Woods el jueves:
"La clase obrera tiene un poder que puede paralizar la sociedad y el Estado. Sin su permiso no se enciende una bombilla, no gira una rueda ni suena un teléfono. Nos referimos a la huelga general. La idea de la huelga general se ha planteado pero no se ha llevado a cabo. ¡Esa es la cuestión clave!" (Irán: ¿cómo puede avanzar el movimiento?)
La huelga de los trabajadores de Khodro puede ser el principio de una oleada huelguística. En 1979 fue la huelga de los trabajadores del petróleo lo que finalmente derribó al sha. El deber de los marxistas revolucionarios es apoyar totalmente este movimiento y en particular a sus capas más avanzadas, a la clase obrera organizada.