Maduro dialoga con la izquierda
La unidad de los revolucionarios no puede darse el lujo de vivir amenazada con cada paso que de nuestro líder Nicolas Maduro, si cada medida de gobierno que tome va ser juzgada como definitivo rompimiento de la unidad, estaríamos cayendo en la inmediatez y el cortoplacismo que caracteriza a la derecha fascista venezolana cuyo proyecto individualista solo planifica siguiendo metas de cumplimiento inmediato.
Nuestro proyecto de transformación es histórico pues surge del desarrollo de la historia, se ejecuta en el presente con la vista puesta en el largo plazo, incluso más allá de nuestras brevísimas existencias porque nuestro amor por el prójimo es muy superior a nuestros intereses personales. En este sentido el proyecto revolucionario debe obedecer a un plan estratégico a largo plazo por lo que los revolucionarios debemos evitar juzgar cada movimiento táctico como traición sin una discusión abierta de la coyuntura en que se realiza.
En días pasados el presidente Nicolás Maduro asumió compromisos de gobierno de dialogar por la paz con empresarios, estudiantes de derecha, con opositores y con todo aquellos sectores que estén interesados en contribuir con la paz respetando la constitución y las leyes, para algunos son medidas necesarias para disminuir la tensión generada por la ultraderecha y evitar situaciones extremas de violencia que puedan desembocar en una guerra civil o intervención extranjera, para otros un paso atrás, una debilidad ideológica e incluso una traición al pensamiento revolucionario.
Antes de fijar posición sobre estas medidas de dialogo deseo hacer cuatro precisiones:
Todos somos Chávez porque en nuestras conciencias sus pensamientos y luchas echaron raíces y colectivamente nos convertimos en él, en sus luchas pero en lo individual nadie puede pretender abrogarse el pensamiento del comandante supremo creyendo ser portavoz de lo que Chávez haría o diría en tales o cuales circunstancias. En lo individual, ni Maduro ni nadie es Chávez.
La situación actual es producto de la lucha de clases, de los ricos que se niegan a perder sus privilegios contra el pueblo trabajador que intenta romper las cadenas de explotación, los opositores son solo trabajadores enajenados que prefieren, consientes o no, mantener el orden cultural y económico establecido por los ricos para seguir explotándolos. En este sentido, los ricos solo estarán dispuestos a “negociar” mientras no vean amenazados sus intereses por lo que para nuestro proyecto estas diferencias son irreconciliables.
La burguesía “nacional” depende para su subsistencia del amo imperial y viceversa, formando una alianza “fatal” que no descansará hasta hacerse de nuestras riquezas
Nadie es poseedor de la verdad, podemos tener nuestras razones individuales pero para ser aceptadas como la verdad tiene que ser adoptada como tal por un amplio colectivo, es así como aceptábamos la mayoría de las palabras de Chávez como nuestra verdad.
Los llamados a dialogo que hace el presidente Maduro, como el que le aceptó sin objeciones al empresario convertido en “ovejita” Lorenzo Mendoza solo puede ser entendido como una medida táctica que obedece a la coyuntura para manejar la situación actual, si de ese dialogo no se negociarán principios revolucionarios o se le dará la espalda a ninguno de los objetivos históricos y estratégicos contemplados en el plan de la patria. Ese diálogo no puede desencadenar una serie de perdones a los empresarios que robaron y roban al pueblo con la guerra económica, o a los fascistas que acecinan, hieren, alteran el orden público y aterrorizan al pueblo o a los conspiradores que buscan una guerra civil o la intervención de Venezuela por potencias extranjeras.
Aunque aceptar este dialogo parece una contradicción ideológica, pues la única negociación que acepta la burguesía es la que le garantice sus privilegios lo que va en contra de nuestros principios, juzgar al presidente por esta medida sin hacer un análisis de coyuntura puede resultar en el debilitamiento de la unidad necesaria.
En esta etapa de la transición al socialismo se presenta un punto de quiebre que debe ser superado con más revolución, sin embargo, ¿hasta donde podemos profundizar la revolución sin que ello implique una justificación para el inicio de una guerra civil o de una intervención extranjera que represente una derrota del movimiento revolucionario latinoamericano? La medida de la profundización siempre implicará riesgos por ello debe evaluarse el contexto internacional y las posibilidades de apoyo al respeto de nuestra soberanía, el nivel de conciencia y organización de nuestro pueblo para soportar el asedio económico y político a que está y estará siendo sometido y la capacidad organizativa del poder popular para asumir el control de la producción y distribución de los productos necesarios para el buen vivir.
