En estos últimos días hemos visto los venezolanos una escalada de violencia desenfrenada, violencia que desde las filas de la oposición ha sido justificada y tomada como bandera para el derrocamiento de un gobierno legítimamente electo en 18 de los 19 procesos electorales que han habido en Venezuela durante estos últimos 15 años. Como estudiante se me hace imperante hablar sobre los actos fascistas llevados por grupos de poder económicos que utilizan a jóvenes y desclasados para el ascenso al poder del gobierno, una ultraderecha descontrolada y con fuertes raíces clasistas y fascistas como pocas veces se ha visto en Venezuela. En distintas declaraciones de sectores de la derecha se ha querido hacer ver que el fascismo solo puede ser ejecutado por el Estado, dichas declaraciones han sido replicadas por los seguidores de estos dirigentes que buscan por medio de la violencia hacerse del poder político en Venezuela.
El fascismo no corresponde a una corriente filosófica ni del pensamiento, el fascismo es un accionar político de una clase altamente violenta, dentro de ella existe una inmensa carga de fanatismo, el fascismo es misógino, racista y clasista. En palabras del profesor Luis Britto García «la ignorancia sobre él mismo es característica fundamental del fascismo». Realizaré una breve reseña de la historia del fascismo para poner en evidencia que no se ejerce simplemente desde el Estado, solo que cuando toma el poder político muestra su verdadero rostro. Durante los años 20 y 30 del siglo XX por el efecto de la crisis a la salida de la primera gran guerra llevada a cabo por el Capital para el reordenamiento del mismo. En los momentos de crisis es donde el fascismo se abre paso, se mimetiza entre la sociedad, mientras que los burgueses temiendo las inevitables revoluciones obreras apoyan a grupos ultraderechistas cuya función debe ser salvaguardar el orden social de las clases dominantes y sus propiedades. Estos partidos políticos o simplemente grupos paramilitares, formados por gente de distintos sectores, pero los cuales fundamentalmente deben obedecer y ejercer la violencia sistemática.
Durante las crisis, sectores de las clases medias que temen la acción del proletariado, se suman a sectores de extrema derecha con la esperanza de que éstos conserven su estatus quo, el fascismo italiano luego de la salida de la Primera Guerra Mundial no consiguió ningún beneficio importante, los problemas económicos fueron muy grandes, bajo estas circunstancias surgió un líder de extrema derecha, Bennito Mussolini, el cual se declaraba enemigo de Socialistas y Comunistas. Mussolini creó grupos paramilitares a los que llamó fasci, que utilizo la violencia contra todo grupo de izquierda. En 1922 los fascistas se movilizaron hacia Roma, el primer ministro dimitió y el rey nombro en su lugar a Mussolini. Este hecho se denominó “marcha sobre Roma”, pero realmente fue un golpe de Estado aprovechando la debilidad del gobierno. El fascismo Alemán luego de la Primera Gran Guerra y el duro Tratado de Versalles, hubo estallidos revolucionarios liderados por Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht los cuales fueron reprimidos rápidamente. Bajo la fuerte crisis económica surgió el Partido Obrero Nacionalista Alemán, partido Nazi liderado por Adolf Hitler.
Los Nazis empezaron a recibir grandes cantidades de dinero de empresarios y banqueros que pensaron que los fascistas podrían ser muy útiles para librarse del movimiento obrero y la revolución socialista, Hitler contaba con dos organizaciones paramilitares, las SA (Sturn_Abtilunge) y las SS (Schutztaffeln). El uso de propaganda y la sensación de terror que crearon con sus acciones violentas, hizo que ganaran las elecciones del Reichtag, el Parlamento Alemán, pero Hitler no estaba conforme y convocó nuevas elecciones; La semana anterior a los comicios, el edificio del Reichtag, en Berlín, ardió, incendiado por los Nazis, que inmediatamente culparon a los comunistas y comenzó su persecución. Vemos como queda desmontado por la propia historia que los movimientos fascistas no solo ejercieron sus acciones cuando tomaron el poder de manera violenta, sino mucho antes con acciones políticas criminales. Luego de las recientes crisis del capital en el mundo, el fascismo ha mostrado su rostro, en Venezuela se pudo observar el golpe de Estado del año 2002, un grupo económico y oligarca de la sociedad venezolana viendo afectados sus intereses de clases, inocularon en la sociedad un odio exacerbado que han ido alimentando durante 12 años.
Con la desaparición física del Comandante, Hugo Chávez, se comenzó un plan sistemático para acabar la Revolución Bolivariana, el desconocimiento de las distintas elecciones llevadas a cabo en Venezuela haciendo llamados a la violencia y el odio, han sido uno de los ingredientes para la oleada fascista, con la muerte de 14 venezolanos por estas acciones en abril del 2013. Lo que desató y develó el verdadero rostro del fascismo en Venezuela fueron las políticas económicas implementadas por el compañero Nicolás Maduro, la Ley Costos y Precios Justos, el golpe al contrabando de extracción, han sido los que han desencadenado a la extrema derecha venezolana y han decidido seguir los pasos y las directrices de sus antepasados, Mussolini y Hitler. Hemos observado cómo han actuado grupos de choque impulsados por los fascistas Leopoldo López, Henrique Capriles, María Corina Machado y Antonio Ledezma, que son las caras visibles del fascismo, pero detrás de esos rostros se esconden los verdaderos orquestadores de estas acciones, el imperio económico de los EE.UU articulado con su brazo ejecutor en Latinoamérica, Álvaro Uribe Vélez. El fascismo es un delirio mediático donde se estimula a una parte de la sociedad y la lleva a discriminar sin razón alguna, si existe algún parecido con la realidad no es casualidad, es un plan orquestado perfectamente por la extrema derecha fascista venezolana, no cabe duda de que son fascistas y que el pueblo debe condenar estas acciones contundentemente, es necesario ver el reflejo de esa Europa que tanto sufrió por no contener a tiempo el germen del fascismo, se tuvo que pagar con 60 millones de vidas para reconocer el ascenso del fascismo.