La detención de los dirigentes de Amanecer Dorado (AD), así como de sus diputados, ha causado una satisfacción lógica en las filas de los sindicatos y activistas de izquierda. Pero no deberíamos dejar que esto fomente ilusiones en el carácter democrático del Estado burgués.
Las imágenes en las que se veían a estos fanáticos nazis esposados y encerrados en las celdas que hasta hace poco se reservaban a los manifestantes y sindicalistas, a izquierdistas y anarquistas, así como a los inmigrantes «ilegales», no pueden generar más que sentimientos de alegría entre la mayoría de la clase obrera y la juventud, que siempre se ha opuesto a la propaganda nazi de esta organización.
Estas detenciones, si bien llenan de satisfacción a los trabajadores, también pueden crear ilusiones en el papel del Estado burgués y de los demócratas última hora de la clase dominante, los mismos políticos que impulsan desde el gobierno un programa social que sume aún más en la pobreza a la clase obrera y a las capas más necesitadas de la sociedad, un programa que no guarda ningún parecido con la «democracia».
Desde las detenciones, los medios de comunicación burgueses no han dejado de alabar el «Estado de derecho» que al parecer se aplicó al castigar a los líderes de AD. La verdad, sin embargo, es justamente lo contrario. Es precisamente la falta total de un «Estado de derecho» lo que les ha permitido a estos nazis crecer y convertirse en un referente político importante en el campo burgués y en la sociedad en general. Amanecer Dorado se fundó en la década de 1980 y, desde entonces, ha cometido miles de crímenes, de pequeña y gran envergadura, contra los inmigrantes y militantes de izquierda, aprovechándose de la tolerancia, así como de la protección que el propio Estado le ha proporcionado. El Estado, con su policía, instituciones judiciales y aparato, no sólo no impidió el crecimiento de AD, sino que lo instruyó, financió, armó y usó como un auxiliar en sus propias operaciones contra el movimiento obrero y la izquierda.
Después del espectacular crecimiento de AD, causado por la repentina disolución del campo político burgués tradicional, más que por sus ideas y métodos, un número significativo de funcionarios del Estado le proveyó de canales seguros a través de los cuales la organización pudo crecer como fuerza política. La terminología utilizada por el propio Estado, como el llamado «Estado de derecho», sirve de máscara para ocultar la naturaleza corrupta y reaccionaria del Estado burgués y hacer olvidar a la gente que fue su propia participación activa la que transformó a esta pandilla nazi en un partido parlamentario legal, un partido que no plantea peligros al capitalismo, pero puede al mismo tiempo canalizar parte del descontento ante las políticas del Estado.
Por lo tanto, según el imperio de la ley, el Estado detuvo a los dirigentes nazis, no para impartir justicia, sino porque esto es lo que dictan en este momento los intereses de la clase dirigente. La clase gobernante y los mandatarios de la Troika querían tener bajo control político y operacional a los dirigentes de AD. En palabras del famoso apologista burgués, Papadimitriou, querían que AD participara, como socio «serio», en un frente burgués que impidiera a la izquierda llegar al poder con un programa revolucionario.
No obstante, AD se vio alentado por su notable ascenso en las recientes encuestas –en gran parte debido a la inmensa indignación contra el corrupto sistema político burgués – y sobre todo, a causa de todos los privilegios de los representantes parlamentarios, el apoyo económico de un sector de la clase capitalista y sus poderosos vínculos con las fuerzas armadas, principalmente, la policía. Por lo tanto, se hizo evidente en las últimas semanas que estaban aplicando su propio plan para desafiar al poder por su cuenta. El plan se centraba en el hostigamiento e intimidación física de los activistas de izquierda y del movimiento obrero.
Sin embargo, los asesinatos políticos que forman parte de su programa, como el caso de Pavlos Fyssas o los intentos fallidos para asesinar a activistas del Partido Comunista (KKE), evitados solamente en el último minuto, estaban creando un ambiente de efervescencia revolucionaria entre las masas y especialmente entre los jóvenes, mientras que, al mismo tiempo exponían abiertamente a los socios de la coalición gubernamental como responsables de encubrir y respaldar las actividades nazis.
En un momento crucial en el que la clase gobernante griega está tratando de alcanzar estabilidad parlamentaria y «paz social», con el fin de poder presentar sus nuevas medidas de austeridad salvaje y buscar la ayuda de la Troika para resolver las dramáticas grietas en las finanzas del Estado, no podían tolerar las peligrosas actividades de los Nazis. La reacción burguesa, tenía que sacrificar a estos extremistas mimados o sucumbir a su oportunismo.
La última opción pronto llevaría a un desarrollo revolucionario de los acontecimientos. Por lo tanto, impulsados por el frío cálculo político de sus principales estrategas, el gobierno eligió la primera opción, abandonando así, de una vez y para siempre, sus planes de cooperación política con un supuesto «responsable Amanecer Dorado».
