11abril

11abrilA quince años del golpe de estado del 11 de abril de 2002, ponemos a la disposición de nuestros lectores este artículo de los teóricos y fundadores de la Corriente Marxista Internacional Alan Woods y Ted Grant. Escrito el 14 de abril, justo después la vuelta de Chávez al poder, este análisis es clave para entender los sucesos de revolución y contrarrevolución que se desarrollaron en nuestro país. También es sorprendente la claridad con la cual previeron acontecimientos futuros, como el posterior paro-sabotaje petrolero de diciembre del 2002. Comprender de manera correcta los acontecimientos del 11, 12 y 13 de abril de 2002, permite extraer valiosas lecciones que son imprescindibles para poder entender la difícil coyuntura actual de la Revolución Bolivariana.

En Venezuela están desarrollándose unos acontecimientos dramáticos. El sábado 13 de abril, menos de 36 horas después de que un grupo de empresarios derechistas y generales del ejército asumieran el control, el golpe fracasa en un mar de confusión. Poco después de las diez de la noche, el presidente interino, Pedro Carmona Estanga, dimitió y fue arrestado. El vicepresidente Diosdado Cabello había jurado la presidencia ante el presidente de la Asamblea Nacional -William Lara-, después de que Carmona tuviera que restituir a los miembros electos de la asamblea y a otros funcionaros que él había echado el 12 de abril.

Finalmente, en medio de furiosas escenas de alegría, Hugo Chávez, volaba a bordo de un helicóptero militar hasta el palacio presidencial de Miraflores donde fue restituido como presidente de Venezuela.

Provocación contrarrevolucionaria

La contrarrevolución en Venezuela estuvo precedida por las recientes huelgas contra Chávez en la industria petrolera venezolana. Estas eran huelgas contrarrevolucionarias, el equivalente a la huelga de empresarios del transporte por carretera organizada por la CIA contra el gobierno de Allende en Chile. Estas huelgas estuvieron organizadas por la dirección de la industria petrolera venezolana (el PDVSA) junto con la burocracia sindical de derechas de la CTV. Que el movimiento hacia la reacción estuviera dirigido por los intereses petroleros no es casualidad. Los directores de PDVSA querían poner fin a las restricciones sobre la producción de petróleo y regresar a su situación anterior como el principal suministrador de petróleo de Estados Unidos. El propio golpe es fruto de los acontecimientos del 11 de abril, cuando se organiza una manifestación, dicen que con una asistencia de 350.000 personas, contra el gobierno Chávez. Como los medios de comunicación venezolanos son muy virulentos contra Chávez, esta cifra con toda seguridad está exagerada. Las agencias de prensa dicen que el número real de manifestantes no superó los 50.000. Supuestamente, las fuerzas de seguridad del gobierno y la milicia pro-Chávez dispararon contra una multitud desarmada de manifestantes contra Chávez, asesinando a 15 personas e hiriendo a otras 157. La derecha utilizó esto como una excusa para exigir la dimisión del presidente Hugo Chávez. Pero, en realidad, informes posteriores han señalado que la mayoría de los muertos eran manifestantes a favor de Chávez que, aparentemente, recibieron disparos de francotiradores apostados en los tejados. Todo era una clara provocación. Los intereses de clase detrás del golpe eran obvios. La cabeza del gobierno contrarrevolucionario era un rico empresario, Pedro Carmona, el presidente de la asociación de empresarios. Su primera acción fue anular las llamadas leyes anti-inversión de Chávez, es decir, todas aquellas leyes que pretendían defender los intereses de Venezuela y elevar el nivel de vida de las masas. La burguesía venezolana, corrupta y corrompida, es incapaz de jugar un papel progresista. Sus planes significarían poner al país, y su considerable riqueza petrolera, en manos del imperialismo estadounidense. Los directores del PDVSA habían elaborado un plan para restaurar e incrementar la producción que subirla su cuota de la OPEP en 300.000 barriles diarios.

El papel del imperialismo estadounidense

El golpe estuvo encabezado por la burguesa venezolana y sus compinches en las fuerzas armadas. Pero la mano que ha movido los hilos claramente estaba en Washington. Este plan nació y se crió en Estados Unidos. La administración Bush, encantada ante el pensamiento de ver a Chávez esposado, estaba preparada para tomar la industria petrolera venezolana por la puerta trasera, concediendo ayuda al nuevo gobierno de Caracas, en la forma de inversión en petróleo. Esto es parte de una estrategia más amplia del imperialismo estadounidense después del 11 de septiembre para intervenir agresivamente en cualquier parte.

