Te regalo mi vida si la vida te diera, cada gota de sangre que me recorre entera. Te regalo el soplido que me hace respirar y ese latido fuerte de mujer guerrera.
El brillo de mis ojos te lo ofrendo absoluto, para sentir la luz de los tuyos tan sólo un minuto. Te brindo mi sonrisa y cada carcajear, sintiendo que tu risa vuelve de nuevo a estar entre quienes te amamos hasta la eternidad.
Pero como no puedo Mi Padre hacerte andar, lloro por un segundo de tanto extrañar, anhelando el abrazo que no te pude dar, viendo tu baile alegre, tu fuerza, tu verdad.
Lo que si puedo darte mi gran amor eterno, son estas manos nobles con las que me defiendo, para obrar cada día siguiendo ese ejemplo que nos dio Patria Libre, dignidad y aliento; para seguir luchando, amando, venciendo.
Para ti mis manos mi Comandante Eterno, para ti la lucha de mi ser inquieto, mi conciencia toda, mi lealtad sin frenos, mi amor infinito Para ti Chávez Nuestro.