La inmediata reacción de las masas tras el asesinato de Pavlos Fyssas fue lo que obligó a la burguesía a frenar los movimientos de AD. Así fue como escuchamos las duras, e inusuales, palabras del gobierno contra esta organización, los ataques diarios de la prensa burguesa contra AD, los drásticos cambios en la dirección de la policía griega, las órdenes para una investigación sobre las células nazis dentro del ejército y de la policía, la decisión de proceder al enjuiciamiento de los responsables de los 32 ataques llevados a cabo por esta banda y, finalmente, la detención de la mayoría de los líderes de AD.
La posición de la clase dominante contra AD puede resumirse en las siguientes palabras: «Os adiestramos como una fuerza auxiliar para ayudar a las fuerzas oficiales de represión del Estado. Respondisteis adecuadamente aterrorizando a activistas de izquierda e intimidando a inmigrantes. Pero, al parecer, queríais seguir vuestro propio plan y programa. Olvidasteis que sois nuestros lacayos. Os fue difícil controlar vuestra loca arrogancia y, por eso, tendremos que encerraros y liberaros sólo cuando sintamos que os controlamos completamente“.
Por lo tanto, el conflicto que se desató después del asesinato de Fyssa, que culminó con las detenciones de los dirigentes de AD, implica a las distintas alas de la burguesía griega. En absoluto es un conflicto entre «democracia» y fascismo. No debemos olvidar que los perseguidores de hoy de AD, los «demócratas» burgueses de Nueva Democracia y sus seguidores, eran hasta hace muy poco sus protectores, aliados para formar juntos una coalición parlamentaria. Son las mismas personas que convirtieron la Constitución en un trozo de papel, para aprobar en el Parlamento sus memorandos de empobrecimiento masivo en cuestión de horas; la misma gente que en cada movilización de la clase obrera, ordena sin piedad las cargas policiales a las fuerzas del orden y el uso de productos químicos contra los miles de manifestantes. Estas son las mismas personas que inevitablemente en el futuro, cuando se enfrenten a la amenaza de perder el poder con el derrocamiento de su sistema, apoyarán abiertamente un sistema totalitario, bonapartista, de gobierno.
En última instancia, la diferencia política fundamental que hay entre los «partidos democráticos» burgueses de hoy y los Nazis, no estriba en su «lealtad» o «fe» en la democracia, sino más bien en la cuestión acerca de cuándo, en qué forma y en qué grado debe imponerse un sistema totalitario en el país. Los Nazis esperaban que este desenlace tuviera lugar en pocos meses, en forma de un régimen fascista a sus órdenes. Sus perseguidores «democráticos», por el contrario, desean evitar cualquier «aventura» totalitarista prematura de realización incierta, agotando todas las vías parlamentarias y, cuando sea necesario, gobernar por decreto, suspendiendo determinados artículos de la Constitución y, sin titubeos, usar el aparato opresor del Estado y sus auxiliares para defender sus propios intereses.
El «lavado» de los medios de comunicación del fascismo y del Estado burgués
Detrás de la campaña por la defensa de la «democracia» y del «Estado de derecho», la burguesía a través de sus medios de comunicación está tratando de limpiar, cuidadosamente, la imagen de su Estado, así como del fascismo como corriente política.
El Estado burgués no se define por su «Estado de derecho», sino por el hecho de que se compone de cuerpos armados para la defensa de la injusticia social. Su control asfixiante, a través de los numerosos hilos institucionales a disposición de la clase dominante, su monstruoso carácter burocrático y represivo se refleja en una tendencia cada vez mayor hacia la corrupción y arbitrariedad, así como en su transformación en un lugar privilegiado para tierra de cultivo de células y estructuras fascistas.
La izquierda tiene la responsabilidad de desenmascarar las tendencias fascistas intrínsecas dentro del Estado burgués reaccionario y no puede permitirse hablar, en abstracto, simplemente, de «ley» y «democracia», como lo hacen los representantes, no del socialismo científico, sino del liberalismo burgués. Un ejemplo de ello es la declaración del politburó de SYRIZA, emitido después de la detención de los dirigentes de AD, que decía así: «…Hoy se ha mostrado que la democracia y nuestro sistema judicial actual nos proporcionan todas las posibilidades para que los criminales rindan cuentas ante la ley…»
Las instituciones judiciales del Estado y los medios burgueses limpian indirectamente la imagen del fascismo como ideología, al referirse a AD, intrínsecamente, como una «organización criminal». Así, lo que se considera como peligro para la sociedad no es el fascismo como ideología, con todas sus políticas y métodos, sino más bien las acciones criminales de ciertos individuos.
Este intento de separar los motivos de las acciones no es casualidad. Los perseguidores burgueses de AD de hoy, con el arresto de sus líderes, están tratando de preservar un espacio para la extrema derecha fascistas y semifascista, que será sustituida por otro nombre e imagen diferentes; una fuerza que esta vez estaría bajo su control total, pero que podría cumplir el mismo papel político que AD.