Los intereses de EEUU en Venezuela, en parte, son económicos. Se habla de la recuperación económica en EEUU. Pero esta todavía es débil e inestable. La demanda en Norteamérica está recuperándose, pero en Europa está aun en un grado menor y Japón todavía tiene serios problemas. En esta situación, los mercados petroleros necesariamente son volátiles. Cualquier trastorno serio de la producción petrolera en este momento, tendría consecuencias muy serias para la economía mundial. Lo que se necesita para una recuperación seria no es silo un aumento de la demanda (que puede tener un carácter episódico) sino un aumento de la rentabilidad. Los márgenes de beneficio todavía están deprimidos. Un aumento del precio en cualquiera de los factores de producción, deprimiría aún más los márgenes de beneficio, provocando en la economía mundial una caída más profunda que antes. En este sentido, las convulsiones en Oriente Medio todavía son una tormenta amenazadora sobre el escenario económico.

La cuestión israelí-palestina está sacudiendo toda la región de una forma muy alarmante (Hezbola, Siria, Jordania y Egipto están todos implicados). Las cosas se están poniendo complicadas! Y después está el precio del petróleo… Este ha fluctuado violentamente, como una reacción a los recortes de producción de la OPEP, a las amenazas de guerra, al aumento de la violencia en Oriente Medio y a la inestabilidad política en la propia Venezuela. El caos en Oriente Medio parece haber obligado a Washington a posponer sus planes de ataque a Irak. Parece ser que en la cumbre del fin de semana pasado en Crawford entre el presidente estadounidense y el primer ministro británico Tony Blair, no ha tenido resultados muy positivos. Incluso un gran entusiasta de las guerras como Tony Blair, tuvo que advertir a Bush en privado que algunas veces es mejor mirar antes de saltar. Pero el aplazamiento no significa el abandono. Tarde o temprano la bota estadounidense descender sobre Irak.

Bush está decidido a seguir adelante con sus planes de agresión militar contra Irak, pero con inquietud se da cuenta que el caos general en oriente Medio (subrayado por el fracaso de la misión Powell para obligar a una retirada israelí de Palestina) puede provocar una caída catastrófica de la producción de petróleo que podría disparar los precios y acabar con cualquier perspectiva de recuperación económica. EEUU necesita urgentemente garantizar suministro de petróleo que está, convenientemente, a varios miles de millas de distancia de Oriente Medio.

Los imperialistas intentan mantener bajos los precios del petróleo. Se rumorea que los productores rusos, siguiendo la línea de colaboración de Putin con el imperialismo estadounidense, están intrigando para robar la cuota de mercado de Irak antes de que terminen los treinta días que Bagdad va a estar sin exportar petróleo y que empezó esta semana como señal de protesta contra la reciente ocupación de Israel de los territorios palestinos en Cisjordania. En este drama mundial, Venezuela es un factor clave. La política de Hugo Chávez amenazaba los intereses de las grandes compañías petroleras y estaba provocando preocupación en Washington.

Con la creciente inestabilidad en Oriente Medio, y la reducción de la producción petrolera de Irak, el interés de EEUU se centró en minar la cohesión de la OPEP. Antes de la llegada de Chávez en febrero de 1999, Venezuela era el país de la OPEP que más sobrepasaba su cuota de producción de petróleo. En diciembre de 1999, Venezuela excedía su cuota de producción en millones de barriles. Pero el nuevo gobierno, en su intento de resistirse al imperialismo estadounidense, convirtió a Venezuela en el país más entusiasta de la OPEP a la hora de cumplir su cuota de producción. Durante su presidencia Chávez encabezó la causa para conseguir numerosos recortes de la producción y el año pasado viaje por el mundo para conseguir nuevos recortes de producción, con cierto éxito. Esto inevitablemente hizo que Venezuela entrara en conflicto con las grandes compañías petroleras y el imperialismo estadounidense.

