En otro momento y bajo otras circunstancias si escuchamos hablar de «Fiesta Mexicana» seguramente imaginamos una rumba con mariachi, tacos, tortas y chile; con piñata y tequila; con sombreros de charro y matracas; con estridentes gritos a lo «mero mero macho» y hasta con competencia de vencidas a pulso.
Lamentablemente, la «Fiesta Mexicana» a la que hacemos referencia en este momento, es una fiesta de otro tipo; es una fiesta de terror, una fiesta de guerra y muerte, donde el cotillon venía con manuales de guerra psicológica, con instrucciones precisas para la guerra irregular por vía de la «Guarimba» y para el uso de armas, la elaboración de bombas molotov y el motaje de guallas para decapitar motorizados.
Aunque se lea macabro, no son cuentos tomados de novelas de terror, no son escenas escritas por Bram Stoker. El autor de este cuento de terror es un vecino psicópata que vive en la casa de al lado, narcoparamilitar connotado, reconocido asesino, amante de los falsis positivos, masacres masivas y las fosas comunes, que ademas fue (y sigue siendo en gran medida) jefe supremo de la Casa de Nariño y a quien sus amigos mas cercanos llaman con cariño el «Dr Varito». Visto de manera somera el amplio currículo perversamente macabro del personaje organizador de la rumba, no podemos esperar menos de los invitados a la mexicanada, obviamente a este aquelarre no fueron santas palomas ni ángeles guardianes, solo brujas y demonios con mérito asistieron a la orgia.
Veamos parte de la lista de ilustres invitados a la «Fiesta (aquelarre) Mexicana» dada a conocer en rueda de prensa por nuestro Ministro de Interior, Justicia y Paz Miguel Rodríguez Torres, dijo el Ministro: “Allí asistieron Gaby Arellano, quien apareció ayer hablando con Leopoldo López, David Smolasky hoy alcalde del Hatillo, que va a las reuniones de seguridad pero por detrás apoya a su partido Voluntad Popular y a su líder Leopoldo López, Daniel Ceballos, actual alcalde de San Cristóbal, quien es hijo predilecto de Álvaro Uribe, Freddy Guevara y dos generales retirados inmersos en los hechos de la plaza Altamira”. Puro lomito pues, ni el mismísimo Van Helsing se hubiese atrevido a llegar a esa rumba sin refuerzo.
¿Leyeron bien? Si, el ministro dijo: «Daniel Ceballos, actual alcalde de San Cristóbal, quien es hijo predilecto de Álvaro Uribe» (grima). Que buena vaina carajo, los andinos arroceros, no nos podíamos quedar por fuera, tuvimos nuestra vergonzosa representación en la ilustre persona del actual Alcalde (conserje) de San Cristóbal Daniel Ceballos, quien no conforme con ir al aquelarre solo de rumba, fue uno de los más célebres invitados, centro de atención y amigo favorito del dueño de la fiesta, en otras palabras se robó el show. Tanto se robo el show Ceballos que terminó siendo el mas aventajado pupilo del Dr. Varito, y como tal se ofreció a montar la rumba del terror en su casa y con todos los juguetes, ¿qué tal el sute? bailenme ese trompo en la uña.
Como todos saben, Ceballos «El Nerón de los Andes» (como lo bautizó el mismo Ministro Rodríguez Torres) es ingeniero de profesión luego de una laaaarga carrera universitaria; violento piromaníaco por convicción y naturaleza, tiene en su haber un largo historial de protestas violentas y vehículos incendiados, es experto elaborador de bombas molotov, habilidoso negociante caracterizado por nunca asumir responsabilidades, soez, perverso y dueño de un discurso para nada conciliador. Ese es nuestro flamante alcalde, un tipo arrogante y manipulador que ganó en justas elecciones y que los demócratas de esta tierra muy a nuestro pesar, reconocemos como alcalde de esta ciudad cordial.
Para el «Nerón de Los Andes», el escenario que se ha presentado en San Cristóbal en los últimos días es un sueño hecho realidad; es de imaginar que tanta candela, caos, destrucción y terror por doquier deben mantener a nuestro Nerón extasiado, en un orgásmo permanente inoculado por el odio que irradia en cada palabra que sale de sus viceras y con las que contagia a unos cuantos de sus seguidores, sobre todo a aquellos de la llamada clase alta y media alta, que desde su complejo de superioridad de clase, esconden la inferioridad de sus argumentos en una especie de síndrome de Dr. Jekyll y Mr Hyde, apareciendo de día como mansas palomas que protestan pacíficamente, para de noche convertirse en feroces bestias con derecho a aterrorizar y atropellar los derechos del pueblo noble y paciente.
Para orgullo de su mentor y desgracia nuestra, el Nerón resultó ser un muy buen pupilo, se aprendió el libreto a la perfección, sus secuaces han querido mantener en asedio permanente la ciudad cordial, han destruido el patrimonio público y la propiedad privada, han encarcelado y/o secuestrado en sus propias casas a una parte de los San Cristobalenses, han usado perfectamente el terror como arma de dominación, pero se les está agotando la mecha incendiaria.
Los andinos tenemos fama de ser tercos, «atestados», decididos y valientes, pero también de ser pacientes, consientes y trabajadores, echaos pa’ lante y sin temor a los retos y el señor Nerón de Los Andes debe estar muy claro en que a esa mayoría consiente y trabajadora ya se le está acabando la paciencia; ya la mayoría de los San Cristobalenses está harta del bochinche promovido por unos cuantos vándalos, flojos y tarifados; poco a poco la mayoría trabajadora, decidida y valiente está retomando sus espacios para retornar a la calma, pues los Gochos honestos y trabajadores somos más y ni usted Nerón ni sus secuaces son quienes para impedir nuestro derecho a vivir en paz, nuestro derecho a estudiar y a trabajar.
Sr Nerón de Los Andes, usted no es un super héroe ni mucho menos, deje su complejo de chico maravilla, deje de creerse «Fire Boy», no rete más nuestra paciencia, no le aconsejo que deje que se nos salga lo «atestado», asuma sus responsabilidades y haga su trabajo, es decir, recoja la basura, limpie y arregle los parques, arregle las calles y la iluminación pública, ¿o acaso es necesario explicarle que sus seguidores lo eligieron para cumplir la honrrosa labor de conserje, jardinero, electricista, plomero, etc y no para aterrorizar, quemar y vandalizar la ciudad cordial?
Tanto da la gota al cantaro hasta que por fin lo revienta ¡ole Nerón no esperés a que el cantaro te reviente en las manos! ¡Dejá la joda y vete a trabajar! ¡Surrón llamá la cuerda e’ sutes malandrines que andan con vos antes que al pueblo se le alborote la tirisia y salga a darles chuco! ¡No sea Toche Carajo!