Cada venezolano y venezolana siente su patria con el fervor que los legados históricos van engendrando en la pasión y el amor por ella; mas, por desgracia, es inevitable la traición que genera una clase que por siglos se declaró de orilla y se entregó al servilismo lacayo a un imperio español en principio y a un segundo para no perder la costumbre, que si bien, les ha dado las limosnas en dinero, nunca les ha permitido la dirección de sus destinos; se creen libres. Pero no poseen ni tiempo ni espacio y mucho menos una respuesta que satisfaga el ego de bonachón y de parasitismo político-económico-social.
Luego de incuantificables luchas que se iniciaron con la llegada de intrusos invasores, aventureros, pillos, saqueadores y ladrones; aquella, la gran e inmensa patria originaria, entró en un proceso obligado de cambios de culturas impuesto por una religión de cruces asesinas, que, con superable poder bélico cometió un holocausto a seres que con pureza e inocencia quisieron dar bienvenida a la barbarie; eso sucedió, y hay testificaciones históricas que así lo refieren en sus relatos. Pero al malandro de Colón no le importó lo que ocurriese, quedó asombrado y prendado por las riquezas y, él era solo un timonel asalariado del imperio español, posteriores llegadas de “conquistadores” así le demuestran; Colón solo sirvió de tonto útil y así quedó para la historia y sus posteridad.
300 años después surge de las propias entrañas del originario, del mantuano, del afro y de toda esa mesticidad una raza bravía cansada del ultraje, la esclavitud y la humillación, y en tiempos sucesivos comienza a dar una respuesta al virreinato establecido y a la corona imperial; y, es desde ahí, de donde nacen líderes y lideresas que han escrito con valor sangre y dignidad las páginas de la historia. Vencieron tras años de ardua lucha, pero la traición, la ambición y el poder hicieron alianzas y pactos con quien les había subyugado para vender la patria. Desde 1.828 se dieron las mortales puñaladas, y no fue sino hasta el 27 de febrero de 1.989 y el 4 de febrero de 1992 que la patria volvió a despertar para nunca más volver adormecerse ni postrase ante ningún imperio por más poderos que éste sea; eso, es una promesa que el pueblo le va cumplir a Bolívar a Chávez y a sí mismo y por más revueltas y matanzas ordenadas desde EEUU, no serán poder ni gobierno, eso, pertenece al pueblo.
Valencia, 08 de marzo de 2.014