Pero hay una dimensión más amplia en las actividades del imperialismo estadounidense en Venezuela, que trasciende, con mucho, la cuestión económica. El ejército estadounidense está implicado activamente en una guerra sucia contra las guerrillas de la FARC y el ELN en la vecina Colombia. Es bien conocido que Chávez mantenía relaciones amistosas con las guerrillas colombianas. Esto por sí solo era suficiente razón para que la CIA intentara echarle.

Pero la razón principal no era ninguna de éstas. Lo principal era que la radicalización de las masas en Venezuela amenazaba con extenderse a otros países de América Latina, que ahora padecen una profunda crisis económica y social. Al echar del poder a Chávez, el imperialismo estadounidense esperaba aumentar el control sobre América Latina. Sería una lección para las masas de otros países. Y además, la instalación de un gobierno más amistoso y flexible en Caracas provocaría un aumento de la producción petrolera venezolana, y esto traería estabilidad a los precios del petróleo. En pocas palabras, una proposición empresarial muy razonable! Todo lo que hacía falta era un pequeño golpe…

Cómo «defendió la democracia» la contrarrevolución

Como era de prever, el golpe de derechas llenó de satisfacción, apenas disimulada, a la burguesía internacional. Estos hipócritas describieron los acontecimientos del 11 de abril como el regreso a la democracia en Venezuela! Esta fue la línea adoptada por el diario madrileño El País. Sin embargo, el mismo periódico posteriormente tuvo que publicar informes de testigos presénciales declarando que había muchos casos de brutalidad y violencia por parte de las fuerzas contrarrevolucionarias. Los seguidores de Chávez tuvieron que esconderse cuando las fuerzas armadas se dispusieron a arrestar a todos los colaboradores del gobierno. Los prisioneros fueron llevados a barracones militares donde fueron torturados y golpeados. Estos son los métodos de los «demócratas» burgueses en Venezuela!

El general del ejército venezolano, Efraín Vásquez Velasco, el principal líder de la rebelión militar, intentó evitar cualquier movimiento contra el nuevo gobierno implantando un plan de desarme agresivo. El nuevo régimen inmediatamente se lanzó a registrar propiedades privadas y vehículos para intentar apoderarse de todas las armas y arrestar a los seguidores de Chávez. Ordenó al ejército identificar, desarmar y desmantelar las milicias civiles organizadas por los Círculos Bolivarianos.

Se inició una caza de brujas contra todos los seguidores, miembros del parlamento pro-Chávez y los funcionarios del gobierno legalmente electo. Vázquez Velasco confirmó que el ejército y la policía civil habían emprendido una búsqueda por todo el país del antiguo vicepresidente, Cabello, y del alcalde de Libertador, Freddy Bernal, porque Cabello era el principal organizador y financiados de los Círculos Bolivarianos armados, y Bernal porque, supuestamente, era el que estaba al mando de los francotiradores que dispararon contra los manifestantes anti-Chávez desde los tejados en Caracas el 11 de abril.

Los reaccionarios victoriosos emprendieron la demolición sistemática de todos los decretos progresistas del gobierno depuesto, que había sido elegido por una mayoría arrolladora. Querían tener poderes absolutos para ellos mismos, una pandilla de conspiradores no electos, mientras suprimían 49 decretos de un gobierno elegido democráticamente, suspendiendo y arrestando a miembros electos de la Asamblea Nacional, más 20 jueces (demasiado para la independencia de la judicatura!), 12 gobernadores y todos los alcaldes pro-Chávez. Todas estas actividades les granjearon el aplauso de las «democracias» occidentales porque eran «pasos adelante para la restauración de la democracia» enVenezuela! George Orwell podría haber escrito una buena novela sobre esto.

De todos los informes se desprende que los contrarrevolucionarios tenían exceso de confianza. Estaban convencidos de que había poco o ningún peligro en que los seguidores de Chávez pudieran lanzar un contraataque exitoso para recuperar el control del gobierno. En el peor de los casos, contaban con brotes aislados de violencia en Caracas y otras zonas urbanas, que podrían fácilmente controlar. También temían que los elementos pro-Chávez en las regiones rurales intentaran unirse con las guerrillas colombianas que funcionaban dentro del territorio venezolano.

