Desde un comienzo se trataron de ocultar y distorsionar los motivos del envío de tropas argentinas a Haití. Tanto el gobierno como los medios de comunicación intentaron confundirlo con una “misión de paz”. Pero las tropas argentinas no son “cascos bl Desde un comienzo se trataron de ocultar y distorsionar los motivos del envío de tropas argentinas a Haití. Tanto el gobierno como los medios de comunicación intentaron confundirlo con una “misión de paz”. Pero las tropas argentinas no son “cascos blancos” que realizan tareas humanitarias sino “cascos azules” que van a colaborar con la “pacificación” por la fuerza de la situación social haitiana: tanto el conflicto entre las distintas bandas de gángsteres como la resistencia popular al gobierno golpista. También se ha logrado silenciar el escándalo que involucraba a algunos miembros de la delegación argentina en un caso de violación de menores.
La situación de caos y violencia social existente en Haití desde hace meses se intentó solucionar con el golpe impulsado por el imperialismo norteamericano contra el gobierno de Aristide, que no era lo suficientemente subordinado a sus intereses. Pero ante la continuidad de la violencia consideraron necesario el envío de tropas.
Los EEUU necesitan descomprimir la situación en Haití por varios motivos. Los principales son liberar sus tropas para poder enviarlas a lugares por ahora más importantes estratégicamente, como Irak, que no se extienda la inestabilidad a países vecinos como República Dominicana y también evitar la corriente de inmigración ilegal de haitianos hacia la Florida.
Aunque bajo el paraguas de la ONU, la fuerza multinacional que integran las tropas argentinas cumplen así una misión encargada por EEUU, lo que muestra la subordinación de la política exterior del gobierno de Kirchner a los dictados del imperialismo.
El 16 de julio, en la despedida del primer contingente de tropas y materiales bélicos (que se completó con dos envíos a principios y mediados de agosto), el obispo castrense Juan Carlos Basiotto confirmó que no eran una misión humanitaria al advertir que ellos "son conscientes de que, tal vez, alguno no regrese" de Haití.
Este obispo es parte de los sectores más reaccionarios que tratan de extender esa política exterior a la situación de inseguridad interior. Por eso reclamó que se utilicen la fuerzas armadas para pacificar la Argentina haciendo un paralelo entre la anarquía existente en Haití con la inseguridad en nuestro país.
Agregó que "las armas son necesarias donde no tiene cabida el razonamiento" y destacó que ellas son "la solución de emergencia para lograr la paz genuina". Luego matizó su comentario diciendo que la solución de fondo es el amor, que produce un cambio en el interior de los espíritus: "las armas son como las vendas, los torniquetes de los primeros auxilios. El amor que perdona es la medicina que destruye los gérmenes infecciosos de la guerra y la violencia". "Por eso, además de las armas como primeros auxilios, nosotros le dejamos (a las tropas) un rosario como signo de que, para construir la paz, debemos comenzar desde adentro, desde el espíritu, es la medicina que va a la causa, no a los síntomas del mal", subrayó.
El gobierno, que representa al sector más inteligente de la clase dominante, apuesta por ahora a apoyarse en el consenso social, mientras oculta los aspectos más reaccionarios de su política. De ahí que debió salir a contestar inmediatamente, a través del ministro de defensa José Pampuro desvinculándose de las declaraciones del obispo.