La respuesta a esta interrogante debe ser discutida por un colectivo más amplio que el comando político de la revolución, que el consejo de ministros, que los gobernadores, alcaldes y diputados revolucionarios electos por el pueblo pero nombrados por cúpulas partidistas, que los miembros del buró del partido, debe incluir a los diferentes colectivos y movimientos sociales revolucionarios. Este es el principal y más inmediato dialogo que debe ser llamado por el presidente Maduro y sin embargo, aun esperamos su llamado. Ante este “descuido” del presidente Maduro se propician una serie de posiciones individuales dentro del chavismo que acertadas o no le hacen un gran favor a la derecha.
Mi razón individual (no necesariamente la verdad revolucionaria) es que el poder popular aun no está preparado política y organizativamente para asumir el control social a gran escala de la producción y distribución de bienes y servicios sin que ello implique una enorme crisis de abastecimiento que requiera de una organización popular y una conciencia social de avanzada para resistirla y seguir ganando elecciones. La situación internacional tampoco muestra un ambiente favorable para la defensa de la revolución venezolana en el escenario de una amplia agitación popular, solo basta con ver las declaraciones de tres de nuestros principales “socios comerciales”, Dilma apenas si llamó a la paz a las partes en conflicto, Santos y Obama asumieron la defensa de la derecha como era de esperar, solo Mercosur y Alba alzaron su voz en defensa de la revolución. Aunque Rusia y China evitarían resoluciones del consejo de seguridad han demostrado ser incapaces de “frenar” los ataques directos o disfrazados decididos por el imperio como en Irak, Libia, Siria y ucrania. Por lo que por ahora, resulta mejor seguir con cambios graduales que permitan sostener y aumentar el débil apoyo internacional mientras preparamos al pueblo para dar el gran paso. No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer.
Las críticas duras por parte de reconocidos revolucionarios a esta medida obedecen más a la “falta de dialogo” impuesta por la cúpula del poder constituido (el gobierno) que al interés de destruir al proceso revolucionario, sin embargo, resulta inaceptable desde mi posición individual que camaradas respetables como Tobi Valderrama llamen al dialogo al presidente Maduro tildándolo de traidor, salta talanqueras y pequeño burgués pues estas afirmaciones solo pueden resolverse con la disolución de la unidad, es más, lucen como un deslinde con el presidente Maduro (http://www.aporrea.org/ideologia/a183120.html). Este camarada que ha dado grandes aportes ideológicos y formativos a la revolución no puede abrogarse ser poseedor de la verdad, en sus últimos artículos se ha dedicado más a criticar a las medidas adoptadas por presidente y a ”la derecha endógena” (según él)nque a las asumidas por nuestro enemigo de clases, sobre todo en estos días de ataques masivos a la revolución en los que se hace indispensable dejar cerrar filas en su defensa.
A un año de pasar de ser un hombre para convertirte en conciencia colectiva muchos pretenden pensar como tú, comandante Chávez, dándole la espalda a tu legado y a tu última proclama, “Los adversarios, los enemigos del país no descasan ni descansarán en la intriga, en tratar de dividir y, sobre todo, aprovechando circunstancias como éstas. Entonces, ¿cuál es nuestra respuesta? Unidad, unidad y más unidad. ¡Esa debe ser nuestra divisa!”… “En cualquier circunstancia, nosotros debemos garantizar la marcha victoriosa de la Revolución Bolivariana, construyendo la democracia nueva; construyendo la vía venezolana al socialismo, con amplia participación y con amplias libertades”
Presidente Maduro el primer gran dialogo debe ser con los movimientos sociales “construyendo la vía venezolana al socialismo, con amplia participación y con amplias libertades”, por lo que esperamos de usted este llamado que permita la unidad revolucionaria.
Camaradas revolucionarios si ya está decidido desmarcarse del presidente Maduro y renunciar a su liderazgo propuesto por el comandante supremo háganlo de una vez y si, como esperamos, quieren seguir las sendas de la unidad, entonces depongan las actitudes prepotentes y promotoras de la división.
A un año de tu partida, comandante supremo, espero llorar tu partida física y no la traición a tu llamado a la unidad.