Pero estos caballeros no contaban con las masas venezolanas. A pesar de que Chávez no había llevado la revolución hasta el final, y la crisis de Venezuela había empezado a tener efectos adversos, las masas, instintivamente, se dieron cuenta de la amenaza que representaba la contrarrevolución. Después de recuperarse de la conmoción inicial, salieron a las calles de Caracas y otras ciudades, barriendo a un lado todo lo que había ante ellas.

El colapso del golpe

El papel de las masas fue decisivo para derrotar la contrarrevolución. Frente al levantamiento espontáneo de las masas, los intentos de imponer una dictadura, inmediatamente, fracasaron. Sin el apoyo de las fuerzas armadas, la burguesía no podía establecer fácilmente una dictadura. Pero la reacción de las masas rápidamente agravó las divisiones en el ejército. Se suponía que esto no tenía que ocurrir! Parece que la breve presidencia interina de Carmona no cuajó porque los contrarrevolucionarios burgueses -sin duda bajo la presión de la CIA- intentaron ir demasiado lejos y demasiado deprisa, abriendo una escisión entre ellos y un sector de los generales, que, correctamente, temían una guerra civil.

Los dirigentes del golpe comenzaron a dividirse y discutir entre ellos. Desde este momento, el golpe estaba condenado. Stratfor informa de los acontecimientos que llevaron a su colapso: «Las medidas políticas y económicas de Carmona anunciadas en su toma de posesión el 12 de abril, incluida la disolución de la Asamblea Nacional y la destitución de los jueces del Tribunal Supremo y otros organismos clave del gobierno, no eran lo que habían acordado entre las facciones políticas, cívicas y militares que formaban la coalición de centro derecha que respalda a Carmona y que pretendía a tender la mano al centro izquierda moderado».

El golpe de derechas, dentro del golpe, estaba dirigido por un grupo de oficiales militares que eran protegidos del general retirado, Rubén Rojas, en asociación con empresarios ultra-conservadores y políticos -algunos de ellos pertenecientes a la organización ultra conservadora católica del Opus Dei-. El ministro de defensa de Carmona, Héctor Ramírez Pérez, es un protegido de Rojas, mientras que la elección de Carmona para ministro de interior, José Rodríguez Iturbe, pertenecía al Opus Dei.

En otras palabras, los reaccionarios se excedieron. Cuando Carmona anunció la disolución de la Asamblea Nacional, la coalición civil-militar que apoyaba al gobierno interino de Carmona, rápidamente colapso, mientras que el equilibrio de fuerzas se inclinaba a favor de Chávez. Con el aumento de las protestas en las calles, el apoyo civil y obrero de Carmona se evaporó, y la FAN también se dividí en, al menos, tres grupos distintos y que ahora luchaban por el poder dentro del ejército.

Al darse cuenta que la situación se le escapaba de las manos, Vásquez Velasco -en un discurso televisado para todo el país- condicionó su apoyo a Carmona al restablecimiento inmediato de la Asamblea Nacional. Carmona inmediatamente accedió. Sin embargo, reintegrado el presidente de la Asamblea Nacional, Lara, rápidamente depuso a Carmona y juró como presidente el anterior vicepresidente Cabello, anunciando el regreso de Chávez al palacio presidencial. La rebelión se derrumbó como un castillo de naipes. Y el ejército se ha abierto de par en par.

Divisiones por arriba

Es evidente que Chávez todavía tiene un apoyo considerable, no sólo entre las masas, sino también en el ejército. El general Baduel se declaró en rebelión contra el gobierno de Carmona incluso antes de que jurara el 12 de abril. A su mando tenía a 2.000 paracaidistas de elite y un gran arsenal de armas y munición, esta no era una amenaza pequeña! El general de división Julio García Montoya, secretario permanente del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, también se declaró en rebeldía y su oposición al gobierno interino se conoció a través de una entrevista telefónica con la televisión cubana que trasmite en Venezuela.

Stratfor continúa: Un grupo está dirigido por el general Efraín Vásquez Velasco, que apareció el 11 y 12 de abril como el líder de una facción de centro derecha de oficiales de carrera que se oponían a los intentos de Chávez de politizar la FAN y apartar el país de una democracia capitalista. El grupo de Vásquez Velasco negoció el acuerdo con los dirigentes de la oposición cívica y política que instalaron a Carmona como un presidente interino de consenso.

