El cambio en las relaciones de producción de una economía capitalista a una socialista determina un cambio en la forma en que se relacionan socialmente los seres humanos: establecen un cambio en su ser social. Las relaciones “naturales” impuestas por el modo de producción dominante determinan las creencias y el comportamiento del ser social de cada individuo. Son esas relaciones obligatorias (esos intereses impuestos) los que a fuerza de repetición se convierten en los valores que justifican el comportamiento de los seres humanos en las distintas etapas de la historia humana.
El peso de los intereses que contienen los valores en el modo de producción capitalista determinan el comportamiento del ser social de los integrantes de las distintas clases sociales. De allí que su patrón de consumo esté plenamente ligado a las relaciones de producción dominante.
En el socialismo, y aún más en el comunismo, el patrón de consumo es distinto al capitalista. Esto, en virtud de que responde a otro modo de producción. Los intereses que subyacen en el modo de producción socialista y que se reproducen en las creencias, valores y comportamientos del ser social socialistas determinan un patrón de consumo basado en la búsqueda de la mejor calidad de vida para toda la sociedad. Una calidad de vida que se fundamenta en la desaparición de las clases sociales. Donde todos los individuos productivos de la sociedad tenga como única condición ser trabajadores y donde no haya nadie que disfrute de privilegios sobre la base del trabajo de los otros. En ese sentido, el patrón de consumo socialista plantea un rompimiento radical pero gradual (o a saltos) con el patrón de consumo capitalista que se basa la distinción de los seres humanos en función de la profundización y visibilidad de los distintos niveles de calidad de vida y capacidades de libertad de acción o de omisión de las clase burguesa, trabajadora y campesina. En el patrón de consumo socialista las distinciones (la diferencia entre los seres humanos) no se basan en las condiciones materiales de cada individuo sino en las condiciones espirituales, capacidades y competencias de los seres humanos. En este patrón de consumo cada trabajador tiene derecho de accesar a la mejor calidad de vida que el junto al resto de los trabajaodres produce. La realización personal de las dotes únicas de cada ser humano en su expresión productiva determinará el aporte que cada individuo ofrecerá al resto de los trabajadores, para mejorar su calidad de vida. Este desarrollo humano supone una gran re- estructuración del trabajo en la sociedad; en la que la coordinación colaborativa del trabajo optimice la productividad: donde, el trabajador vea en su trabajo una forma de expresión física e intelectual, y no como en el capitalismo una forma obligatoria, no deseada y alienante para lograr la subsistencia.
Por otra parte, el patrón de consumo socialista como manifestación ideológica explaya su campo de acción al logró de una vida plena y sana para el ser humano, donde pueda dedicar la mayor cantidad de tiempo y capacidad productiva a las expresiones espirituales y culturales única de cada ser social. Este patrón de consumo diversificaría e integraría las capacidades del ser humano; así como, su satisfacción en la vida. No lo mantendría como en el capitalismo siendo fiel sirviente de sus necesidades de subsistencia. Sin embargo, el patrón de consumo socialista también le impondría al trabajador limitación en el logro de esas satisfacciones. Limitaciones que evitan la reducción o limitación de dichas satisfacciones a otro o a la mayoría de los trabajadores. En el socialismo el patrón de consumo también redunda en la capacidad de participación política de los trabajadores en los destinos de la sociedad. De allí que su participación sea democrática, real y concreta. La política es parte integrante de la calidad de vida del trabajador en el socialismo.
Finalmente, la accesibilidad real de bienes de consumo para todos los trabajadores marca una nueva humanidad. Un cambio de humanidad como el que ocurrió con el paso del feudalismo al capitalismo. En este caso, una humanidad socialista, y aún más comunista, nos liberará de las limitaciones artificiales impuestas por la lógica del capital en la que unos pocos tengan todos los derechos de vivienda, viajes, educación, salud, servicios, derechos políticos y privilegios frente a la justicia y la mayoría no posean esos derechos, sino que viva con las limitaciones impuestas por los “derechos” de las minorías. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.