La izquierda no debe hacer ninguna concesión ante esta manera de tratar a AD, de organización meramente delictiva, separada de sus ideas y objetivos políticos. Por desgracia, la declaración de los responsables políticos de SYRIZA, anteriormente citada, y las declaraciones públicas de destacados miembros del partido, se ven claramente influenciadas por este mito peligroso sobre AD (vista como meramente «criminal»)
A nosotros, los comunistas de SYRIZA, nos llena de inmensa alegría y satisfacción ser testigos de la detención de estos dirigentes nazis, como a millones de elementos progresistas de la clase obrera. Sin embargo, debemos insistir en la idea de que no podemos hacernos ilusiones en las intenciones «democráticas» de la clase dominante y del gobierno; no alberguemos ilusiones en el Estado burgués – inherentemente inclinado hacia el lado fascista – y su función, incluyendo no sólo a las Fuerzas Armadas, sino también a sus instituciones judiciales, que están conectadas con numerosos vínculos a los intereses y privilegios de la clase capitalista.
La reacción fascista intentará resurgir, posiblemente con otro nombre y una imagen diferentes. AD ha creado durante el último año y medio su propia tradición e influencia políticas, poderosas, que seguirán presentes en el aparato del Estado. Sus brazos, fuentes de financiación y propiedades cambiarán simplemente de manos. Su ejército de matones lúmpenes, si bien queda temporalmente reducido en la actualidad debido a su desmoralización actual, dará lugar a nuevos líderes.
Se reducirá la influencia electoral de la reacción abiertamente fascista, bajo el nombre de AD o de cualquier otro nombre, por algún tiempo, pero no se eliminará completamente. Un ala de la clase dirigente continuará financiando y preservando el entorno fascista. Sobre la base de la profunda crisis capitalista, seguirá calando entre una audiencia confundida la demagogia nacionalista y racista.
Que nos perdonen los compañeros del politburó de SYRIZA, pero creemos que no diríamos la verdad a los trabajadores si defendemos – como lo hacen en el comunicado que publicaron – la idea de que «el golpe decisivo contra la amenaza fascista” es “democracia, justicia y poder obrero», así como la «anulación democrática de la barbarie de los memorandos», en abstracto. Un golpe decisivo contra el fascismo sólo puede lograrse mediante el derrocamiento del capitalismo y el desmantelando el Estado que sirve a sus intereses. Desgraciadamente, esta idea no se considera como primer y principal deber de los dirigentes de ninguna de las dos tendencias principales del partido. Sólo la Tendencia Comunista de SYRIZA lucha por esta idea.
Nuestro llamamiento a los camaradas del Buró Político en este momento no se centra en la necesidad de aceptar un programa marxista, a lo que se opusieron rígidamente durante la Conferencia de verano. Lo que pedimos urgentemente es que dejen de maquillar al Estado burgués, hablando de forma abstracta de «Justicia», «Ley» y «Democracia». Hacemos un llamamiento para que se deje claro que SYRIZA no cooperará con ninguno de los partidos burgueses formando un «Frente Único Constitucional,” que SYRIZA no cooperará con los partidos que son, por la naturaleza de sus intereses de clase, parientes directos de AD. Hacemos un llamamiento para que rechace firmemente la teoría de los llamados «extremos», dejando claro que SYRIZA, por su naturaleza y principios, constituye el polo opuesto al fascismo, en particular, y a la reacción burguesa, en general, y lucha por la defensa de una verdadera democracia y el socialismo.
Igualmente, deberían dejar de defender la postura pasiva frente a los ataques fascistas, bajo el nombre de un supuesto «aislamiento ético, político e ideológico del fascismo». No deben ignorarse las señales de alarma ante el ataque fascista contra los comunistas de Perama y el asesinato de Pavlos Fyssas. Cientos de Nazis confundidos continuarán sus actividades subterráneas. Las vidas de los trabajadores y de los activistas de izquierda siguen en peligro, en la medida en que la desesperación de los miembros de Amanecer Dorado aumentará después de la «traición» que han sufrido a manos de sus prometedores amigos y socios parlamentarios. Es urgente políticamente, y un deber de clase, la creación de un Frente Único Antifascista por parte de las organizaciones políticas y sindicatos de la clase obrera, la formación de Grupos de Defensa Antifascista en cada centro de trabajo y barrio, así como la creación de una Coordinadora Central de Milicias Antifascistas.
[Nota: este artículo fue publicado en griego el 29 de septiembre de 2013. Los líderes de AD que fueron detenidos han sido liberados bajo fianza. Durante su testimonio, que duró seis horas, Ilias Kasidiaris, uno de los diputados de AD, dijo que sabía quién era el «testigo protegido». Medios de comunicación griegos han indicado que el nombre, dirección y número de teléfono del ‘testigo clave protegido’, que había declarado contra Amanecer Dorado, fueron incluidos «por error” en las copias de los cargos que se les dio a los abogados de los acusados… ¡Esto que revela más connivencia entre el aparato del Estado y los líderes de AD! …]