Un segundo grupo está formado por oficiales ultra-conservadores en los cuatro cuerpos militares de la FAN. Algunos de estos oficiales son desde hace tiempo protegidos de Rojas, y otros -incluidos algunos miembros del Opus Dei- aclamados por el demócrata-cristiano Partido Copei, desde hace tiempo dominado por el antiguo presidente Rafael Caldera (que además es suegro de Rojas). Según las fuentes consultadas por Stratfor, este grupo planeó dar un golpe contra Chávez el 27 de febrero, pero abortaron el intento debido a la fuerte presión de los colegas centristas dentro de la FAN y de la administración Bush en Washington.

El tercer grupo consiste en oficiales pro-Chávez -incluido el general Raúl Baudel, que dirigen la Brigada 42 de paracaidistas con base en Maracay, en el estado de Aragua-. Esta es la antigua unidad de Chávez y Baduel es uno de sus amigos más cercanos y aliado político en el ejército.

Alexis de Tocqueville hace mucho tiempo dijo que la revolución comienza por arriba. Los últimos informes demuestran claramente que la clase dominante en Venezuela está dividida. Y esta división se extiende a la cúpula del estado y de las fuerzas armadas. Esta, como explicó Lenin, es la primera condición para una revolución. El intento fracasado de contrarrevolución exacerbar aún más estas contradicciones y divisiones en la clase dominante, y crear condiciones más favorables para un vuelco social completo. Los reaccionarios se han visto obligados a pasar a la defensiva y durante un tiempo estarán paralizados e incapaces de actuar. Una palabra valiente desde arriba sería suficiente para privar a la reacción de su base social y permitir incluso una transferencia pacífica del poder a la clase obrera.

Hay momentos en la historia que son decisivos. Es una cuestión de «o…o». La contrarrevolución ha arrojado el guante. Su primer intento ha fracasado. !Pero eso no durar para siempre! La burguesía y sus seguidores en el ejército están decididos a librarse de Chávez por un medio u otro. Su resolución contará con el apoyo de Washington, que tiene muchas razones para querer derrocar al régimen de Chávez. Marx señaló que la revolución necesita el látigo de la contrarrevolución. La situación actual es una reminiscencia del tancazo en Chile, el primer intento abortado de derrocar el gobierno de Allende, que fue derrotado por el movimiento de masas. No hay duda de que si Salvador Allende hubiera aprovechado ese momento para hacer un llamamiento a las masas para actuar, la revolución habría triunfado fácilmente. Pero cuando la oportunidad se perdió, los contrarrevolucionarios en las fuerzas armadas (debemos recordar que Pinochet supuestamente era un «demócrata» leal) se reagruparon y prepararon un golpe sangriento pocos meses más tarde. !Esto es un serio aviso para los trabajadores de Venezuela!

El papel de Chávez

Después de los acontecimientos del 11 y 13 de abril, la situación es completamente inestable. No se ha solucionado nada. La situación en muchos aspectos se parece a la que existía en Cuba en 1960. No es muy conocido que cuando llegó Castro al poder no tenía intención de nacionalizar los medios de producción. Su programa era un programa de reformas democráticas que no iba más allá de los límites del sistema capitalista. En realidad, públicamente declaraba que su modelo era… EEUU.

Sin embargo, sobre bases capitalistas, no hay salida para países como Cuba y Venezuela. El intento de Castro de llevar adelante reformas para mejorar las condiciones del pueblo cubano, inmediatamente, entraron en conflicto con el imperialismo estadounidense y los grandes monopolios estadounidenses que controlaban la economía cubana. Para defender las conquistas de la revolución, Castro tuvo que nacionalizar la propiedad del imperialismo estadounidense y eliminar el capitalismo en Cuba.

Aunque la revolución cubana no siguió el modelo clásico de la revolución de octubre, y los trabajadores nunca tomaron el poder a través de soviets elegidos democráticamente, sin embargo, Castro contaba con el apoyo de las masas y la expropiación del latifundismo y el capitalismo en Cuba, representó un golpe para el imperialismo y un gran paso adelante. Los imperialistas estadounidenses se quemaron los dedos en Cuba. Su intento de destruir la revolución basándose en fuerzas contrarrevolucionarias armadas y financiadas por la CIA, terminó con la humillante derrota en la Bahía de Cochinos.

No hay duda que Washington teme que Chávez emprenda el mismo camino que Castro, a quien públicamente admira. Pero eso parece poco probable. Chávez no puede esperar ayuda de La Habana si sigue ese camino. El régimen cubano desea permanecer al margen de eso. La Habana se limitar a dar un consejo, y ese consejo será intentar hacer entender a Chávez la necesidad de no ir demasiado lejos, para no provocar a los estadounidenses y otras cosas por el estilo. Como Castro no quiere provocar a los propios estadounidenses, desde su punto de vista, este es un consejo juicioso que de hecho ya ha dado a Chávez. Pero su consejo significará la destrucción de la revolución venezolana.

El drama no ha terminado. Venezuela todavía está en una profunda crisis económica, el abismo entre las clases es profundo. Hay una creciente polarización entre la izquierda y la derecha. La crisis inmediata ha provocado un revés para la contrarrevolución. Sin embargo, el conflicto no ha terminado. El equilibrio de fuerzas que giró tan decisivamente a favor de Chávez el 13 de abril puede girar igual de rápido hacia el otro lado. Va a estar bajo la despiadada presión del imperialismo estadounidense. La burguesía, con el apoyo activo y ánimo de la CIA, intensificar su campaña de sabotaje y distorsión.

Ni siquiera se puede garantizar que Chávez cuente con el apoyo suficiente en la Asamblea Nacional para retener la presidencia. Según un escrutinio informal en la asamblea y las fuerzas armadas (FAN), aproximadamente el 75 por ciento de los miembros de la asamblea se oponían a que Chávez continuara como presidente. El anterior ministro de interior y justicia, Luis Miquilena, que encabeza un bloque considerable de votos moderados dentro del Movimiento Quinta Republica (MVR), será una ayuda en cualquier esfuerzo de acabar con la presidencia de Chávez por medios legales y constitucionales. La posición de Chávez es por lo tanto muy precaria. Si no hace lo que demandan los capitalistas e imperialistas, puede ser destituido por la propia Asamblea Nacional.

La verdadera revolución bolivariana

Chávez sin duda es un hombre honrado que quiere actuar en interés de su país y su pueblo. Sus intenciones son buenas. Pero en política, igual que en la vida, las intenciones nunca son suficientes. El problema es que Chávez no es un marxista y tiene una tendencia a ser inconsistente. Eso puede resultar fatal en una situación donde el equilibrio de fuerzas no es tan inestable. Si Chávez fuera un marxista, apelaría a las masas por encima de la Asamblea Nacional. Haría un llamamiento para la creación de comités de acción en cada fabrica, refinería y barracón del ejército, como única salida para defender la revolución y desarmar las fuerzas contrarrevolucionarias. La clase obrera debe estar armada para defenderse contra el peligro de otro golpe. Sólo la acción decisiva puede evitar una nueva crisis en la que la contrarrevolución asumir un carácter aún más violento y asesino.

La posición del ejército es un factor crucial. Los reaccionarios en los barracones han sufrido un serio revés. Pero se reagruparan, con la ayuda activa de la embajada estadounidense. Las próximas 24 y 48 horas podrían ser decisivas. Si no se adopta una acción firme para derrotar y desarmar la contrarrevolución, podría estallar una guerra civil, una lucha entre las unidades militares que se oponen o apoyan a Chávez. Si la clase obrera actúa con la suficiente energía, rápidamente se puede ganar del lado de la revolución a la base del ejército. Los mejores oficiales les seguirán, aislando a los elementos reaccionarios. La revolución puede triunfar aún, con la mínima violencia y perdida de vidas. Pero si la revolución vacila, está perdida. El camino estará preparado para un terrible baño de sangre, terminando con una dictadura militar terrible.

Sobre todo, es necesario acabar con la resistencia de los empresarios y sus compinches. !Por la expropiación inmediata de la propiedad de los imperialistas y la burguesía venezolana! La única forma de eliminar el peligro de la contrarrevolución es eliminando su base de apoyo, expropiando a la clase capitalista. La Asamblea Nacional podría publicar inmediatamente un decreto de emergencia para tal efecto. Si los contrarrevolucionarios en la Asamblea Nacional intentan bloquearlo, entonces la única salida es disolver la asamblea y gobernar a través de comités populares electos.

¡Trabajadores de Venezuela! Todo depende ahora de ustedes. Con sus acciones, han derrotado la contrarrevolución. Pero vuestra victoria no está asegurada. Sobre sus cabezas, familias y todo lo que aman pende un grave peligro. !Recuerden lo que ocurrió Chile! !No confíen en aquellos que les dicen que todo está solucionado, que la situación está en calma, que la democracia está a salvo en manos de la Asamblea Nacional! A menos que se termine con el poder de los capitalistas -estos funcionarios locales del imperialismo estadounidense-, vuestras conquistas nunca estarán a salvo.

!Ustedes deben basarse en su fuerza y unidad! !Formen comités de lucha para defender la revolución y derrotar a la reacción! Extenderlos y unirlos, a nivel local, regional y nacional! Una vez que el poder de la clase obrera está organizado, ningún poder sobre la tierra podrá resistirse. La escena estará preparada para el final, para el momento decisivo entre la clase obrera y las fuerzas de la reacción.

Ustedes se enfrentan a un poderoso enemigo, al imperialismo estadounidense. Pero en realidad, este enemigo es un coloso con pies de barro. Ustedes cuentan con aliados poderosos en los millones de explotados y oprimidos de América Latina. Estas personas tienen su voz en Argentina, Perú, Ecuador, Colombia, en un país tras otro, los trabajadores, campesinos y desempleados están empezando a recuperarse. !Esta es la reserva de masas de la revolución venezolana! Hace mucho tiempo León Trotsky hablo de la revolución permanente. Esta es la única salida para países como Venezuela. Hay que afrontar los hechos. La burguesía no puede jugar un papel progresista en Venezuela. Sólo bajo el dominio de la clase obrera ustedes pueden comenzar a resolver los problemas. Sobre la base de una economía socialista planificada, bajo el control democrático y la administración de los propios trabajadores, se pueden conseguir inmensos progresos. Pero la revolución aislada no puede durar mucho tiempo. O se extiende a otros países, o tarde o temprano será destruida. El internacionalismo por lo tanto es una cuestión de vida o muerte para la revolución venezolana.

Hugo Chávez ha hablado de la revolución bolivariana. Cuando Simón Bolivar levantó la bandera de la rebelión contra el imperialismo español, tenía en mente una guerra de liberación nacional que uniría a todos los pueblos de América Latina. Pero este sueño fue traicionado por la llamada burguesía nacional que organizó la balcanización de América Latina. Esta es la verdadera causa de la esclavización y opresión de un continente poderoso.

La única forma de derrotar al imperialismo estadounidense es con la unión de la revolución venezolana y las luchas que están teniendo lugar en toda América Latina. En todas partes, el sistema capitalista está en crisis. Sólo puede ofrecer al pueblo pobreza, miseria y desempleo. Subyuga a todas las naciones al control del imperialismo estadounidense y la dictadura del Capital, convirtiendo las palabras «democracia» y «soberanía» en frases sin sentido. Lo único que hace falta es una victoria, y todos los regímenes capitalistas podridos y en bancarrota colapsarán en todas partes. El camino estará abierto para la realización del sueño de Bolívar en la única forma que será posible, los Estados Unidos Socialistas de América Latina.

El mes de diciembre pasado la clase obrera argentina demostró cuál es el camino. La clase obrera venezolana y argentina ahora están en la línea de frente de la revolución latinoamericana. Todos los ojos están puestos en Venezuela. Las apuestas están muy altas. Una victoria decisiva en Venezuela transformaría toda la situación. Pero la victoria no está garantizada.

Es necesario sacar conclusiones serias de los acontecimientos de los últimos tres días. No es posible hacer media revolución. No es posible mejorar las condiciones de las masas y dejar a la burguesía podrida y reaccionaria el control de los medios de producción. Hay que arrancar de las manos de los capitalistas la tierra, los bancos y las industrias. El poder económico debe estar en manos del pueblo. Esa es la primera condición para la victoria. Sin eso no es posible dar ningún paso adelante. Es necesario una tendencia marxista consciente y audaz, que participe en el Movimiento por la Quinta Republica (MVR) que dé la perspectiva, el programa y la estrategia necesaria. Los elementos para el desarrollo esta tendencia ya existen. Ahora todo depende de la velocidad con que puedan organizar, movilizar la clase obrera y dirigirla hacia la victoria. La victoria de la revolución venezolana ser la chispa que encender el fuego en toda América Latina.